Hubiese ( 3 )
Hubiese. Encuentra docenas de hubiese con fotos para copiar y compartir.
Convendría que los mortales procreasen hijos por otros medios , y que no hubiese mujeres , así se verían libres de todo mal.
EurÃpides
Ella no me amó a mí, sino al que yo deseaba ser, y siempre me reprochó que no hubiese cumplido mis deseos.
André Gide
Si yo hubiese tenido que manejar mi empresa, me habría ido muy rápido a la bancarrota
Soichiro Honda
Si hubiese una sola persona inmortal, sería asecinada por las envidiosas. Para las personas que sufren con este problema pueden leer las frases para envidiosas.
Hay muchas cosas por decir que no sé cómo decir. Me faltan las palabras. Pero me niego a inventar otras nuevas. Las que ya existen deben deccir o que se consigue decir y lo que está prohibido. Y lo que está prohibido lo adivino. Si hubiese fuerza. Más allá del pensamiento no hay palabras: se es. Mi pintura no tiene palabras: está más allá del pensamiento. En ese terreno del se es soy puro éxtasis cristalino. Se es. Me soy. Tú te eres.
Clarice Lispector
Eso hubiese sido una paradoja -habló Lesperance-. El tiempo no permite esas confusiones?, un hombre que se encuentra consigo mismo. Cuando va a ocurrir algo parecido, el tiempo se hace a un lado.
Ray Bradbury
Fue como si el mundo dejara de dar vueltas en ese instante. Como si todos los que nos rodeaban hubiesen desaparecido. Como si hubiese olvidado todo lo que me aguardaba en Irlanda. Fue como si esos pocos minutos hubiesen sido creados sólo para nosotros y lo único que pudiéramos hacer fuese mirarnos el uno al otro. Era como si el estuviera viendo mi cara por primera vez. Parecía confundido y al mismo tiempo complacido. Exactamente igual que yo.
Cecelia Ahern
Al día siguiente no se veían. Las parejas se encerraban en casa, haciendo dietas, mareados, abusando de cafés y pastillas efervescentes. No salían hasta caída la noche, iban a comer a un snack bar caro un steak sin guarnición. Tomaban decisiones drásticas: no fumarían más, no beberían más, no derrocharían más dinero. Se sentían vacíos y estúpidos y, en el recuerdo que conservaban de su memorable borrachera, se mezclaba siempre cierta nostalgia, un nerviosismo incierto, un sentimiento ambiguo, como si el impulso mismo que los había llevado a beber no hubiese hecho más que avivar su incomprensión más fundamental, una irritación más insistente, una contradicción más cerrada a la que no podían sustraerse
Georges Perec
A ratos, cuando se volvía para sacudir la ceniza del cigarrillo en un platito, yo aprovechaba para mirar de soslayo las uñas rojas de sus pies, el brillo dorado de las pantorrillas afeitadas, el pronunciado empeine y, siempre, los senos turgentes y perfectamente redondeados. Me maravillaba que en este mundo hubiese hombres que habían tocado y besado aquellos senos mientras le hacían el amor. ¿Qué más se le podía pedir a la vida después de algo así? ¿Adónde se iba un hombre después de haber alcanzado la cima del mundo? Sólo con gran esfuerzo lograba apartar los ojos y posarlos en algún lugar seguro cuando ella se volvía de nuevo hacia mí.
Khaled Hosseini
Todas las ciencias tienen misterios, y que presentan ciertos puntos donde la teoría mas evidente en apariencia, se encuentra en contradicción con la experiencia. La política, por ejemplo, ofrece muchas pruebas de esta verdad. ¿Qué otra cosa hay más extravagante en teoría que la monarquía hereditaria? Nosotros juzgamos por experiencia; pero si jamás se hubiese oído hablar de gobierno y fuese necesario elegir, uno, creo se tendría por loco a aquel que prefiriese la monarquía hereditaria a la electiva. Sin embargo, sabemos por experiencia que el primero en todos conceptos es el mejor, y el segundo el peor. ¡Qué de argumentos podrán acumularse para probar que la soberanía viene del pueblo! Sin embargo, no hay nada de eso. La soberanía siempre se toma; jamás se da; Y una segunda teoría mas profunda, manifiesta en seguido que esta debe ser así. ¿Quién no dirá que la mejor constitución política es aquella que ha sido deliberada y escrita por hombres de estado, perfectamente enterados del carácter de la nación y sus necesidades, y que por lo mismo han previsto todos los casos? Sin embargo, nada hay más falso. El pueblo mejor constituido, es aquel que tiene escritas menos leyes constitucionales, y toda constitución escrita es nula.
