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Leodan tocto jimenez ( 2 )

Leodan tocto jimenez. Encuentra docenas de leodan tocto jimenez con fotos para copiar y compartir.


La poesía es un intento de aproximación a lo absoluto por medio de los símbolos.


Juan Ramón Jiménez


Eternidades

Vino primero pura,
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.

Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando sin saberlo.

Llegó a ser una reina
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!

Más se fue desnudando
y yo le sonreía.

Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.

Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda.
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!


Juan Ramón Jiménez




Mar Ideal

Los dos vamos nadando
-agua de flores o de hierro-
por nuestras dobles vidas.

-Yo, por la mía y por la tuya;
tú, por la tuya y por la mía-.

De pronto, tú te ahogas en tu ola,
yo en la mía; y, sumisas,
tu ola, sensitiva, me levanta,
te levanta la mía, pensativa.


Juan Ramón Jiménez


En El Sopor Azul E Hirviente de La Siesta...

En el sopor azul e hirviente de la siesta,
el jardín arde al sol. Huele a rosas quemadas.
La mar mece, entre inmóviles guirnaldas de floresta,
una diamantería de olas soleadas.

Cúpulas amarillas encienden a lo lejos,
en la ciudad atlántica, veladas fantasías;
saltan, ríen, titilan momentáneos reflejos
de azulejos, de bronces y de cristalerías.

El agua abre sus frescos abanicos de plata,
hasta el reposo verde de las calladas hojas,
y en el silencio solitario una fragata,
blanca y henchida, surje, entre las rocas rojas. ..

( De "Mar del sur" )


Juan Ramón Jiménez


En la soledad no se encuentra más que lo que a la soledad se lleva.


Juan Ramón Jiménez


El poeta no es un filósofo, sino un clarividente.


Juan Ramón Jiménez




El hombre es libre, tiene que ser libre. Su primera virtud, su gran hermosura, su gran amor es la libertad.


Juan Ramón Jiménez


¡Qué triste es amarlo todo sin saber lo que se ama!


Juan Ramón Jiménez


si la amistad es bella el amor es mejor solamente tienes que saber valorar las 2 cosas que el amor es muy bello


daniel jimenez




Nubes

Nevada de los cielos, pareciste
la luna trastornada en primavera.
Vi una vez, no sé dónde, una pradera
así, blanca cual tú te apareciste.

En un sueño más sueño aún, volviste
de nuevo a mí como la mensajera
del último blancor que el alma espera...
Me desperté dos veces, triste y triste.

No sé si desvelada va o dormida
mi esperanza contigo. Sobrepasa
unas veces, con luz, tu mismo albor,

cuando estoy más despierto que en la vida...
Ya veces es como que me traspasa
la negra sombra de un almendro en flor...


Juan Ramón Jiménez


Iba Blanca Y Tierna...

Iba, blanca y tierna, entre
los brotes rubios y verdes...

A donde daba su frente,
oriente era. Lo fuerte,
a su mudo pasar leve,
se caía, vano y débil.
Estaba encima y ausente
de todo, y todo, envolviéndole
el corazón transparente,
la hacía una y perenne,
como la vida a la muerte.

-Como a la vida. Su nieve
era inmortal y celeste.
Nevaba del suelo al cenit.

Pasó, sin irse. Indeleble
y absorto, quedó el presente
mirando su huida, siempre...


Juan Ramón Jiménez


Esperanza

¡Esperar! ¡Esperar! Mientras, el cielo
cuelga nubes de oro a las lluviosas;
las espigas suceden a las rosas;
las hojas secas a la espiga; el yelo

sepulta la hoja seca; en largo duelo,
despide el ruiseñor las amorosas
noches; y las volubles mariposas
doblan en el caliente sol su vuelo.

Ahora, a la candela campesina,
la lenta cuna de mis sueños mecen
los vientos del octubre colorado...

La carne se me torna más divina,
viejas, las ilusiones, encanecen,
y lo que espero ¡ay! es mi pasado.


Juan Ramón Jiménez


¿remordimiento?

La tarde será un sueño de colores...
Tu fantástica risa de oro y plata
derramará en la gracia de las flores
su leve y cristalina catarata.

Tu cuerpo, ya sin mis amantes huellas,
errará por los grises olivares,
cuando la brisa mueva las estrellas
allá sobre la calma de los mares...

¡Sí, tú, tú misma...! irás por los caminos
y el naciente rosado de la luna
te evocará, subiendo entre los pinos,
mis tardes de pasión y de fortuna.

Y mirarás, en pálido embeleso,
sombras en pena, ronda de martirios,
allí donde el amor, beso tras beso,
fue como un agua plácida entre lirios...

