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Lluvia de sobres ( 4 )

Lluvia de sobres. Encuentra docenas de lluvia de sobres con fotos para copiar y compartir.


Un punto en el día la alondra canta al fondo de la lluvia.


Kobayashi Issa


Desnudo, sobre un caballo desnudo bajo la lluvia torrencial.


Kobayashi Issa




Recuerdo Del Mar

¡Cómo te agitas bajo nubes grises,
lámina fina de metal de infancia!
¡Cómo tu rabia, corazón de niebla,
rompe la brida!

Cómo te miro con mis pobres ojos!
¡Qué imagen tuya la que inventa el sueño!
¡Qué lentamente te deshace el aire,
roto en pedazos!

Tú que guardabas en cristal salado
vivos retratos que ondulaba el viento;
tú que arrancabas en el alba fina
sones al alma,

tú que nutrías con tu amarga leche
sombras de playas, olvidados pasos,
ansia de ser sobre tu vientre verde,
locos piratas,

has ido ahogando temblorosamente
sombras que hundieron en tu paz sus ojos.
Hoy tu recuerdo, como lluvia fresca,
moja mi frente.

Si ahora volviera a recorrer tu orilla,
si ahora en tu cuerpo me volcara todo,
si ahora tu cuerpo le prestara al mío
frescos harapos,

si yo desnudo, si cansado, ahora,
más hijo tuyo, ahora, si el otoño
vuelto a mi lado me trajera el tibio
pan en el pico.

-lámina fina de metal de infancia-,
todo olvidado quedaría, todo:
látigos, cuerdas con que me azotabas,
vientos que mugen.

Todo sería nuevamente hermoso,
aunque tu garra me arañase el cuerpo,
aunque al tornar tuvieran tus mañanas
soles más negros.


José Hierro


Piedra de Horno

La tarde abandonada gime deshecha en lluvia.
Del cielo caen recuerdos y entran por la ventana.
Duros suspiros rotos, quimeras lastimadas.
Lentamente va viniendo tu cuerpo.
Llegan tus manos en su órbita
de aguardiente de caña;
tus pies de lento azúcar quemados por la danza,
y tus muslos, tenazas del espasmo,
y tu boca, sustancia
comestible y tu cintura
de abierto caramelo.
Llegan tus brazos de oro, tus dientes sanguinarios;
de pronto entran tus ojos traicionados;
tu piel tendida, preparada
para la siesta:
tu olor a selva repentina; tu garganta
gritando -no sé, me lo imagino-, gimiendo
-no sé, me lo figuro-, quemándose- no sé, supongo, creo;
tu garganta profunda
retorciendo palabras prohibidas.
Un río de promesas
desciende de tu pelo,
se demora en tus senos,
cuaja al fin en un charco de melaza en tu vientre,
viola tu carne firme de nocturno secreto.
Carbón ardiente y piedra de horno
en esta tarde fría de lluvia y de silencio.


Nicolás Guillén


Albergue pobre. Los gemidos del perro en la lluvia nocturna.


Matsuo Basho


Xviii

¡Qué hermoso es ver el día
coronado de fuego levantarse,
y a su beso de lumbre
brillar las olas y encenderse el aire!

¡Qué hermoso es tras la lluvia
del triste Otoño en la azulada tarde,
de las húmedas flores
el perfume aspirar hasta saciarse!

¡Qué hermoso es cuando en copos
la blanca nieve silenciosa cae,
de las inquietas llamas
ver las rojizas lenguas agitarse!

¡Qué hermoso es cuando hay sueño
dormir bien... y roncar como un sochantre...
y comer... y engordar... ¡y qué fortuna
que esto solo no baste!


Gustavo Adolfo Becquer




La quietud fuera de la lluvia una mariposa vaga en mi alcoba.


Enomoto Seifu-Jo


¿A dónde puede ir bajo la lluvia este caracol?.


Kobayashi Issa


Lluvia de pétalos. Agua de neblinas lejanas quisiera beber.