Joseph De Maistre
¿Cuánto tiempo? - me preguntó Sohrab.
-No lo sé. Un poco.
Sohrab se encogió de hombros y sonrió, una sonrisa más ancha aquella vez.
-No me importa. Puedo esperar. Es como las manzanas verdes.
-¿Las manzanas verdes?
-Una vez, cuando era muy pequeño, trepé a un árbol y comí unas manzanas que aún estaban verdes. Se me hinchó el estómago y se me puso duro como un tambor. Mi madre me dijo que si hubiese esperado a que madurasen, no me habrían sentado mal. Así que ahora, cuando quiero algo de verdad, intento recordar lo que ella me dijo sobre las manzanas.
-No lo sé. Un poco.
Sohrab se encogió de hombros y sonrió, una sonrisa más ancha aquella vez.
-No me importa. Puedo esperar. Es como las manzanas verdes.
-¿Las manzanas verdes?
-Una vez, cuando era muy pequeño, trepé a un árbol y comí unas manzanas que aún estaban verdes. Se me hinchó el estómago y se me puso duro como un tambor. Mi madre me dijo que si hubiese esperado a que madurasen, no me habrían sentado mal. Así que ahora, cuando quiero algo de verdad, intento recordar lo que ella me dijo sobre las manzanas.
Khaled Hosseini
Estaba convencido de que el Gobierno no iba a negociar, porque si lo hacía por mí, al día siguiente lo tendría que hacer por otro. Cuando me liberaron, el entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, fue a visitarme y yo le dije que entendía que el Gobierno no hubiese negociado.
José Antonio Ortega Lara
Ahora amenaza con matarse en huelga de hambre, la pena es que no lo hubiese hecho antes de matar a 25 inocentes.
José Bono
En cualquier caso, parecía todo luz, resplandeciente, como un pájaro o un etéreo plumón que hubiera entrado con un soplo de viento y se hubiese posado un instante en una zarza.
Virginia Woolf
El hombre de antaño no se parecía al de hoy. Nunca hubiese aquél formado parte de este rebaño que las democracias plutocráticas, marxistas o racistas alimentan para la fábrica y el osario.
Georges Bernanos
Escribo porque no tengo nada que hacer en el mundo: estoy de sobra y no hay lugar para mí en la tierra de los hombres. Escribo porque soy un desesperado y estoy cansado, no aguanto más la rutina de serme y si no fuese la sempiterna novedad de escribir, me moriría simbólicamente todos los días. Pero estoy preparado para salir discretamente por la puerta del fondo. Experimenté casi todo, incluso la pasión y su desesperación. Yo ahora sólo querría tener lo que hubiese sido y no fui.
Clarice Lispector
Sin embargo, si hubiera podido volver atrás, me daba la sensación de que hubiera reproducido una vida idéntica a la que había llevado. Porque ésta -esta vida llena de pérdidas- era yo. Era el único camino que tenía yo de ser yo mismo. Por más personas que me hubiesen abandonado a mí, por más personas a las que hubiese abandonado yo, por más bellos sentimientos, magníficas cualidades y sueños que hubiese perdido, yo únicamente podía ser yo.
Haruki Murakami
No es ni siquiera probable, por no hablar de científicamente posible, que el VIH cause el SIDA. Si hubiese evidencias de que el VIH causase el SIDA, debería haber documentos científicos que de forma individual o colectiva demostrasen ese hecho, al menos con una alta probabilidad. No existen tales documentos.
