Mar ( 4 )
Mar. Encuentra docenas de mar con fotos para copiar y compartir.
Cantar de Amigo
Di, noche, amiga de los oprimidos,
di, noche, hermana de los solidarios,
¿dónde dejaste al que ayer fue mi amigo,
dónde dejaste al que ayer fue mi hermano?
-Verde le dejo junto al mar tranquilo;
joven le dejo junto al mar callado.
Di, noche, amiga de los oprimidos,
di, noche, hermana de los solidarios,
¿dónde dejaste al que ayer fue mi amigo,
dónde dejaste al que ayer fue mi hermano?
-Verde le dejo junto al mar tranquilo;
joven le dejo junto al mar callado.
Antonio Carvajal
Si Fuera Todo Mar...
¡Si fuera todo mar,
para nunca salirme de tu senda!
¡Si Dios me hiciera viento,
para siempre encontrarme por tus velas!
¡Si el universo acelerara el paso,
para romper los ecos de esta ausencia!
Cuando regreses, rodará en mi rostro
la enternecida claridad que sueñas.
Para mirarte, amado,
en mis ojos hay público de estrellas.
Cuando me tomes, trémulo,
habrá lirios naciendo por mi tierra,
y algún niño dormido de caricia
en cada nido azul que te detenga.
Nuestras almas, como ávidas gaviotas,
se tenderán al viento de la entrega,
y yo, fuente de olas, te haré cósmico...
¡Hay tanto mar nadando en mis estrellas!
Recogeremos albas infinitas,
las que duermen al astro en la palmera,
las que prenden el trino en las alondras
y levantan el sueño de las selvas.
En cada alba desharemos juntos
este poema exaltado de la espera,
y detendremos de emoción al mundo
al regalo nupcial de auroras nuestras.
¡Si fuera todo mar,
para nunca salirme de tu senda!
¡Si Dios me hiciera viento,
para siempre encontrarme por tus velas!
¡Si el universo acelerara el paso,
para romper los ecos de esta ausencia!
Cuando regreses, rodará en mi rostro
la enternecida claridad que sueñas.
Para mirarte, amado,
en mis ojos hay público de estrellas.
Cuando me tomes, trémulo,
habrá lirios naciendo por mi tierra,
y algún niño dormido de caricia
en cada nido azul que te detenga.
Nuestras almas, como ávidas gaviotas,
se tenderán al viento de la entrega,
y yo, fuente de olas, te haré cósmico...
¡Hay tanto mar nadando en mis estrellas!
Recogeremos albas infinitas,
las que duermen al astro en la palmera,
las que prenden el trino en las alondras
y levantan el sueño de las selvas.
En cada alba desharemos juntos
este poema exaltado de la espera,
y detendremos de emoción al mundo
al regalo nupcial de auroras nuestras.
Julia de Burgos
Retornos Del Amor En Una Azotea
Poblado estoy de muchas azoteas.
Sobre la mar se tienden las más blancas,
dispuestas a zarpar al sol, llevando
como velas las sábanas tendidas.
Otras dan a los campos, pero hay una
que solo da al amor, cara a los montes.
Y es la que siempre vuelve.
Allí el amor peinaba sus geranios,
conducía las rosas y jazmines
por las barandas y en la ardiente noche
se deshacía en una fresca lluvia.
Lejos, las cumbres, soportando el peso
de las grandes estrellas, lo velaban.
¿Cuándo el amor vivió más venturoso
ni cuándo entre las flores
recién regadas fuera
con más alma en la sangre poseído?
Subía el silbo de los trenes. Tiemblos
de farolillos de verbena y músicas
de los quioscos y encendidos árboles
remontaban y súbitos diluvios
de cometas veloces que vertían
en sus ojos fugaces resplandores.
Fue la más bella edad del corazón. Retorna
hoy tan distante en que la estoy soñando
sobre este viejo tronco, en un camino
que no me lleva ya a ninguna parte.
Poblado estoy de muchas azoteas.
Sobre la mar se tienden las más blancas,
dispuestas a zarpar al sol, llevando
como velas las sábanas tendidas.
Otras dan a los campos, pero hay una
que solo da al amor, cara a los montes.
Y es la que siempre vuelve.
Allí el amor peinaba sus geranios,
conducía las rosas y jazmines
por las barandas y en la ardiente noche
se deshacía en una fresca lluvia.
Lejos, las cumbres, soportando el peso
de las grandes estrellas, lo velaban.
¿Cuándo el amor vivió más venturoso
ni cuándo entre las flores
recién regadas fuera
con más alma en la sangre poseído?
Subía el silbo de los trenes. Tiemblos
de farolillos de verbena y músicas
de los quioscos y encendidos árboles
remontaban y súbitos diluvios
de cometas veloces que vertían
en sus ojos fugaces resplandores.