Kobayashi Issa




Nuestros mejores esbozos de humanidad futura resultaron apenas artificios de pólvora que ardieron bajo la lluvia de la primera noche.


Mario Payeras


La melancolía es una tristeza, un deseo sin nada de dolor, parecido a la tristeza en la misma medida en que la neblina se parece a la lluvia.


Henry Longfellow Wadsworth


Amanecer

Imagínate tú...
Imagínatelo tú por un momento.
R. A.

La estrella aún flotaba en las aguas.
Río abajo, a la noche del mar, la llevó la corriente.
Y de pronto la mágica música errante en la sombra
se apagó, sin dolor, en el fresco silencio silvestre.

Imagínate tú, piensa solo un instante,
piensa solo un instante que el alma comienza a caerse.
(Las hojas, el canto del agua que solo tú escuchas:
maravilloso silencio que pone en las tuyas su mano evidente.)

Piensa solo un instante que has roto los diques y flotas sin
tiempo en la noche,
que eres carne de sombra, recuerdo de sombra; que sombra
tan solo te envuelve.
Piensa conmigo «¡tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan
vivo era todo,
antes que todo se desvaneciese!»

Imagínate tú que hace siglos que has muerto.
No te preguntan las cosas, si pasas, quién eres.
Procura un instante pensar que tus brazos no pesan.
Son nada más que dos cañas, dos gotas de lluvia, dos
humos calientes.

(¡Tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo!)
Y cuando creas que todo ante ti perfecciona su muerte,
abre los ojos:
El trágico hachero saltaba los montes,
llevaba una antorcha en la mano, incendiaba los bosques nacientes.
El río volvía a mojar las orillas que dan a tu vida.
El prodigio era tuyo y te hacías así vencedor de la muerte.


José Hierro


Leo Lo Que Escribí de Ti Y de Mí...

Leo lo que escribí de ti y de mí
en esos días de tanta lluvia,
con Bach y los naranjos
de contertulios ante el fuego
y los catarros, las pupas,
las mutuas manías,
advirtiéndonos de aquella bomba colgada
del tiesto de las glicinas
que oscilaba sobre nuestras cabezas
sin llegar a caer,
contenida por el Atlante de la risa
y el lujo inaudito
de poder ignorarnos,
de tener tiempos muertos,
de no abundar en preguntas y respuestas
cuando había tanto que disfrutar del silencio.

Desde entonces hasta ahora
los atlantes se nos han vuelto anémicos
y quién sabe si ésos fueron y serán nuestros últimos días de lluvia,
pero,
de todas formas,
me sigue gustando leer lo que escribí de ti y de mí,
en especial lo de tu imagen con bufanda
volviendo de comprar la leche y el pan,
y la mía con sonrisa y pijama de osos pandas
saludándote desde el balcón.


Almudena Guzmán




Hora

Me acordaré de ti
todas las noches a las once!...

En la plaza sin luna de tu ausencia
pronunciaré tu nombre
con el mismo temblor del primer día
todas las noches, a las once!...

Y aunque esté en un café, o en un teatro
o en un duelo, sin que nadie me importe,
te llamaré -subasta de mi pena-
todas las noches a las once...

Y si la gente -¡qué importa la gente!-
no sabe, no comprende, no conoce
lo que es el amor, que aprenda de mis labios
todas las noches a las once...

Que cariño que no es nube, ni melindre,
sino sangre, canción, olvido y monte...
Se quiere así, gritándolo a los vientos,
todas las noches a las once...

Y un día llegará -que Dios me oiga!-
que cuando vaya a pronunciar tu nombre,
tú estés bajo la lluvia de mis besos
a las diez, a las once y a las doce.


Rafael de León


Retornos Del Amor En Una Azotea

Poblado estoy de muchas azoteas.
Sobre la mar se tienden las más blancas,
dispuestas a zarpar al sol, llevando
como velas las sábanas tendidas.
Otras dan a los campos, pero hay una
que solo da al amor, cara a los montes.
Y es la que siempre vuelve.