Kary Mullis
Supongamos que, al cruzar un brezal, mi pie tropezase con una piedra, y se me preguntase cómo esa piedra llegó hasta allí; posiblemente podría contestar que, por lo que yo sabía, había estado por el contrario allí desde siempre: quizás tampoco sería fácil demostrar lo absurdo de esta respuesta. Pero supongamos que hubiese encontrado un reloj en el suelo, y se me preguntase qué había sucedido para que el reloj estuviese en aquel sitio; difícilmente podría pensar en la misma respuesta que había dado antes, de que, por lo que yo sabía, el reloj podía haber estado siempre allí. Sin embargo, ¿por qué esta respuesta no debería servir para el reloj tanto como para la piedra, por qué no es admisible en ese segundo caso como en el primero? Por esta razón, y no por otra, a saber, que cuando llegamos a inspeccionar el reloj, percibimos - lo que no pudimos descubrir en la piedra - que sus diversas partes están enmarcadas y reunidas con un propósito, por ejemplo, que están así formadas y ajustadas como para producir movimiento, y ese movimiento tan regulado como para señalar las horas del día, que si las diferentes partes hubieran sido de forma diferente de lo que son, o colocadas en cualquier otra manera o en cualquier otro orden que en el que están colocadas, o no se hubiera producido ningún movimiento en en la máquina, o ninguno que hubiera respondido al uso que ahora tiene.
Al observar este mecanismo... creemos que la inferencia es inevitable, que el reloj debe haber tenido un fabricante - que debe haber existido, en algún momento y en algún lugar u otro, un artífice o artífices que lo formó para el propósito al que encontramos de hecho que responde, que comprendió su construcción y diseñó su utilización.
Ni debilitaría, entiendo, la conclusión el que nunca hubiéramos visto un reloj hecho, que nunca hubiéramos conocido a un artista capaz de hacer uno, que fuéramos totalmente incapaces de ejecutar tal clase de destreza nosotros mismos, o de entender de qué manera se llevó a cabo, no siendo todo esto más que lo que es cierto de algunos exquisitos restos de arte antiguo, de algunas artes perdidas, y, para la mayoría de la humanidad, de las producciones más curiosas de la manufactura moderna.
Al observar este mecanismo... creemos que la inferencia es inevitable, que el reloj debe haber tenido un fabricante - que debe haber existido, en algún momento y en algún lugar u otro, un artífice o artífices que lo formó para el propósito al que encontramos de hecho que responde, que comprendió su construcción y diseñó su utilización.
Ni debilitaría, entiendo, la conclusión el que nunca hubiéramos visto un reloj hecho, que nunca hubiéramos conocido a un artista capaz de hacer uno, que fuéramos totalmente incapaces de ejecutar tal clase de destreza nosotros mismos, o de entender de qué manera se llevó a cabo, no siendo todo esto más que lo que es cierto de algunos exquisitos restos de arte antiguo, de algunas artes perdidas, y, para la mayoría de la humanidad, de las producciones más curiosas de la manufactura moderna.