Fue la más bella edad del corazón. Retorna
hoy tan distante en que la estoy soñando
sobre este viejo tronco, en un camino
que no me lleva ya a ninguna parte.
Rafael Alberti
Contemplo Entre Las Aguas de Tu Cuerpo...
Contemplo entre las aguas de tu cuerpo
la celeste blancura del pantano
desnudo bajo el campo con relieves
y circundado por el verde fuego.
No muy lejos el mar y las estrellas
en las arenas grises de las nubes.
Manos entre las piedras con las olas
y tus ojos azules en las hierbas.
Las alas se aproximan. Descomponen,
perdidas en las páginas del bosque,
Bronwyn, mi corazón, y cenicienta
sobre la tierra negra y en los cielos.
Contemplo entre las aguas de tu cuerpo
la celeste blancura del pantano
desnudo bajo el campo con relieves
y circundado por el verde fuego.
No muy lejos el mar y las estrellas
en las arenas grises de las nubes.
Manos entre las piedras con las olas
y tus ojos azules en las hierbas.
Las alas se aproximan. Descomponen,
perdidas en las páginas del bosque,
Bronwyn, mi corazón, y cenicienta
sobre la tierra negra y en los cielos.
Juan Eduardo Cirlot
Estío
Una dura raigambre de alto helecho
he elegido por tumba prematura
en esta soledad de arena oscura
donde gime la sangre de mi pecho.
Lejos está el amor. Aquí cosecho
un bronco sol para mi sepultura.
Aquí crece mejor la quemadura
que quiero para el fondo de mi pecho.
Todo ese inmenso mar no bastaría
para volver la vida y la mirada
a esta osamenta gris, a este esqueleto.
Hace tiempo que amó. Ya no sabría
dar su ofrenda al amor, su calcinada
sangre, su corazón lejano y quieto.
Una dura raigambre de alto helecho
he elegido por tumba prematura
en esta soledad de arena oscura
donde gime la sangre de mi pecho.
Lejos está el amor. Aquí cosecho
un bronco sol para mi sepultura.
Aquí crece mejor la quemadura
que quiero para el fondo de mi pecho.
Todo ese inmenso mar no bastaría
para volver la vida y la mirada
a esta osamenta gris, a este esqueleto.
Hace tiempo que amó. Ya no sabría
dar su ofrenda al amor, su calcinada
sangre, su corazón lejano y quieto.
José Luis Cano
Eras, Instante, Tan Claro...
Eras, instante, tan claro.
Perdidamente te alejas,
dejando erguido al deseo
con sus vagas ansias tercas.
Siento huir bajo el otoño
pálidas aguas sin fuerza,
mientras se olvidan los árboles
de las hojas que desertan.
La llama tuerce su hastío,
sola su viva presencia,
y la lámpara ya duerme
sobre mis ojos en vela.
Cuán lejano todo. Muertas
las rosas que ayer abrieran,
aunque aliente su secreto
por las verdes alamedas.
Bajo tormentas la playa
será soledad de arena
donde el amor yazca en sueños.
La tierra y el mar lo esperan.
Eras, instante, tan claro.
Perdidamente te alejas,
dejando erguido al deseo
con sus vagas ansias tercas.
Siento huir bajo el otoño
pálidas aguas sin fuerza,
mientras se olvidan los árboles
de las hojas que desertan.
La llama tuerce su hastío,
sola su viva presencia,
y la lámpara ya duerme
sobre mis ojos en vela.
Cuán lejano todo. Muertas
las rosas que ayer abrieran,
aunque aliente su secreto
por las verdes alamedas.
Bajo tormentas la playa
será soledad de arena
donde el amor yazca en sueños.
La tierra y el mar lo esperan.
Luis Cernuda
ERAN LAS 3 I IO EN SAN ANDRES fumandome un puro
el sol rojo como un fruto maduro
su voz tan repetitiva por mi mente pasa
como el sonido del mar cuando pegas la oreja hoyo a una tasa
sonido ondulado como su cabello al natural
tenerla a mi lado fantasia perpetua sin pensar
pasear de la mano por esta localidad
afinidad de la buena como el mar a la sal
tocando madera si alguno nos llega la mala suerte lanzar o desear
imposible tan sikiera pensar q eso nos ha de perjudircar en algo
todo esto es tan fuerte como la brabura de las olas al reventar
el sol rojo como un fruto maduro
su voz tan repetitiva por mi mente pasa
como el sonido del mar cuando pegas la oreja hoyo a una tasa
sonido ondulado como su cabello al natural
tenerla a mi lado fantasia perpetua sin pensar
pasear de la mano por esta localidad
afinidad de la buena como el mar a la sal
tocando madera si alguno nos llega la mala suerte lanzar o desear
imposible tan sikiera pensar q eso nos ha de perjudircar en algo
todo esto es tan fuerte como la brabura de las olas al reventar
cesarobregone
I AMANECIO LA BRISA DESPERTO LOS CORALES Y PECES Y LA BALLENA A LO LEJOS ME MIRABA
CON OJOS DE CHAPUSON EL SOL RADIANTE APRECIABA A DIOS MAR SALUDABA
I AL SON DE GAVIOTAS Y AVES SILVESTRES ME MOSTRABA LO BELLA Q ES LA NATURALEZA
Y EN MI SE POSTRABA UN AROMA A PAZ Y TRANQUILIDAD DICIENDOME LO INCREIBLE Q ERA LA REALIDAD
la sal cocinaba el ahogo q el calor n mi sofocaba
y el agua calmaba lo ardiente q mi cuerpo estaba
difisil de explicar la sensacion de lo q imaginaba y lo q en mi provocaba
bellos momentos que parecian sakados de cuentos q tanto esperaba
una sensacion peculiar algo explosiva añadia verano y día
y exclamando me decia cesar esto es vida y que la tarde que aproximaba para mi seria!!