¡Agua, beso que no dejó una gota
para el retorno de la primavera;
música sin sentido, seca y rota;
pájaro muerto en lírica pradera!

¡Te sentirás, tal vez, dulce, transida,
y verás, al pasar, en un abismo
al que pobló las frondas de tu vida
de flores de ilusión y de lirismo!


Juan Ramón Jiménez




Mi Cuerpo

Vivo olvidada
de mi cuerpo.
Cuando miro la aurora,
confusamente lo recuerdo bello,
cual si estuviera
fuera de mí y muy lejos.

Mas cuando tú me coges
me lo siento
todo,
duro, suave, dibujado, lleno,
y gozo de él en ti y en mí,
contigo, descubierto, en su secreto.


Juan Ramón Jiménez


Hay gente que vive, aunque muere cada día...


Nicolás Jiménez S.


Mis ojos, tapados por nubes, mojan la tierra...


Nicolás Jiménez S.


Se Feliz, ya que una sonrisa tuya puede alegrar el infierno del otro...


Nicolás Jiménez S.


La soledad es la compañera, la ayudante, la sanadora de penas...


Nicolás Jiménez S.


Mira siempre al norte, no te pares a recordar el sur...


Nicolás Jiménez S.


Lamentablemente...Me resigno a mi destino.


Nicolás Jiménez S.


Veo luces en el cielo indicando que la vida continúa...


Nicolás Jiménez S.


¿Porque llueve?...Era la pregunta que le hacía a mi madre cuando la lluvia caía.


Nicolás Jiménez S.


Mi vida ya no es personal y única ya que tengo una mujer a mi lado.


Nicolás Jiménez S.


Te amo, mucho mas que una palabra
mucho mas que ese cuento de adas
mucho mas que el oro
por que yo te adoro...


Nicolás Jiménez S.


No tan solo el amor le da vida a una flor


Nicolás Jiménez S.


La felicidad es como un jabón...Se nos resvala y nunca puede estar del todo quieto.


Nicolás Jiménez S.




Solo un momento para darse cuenta de lo estúpido que se es frente a una mujer...


Nicolás Jiménez S.


Olvidar el pasado que me deja el futuro...


Nicolás Jiménez S.


Heridas pasivas, Alegrias dañinas...


Nicolás Jiménez S.


Primavera

Abril, sin tu asistencia clara, fuera
invierno de caídos esplendores;
mas aunque abril no te abra a ti sus flores,
tú siempre exaltarás la primavera.

Eres la primavera verdadera:
rosa de los caminos interiores
brisa de los secretos corredores,
lumbre de la recóndita ladera.

¡Qué paz, cuando en la tarde misteriosa,
abrazados los dos, sea tu risa
el surtidor de nuestra sola fuente!

Mi corazón recogerá tu rosa,
sobre mis ojos se echará tu brisa
tu luz se dormirá sobre mi frente...


Juan Ramón Jiménez


Manos

¡Ay tus manos cargadas de rosas! Son más puras
tus manos que las rosas. Y entre las hojas blancas,
surgen lo mismo que pedazos de luceros,
que alas de mariposas albas, que sedas cándidas.

¿Se te cayeron de la luna? ¿Juguetearon
en una primavera celeste? ¿son del alma?
Tienen esplendor vago de lirios de otro mundo;
deslumbran lo que sueñan, refrescan lo que cantan.

Mi frente se serena, como un cielo de tarde,
cuando tú con tus manos entre sus nubes andas;
si las beso, la púrpura de brasa de mi boca
empalidece de su blancor de piedra de agua.

¡Tus manos entre sueños! Atraviesan, palomas
de fuego blanco, por mis pesadillas malas,
y, a la aurora me abren, como con luz de ti,
la claridad suave del oriente de plata.


Juan Ramón Jiménez


El Todo

No recordar nada...
Que me hunda la noche callada,
como una bandada
blanda y acabada.
(Que no quede nada...
Que pase la mujer amada
por una dejada
estancia soñada)
No desear nada...
Perderse en la idea sagrada,
como una dorada
sombra en la alborada.


Juan Ramón Jiménez


Lejos Tú, Lejos de Ti...

Lejos tú, lejos de ti,
yo, más cerca del mío;
afuera tú, hacia la tierra,
yo hacia adentro, al infinito.

Los soles que tu verás,
serán los soles ya vistos;
yo veré los soles nuevos
que solo enciende el espíritu.

Nuestros rostros, al volverse
a hallar, no dirán lo mismo.
Tu olvido estará en tus ojos,
en mi corazón mi olvido.