William Paley
Cuando se fundó el Estado de Israel, en 1948, todos mis amigos judíos estaban felices; yo fui el aguafiestas. Les advertí: ?Estamos construyendo un gueto nosotros mismos. Estaremos rodeados por decenas de millones de musulmanes que nunca perdonarán, nunca olvidarán y nunca desaparecerán. Estaba en lo cierto, sobre todo cuando resultó que los árabes estaban asentados en la mayor parte de los abastecimientos petrolíferos del mundo. Así que las naciones del mundo, que necesitaban el petróleo, pensaron que era diplomático ser pro-árabe. (Si el tema de las reservas petrolíferas se hubiese conocido antes, estoy convencido de que Israel no se habría creado.) Pero ¿no merecemos los judíos una patria? En realidad, creo que a ningún grupo humano le conviene pertenecer a una ?patria? en el sentido habitual de la palabra. La Tierra no debería estar dividida en cientos de secciones diferentes, cada una habitada por un solo segmento autodefinido de la humanidad que considera que su propio bienestar y su propia ?seguridad nacional? están por encima de cualquier otra consideración. Soy partidario de la diversidad cultural y me gustaría que cada grupo identificable valorara su patrimonio cultural. Por ejemplo, soy un patriota de Nueva York y si viviera en Los Ángeles me encantaría reunirme con otros neoyorquinos expatriados y cantar Give My Regards to Broadway. No obstante, este tipo de sentimientos deben ser culturales y benignos. Estoy en contra de ello si cada grupo desprecia a los demás y aspira a destruirlos. Estoy en contra de dar armas a cada pequeño grupo autodefinido con las que reforzar su propio orgullo y sus prejuicios. La Tierra se enfrenta en la actualidad a problemas medioambientales que amenazan con la inminente destrucción de la civilización y con el final del planeta como un lugar habitable. La humanidad no se pude permitir desperdiciar sus recursos financieros y emocionales en peleas interminables y sin sentido entre los diversos grupos. Debe haber un sentido de lo global en el que todo el mundo se una para resolver los problemas reales a los que nos enfrentamos todos. ¿Se puede hacer esto? La pregunta equivale a: ¿puede sobrevivir la humanidad? Por tanto, no soy sionista porque no creo en las naciones y porque los sionistas lo único que hacen es crear una nación más para dar lugar a más conflictos. Crean su nación para tener ?derechos?, ?exigencias? y ?seguridad nacional? y para sentir que deben protegerla de sus vecinos. ¡No hay naciones! Sólo existe la humanidad. Y si no llegamos a entender esto pronto, las naciones desaparecerán, porque no existirá la humanidad.
Isaac Asimov
El libro le fascinaba, o más exactamente le tranquilizaba. En cierto sentido no le decia nada nuevo, pero ahí radicaba parte de su magia. Decía lo mismo que habría dicho él, si hubiese podido poner en orden sus dispersas ideas. Era el producto de una inteligencia similar a la suya, solo que enormemente más poderosa y sistemática, y menos acobardada. Los mejores libros, comprendió, son los que te cuentan lo que ya sabías.
George Orwell
Luego la risa cesó y se hizo ese silencio. Ese silencio extraño y cómodo a la vez. ¿Qué demonios fue eso?
Fue como si el mundo dejara de dar vueltas en ese instante. Como si todos los que nos rodeaban hubiesen desaparecido. Como si hubiese olvidado todo lo que me aguardaba (...). Fue como si esos pocos minutos hubiesen sido creados sólo para nosotros y lo único que pudiéramos hacer fuese mirarnos el uno al otro. Era como si (...) estuviera viendo mi cara por primera vez. Parecía confundido y al mismo tiempo complacido. Exactamente igual que yo. Porque estaba sentada en la hierba con mi amigo íntimo (...), y aquél era el rostro de mi amigo íntimo (...) con su nariz, sus ojos y sus labios, pero todo ello me parecía distinto. De modo que le di un beso. Me dejé llevar por la magia del momento y le di un beso.
Fue como si el mundo dejara de dar vueltas en ese instante. Como si todos los que nos rodeaban hubiesen desaparecido. Como si hubiese olvidado todo lo que me aguardaba (...). Fue como si esos pocos minutos hubiesen sido creados sólo para nosotros y lo único que pudiéramos hacer fuese mirarnos el uno al otro. Era como si (...) estuviera viendo mi cara por primera vez. Parecía confundido y al mismo tiempo complacido. Exactamente igual que yo. Porque estaba sentada en la hierba con mi amigo íntimo (...), y aquél era el rostro de mi amigo íntimo (...) con su nariz, sus ojos y sus labios, pero todo ello me parecía distinto. De modo que le di un beso. Me dejé llevar por la magia del momento y le di un beso.