CON OJOS DE CHAPUSON EL SOL RADIANTE APRECIABA A DIOS MAR SALUDABA
I AL SON DE GAVIOTAS Y AVES SILVESTRES ME MOSTRABA LO BELLA Q ES LA NATURALEZA
Y EN MI SE POSTRABA UN AROMA A PAZ Y TRANQUILIDAD DICIENDOME LO INCREIBLE Q ERA LA REALIDAD
la sal cocinaba el ahogo q el calor n mi sofocaba
y el agua calmaba lo ardiente q mi cuerpo estaba
difisil de explicar la sensacion de lo q imaginaba y lo q en mi provocaba
bellos momentos que parecian sakados de cuentos q tanto esperaba
una sensacion peculiar algo explosiva añadia verano y día
y exclamando me decia cesar esto es vida y que la tarde que aproximaba para mi seria!!
cesarobregone
Aunque fueras el peor de los malvados, la nave de la verdad te conducirá sano y salvo a través del mar de las transgresiones.
Mahabharata
Contrabajo
Dulce luna del mar que alargas la hora
de los sueños del amor; plácida perla
que el corazón en lágrimas atesora
y no quiere llorar por no perderla.
Así el fiel corazón se queda grave,
y por eso el amor, áspero o blando,
trae un deseo de llorar, tan suave,
que solo amarás bien si amas llorando.
Dulce luna del mar que alargas la hora
de los sueños del amor; plácida perla
que el corazón en lágrimas atesora
y no quiere llorar por no perderla.
Así el fiel corazón se queda grave,
y por eso el amor, áspero o blando,
trae un deseo de llorar, tan suave,
que solo amarás bien si amas llorando.
Leopoldo Lugones
~ Lo que siento por ti ~
Cual mariposas revoloteando
así danzan en mi mente los recuerdos,
cual estrellas adornando el cielo
así estás presente a cada momento.
No hallo sueño en que no pueda verte,
ni lugar, ni tiempo que no quisiera tenerte;
me ahogo en el llanto, se quiebra mi voz
y pido al destino que me devuelva tu amor.
Cual ave surcando las montañas,
se abre mi corazón como esas bellas alas;
cual río fluyendo hacia el caudaloso mar
así se une mi alma a tu alma con todo su esplendor.
No encuentro definición para este sentimiento,
ni palabras, ni canciones que no te quisiera dedicar,
no hallo medida para este regalo que me dio la vida
¡Solo sé que lo que siento por ti, es verdadero y real!
©Marielena Rondinel
(Perú)
Todos los Derechos Reservados
Cual mariposas revoloteando
así danzan en mi mente los recuerdos,
cual estrellas adornando el cielo
así estás presente a cada momento.
No hallo sueño en que no pueda verte,
ni lugar, ni tiempo que no quisiera tenerte;
me ahogo en el llanto, se quiebra mi voz
y pido al destino que me devuelva tu amor.
Cual ave surcando las montañas,
se abre mi corazón como esas bellas alas;
cual río fluyendo hacia el caudaloso mar
así se une mi alma a tu alma con todo su esplendor.
No encuentro definición para este sentimiento,
ni palabras, ni canciones que no te quisiera dedicar,
no hallo medida para este regalo que me dio la vida
¡Solo sé que lo que siento por ti, es verdadero y real!
©Marielena Rondinel
(Perú)
Todos los Derechos Reservados
Marielena Rondinel
~ Llegaste ~
Vuelan en alegre bandada las palomas
porque tu amor hoy me entregaste,
como un mar alejado y solitario ya moría
¡Viniste a darle resplandor a mis pupilas!
Apareciste sembrando pinos en el bosque,
naciste para endulzar con ferviente miel mis labios,
cuando mi cuerpo era un enorme desierto,
con tus caricias fuiste tornándolo agua viva.