Allí el amor peinaba sus geranios,
conducía las rosas y jazmines
por las barandas y en la ardiente noche
se deshacía en una fresca lluvia.

Lejos, las cumbres, soportando el peso
de las grandes estrellas, lo velaban.
¿Cuándo el amor vivió más venturoso
ni cuándo entre las flores
recién regadas fuera
con más alma en la sangre poseído?

Subía el silbo de los trenes. Tiemblos
de farolillos de verbena y músicas
de los quioscos y encendidos árboles
remontaban y súbitos diluvios
de cometas veloces que vertían
en sus ojos fugaces resplandores.

Fue la más bella edad del corazón. Retorna
hoy tan distante en que la estoy soñando
sobre este viejo tronco, en un camino
que no me lleva ya a ninguna parte.


Rafael Alberti


Estoy Viva Como Fruta Madura...

Estoy viva
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.

No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.

Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavalos alegres marchando hacia el colegio.

Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.

Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.


Gioconda Belli


Prólogo

Me haces daño: chispitas
entre las tapas de pescado, me dueles
esquivando la hora del cine, los tejados
lluvia y lluvia, chap-chap, mira
qué triste soy: un tañir lejos, lejano
albergando el daño, el trocito de fuelle
que ayer chirriaba.

1990


Concha García


Sin Título

La mañana se despierta
húmeda y vegetal
todavía sin poder sacudirse la lluvia nocturna
que sigue lamiendo sus bordes.
Me levanto aturdida
sintiendo aún el calor reciente de tu cuerpo
y el abrazo que cercó mi sueño.
Estoy impregnada de tu respiración
del conocimiento epidérmico y espeso del amor.
Mi piel está grabada con tus señales
y no hay viento ni agua que pueda lavarlas
sin dejar mi nombre borroso, desteñido y sin sonrisa.
Te has plantado como roca en mi playa de estrellas de mar y caracolas,
dándole un nuevo sonido a las olas
que revientan contentas su canción salada
en el ámbito de mi cuerpo.


Gioconda Belli


Pasión Y Muerte de La Luz

VIII
Mi entraña mereció, panal mestizo,
la incorruptible ley de tu voluta.
En cada nervio de clavel o fruta
un embozado arroyo de granizo.

La abeja por mi sangre se deshizo.
Vi las raíces de tu isla enjuta,
y el atisbo tenaz de la cicuta
mezcló a tu piel su aroma fronterizo.

Tiendo la mano para recogerla
y el lento cáliz de una llaga fría
estanca el iris de tu simple perla.

Me ciño a su enlutada melodía
quemándome sin fin por retenerla
en el doble rumor de mi agonía.

X
El verano se agota en el racimo.
Ni avena, ni cigarra, ni amapola.
Ni el alga haciendo venas en la ola,
ni las tímidas ranas en el limo.

Ni la corteza que hasta el llanto oprimo
entre la tierna muchedumbre, sola,
hecha de sangre y labios la aureola
donde me corroboro y me lastimo.

Ni la centella que la liebre rubia
mueve entre los primores del rocío,
ni la humilde fragancia de la alubia.

Ni el caballo de sal que adiestra el río;
ni la múltiple espada de la lluvia,
dirán tu arisca huella, idioma frío.


Sara de Ibáñez


Canción

Canción para los que saben
lo que es llorar...
¿Quién pudiera darte al viento
e irse al viento en el cantar!

Canción como lluvia fina
sobre el mar,
que se disuelve y es nube
que sube y vuelve a llorar...

Canción que en el alma es lluvia,
canción que es llanto en el mar...
¡Quién pudiera darte al viento
e irse al viento en el cantar!


Enrique González Martínez


La Estrella

Sobre mi pecho abatido por los golpes
está tu estrella tibia, dolorosamente azul,
diríase un cielo toda ella.
No quiebra el agua su perfecta dulzura,
su sencillez es transparente y tiene
el uniforme brillo de la lluvia alta.
Déjame este lucero, este cuerpo celeste
sembrando sobre mi pecho lleno de golpes,
estás ya tan humilde que tu nombre
se puede decir con respeto y con pequeñas
letras de amor, dios mío.