Cecelia Ahern
Suponga que usted se encuentra con un hombre joven, retorcido y atormentado, y trata de entender su comportamiento, y descubre que ha sido criado por un monstruo que odia a la humanidad y que ha trabajado sistemáticamente para paralizar su mente, destruir su auto-confianza, cegar su capacidad de disfrutar y bloquear todo intento de escapatoria. Usted se daría cuenta de que nada podría hacerse con ese hombre o por ese hombre y que nada podría esperarse de él hasta que se le hubiese apartado de la influencia de el monstruo. La civilización occidental está en la posición de ese hombre joven. El monstruo es Immanuel Kant. He mencionado en varios artículos que Kant es el principal destructor del mundo moderno. Mi preocupación primaria, no obstante, no es la de enredarme en polémicas, sino en presentar una aproximación racional a la filosofía, limpia de cualquier influencia kantiana, y también el indicar la conexión con la vida de el hombre aquí, en la tierra- una conexión que Kant ha cortado. Es inútil el estar contra nada, a menos que uno conozca a favor de qué está [... ] Uno no puede empezar con o construir sobre un negativo; solamente estableciendo lo que es bueno uno puede saber lo qué es malvado y por qué [... ] Todos los retorcimientos irracionales de la filosofía contemporánea son kantianos en su origen. El resultado último es el presente estado de el mundo.
Ayn Rand
Ahora tengo treinta años, y mis sienes jaspea
la ceniza precoz de la muerte. En mis días,
como la lluvia eterna de los polos, gotea
la amargura con lágrimas lentas, salobre y fría.
Mientras arde la llama del pino, sosegada,
mirando a mis entrañas pienso qué hubiera sido
un hijo mío, infante con mi boca cansada,
mi amargo corazón y mi voz de vencido.
Y con tu corazón, el fruto de veneno,
y tus labios que hubieran otra vez renegado.
Cuarenta lunas él no durmiera en mi seno,
que sólo por ser tuyo me hubiese abandonado.
Y en qué huertas en flor, junto a qué aguas corrientes
lavara, en primavera, su sangre de mi pena,
si fui triste en las landas y en las tierras clementes,
y en toda tarde mística hablaría en sus venas.
Y el horror de que un día, con la boca quemante
de rencor, me dijera lo que dije a mi padre:
«¿Por qué ha sido fecunda tu carne sollozante
y se henchieron de néctar los pechos de mi madre?»
Siento el amargo goce de que duermas abajo
en tu lecho de tierra, y un hijo no meciera
mi mano, por dormir yo también sin trabajos
y sin remordimientos, bajo una zarza fiera.
Porque yo no cerrara los párpados, y loca
escuchase a través de la muerte, y me hincara,
deshechas las rodillas, retorcida la boca,
si lo viera pasar con mi fiebre en su cara.
Y la tregua de Dios a mí no descendiera:
en la carne inocente me hirieran los malvados,
y por la eternidad mis venas exprimieran
sobre mis hijos de ojos y de frente extasiados.
¡Bendito pecho mío en que a mis gentes hundo
y bendito mi vientre en que mi raza muere!
¡La cara de mi madre ya no irá por el mundo
ni su voz sobre el viento, trocada en miserere!
La selva hecha cenizas retoñará cien veces
y caerá cien veces, bajo el hacha, madura.
Caeré para no alzarme en el mes de las mieses;
conmigo entran los míos a la noche que dura.
Y como si pagara la deuda de una raza,
taladran los dolores mi pecho cual colmena.
Vivo una vida entera en cada hora que pasa;
como el río hacia el mar, van amargas mis venas.
Mis pobres muertos miran el sol y los ponientes
con un ansia tremenda, porque ya en mí se ciegan.
Se me cansan los labios de las preces fervientes
que antes que yo enmudezca por mi canción entregan.
No sembré por mi troje, no enseñé para hacerme
un brazo con amor para la hora postrera,
cuando mi cuello roto no pueda sostenerme
y mi mano tantee la sábana ligera.