Solamente tú logras que cante alabanzas al cielo
porque a salvarme de la melancolía llegaste,
las horas yacían a cada momento desdeñosas
y ahora se alzan cual bellas aves plumosas.
Tu corazón ancló profundamente en el mío,
ya resuenan las campanas en mi mente,
llegaste trayéndome esperanza e ilusiones
¡El mundo es testigo del amor que me profesas!
©Marielena Rondinel
( Perú)
Todos los Derechos Reservados
Vuelan en alegre bandada las palomas
porque tu amor hoy me entregaste,
como un mar alejado y solitario ya moría
¡Viniste a darle resplandor a mis pupilas!
Apareciste sembrando pinos en el bosque,
naciste para endulzar con ferviente miel mis labios,
cuando mi cuerpo era un enorme desierto,
con tus caricias fuiste tornándolo agua viva.
Solamente tú logras que cante alabanzas al cielo
porque a salvarme de la melancolía llegaste,
las horas yacían a cada momento desdeñosas
y ahora se alzan cual bellas aves plumosas.
Tu corazón ancló profundamente en el mío,
ya resuenan las campanas en mi mente,
llegaste trayéndome esperanza e ilusiones
¡El mundo es testigo del amor que me profesas!
©Marielena Rondinel
( Perú)
Todos los Derechos Reservados
Marielena Rondinel
Mujeres
Oh, blancura. ¿Quién puso en nuestras vidas
de frenéticas bestias abismales
este claror de luces siderales,
estas nieves, con sueño enardecidas?
Oh dulces bestezuelas perseguidas.
Oh terso roce. Oh signos cenitales.
Oh músicas. Oh llamas. Oh cristales.
Oh velas altas, de la mar surgidas.
Ay, tímidos fulgores, orto puro,
quién os trajo a este pecho de hombre duro,
a este negro fragor de odio y olvido?
Dulces espectros, nubes, flores vanas...
¡Oh tiernas sombras, vagamente humanas,
tristes mujeres, de aire o de gemido!
Oh, blancura. ¿Quién puso en nuestras vidas
de frenéticas bestias abismales
este claror de luces siderales,
estas nieves, con sueño enardecidas?
Oh dulces bestezuelas perseguidas.
Oh terso roce. Oh signos cenitales.
Oh músicas. Oh llamas. Oh cristales.
Oh velas altas, de la mar surgidas.
Ay, tímidos fulgores, orto puro,
quién os trajo a este pecho de hombre duro,
a este negro fragor de odio y olvido?
Dulces espectros, nubes, flores vanas...
¡Oh tiernas sombras, vagamente humanas,
tristes mujeres, de aire o de gemido!
Dámaso Alonso
Fue un día muy especial
el día que me decidi
acercarme a ti
fue un día muy anormal
cuando te pude decir
todo lo que eres para mi
mas que el cielo y las estrellas
que el profundo mar y las grandes montañas
mas que este universo y el infinito entero
eres todo eso que falta par estar completo
fue in día muy especial
aquel día que dijiste si
porque ese día me hiciste feliz;
fue un día tan anormal
aque día que te deje partir
pero se que ese dia, te hice feliz.
el día que me decidi
acercarme a ti
fue un día muy anormal
cuando te pude decir
todo lo que eres para mi
mas que el cielo y las estrellas
que el profundo mar y las grandes montañas
mas que este universo y el infinito entero
eres todo eso que falta par estar completo
fue in día muy especial
aquel día que dijiste si
porque ese día me hiciste feliz;
fue un día tan anormal
aque día que te deje partir
pero se que ese dia, te hice feliz.
Tovléz
Soneto Insistente
Cuando presiente el corazón la gloria
de ser libre por gracia del olvido,
me llegue entre la noche, como el ruido
del mar en la distancia, tu memoria.
Con ella viene la tenaz historia
de lo que pudo ser y nunca ha sido.
Arduo amor ni ganado ni perdido,
batalla sin derrota y sin victoria.
Cada vez que en mi mano reverdece
la rama del olvido y aparece
después de la tormenta la alegría,
algo tuyo regresa de la nada
y de nuevo destruye la dorada
esperanza fugaz de un claro día.
Cuando presiente el corazón la gloria
de ser libre por gracia del olvido,
me llegue entre la noche, como el ruido
del mar en la distancia, tu memoria.
Con ella viene la tenaz historia
de lo que pudo ser y nunca ha sido.
Arduo amor ni ganado ni perdido,
batalla sin derrota y sin victoria.
Cada vez que en mi mano reverdece
la rama del olvido y aparece
después de la tormenta la alegría,
algo tuyo regresa de la nada
y de nuevo destruye la dorada
esperanza fugaz de un claro día.
Meira Delmar
Isla Ignorada
Soy como esa isla que ignorada,
late acunada por árboles jugosos,
-en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de NADA,
sola sólo-.