Oscar Acosta


Pinar de La Piedra

Hay una débil música enredada en mis dedos
como indolentes, verdes algas dormidas,
cuando Mayo desnuda de negros pabellones
mi errante pensamiento.
Hay un tejido espeso como aroma de mieles y de trigo,
que envuelve adormeciendo roca y nube.
Es temprano en la tarde.
El arroyo abandona su flauta entre la hierba.
Me inclino reverente para beber y el agua
pone en mis cerrados párpados su húmeda caricia.
Sobre la tierra extiendo mi pereza
y Mayo me despoja de la corteza gris y extraña de mi traje
ciñéndome triunfal con la guirnalda azul de sus ramajes lánguidos
y en el silencio olvido el remolino inquieto de mi alma.
Ahora soy complacido todo tierra,
sólo un montón de tierra donde crecen florecillas salvajes
como desnudas piernas deseadas
y hay un himno en mis labios,
un himno que levanta su corola
como la púrpura de la diana en un alba con lluvia.
Por el pinar en sombra se difunden sonrisas de armonía
cuando la tarde estruja jacintos olorosos
en el cáliz temblante de los árboles.
La montaña se aleja en éxtasis de humo...
Yo espero confiado que tu inicial escrita en la piedra callada
vuelva a hablarme en la noche con tu voz,
con la voz del agua en el venero,
de ese agua que rompe su líquido alabastro
en el silencio verde de las hierbas.

"Mientras cantan los pájaros"


Pablo García Baena


Después de Nosotros

Mañana, después de nosotros,
volverá a la pradera, en dulce péndulo
a recorrer la música, un delirante festival.

Las alcobas cerradas
pasarán cabeceando hacia los arrecifes
de una ancha rosa azul.

¿Quién mirará en silencio
cruzar por los cristales detenidos
las cosas que terminan con la lluvia ?

¿Quién abrirá de noche la unánime
novela que se lee alma adentro,
para buscar el fuego de los días
en la ardorosa y blanca intimidad ?

¿Y, quién verá en las noches de diciembre
salir, al través de las ventanas,
la música delgada de Franz Schubert
que, sollozando, cae en los jardines?

¡Ah, mañana, después de nosotros!

Cuando la primavera alce sus hojas,
qué luminosas potras de topacio
se empinarán de amor
sobre nuestros sepulcros apagados!

Sobre nosotros pasarán en junio
misas de punta azul y espuma blanca,
los gaseosos orfebres del crepúsculo
y el agua circular de las carretas
que marchan a cambiar largas hileras
de música con pensativas cosas.

Oh, si esta tierra inexorable
que hoy me cose los párpados, amada;
si esta tierra, al fin, se aclarara,
lloraría, temblando, sobre tus manos blancas
como cuando la fiebre me adelgazaba el alma...

¡Pero esta honda noche, se hace tarde!

Ah, y otra vez, errantes, los gitanos
volverán una tarde a nuestra aldea.
Sé que preguntarán por nuestras manos...
Les dirán que ya nadie puede leer en ellas,
que tenemos la línea de la vida
borrada por dos años de azucenas.


César Dávila Andrade


Última Primavera

La luz bajaba desde la colina.
El sonido de un tren, un paso que he perdido.
Juventud, herida de otro tiempo,
te alejas soñolienta
como una verde lámpara sepultada en la noche...

Algo silencioso
estaba junto a mí. La lluvia
penetraba los techos perfumados.
Juventud, perdiste tu campana antigua,
tu yelmo mágico,
tu vara transparente.

Ésta es mi habitación. Ésta tu llama.
Éste el vestido. Ésta tu cintura.
«Tu nombre», dijiste, «se ha perdido en la sombra.
Búscalo más allá, detrás de las colinas».

Era yo el que cantaba.
Nadie ha de saciar nuestro encuentro perdido.
Me perdí en el bosque. Partiste a los canales.
La luz bajaba desde la colina.