Juan Ramón Jiménez


Las Tardes de Enero

Va cayendo la noche: La bruma
ha bajado a los montes el cielo:
Una lluvia menuda y monótona
humedece los árboles secos.
El rumor de sus gotas penetra
hasta el fondo sagrado del pecho,
donde el alma, dulcísima, esconde
su perfume de amor y recuerdos.
¡Cómo cae la bruma en en alma!
¡Qué tristeza de vagos misterios
en sus nieblas heladas esconden
esas tardes sin sol ni luceros!
En las tardes de rosas y brisas
los dolores se olvidan, riendo,
y las penas glaciales se ocultan
tras los ojos radiantes de fuego.
Cuando el frío desciende a la tierra,
inundando las frentes de invierno,
se reflejan las almas marchitas
a través de los pálidos cuerpos.
Y hay un algo de pena insondable
en los ojos sin lumbre del cielo,
y las largas miradas se pierden
en la nada sin fe de los sueños.
La nostalgia, tristísima, arroja
en las almas su amargo silencio,
Y los niños se duermen soñando
con ladrones y lobos hambrientos.
Los jardines se mueren de frío;
en sus largos caminos desiertos
no hay rosales cubiertos de rosas,
no hay sonrisas, suspiros ni besos.
¡Como cae la bruma en el alma
perfumada de amor y recuerdos!
¡Cuantas almas se van de la vida
estas tardes sin sol ni luceros!


Juan Ramón Jiménez


Otoño

Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.


Juan Ramón Jiménez


Con Lilas Llenas de Agua...

...Rit de la fraícheur de l'eau.
Victor Hugo

Con lilas llenas de agua,
le golpeé las espaldas.
y toda su carne blanca
se enjoyó de gotas claras.

¡Ay, fuga mojada y cándida,
sobre la arena perlada!

-La carne moría, pálida,
entre los rosales granas;
como manzana de plata,
amanecida de escarcha.-

Corría, huyendo del agua,
entre los rosales granas.

Y se reía, fantástica.
La risa se le mojaba.
Con lilas llenas de agua,
corriendo, la golpeaba...

( De "Francina en el jardín" )


Juan Ramón Jiménez


El Amor

El amor, a qué huele? Parece, cuando se ama,
que el mundo entero tiene rumor de primavera.
Las hojas secas tornan y las ramas con nieve,
y él sigue ardiente y joven, oliendo a rosa eterna.

Por todas partes abre guirnaldas invisibles,
todos sus fondos son líricos -risa o pena-,
la mujer a su beso cobra un sentido mágico
que, como en los senderos, sin cesar se renueva...

Vienen al alma música de ideales conciertos,
palabras de una brisa liviana entre arboledas;
se suspira y se llora, y el suspiro y el llanto
dejan como un romántico frescor de madreselvas...


Juan Ramón Jiménez


¡oh Triste Coche Viejo...!

¡Oh triste coche viejo, que en mi memoria ruedas!
¡Pueblo, que en un recodo de mi alma te pierdes!
¡Lágrima grande y pura, lucero que te quedas,
temblando en la colina, sobre los campos verdes!

Verde el cielo profundo, despertaba el camino,
fresco y fragante del encanto de la hora;
cantaba un ruiseñor despierto, y el molino
rumiaba un son eterno, rosa frente a la aurora.

-Y en el alma, un recuerdo, una lágrima, una
mano alzando un visillo blanco al pasar un coche...
la calle de la víspera, azul bajo la luna
solitaria, los besos de la última noche

¡Oh triste coche viejo, que en mi memoria ruedas!
¡Pueblo, que en un recodo de mi alma te pierdes!
¡Lágrima grande y pura, lucero que te quedas,
temblando, en la colina, sobre los campos verdes!


Juan Ramón Jiménez


Alegría Nocturna

¡Allá va el olor
de la rosa!
¡Cójelo en tu sinrazón!
¡Allá va la luz
de la luna!
¡Cójela en tu plenitud!
¡Allá va el cantar
del arroyo!
¡Cójelo en tu libertad!


Juan Ramón Jiménez


¿te Acuerdas?

¿Te acuerdas? Fue en el cuarto de los niños. La tarde
de estío alzaba, limpia, por entre la arboleda
suavemente mecida, últimas glorias puras,
tristes en el cristal de la ventana abierta.

El maniquí de mimbre y las telas cortadas,
eran los confidentes de mil cosas secretas,
una majia ideal de deshojadas rosas
que el amor renovaba con audacia perversa...

¡Oh, qué encanto de ojos, de besos, de rubores;
qué desarreglo rápido, qué confianza ciega,
mientras, en la suave soledad, desde el suelo,
miraban, asustadas, nuestro amor las muñecas!


Juan Ramón Jiménez