Hay aves en mi isla relucientes,
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
y venenosas flores.
Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.
Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan solo un pequeño pedazo de carbón!
Los árboles del bosque de mi isla,
sois vosotros mis versos.
¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene del mar que me rodea!
* * *
A esta isla que soy, si alguien llega,
que se encuentre con algo es mi deseo;
-manantiales de versos encendidos
y cascadas de paz es lo que tengo-.
Un nombre que me sube por el alma
y no quiere que llore mis secretos;
y soy tierra feliz -que tengo el arte
de ser dichosa y pobre al mismo tiempo-.
Para mí es un placer ser ignorada,
isla ignorada del océano eterno.
En el centro del mundo sin un libro
SÉ TODO, porque vino un misionero
y me dejó una Cruz para la vida
-para la muerte me dejó un misterio-.
Soy como esa isla que ignorada,
late acunada por árboles jugosos,
-en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de NADA,
sola sólo-.
Hay aves en mi isla relucientes,
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
y venenosas flores.
Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.
Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan solo un pequeño pedazo de carbón!
Los árboles del bosque de mi isla,
sois vosotros mis versos.
¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene del mar que me rodea!
* * *
A esta isla que soy, si alguien llega,
que se encuentre con algo es mi deseo;
-manantiales de versos encendidos
y cascadas de paz es lo que tengo-.
Un nombre que me sube por el alma
y no quiere que llore mis secretos;
y soy tierra feliz -que tengo el arte
de ser dichosa y pobre al mismo tiempo-.
Para mí es un placer ser ignorada,
isla ignorada del océano eterno.
En el centro del mundo sin un libro
SÉ TODO, porque vino un misionero
y me dejó una Cruz para la vida
-para la muerte me dejó un misterio-.
Gloria Fuertes
Encuentro
Me tropecé contigo en primavera,
una tarde de sol, delgada y fina,
y fuiste en mi espalda enredadera,
y en mi cintura, lazo y serpentina.
Me diste la blandura de tu cera,
y yo te di la sal de mi salina.
Y navegamos juntos, sin bandera,
por el mar de la rosa y de la espina.
Y después, a morir, a ser dos ríos
sin adelfas, oscuros y vacíos,
para la boca torpe de la gente....
Y por detrás, dos lunas, dos espadas,
dos cinturas, dos bocas enlazadas
y dos arcos de amor de un mismo puente.
Me tropecé contigo en primavera,
una tarde de sol, delgada y fina,
y fuiste en mi espalda enredadera,
y en mi cintura, lazo y serpentina.
Me diste la blandura de tu cera,
y yo te di la sal de mi salina.
Y navegamos juntos, sin bandera,
por el mar de la rosa y de la espina.
Y después, a morir, a ser dos ríos
sin adelfas, oscuros y vacíos,
para la boca torpe de la gente....
Y por detrás, dos lunas, dos espadas,
dos cinturas, dos bocas enlazadas
y dos arcos de amor de un mismo puente.
Rafael de León
Ladridos Jadeantes En El Césped
Ladridos jadeantes en el césped
le hacen mirar, con el calor el día
va rodando a su fin y de las rosas
sube un olor, y una inquietud constante.
En el silencio rueda la alegría
súbita de los perros. Y él entiende
esa felicidad, el desvarío
que ellos muestran. Hermosa fue la vida
cuando el cuerpo era joven, y el deseo
la costumbre inicial de cada hora.
Un aire corto llega desde el mar
y ha alargado la sombra de los montes.
Echa su vida atrás, desnuda el cuerpo
delante de otro cuerpo, y unos ojos
le buscan y él los busca.
En el amor era veloz el tiempo,
iba pronto a morir, y en vano el joven
pensaba detenerlo, se soñaba
vencido en la vejez y desamado.
Entonces su victoria
era querer aún más, con mayor fuerza.
Mira, desde su frente, con los ojos
fijos la línea de los montes, áspero
muro de plata que en el mar se hiela.
Ya no lucha la tarde y se hace rosa
la luz en su cabeza pensativa.
Llegan, desde el camino, frescas voces
llamándose. La casa, oscurecida,
se ha perdido en los árboles, y él oye
el dulce nacimiento del amor,
escucha su secreto. Ya de nuevo
vive su corazón, y el hombre tiembla,
siente cargado el pecho, y apresura
un llanto fervoroso.
Ladridos jadeantes en el césped
le hacen mirar, con el calor el día
va rodando a su fin y de las rosas
sube un olor, y una inquietud constante.
En el silencio rueda la alegría
súbita de los perros. Y él entiende
esa felicidad, el desvarío
que ellos muestran. Hermosa fue la vida
cuando el cuerpo era joven, y el deseo
la costumbre inicial de cada hora.
Un aire corto llega desde el mar
y ha alargado la sombra de los montes.
