Indirectas para envidiosas ( 10 )
Indirectas para envidiosas. Encuentra docenas de indirectas para envidiosas con fotos para copiar y compartir.
Para ser arquitecto hace falta tener un sueño, ideales y la energía física para mantenerlo, y espero que los jóvenes tengan esos sueños y esa energía que los ayude a mantenerlos.
Tadao Ando
Antídoto para el aburrimiento es la acción entusiasmante del servicio. Un aburrido no es quien puede, sino quien quiere.
Alicia Beatriz Angélica Araujo
Algunas de las hazañas más grandes de la humanidad han sido obra de personas que no eran lo bastante listas para comprender que eran imposibles.
Doug Larson
La soledad es un consuelo para un alma entristecida, que aborrece a los que la rodean igual que un ciervo herido abandona su rebaño, para refugiarse en una cueva en la que sonará o morirá.
Khalil Gibran
Para entender el corazón y la mente de una persona, no te fijes en lo que hace, en lo que ha logrado, sino en lo que aspira a hacer.
Khalil Gibran
Escribo para definirme, un acto de autocreación, en un diálogo conmigo misma, con escritores que admiro, vivos y muertos, con lectores ideales. Porque me da placer. No sé con certeza para qué sirve mi trabajo.
Susan Sontag
Entre dos amantes, la prueba de que uno ama demasiado dispensa para siempre, a quien la recibe, de amar lo suficiente.
Will Rogers
Soy un paranoico al revés. Siempre sospecho que la gente está planeando algo para hacerme feliz.
Jerome David Salinger
Ojos Habitados
Ven, ciérrame los ojos con un beso
para que no pueda ver mi cielo,
y de nuevo
ábreme los ojos con un beso
para que así no pueda verlo entre mi sueño.
Oblígame al secreto
para que nada diga de los besos,
y pídeme que cante
para que pueda hablarte.
Eres el que puso en mis labios
la voz, desde hace mucho tiempo,
y has habitado
mis manos
desde que mi sangre solo estaba creciendo.
Ibas a preguntarme
por mi cadena insomne,
y era mayor el hambre de mi acecho
y la estructura de mis huesos
estaba decayendo.
Ven, ciérrame los ojos
para que pueda descansar mi ruego.
Ven, ciérrame los ojos con un beso
para que no pueda ver mi cielo,
y de nuevo
ábreme los ojos con un beso
para que así no pueda verlo entre mi sueño.
Oblígame al secreto
para que nada diga de los besos,
y pídeme que cante
para que pueda hablarte.
Eres el que puso en mis labios
la voz, desde hace mucho tiempo,
y has habitado
mis manos
desde que mi sangre solo estaba creciendo.
Ibas a preguntarme
por mi cadena insomne,
y era mayor el hambre de mi acecho
y la estructura de mis huesos
estaba decayendo.
Ven, ciérrame los ojos
para que pueda descansar mi ruego.
Orietta Lozano
La muerte nos iguala a todos. Es la misma para un hombre rico que para un animal salvaje.
Dalai Lama
Su espalda pierde su nombre con tanta gracia, que no puede uno más que darle la razón; Ojalá fuera yo, señora, un poeta de raza, para decir en su honor una oda inmortal.
George Brassens
Los amigos se suelen considerar sinceros; los enemigos realmente lo son: por esta razón es un excelente consejo aprovechar todas sus censuras para conocernos un poco mejor a nosotros mismos, es algo similar a cuando se utiliza una amarga medicina.
Arthur Schopenhauer
Quienquiera que ponga su mano sobre mí para gobernarme es un usurpador y un tirano y le declaro mi enemigo.
Pierre Joseph Proudhon
Mi libertad consiste en tomar de la vida lo que me parece mejor para mí y para todos; y en darlo con mi vida.
Juan Ramón Jiménez
Deseara yo que los libros se hiciesen para enseñar en vez de eso se escriben para hacer alarde de saber.
Amo En Ti
Amo en ti lo que en otros
hubiera despreciado:
tus pasos algo tardos,
tus pies casi pesados;
tu cabeza inclinada hacia la frente;
tu madurez,
y tu cansancio.
Amo el gesto de tus labios,
tus sonrisas,
trago a trago.
Tu traje también lo amo:
es tu presencia;
sus arrugas son la marca
de tus luchas.
Tus zapatos son un signo de mi espera,
cuando van tristemente hacia tus calles.
¿Por qué tienes
las manos desatadas?
¿Quieres llevar la frente levantada
y estar firme,
y regresar a tu voz
hoy, y mañana,
con la misma palabra
decantada?
Te hallarías
inundado de fango,
enturbiadas tus manos,
y los hombros
agobiados de pronto por un peso
acerbo
tan intenso
que te arrastraría encadenado hacia los años
venideros.
Un sabor cáustico de acíbar
purifica mis labios.
Tengo envenenada la garganta.