Miguel Arteche


Universos

Narciso

Me gusto en el espejo de tus ojos.

*

Coimbra

Jadeantes callejas en tu busca, amor mío.

*

Barca con tres personajes

En el río del tiempo sonríen y se alejan.

*

El día después

Vuelve el sol. No sabe que te has ido.

*

Otoño

Un solitario fuma en el pretil de un puente.

*

Espejo de una casa de antiguedades

Solo reflejo días olvidados.

*
Desnudo de espaldas

Tu rostro es el del tiempo que nos huye.

*

Domingo junto al mar

Todo lo manchan de ceniza mis ojos.

*

Vaso con rosas

Quien las cortó ya ha muerto.

*
Otra definición del amor

Solo no estaba solo cuando estaba contigo.

*

El foro con lluvia. Roma.

Un murmullo de hexámetros.

De "El pasajero" 1992


José Luis García Martín


Todos Los Siglos de La Lluvia

Sentían espanto por la puesta del sol
se alimentaban de animales horrendos
padecían las nevadas, la lava, las tormentas
tenían únicamente cuevas y brujos y tiranos.

Hoy escucho la lluvia que suena en la ventana
susurrando las sílabas siderales de la horda
como interrogaciones resurrectas.

Emocionado, me arrebujo en tu respiración,
paso la lengua por tu piel dormida
y mientras oigo lentamente la llovizna del mundo
saludo con misericordia a aquellos ancestrales hermanos.


Félix Grande




Aladas

Yo no soy esa muchacha
de pelo ensortijado y cintas en el pelo
que baila para ti en los antiguos salones del Coimbra.
Yo no soy esa otra que se desliza suavemente
por las gastadas alfombras del viejo comedor
-los brazos en alto como nubes o pájaros-
tarareando canciones que te dejan partido el corazón..
No te engañes, mi amor,
no confundas mi voz y mis canciones
con el tono ligero de las suyas.
Resucítame y créceme, amado, no te escondas.
Emerge de la lluvia, del mar, de las cenizas.
Resurge en llamaradas.
Que el brillo de tu rostro no lo empañe la noche
ni el llanto de mis ojos.
Acaricia mis hombros
con la suave ternura de otros tiempos
-la misma que utilizas con ella-
y di que aún soy hermosa
y que mi pelo brilla como si fueran alas.

No me hagas la muerte más difícil.

2002


Elsa López


Poemas de amor y desamor

Te sigo queriendo
Observando las últimas gotas
de la lluvia en un frío invierno,
recordé en aquellos instantes
que aún te sigo queriendo.

Y vinieron de pronto a mi mente
como el despertar de un sueño,
mil mariposas volando
a convencerme que es cierto.

Inútil y en vano fue
el intentar ocultarlo,
los sentimientos traicionan
y eso no puedo negarlo.

Al mirarte el corazón
me golpeó más de la cuenta,
y no te pude ni hablar
como maldita sentencia.

Miré tus ojos de mar
y quise perderme en ellos,
y me vino a la memoria
mi vida que aún te quiero.

Pero la cruel realidad
me llegó con un lamento,
que ya es muy tarde y lo sé
y aún te sigo queriendo.

La mirada de princesa
Es la más hermosa y maravillosa que antes jamás he podido admirar.
En sus ojos irradia tanto amor, ternura y pasión.

Cada vez que los observo proyectan tanto que mi cuerpo sufre una rara transformación… entre miedo y a la vez deseo de conocer más de ellos.

He creído por un instante en la existencia tan grandiosa
en tan solo ella.

La luz de esos grandes y redondos ojos iluminan mi rostro
…cada vez que me mira

Es una luz pura y transparente. En ella intento conocer…
todo aquello que no se puede expresar con los labios.

E imagino su mundo interior que con locura desearía…
decirme en tan solo un segundo.

Cada parpadeo… es una sonrisa en mi boca.