Echa su vida atrás, desnuda el cuerpo
delante de otro cuerpo, y unos ojos
le buscan y él los busca.
En el amor era veloz el tiempo,
iba pronto a morir, y en vano el joven
pensaba detenerlo, se soñaba
vencido en la vejez y desamado.
Entonces su victoria
era querer aún más, con mayor fuerza.
Mira, desde su frente, con los ojos
fijos la línea de los montes, áspero
muro de plata que en el mar se hiela.
Ya no lucha la tarde y se hace rosa
la luz en su cabeza pensativa.
Llegan, desde el camino, frescas voces
llamándose. La casa, oscurecida,
se ha perdido en los árboles, y él oye
el dulce nacimiento del amor,
escucha su secreto. Ya de nuevo
vive su corazón, y el hombre tiembla,
siente cargado el pecho, y apresura
un llanto fervoroso.
Francisco Brines
No Busques, No
Yo te he querido como nunca.
Eras azul como noche que acaba,
eras la impenetrable caparazón del galápago
que se oculta bajo la roca de la amorosa llegada de la luz.
Eras la sombra torpe
que cuaja entre los dedos cuando en tierra dormimos solitarios.
De nada serviría besar tu oscura encrucijada de sangre alterna,
donde de pronto el pulso navegaba
y de pronto faltaba como un mar que desprecia a la arena.
La sequedad viviente de unos ojos marchitos,
de los que yo veía a través de las lágrimas,
era una caricia para herir las pupilas,
sin que siquiera el párpado se cerrase en defensa.
Cuán amorosa forma
la del suelo las noches del verano
cuando echado en la tierra se acaricia este mundo que rueda,
la sequedad oscura,
la sordera profunda,
la cerrazón a todo,
que transcurre como lo más ajeno a un sollozo.
Tú, pobre hombre que duermes
sin notar esa luna trunca
que gemebunda apenas si te roza;
tú, que viajas postrero
con la corteza seca que rueda entre tus brazos,
no beses el silencio sin falla por donde nunca
a la sangre se espía,
por donde será inútil la busca del calor
que por los labios se bebe
y hace fulgir el cuerpo como con una luz azul si la noche es de plomo.
No, no busques esa gota pequeñita,
ese mundo reducido o sangre mínima,
esa lágrima que ha latido
y en la que apoyar la mejilla descansa.
De "La destrucción o el amor" 1932 - 1933
Yo te he querido como nunca.
Eras azul como noche que acaba,
eras la impenetrable caparazón del galápago
que se oculta bajo la roca de la amorosa llegada de la luz.
Eras la sombra torpe
que cuaja entre los dedos cuando en tierra dormimos solitarios.
De nada serviría besar tu oscura encrucijada de sangre alterna,
donde de pronto el pulso navegaba
y de pronto faltaba como un mar que desprecia a la arena.
La sequedad viviente de unos ojos marchitos,
de los que yo veía a través de las lágrimas,
era una caricia para herir las pupilas,
sin que siquiera el párpado se cerrase en defensa.
Cuán amorosa forma
la del suelo las noches del verano
cuando echado en la tierra se acaricia este mundo que rueda,
la sequedad oscura,
la sordera profunda,
la cerrazón a todo,
que transcurre como lo más ajeno a un sollozo.
Tú, pobre hombre que duermes
sin notar esa luna trunca
que gemebunda apenas si te roza;
tú, que viajas postrero
con la corteza seca que rueda entre tus brazos,
no beses el silencio sin falla por donde nunca
a la sangre se espía,
por donde será inútil la busca del calor
que por los labios se bebe
y hace fulgir el cuerpo como con una luz azul si la noche es de plomo.
No, no busques esa gota pequeñita,
ese mundo reducido o sangre mínima,
esa lágrima que ha latido
y en la que apoyar la mejilla descansa.
De "La destrucción o el amor" 1932 - 1933
Vicente Aleixandre
Escribo Y Apareces Siempre
Este amor ¿canta o atestigua?
¿Confesión o hilos invisibles
sueño o verdad
la luz que visita
para hacerse vestido
tantos como mundos
que en este hermoso oficio
yo procuro?
Espiando tú mi pensamiento
aventuras:
canto y testimonio
no pueden separar
ave sobre velero
en el dominio mar y
siempre pagarás ser dueña
pues de agua llamaste un barco
que obedece.
No estoy conforme. Mira el ancho
de los versos:
Te amo bajo los astros
(testimonio sería)
o
Estamos abrazando al mundo
(canto parece).
Y te acercas a la mesa
para decirme
no pierdas más tiempo
de tus manos que escriben
cosa mejor conmigo
ni busques más amparo
que el de tu voz nunca indecisa
ni temerosa al lado de tu amor
que sabe el movimiento puro
del zarpazo cuando habitas
un rostro de escribiente
que me parece abismo
si acerco tu cintura
clavada en esta sala.