Gritaría con rabia,
tumbaría mis puertas, mis techos, mis aldabas,
destruiría sin conciencia mi casa y tu casa,
para romper las ataduras
de tu alianza.
Pero sería la derrota de lo que vale adentro,
y estarías
empequeñecido por ti frente a tus ojos,
débil para la lucha de los odios
no tan grande, no tan fiero, no tan alto,
cuando tu cruz se levante
sobre el altar de tus años.
Amo en ti lo que en otros
hubiera despreciado:
tus pasos algo tardos,
tus pies casi pesados;
tu cabeza inclinada hacia la frente;
tu madurez,
y tu cansancio.
Amo el gesto de tus labios,
tus sonrisas,
trago a trago.
Tu traje también lo amo:
es tu presencia;
sus arrugas son la marca
de tus luchas.
Tus zapatos son un signo de mi espera,
cuando van tristemente hacia tus calles.
¿Por qué tienes
las manos desatadas?
¿Quieres llevar la frente levantada
y estar firme,
y regresar a tu voz
hoy, y mañana,
con la misma palabra
decantada?
Te hallarías
inundado de fango,
enturbiadas tus manos,
y los hombros
agobiados de pronto por un peso
acerbo
tan intenso
que te arrastraría encadenado hacia los años
venideros.
Un sabor cáustico de acíbar
purifica mis labios.
Tengo envenenada la garganta.
Gritaría con rabia,
tumbaría mis puertas, mis techos, mis aldabas,
destruiría sin conciencia mi casa y tu casa,
para romper las ataduras
de tu alianza.
Pero sería la derrota de lo que vale adentro,
y estarías
empequeñecido por ti frente a tus ojos,
débil para la lucha de los odios
no tan grande, no tan fiero, no tan alto,
cuando tu cruz se levante
sobre el altar de tus años.
Orietta Lozano
Ni la sociedad, ni el hombre, ni ninguna otra cosa deben sobrepasar para ser buenos los límites establecidos por la naturaleza.
Hipócrates
Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es el árbitro de las leyes ni del gobierno. Es defensor de su libertad.
Simón BolÃvar
La vida es una tragedia para los que sienten, y una comedia para los que piensan.
Jean de la Bruyere
La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez más.
Soren Kierkegaard
Eso de que el dinero no da la felicidad son voces que hacen correr los ricos para que no los envidien demasiado los pobres.
Jacinto Benavente
La televisión nos proporciona temas sobre los que pensar, pero no nos deja tiempo para hacerlo.
Gilbert Cesbron
Para rezar a Dios con devoción no hace falta creer en Dios según los dogmas de ninguna religión.
William Somerset Maugham
La inteligencia es la velocidad de reacción, para percatarme que estoy equivocado.
AgustÃn Ignacio Quinteros
Si no se tomara la vida como una misión, dejaría de ser vida para convertirse en infierno.
Leon Tolstoi
Llévame Contigo
¿No me ves sumergida en el silencio,
y amordazada en soledad y olvido?
Al pasar por la sombra de mi vida,
dame la mano y llévame contigo.
Te esperé tantos años sin saberlo,
perdida dentro de mi laberinto
ahora que me has abierto la salida,
dame la mano y llévame contigo.
No quiero abrir el libro del pasado,
porque detesto cuanto en él he escrito;
uno en blanco abriré para tu pluma;
dame la mano y llévame contigo.
Llena mis hojas de apretada letra,
yo no quiero escribir, hazlo tú mismo,
enrojeciéndome de sangre y fuego;
dame la mano y llévame contigo.
Dondequiera que vayas, te acompaño,
porque haré tu camino mi camino;
déjame despertar en tus mañanas;
dame la mano y llévame contigo.
No he de mirar atrás, solo adelante;
perdí el pasado, y el futuro es mío;
no te quiero perder; dame la mano,
dame la mano y llévame contigo.
¿No me ves sumergida en el silencio,
y amordazada en soledad y olvido?
Al pasar por la sombra de mi vida,
dame la mano y llévame contigo.
Te esperé tantos años sin saberlo,
perdida dentro de mi laberinto
ahora que me has abierto la salida,
dame la mano y llévame contigo.
No quiero abrir el libro del pasado,
porque detesto cuanto en él he escrito;
uno en blanco abriré para tu pluma;
dame la mano y llévame contigo.
Llena mis hojas de apretada letra,
yo no quiero escribir, hazlo tú mismo,
enrojeciéndome de sangre y fuego;
dame la mano y llévame contigo.
Dondequiera que vayas, te acompaño,
porque haré tu camino mi camino;
déjame despertar en tus mañanas;
dame la mano y llévame contigo.
No he de mirar atrás, solo adelante;
perdí el pasado, y el futuro es mío;
no te quiero perder; dame la mano,
dame la mano y llévame contigo.
Francisco Alvarez
Si dudo, si me alucino, vivo. Si me engaño, existo. ¿Cómo engañarme al afirmar que existo, si tengo que existir para engañarme?
San AgustÃn