Cada ingenioso gesto… es una forma mas de confirmar
que belleza esta guardad allí.

Esa bella princesa es una gota de el mas exquisito perfume que jamás se ha podido crear.

Gracias por ser tú, por demostrar todo en tan poco
y por dejar que mis sueños vuelen aunque sean…
lejos de ti.

Porque se que jamás dejaras que pueda conocer mas de tu secreto que guardas en esa mirada.

Pero al menos hoy eres la razón de un nuevo pensamiento en mi vida y eso me ayuda a creer mas en mí.

Y que muchas cosas las puedo conseguir tan solo con tu mirada PRINCESA…


Fernando Galdamez


Lo que me atrajo al viento.

El encuentro con mi amigo el viento,
desde mi primer aliento
un respiro de amor,
¡Vida te amo tanto!

Te amo por hacer del momento una poesía,
una alegoría,
una fiesta,
porque los dolores son menos intensos,
porque todo lo malo se va con el viento.
El viento es amigo de la lluvia
y con esa lluvia caen los amores,
los amigos, los triunfos y los fracasos.

Luego, me doy cuenta
de que existe el tiempo,
de que existe la realidad,
que crezco cada día
y muero un poco más.
Recorro la cinta de mi vida;
veo personas que
ahora no están.

No hay rencores,
no puedo odiar
pues con solo amar duele el corazón
y me dan ganas de llorar.

Que la vida es mi pasión,
mi corazón una bomba de tiempo
y no sé cuándo estallará,
pero al dormir se calma
y es tan agradable esa sensación;
todo, todo, calla.

Me alejé de mi visión
me alejé de lo que quise
pero el viento
me estacionó ahí, justo ahí.

Me llevó a otro lugar,
para cumplir una misión
para que alguien trabajara en mí;
aquél que me llenó de calidez,
quien me impresionó
quien me desató
y despertó todos los sentidos
incluyendo el del amor.
Él que me hace enloquecer,
que me cubre con sus miradas
y con su calor
como una fresca sábana
en una noche húmeda
donde el viento es testigo
de aquello que solo sabemos
que ha sido en nuestros sueños.

También gané una amiga,
amiga del alma
mi fuerza fraterna,
agua en tiempos de sequía,
mujer de armonía,
su nombre; Rosalía,
llena de alegría
de sonrisa franca,
ternura de niña
mano amiga que tengo hacia mí tendida
cuando mis arranques y mareas me dominan,
¡Que Dios te bendiga Hermanita Mía!

Viento, sigo esperándote
¿A dónde me llevarás?
imponme un reto
estoy con las ansias que muero.


Claudia Lorena García Lara


EN EL SILENCIO DE MI DESPEDIDA
El día es diferente y el aliento aunque pareciera igual, se desvanece con el paso del tiempo… Las palabras fluyen y entre la razón y el sentido todo encuentra lugar, pero al trasladarse al sentimiento el corazón se apresura, y entonces el dolor y la nostalgia invaden mi ser.

Mi voz tiembla al sentir el vacio que emerge de mi alma, y un grito ensordecedor se emite desde lo más profundo, una voz sin eco sacude todo mi interior, cuando el alma desalentada pierde fuerza y se siente opaca.

Entre las tareas cotidianas el tiempo pasa y el afán del día no deja sentir el paso del silencio, de la pregunta, del vacio, de la soledad…No hay vuelta atrás el camino continua, a veces entre la niebla y la lluvia que acrecientan el frío y la nostalgia…

Qué duele? La ausencia, la resignación, la falta de valor, el exceso de amor, la falta de perspectiva.
Hasta las palabras huyen de la tristeza… sin lugar a dudas mi corazón se esta rompiendo bajo mi mirada y puedo sentir como su aliento se debilita y ahoga las lagrimas que quieren brotar sin cesar.

Todo se silencia y el mundo se cubre de nubes, nubes que esconden las imágenes de una historia de amor desahuciada… Crónica de un amor que cuando tomó el rumbo perdió la brújula, se dejó llevar por el miedo, por la estructura, por el excesivo raciocinio.