Ven, tu poema mejor
es el mío, lo mío, la esfera.
La presa en tus brazos
¿será este libro
puntada de la sangre
fisura del pensamiento
camino de sencillez
amor crecido las estrellas
pegadas a mi cuerpo
egoísmo salvación
condena manzana dulce?
De: Pasión inédita
Este amor ¿canta o atestigua?
¿Confesión o hilos invisibles
sueño o verdad
la luz que visita
para hacerse vestido
tantos como mundos
que en este hermoso oficio
yo procuro?
Espiando tú mi pensamiento
aventuras:
canto y testimonio
no pueden separar
ave sobre velero
en el dominio mar y
siempre pagarás ser dueña
pues de agua llamaste un barco
que obedece.
No estoy conforme. Mira el ancho
de los versos:
Te amo bajo los astros
(testimonio sería)
o
Estamos abrazando al mundo
(canto parece).
Y te acercas a la mesa
para decirme
no pierdas más tiempo
de tus manos que escriben
cosa mejor conmigo
ni busques más amparo
que el de tu voz nunca indecisa
ni temerosa al lado de tu amor
que sabe el movimiento puro
del zarpazo cuando habitas
un rostro de escribiente
que me parece abismo
si acerco tu cintura
clavada en esta sala.
Ven, tu poema mejor
es el mío, lo mío, la esfera.
La presa en tus brazos
¿será este libro
puntada de la sangre
fisura del pensamiento
camino de sencillez
amor crecido las estrellas
pegadas a mi cuerpo
egoísmo salvación
condena manzana dulce?
De: Pasión inédita
Pureza Canelo
Ser Río Sin Peces
Ser de río sin peces, esto he sido.
Y revestida voy de espuma y hielo.
Ahogado y roto llevo todo el cielo
y el árbol se me entrega malherido.
A dos orillas del dolor uncido
va mi caudal a un mar de desconsuelo.
La garza de su estero es alto vuelo
y adiós y breve sol desvanecido.
Para morir sin canto, ciego, avanza
mordido de vacío y de añoranza.
Ay, pero a veces hondo y sosegado
se detiene bajo una sombra pura.
Se detiene y recibe la hermosura
con un leve temblor maravillado.
Ser de río sin peces, esto he sido.
Y revestida voy de espuma y hielo.
Ahogado y roto llevo todo el cielo
y el árbol se me entrega malherido.
A dos orillas del dolor uncido
va mi caudal a un mar de desconsuelo.
La garza de su estero es alto vuelo
y adiós y breve sol desvanecido.
Para morir sin canto, ciego, avanza
mordido de vacío y de añoranza.
Ay, pero a veces hondo y sosegado
se detiene bajo una sombra pura.
Se detiene y recibe la hermosura
con un leve temblor maravillado.
Rosario Castellanos
Mujer Dormida
¿Dormida? ¿Hecha cuajado río o luna?
¿Fuera de ti, pálida voz de la tierra?
¿Labio de mármol que oscuro anhelo calla?
No oso acercar manos que tiemblan
a la desnuda y yerma saudade de tu cuerpo.
Bajo las pestañas no sé qué cabalgadas;
qué perfecci6n de bosques y senderos;
qué bueyes con cuernos de laurel adornados
con pardas muchachas en los lomos florecidas.
O nada, o solo el negro sueño, olvido;
dos profundos pozos sin eco y sin llegada,
tu frente sin huella un mar de nieve,
el corazón como una estrella acostumbrada.
Y el blanco amor que te cubre, nube,
granizo es ya, que te conserva, nítida,
como una paloma posada más allá del arrullo.
Lejos de ti; amarte, verte de lejos;
la cabellera, mortaja de tu sueño.
En soledad, sin hombres y sin dioses.
Grises peñascos; mazorcas huecas; hiedra.
De "Anillos de agua"
¿Dormida? ¿Hecha cuajado río o luna?
¿Fuera de ti, pálida voz de la tierra?
¿Labio de mármol que oscuro anhelo calla?
No oso acercar manos que tiemblan
a la desnuda y yerma saudade de tu cuerpo.
Bajo las pestañas no sé qué cabalgadas;
qué perfecci6n de bosques y senderos;
qué bueyes con cuernos de laurel adornados
con pardas muchachas en los lomos florecidas.
O nada, o solo el negro sueño, olvido;
dos profundos pozos sin eco y sin llegada,
tu frente sin huella un mar de nieve,
el corazón como una estrella acostumbrada.
Y el blanco amor que te cubre, nube,
granizo es ya, que te conserva, nítida,
como una paloma posada más allá del arrullo.
Lejos de ti; amarte, verte de lejos;
la cabellera, mortaja de tu sueño.
En soledad, sin hombres y sin dioses.
Grises peñascos; mazorcas huecas; hiedra.
