La-lluvia-comienza-con
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La amistad entre dos mujeres comienza o acaba por ser un complot contra una tercera.
Jean Baptiste Alphonse Karr
Amanecer
Imagínate tú...
Imagínatelo tú por un momento.
R. A.
La estrella aún flotaba en las aguas.
Río abajo, a la noche del mar, la llevó la corriente.
Y de pronto la mágica música errante en la sombra
se apagó, sin dolor, en el fresco silencio silvestre.
Imagínate tú, piensa solo un instante,
piensa solo un instante que el alma comienza a caerse.
(Las hojas, el canto del agua que solo tú escuchas:
maravilloso silencio que pone en las tuyas su mano evidente.)
Piensa solo un instante que has roto los diques y flotas sin
tiempo en la noche,
que eres carne de sombra, recuerdo de sombra; que sombra
tan solo te envuelve.
Piensa conmigo «¡tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan
vivo era todo,
antes que todo se desvaneciese!»
Imagínate tú que hace siglos que has muerto.
No te preguntan las cosas, si pasas, quién eres.
Procura un instante pensar que tus brazos no pesan.
Son nada más que dos cañas, dos gotas de lluvia, dos
humos calientes.
(¡Tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo!)
Y cuando creas que todo ante ti perfecciona su muerte,
abre los ojos:
El trágico hachero saltaba los montes,
llevaba una antorcha en la mano, incendiaba los bosques nacientes.
El río volvía a mojar las orillas que dan a tu vida.
El prodigio era tuyo y te hacías así vencedor de la muerte.
Imagínate tú...
Imagínatelo tú por un momento.
R. A.
La estrella aún flotaba en las aguas.
Río abajo, a la noche del mar, la llevó la corriente.
Y de pronto la mágica música errante en la sombra
se apagó, sin dolor, en el fresco silencio silvestre.
Imagínate tú, piensa solo un instante,
piensa solo un instante que el alma comienza a caerse.
(Las hojas, el canto del agua que solo tú escuchas:
maravilloso silencio que pone en las tuyas su mano evidente.)
Piensa solo un instante que has roto los diques y flotas sin
tiempo en la noche,
que eres carne de sombra, recuerdo de sombra; que sombra
tan solo te envuelve.
Piensa conmigo «¡tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan
vivo era todo,
antes que todo se desvaneciese!»
Imagínate tú que hace siglos que has muerto.
No te preguntan las cosas, si pasas, quién eres.
Procura un instante pensar que tus brazos no pesan.
Son nada más que dos cañas, dos gotas de lluvia, dos
humos calientes.
(¡Tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo!)
Y cuando creas que todo ante ti perfecciona su muerte,
abre los ojos:
El trágico hachero saltaba los montes,
llevaba una antorcha en la mano, incendiaba los bosques nacientes.
El río volvía a mojar las orillas que dan a tu vida.
El prodigio era tuyo y te hacías así vencedor de la muerte.
José Hierro
Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos.
Albert Einstein
A menudo se echa en cara a la juventud el creer que el mundo comienza con ella. Cierto, pero la vejez cree aún más a menudo que el mundo acaba con ella. ¿qué es peor?.
Christian Friedrich Hebbel
Una búsqueda comienza siempre con la suerte del principiante y termina siempre con la prueba del conquistador.
Paulo Coelho
Ahora
Me has enseñado a respirar
Juan Gelman
Porque ahora paso mi mano sobe el envés de las hojas y sé leer su alfabeto
y si cierro los ojos oigo correr un río y es tu voz que despierta
porque mi cuerpo comienza ahora en ti y acaba más allá de la lluvia
donde alcanzan tus brazos y el miedo acuartelado no vigila
y sé llamar las cosas
de modo que éstas salten se desnuden
y todo sea reciente
para mis ojos que aman en tus ojos
porque en mi llanto crecen blandas plantas carnívoras
y mi sangre palpita como una iguana abierta
porque ahora mi cuerpo recupera sus partes
y nace una piel nueva que derrota el verano
porque me has enseñado a respirar.
Me has enseñado a respirar
Juan Gelman
Porque ahora paso mi mano sobe el envés de las hojas y sé leer su alfabeto
y si cierro los ojos oigo correr un río y es tu voz que despierta
porque mi cuerpo comienza ahora en ti y acaba más allá de la lluvia
donde alcanzan tus brazos y el miedo acuartelado no vigila
y sé llamar las cosas
de modo que éstas salten se desnuden
y todo sea reciente
para mis ojos que aman en tus ojos
porque en mi llanto crecen blandas plantas carnívoras
y mi sangre palpita como una iguana abierta
porque ahora mi cuerpo recupera sus partes
y nace una piel nueva que derrota el verano
porque me has enseñado a respirar.
Piedad Bonnett
No perdáis vuestro tiempo ni en llorar el pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como flores que la lluvia mancha y el viento deshoja.
Edmond Gouncourt
Llueve. Y el agua cae sin relieve sobre las piedras, ávidas de lluvia. Aquí en mi corazón, cómo remueve; aquí en mi corazón, cómo diluvia.
Julia Prilutzky
Y si por algo es triste la lluvia que no llueve será porque es la lluvia condenada a ser nieve
José Angel Buesa
Dos cosas más aprendimos en la lluvia: cualquier sed tiene derecho cuando menos a una naranja grande y toda tristeza a una mañana de circo, para que la vida sea, alguna vez, como una flor o una canción.
Mario Payeras
El sol nos habla por medio de la luz, con aroma y color lo hacen las flores, el aire con las nubes, nieve, y lluvia.
Hermann Hesse
¿Cuál puede ser una vida que comienza entre los gritos de la madre que la da y los lloros del hijo que la recibe?
Baltasar Gracián
El matrimonio, al contrario de la fiebre, comienza con calor y termina con frío.
Georg Christoph Lichtenberg
La descomposición de todo gobierno comienza por la decadencia de los principio sobre los cuales fue fundado.
Montesquieu
Cuando uno empieza a sentirse autosuficiente, comienza a sembrar su decadencia.
Bernardino Fernández
Todo lo que se desarrolla comienza por ser pequeño. Es al alimentarse gradualmente como, con constantes progresos, llega a hacerse grande.
Ruy Perez Tamayo