La vista desde la aventura siempre fue la más tranquila, se sacudió el mundo cuando los sentimientos se transformaron sin avisar en un amor pleno y sin reservas, un amor que elevó instantes y decisiones; que cambió espacios vitales, que pretendió visionar la tranquilidad y el equilibrio en la vista de la vida juntos…

Una vista que en el mundo mágico era perfecta porque se escondía tras la cortina, estaba oculta en el sombrero…. Parecía imaginaria… pero al trasladarla a los paisajes de un mundo real se confundían y solo querían ausentarse de la luz, de la evidencia, de la confrontación y de la verdad.

Aún así el amor no se niega, la presencia de su fuerza se cristalizó con el paso de los días… Por eso ahora cuesta, porque fue inmenso e igualablemente importante.
.
Con la voz madura de la vida, salir del camino es la respuesta; desde el sentido y la razón mi corazón encontrará la firmeza.
Y es que la lección más grande fue la racionalidad y será ahora mi fortaleza.


Anyely Delgado


Cuando llueve no todos nos mojamos.


Refrán


Con las lluvias del verano. El agua estancada y el río se juntan.


Yosa Buson


Yo Soy Tu Indómita Gacela

Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere.


Gioconda Belli


El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe.


William Shakespeare


A Tientas

Se retrocede con seguridad
pero se avanza a tientas
uno adelanta manos como un ciego
ciego imprudente por añadidura
pero lo absurdo es que no es ciego
y distingue el relámpago la lluvia
los rostros insepultos la ceniza
la sonrisa del necio las afrentas
un barrunto de pena en el espejo
la baranda oxidada con sus pájaros
la opaca incertidumbre de los otros
enfrentada a la propia incertidumbre
se avanza a tientas / lentamente
por lo común a contramano
de los convictos y confesos
en búsqueda tal vez
de amores residuales
que sirvan de consuelo y recompensa
o iluminen un pozo de nostalgias
se avanza a tientas/ vacilante
no importan la distancia ni el horario
ni que el futuro sea una vislumbre
o una pasión deshabitada
a tientas hasta que una noche
se queda uno sin cómplices ni tacto
y a ciegas otra vez y para siempre
se introduce en un túnel o destino
que no se sabe dónde acaba.


Mario Benedetti


Una Cara, Un Rumor, Un Fiel Instante...

Una cara, un rumor, un fiel instante
ensordecen de pronto lo que miro
y por primera vez entonces vivo
el tiempo que ha quedado ya distante.

Es como un lento y perezoso amante
que siempre llega tarde el tiempo mío,
y por lluvia o dorado y suave hastío
suma nocturnos lilas deslumbrantes.

Y me devuelve una mansión callada,
parejas de suavísimos danzantes,
los dedos artesanos del abismo.

Y me contemplo ciega y extasiada
a la mágica luz interrogante
de un sonido que es otro y que es el mismo.


Fina García Marruz


Hay palabras que suben como el humo, y otras que caen como la lluvia.


Marquesa de Sévigné


#

* Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás.

* Recuerda : "Amarás al prójimo como a ti mismo". Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición.

Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar a seis millones de hermanos judíos .

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.

Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido... por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
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* No estás deprimido, estás desocupado.

* Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas.

* Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.

* Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas.
13.
* El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.
* Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él. Si Él tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella. El te manda flores cada primavera. Él te manda un amanecer cada mañana. Cada vez que tú quieres hablar, Él te escucha, El puede vivir en cualquier parte del universo, pero Él escogió tu corazón. Enfréntalo, amigo, ¡Él está loco por ti!
14.
* Manda esto a cada "bella persona" que tu quieras que sea bendecida.
* Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero él sí prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino.


Facundo Cabral


Estoy Aquí Sentada...

Estoy aquí, sentada, con todas mis palabras
como con una cesta de fruta verde, intactas.