Apacenté los hijos ajenos, colmé el troje
con los trigos divinos, y sólo a Ti espero,
¡Padre nuestro que estás en los cielos!, recoge
mi cabeza mendiga, si en esta noche muero.
la ceniza precoz de la muerte. En mis días,
como la lluvia eterna de los polos, gotea
la amargura con lágrimas lentas, salobre y fría.
Mientras arde la llama del pino, sosegada,
mirando a mis entrañas pienso qué hubiera sido
un hijo mío, infante con mi boca cansada,
mi amargo corazón y mi voz de vencido.
Y con tu corazón, el fruto de veneno,
y tus labios que hubieran otra vez renegado.
Cuarenta lunas él no durmiera en mi seno,
que sólo por ser tuyo me hubiese abandonado.
Y en qué huertas en flor, junto a qué aguas corrientes
lavara, en primavera, su sangre de mi pena,
si fui triste en las landas y en las tierras clementes,
y en toda tarde mística hablaría en sus venas.
Y el horror de que un día, con la boca quemante
de rencor, me dijera lo que dije a mi padre:
«¿Por qué ha sido fecunda tu carne sollozante
y se henchieron de néctar los pechos de mi madre?»
Siento el amargo goce de que duermas abajo
en tu lecho de tierra, y un hijo no meciera
mi mano, por dormir yo también sin trabajos
y sin remordimientos, bajo una zarza fiera.
Porque yo no cerrara los párpados, y loca
escuchase a través de la muerte, y me hincara,
deshechas las rodillas, retorcida la boca,
si lo viera pasar con mi fiebre en su cara.
Y la tregua de Dios a mí no descendiera:
en la carne inocente me hirieran los malvados,
y por la eternidad mis venas exprimieran
sobre mis hijos de ojos y de frente extasiados.
¡Bendito pecho mío en que a mis gentes hundo
y bendito mi vientre en que mi raza muere!
¡La cara de mi madre ya no irá por el mundo
ni su voz sobre el viento, trocada en miserere!
La selva hecha cenizas retoñará cien veces
y caerá cien veces, bajo el hacha, madura.
Caeré para no alzarme en el mes de las mieses;
conmigo entran los míos a la noche que dura.
Y como si pagara la deuda de una raza,
taladran los dolores mi pecho cual colmena.
Vivo una vida entera en cada hora que pasa;
como el río hacia el mar, van amargas mis venas.
Mis pobres muertos miran el sol y los ponientes
con un ansia tremenda, porque ya en mí se ciegan.
Se me cansan los labios de las preces fervientes
que antes que yo enmudezca por mi canción entregan.
No sembré por mi troje, no enseñé para hacerme
un brazo con amor para la hora postrera,
cuando mi cuello roto no pueda sostenerme
y mi mano tantee la sábana ligera.
Apacenté los hijos ajenos, colmé el troje
con los trigos divinos, y sólo a Ti espero,
¡Padre nuestro que estás en los cielos!, recoge
mi cabeza mendiga, si en esta noche muero.
Gabriela Mistral
¡Salve, bosques que ciñen los verdores postreros!
Amarillos follajes en la hierba esparcidos;
¡salve, breve hermosura! La natura enlutada
se acomoda al dolor y me es grata a los ojos.
Ando a pasos muy lentos el desierto camino
y por última vez vuelvo a ver este sol
palidísimo y bello cuya luz expirante
ilumina a mis pies la tiniebla del bosque.
Para mí hay más encanto en la luz del otoño
cuando todo se muere a su vista empañada:
el adiós de un amigo, la sonrisa postrera
de unos labios a punto de sellarse por siempre.
Ya dispuesto a dejar la ilusión de la vida,
y llorando los sueños esfumados que tuve,
vuelvo aún la cabeza y envidioso contemplo
esos grandes tesoros de que nunca gocé.
Tierra y sol, valles, bella, mansa naturaleza,
os debía una lágrima con un pie en el sepulcro.
¡Todo el aire es perfume y la luz es tan pura!
¡Al que muere este sol le parece tan bello!
Yo quisiera apurar hasta las mismas heces
este cáliz que mezcla con el néctar la hiel;
tal vez en esta copa donde bebí la vida
pueda haber todavía una gota de miel.
