Mal ( 4 )
Mal. Encuentra docenas de mal con fotos para copiar y compartir.
Las Horas
¡Qué tristes son las horas! Cual rebaño
de ovejas que caminan por el cielo
entre el fragor horrísono del trueno,
y bajo un cielo de color de estaño.
Cruzan sombrías en tropel huraño,
de la insondable Eternidad al seno,
sin que me traigan ningún bien terreno,
ni siquiera el temor de un mal extraño.
Yo las siento pasar sin dejar huellas,
cual pasan por el cielo las estrellas,
y aunque siempre la última acobarda,
de no verla llegar ya desconfío,
y más me tarda cuanto más la ansío
y más la ansío cuanto más me tarda.
¡Qué tristes son las horas! Cual rebaño
de ovejas que caminan por el cielo
entre el fragor horrísono del trueno,
y bajo un cielo de color de estaño.
Cruzan sombrías en tropel huraño,
de la insondable Eternidad al seno,
sin que me traigan ningún bien terreno,
ni siquiera el temor de un mal extraño.
Yo las siento pasar sin dejar huellas,
cual pasan por el cielo las estrellas,
y aunque siempre la última acobarda,
de no verla llegar ya desconfío,
y más me tarda cuanto más la ansío
y más la ansío cuanto más me tarda.
Julián del Casal
El mal (la ignorancia) es como una sombra - carece de materia, es simplemente falta de luz; no puedes hacer que una sombra desaparezca tratando de luchar contra ella, de pisotearla, de quejarte amargamente de ella, o utilizando cualquier otra forma de resistencia emocional o física. Para provocar que una sombra desaparezca, debes poner luz en ella.
Shakti Gawain
¿La creación está inconclusa? Si. Y éste es el requisito por donde, inevitablemente, Dios se me cuela al mundo. Si Dios nos hizo a su imagen y semejanza, ¿Dios contiene el mal humano? Yo contesto, si. Somos reflejo también de la parte mala o inconclusa de Dios. Obramos para completar a Dios.
Carlos Fuentes
El mal que hacemos no nos atrae tanta persecución y tanto odio como nuestras buenas cualidades.
Francisco de La Rochefoucauld
No conoceré el miedo. El miedo mata la mente. El miedo es el pequeño mal que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mi y a través de mi. Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allí por donde mi miedo haya pasado ya no quedará nada, solo estaré yo.
Frank Herbert
A Asunción
Mire usted, Asunción: aunque algún ángel
metiéndose envidioso,
conciba allá en el cielo el mal capricho
de venir por la noche a hacerle el oso
y en un acto glorioso
llevársela de aquí, como le ha dicho
no sé qué nigromante misterioso,
no vaya usted, por Dios, a hacerle caso,
ni a dar con el tal ángel un mal paso;
estése usted dormida,
debajo de las sábanas metida,
y deje usted que la hable
y que la vuelva a hablar y que se endiable,
que entonces con un dedo
puesto sobre otro en cruz, ¡afuera miedo!
No vaya usté a rendirse
ante el ruego o las lágrimas y a irse...
que donde usted nos deje
por seguir en el vuelo a su Tenorio,
después irá a llorar al purgatorio
sin tener quien la mime, aunque se queje...
Conque mucho cuidado
si siente usted un ángel a su lado,
que yo, como su amigo,
con tal que usted, Asunción, me lo permita,
le aconsejo y le digo
que después de Rosario y Margarita
no admita usted más ángeles consigo.
Estése usted con ellas
compartiendo delicias e ilusiones
todas las horas tienen que ser bellas;
viva usted muchos años
(como un humilde criado le diría)
y mañana que sola o entre extraños
se encuentre por desgracia en este día,
si busca usted una alma que la ame,
llame usted a mi pecho, y conque llame,
si no estoy muerto encontrará la mía.
Mire usted, Asunción: aunque algún ángel
metiéndose envidioso,
conciba allá en el cielo el mal capricho
de venir por la noche a hacerle el oso
y en un acto glorioso
llevársela de aquí, como le ha dicho
no sé qué nigromante misterioso,
no vaya usted, por Dios, a hacerle caso,
ni a dar con el tal ángel un mal paso;
estése usted dormida,
debajo de las sábanas metida,
y deje usted que la hable
y que la vuelva a hablar y que se endiable,
que entonces con un dedo
puesto sobre otro en cruz, ¡afuera miedo!
No vaya usté a rendirse
ante el ruego o las lágrimas y a irse...
que donde usted nos deje
por seguir en el vuelo a su Tenorio,
después irá a llorar al purgatorio
sin tener quien la mime, aunque se queje...
Conque mucho cuidado
si siente usted un ángel a su lado,
que yo, como su amigo,
con tal que usted, Asunción, me lo permita,
le aconsejo y le digo
que después de Rosario y Margarita
no admita usted más ángeles consigo.
Estése usted con ellas
compartiendo delicias e ilusiones
todas las horas tienen que ser bellas;
viva usted muchos años
(como un humilde criado le diría)
y mañana que sola o entre extraños
se encuentre por desgracia en este día,
si busca usted una alma que la ame,
llame usted a mi pecho, y conque llame,
si no estoy muerto encontrará la mía.
Manuel Acuña
Se ha pretendido en varios países que no le estaba permitido a un ciudadano salir de la nación en lo que el azar le había hecho nacer; el sentido de esta ley es visiblemente: este país es tan malo y está tan mal gobernado que prohibimos a cada individuo que salga, por miedo a que se vayan todos.
Voltaire
Yo que me pierdo en la sangre de todos: yo, el mal poeta, el fabricante de paraguas nocturnos que ama el nombre de los ríos y pelea contra la estatua ecuestre de la mala poesía.
Antonio Brañas
Quien no dice mal de las mujeres, ciertamente no las ama: porque la manera más profunda de sentir alguna cosa está en sufrirla.
Gustave Flaubert
Todas las historias terminan mal más tarde o más temprano, se trata de seguir leyendo hasta que llegue algo malísimo que siempre pasa. Las únicas que terminan bien son las fragmentarias.
Alejandro Dolina
A ti las quejas de mi mal profundo, hermosa sin ventura, yo te envío: mis versos son tu corazón y el mío.
José De Espronceda
En literatura no hay temas buenos ni temas malos, hay tan solo temas bien o mal tratados.
Julio Cortázar
Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.
Francisco de La Rochefoucauld
Los hombres están hechos de tal modo que quieren desde luego cometer el mal pero no quieren que se lo prediquen.
Voltaire
Todo el mal que puede desplegarse en el mundo se esconde en un nido de traidores.
Francesco Petrarca