Los fragmentos
de mil dioses antiguos derribados
se buscan por mi sangre, se aprisionan, queriendo
recomponer su estatua.
De las bocas destruidas
quiere subir hasta mi boca un canto,
un olor de resinas quemadas, algún gesto
de misteriosa roca trabajada.
Pero soy el olvido, la traición,
el caracol que no guardó del mar
ni el eco de la más pequeña ola.
Y no miro los templos sumergidos;
sólo miro los árboles que encima de las ruinas
mueven su vasta sombra, muerden con dientes ácidos
el viento cuando pasa.
Y los signos se cierran bajo mis ojos como
la flor bajo los dedos torpísimos de un ciego.
Pero yo sé: detrás
de mi cuerpo otro cuerpo se agazapa,
y alrededor de mí muchas respiraciones
cruzan furtivamente
como los animales nocturnos en la selva.
Yo sé, en algún lugar,
lo mismo
que en el desierto cactus,
un constelado corazón de espinas
está aguardando un hombre como el cactus la lluvia.
Pero yo no conozco más que ciertas palabras
en el idioma o lápida
bajo el que sepultaron vivo a mi antepasado.


Rosario Castellanos


-D E S P E D I D A-
A llegado el día más difícil, despedir a los niños que terminan la etapa en este jardín materno infantil, si digo mi emoción, no sabría expresarme, porque es extraño, tristeza y a su vez alegría, el saber que se nos van, luego de haber compartido no solo este ultimo año, sino que algunos desde sus primeros meses en este lugar, y a su vez saber que hemos alcanzado la meta impuesta, ya se encuentran preparados para continuar la próxima etapa de sus pequeñas vidas , la escuela primaria. Como madre cuidadora de la sala de cuatro años, he intentado a través de sencillas palabras, pronunciarles una despedida:
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Como los rayos del sol, al amanecer, llegaron a nuestro jardín, iluminando de a poco nuestros corazones, todas somos madres, hermanas tías, pero algunos con solo cuatro meses de vida, fue distinto, otra alegría.
De a poco fueron creciendo, sus mañas fuimos haciendo, algunos parecían Maradona y no soy exagerada porque solo, la pelota, los calmaba.
Unos Sarmiento, parecían, porque la lluvia no los paraba, otro su madre contaba que varias veces no lo encontraba, porque al jardín se escapaba y frente a la reja decía ¿ porque está cerrado, hoy no tenemos guardería?.
Todos tienen cualidades, al principio me llamo la atención una niña, que no hablaba, después no sabía qué hacer para que callara, otra es toda una señora no sale afuera, si no tiene su cartera y tengo un imitador habla como los dibujitos, es todo encanto y amor, lo único a todo le tiene temor.
No solo en mi hogar tengo mañosos, cuando no estoy en la sala, o porque no puedo concurrir, a su casa se quiere ir, otra me trae flores y si no me encuentra se pone a sollozar, hasta hacerme por teléfono llamar, también tengo un ayudante para la cocina parece quiere cocinar, pero hasta ahora solo las tazas aprendió a lavar, y otro nunca las cosas hacer podía, hasta para atarse los cordones ayuda pedía.
Su aprendizaje es muy bueno y queda como recuerdo, cuando una madre cuidadora dijo “este chico tiene futuro”, “ya aprendió bien las palabras con P”, lástima que no fue la que todas esperábamos, “no es para que lo digas a los cuatro vientos” repetía; si es la que se imaginan, la que con fruta rima.
Buscamos un nombre para el jardín, todos colaboraron y en el concurso gano “Rinconcito de Luz”, porque tal vez tengan razón, somos un rinconcito y todos los niños y niñas que pasan por acá son la Luz, que nos iluminan cada día, y nos ayudan a ser buenas madres y mejores personas, somos como un nido para los pichones, y hoy les crecieron las alas, así que van a volar, y se llevaran nuestro cariño, mimos y retos; Nos queda para siempre grabada sus sonrisas encantadoras, y no olviden si tienes miedo, duda, acá estaremos siempre sus madres cuidadoras.-


Norberto ramon Sanchez