El futuro quizá para mí reservaba
un retorno a la dicha de la cual nada espero.
Es posible que un alma que yo ignoro aún hubiese
comprendido mi alma, respondiendo a mis ansias?
La flor muere entregando sus perfumes al céfiro;
a la vida y al sol, éstos son mis adioses;
ahora muero y mi alma cuando expiro se exhala
como un triste sonido lleno de melodía.
Amarillos follajes en la hierba esparcidos;
¡salve, breve hermosura! La natura enlutada
se acomoda al dolor y me es grata a los ojos.
Ando a pasos muy lentos el desierto camino
y por última vez vuelvo a ver este sol
palidísimo y bello cuya luz expirante
ilumina a mis pies la tiniebla del bosque.
Para mí hay más encanto en la luz del otoño
cuando todo se muere a su vista empañada:
el adiós de un amigo, la sonrisa postrera
de unos labios a punto de sellarse por siempre.
Ya dispuesto a dejar la ilusión de la vida,
y llorando los sueños esfumados que tuve,
vuelvo aún la cabeza y envidioso contemplo
esos grandes tesoros de que nunca gocé.
Tierra y sol, valles, bella, mansa naturaleza,
os debía una lágrima con un pie en el sepulcro.
¡Todo el aire es perfume y la luz es tan pura!
¡Al que muere este sol le parece tan bello!
Yo quisiera apurar hasta las mismas heces
este cáliz que mezcla con el néctar la hiel;
tal vez en esta copa donde bebí la vida
pueda haber todavía una gota de miel.
El futuro quizá para mí reservaba
un retorno a la dicha de la cual nada espero.
Es posible que un alma que yo ignoro aún hubiese
comprendido mi alma, respondiendo a mis ansias?
La flor muere entregando sus perfumes al céfiro;
a la vida y al sol, éstos son mis adioses;
ahora muero y mi alma cuando expiro se exhala
como un triste sonido lleno de melodía.
Alphonse de Lamartine
I
Cuando el señor Gregor Samsa
se despertó una mañana
después de un sueño intranquilo
se encontró sobre su cama
en insecto convertido.
II
Hasta el caer de la tarde
Gregor no se despertó
de su sueño tan profundo.
No se hubiese despertado
mucho más tarde tal vez
aun sin ser molestado
pues se sentía repuesto
y también muy descansado.
Sin embargo parecía
que le hubiesen despertado
algunos pasos fugaces
y el ruido de la puerta
cerrada con gran cuidado.
III
La grave herida de Gregor
con su manzana empotrada
le dolió algo más de un mes
como recuerdo en la carne
ya que nadie se atrevía
con valor a retirarla.
Le pareció recordar
incluso al padre también
que Gregor Samsa era aún
un miembro de la familia
a pesar de su apariencia
y su triste forma actual
a quien no podía tratarse
como a un enemigo
sino frente al cual debía
aguantar la repugnancia
y tan solo resignarse
nada más que resignarse.
Cuando el señor Gregor Samsa
se despertó una mañana
después de un sueño intranquilo
se encontró sobre su cama
en insecto convertido.
II
Hasta el caer de la tarde
Gregor no se despertó
de su sueño tan profundo.
No se hubiese despertado
mucho más tarde tal vez
aun sin ser molestado
pues se sentía repuesto
y también muy descansado.
Sin embargo parecía
que le hubiesen despertado
algunos pasos fugaces
y el ruido de la puerta
cerrada con gran cuidado.
III
La grave herida de Gregor
con su manzana empotrada
le dolió algo más de un mes
como recuerdo en la carne
ya que nadie se atrevía
con valor a retirarla.
Le pareció recordar
incluso al padre también
que Gregor Samsa era aún
un miembro de la familia
a pesar de su apariencia
y su triste forma actual
a quien no podía tratarse
como a un enemigo
sino frente al cual debía
aguantar la repugnancia
y tan solo resignarse
nada más que resignarse.
Franz Kafka