De "Anillos de agua"
Ricardo Carballo Calero
Pescador de Luna
Cuando me mira los faroles rojos
en la orilla del mar,
mi pescador, el de profundos ojos,
pone sus negras redes a pescar.
( El mar ante la noche se ilumina,
y sus olas doradas, al nacer,
florecen como un ansia repentina
en ojos de mujer. )
Pez de luna bruñida no se pesca,
pescador.
Agua del golfo, la ondulada y fresca,
deja que riegue la orilla con amor.
No persigas la forma del lucero,
que ni el agua dormida la dará;
si él, como un sonámbulo viajero,
sólo viene y se va.
Que, pobres, las corrientes y la charca
encierran ilusión,
y ajenos al peligro de tu barca
vienen sueños de luz al corazón.
Con los ojos, ya tímidos, escarbas
en los mares rebeldes a cincel,
y puede correr llanto por tus barbas
de serpientes de miel.
El agua misma, la ondulada y fresca,
ponga un poco de sol en tu dolor.
¡Pez de luna bruñida no se pesca,
pescador!
Cuando me mira los faroles rojos
en la orilla del mar,
mi pescador, el de profundos ojos,
pone sus negras redes a pescar.
( El mar ante la noche se ilumina,
y sus olas doradas, al nacer,
florecen como un ansia repentina
en ojos de mujer. )
Pez de luna bruñida no se pesca,
pescador.
Agua del golfo, la ondulada y fresca,
deja que riegue la orilla con amor.
No persigas la forma del lucero,
que ni el agua dormida la dará;
si él, como un sonámbulo viajero,
sólo viene y se va.
Que, pobres, las corrientes y la charca
encierran ilusión,
y ajenos al peligro de tu barca
vienen sueños de luz al corazón.
Con los ojos, ya tímidos, escarbas
en los mares rebeldes a cincel,
y puede correr llanto por tus barbas
de serpientes de miel.
El agua misma, la ondulada y fresca,
ponga un poco de sol en tu dolor.
¡Pez de luna bruñida no se pesca,
pescador!
José Gorostiza
de Pronto En Una Playa Interminable
Toco en la oscuridad las cerraduras.
¿Cómo llegué hasta aquí?
Es una extraña casa
que rodean tinieblas, y me llaman.
¿Quién eres tú, la que me canta?
Recuerdo ahora el mar. ¡El mar! Si yo pudiera
volver al mar a aquella playa
donde llovía siempre. Allá arriba las verdes colinas
y más allá la tierra escarlata, y la Gran Cordillera
que vigila volcanes, el viento que sopla desde allí,
y el cielo de cristal.
Nadie en las dunas.
La lluvia ahuyenta
y me deja solo en esta playa de pronto interminable.
Como el mar es la casa, como la lluvia sus muros.
Siento mis pasos: ya están aquí, y abro la puerta.
¿Cómo cruzar el fuego que arde entre tus pasos y los míos?
¿Quién me trajo a estos muros que se encienden y se apagan?
Y entro en otros cuartos que se abren a otros cuartos,
y el silencio es un cíngulo dormido en los dinteles.
La imperceptible niebla empapa las recámaras,
pisa los zócalos, roza ventanas, hunde los lechos.
Mis pasos se adelantan al llegar a la sala, al llegar a la mesa,
al llegar al libro abierto de polvo,
al libro y a la mesa que nadie ha tocado en mil años,
y nadie vendrá.
Pero ahora la niebla
toca con su frente los umbrales.
Ya no hay nadie en la casa. (Si hubiera alguien,
¿a quién amar ahora?). Toco la mesa
y la mesa se ilumina.
Toco las cerraduras
y las cerraduras se abren.
Toco en la oscuridad los muros,
y los muros se apartan,
y escucho en el silencio de la sangre el río que me habla
sobre esta oscuridad.
Toco en la oscuridad las cerraduras.
¿Cómo llegué hasta aquí?
Es una extraña casa
que rodean tinieblas, y me llaman.
¿Quién eres tú, la que me canta?
Recuerdo ahora el mar. ¡El mar! Si yo pudiera
volver al mar a aquella playa
donde llovía siempre. Allá arriba las verdes colinas
y más allá la tierra escarlata, y la Gran Cordillera
que vigila volcanes, el viento que sopla desde allí,
y el cielo de cristal.
Nadie en las dunas.
La lluvia ahuyenta
y me deja solo en esta playa de pronto interminable.
Como el mar es la casa, como la lluvia sus muros.
Siento mis pasos: ya están aquí, y abro la puerta.
¿Cómo cruzar el fuego que arde entre tus pasos y los míos?
¿Quién me trajo a estos muros que se encienden y se apagan?
Y entro en otros cuartos que se abren a otros cuartos,
y el silencio es un cíngulo dormido en los dinteles.
La imperceptible niebla empapa las recámaras,
pisa los zócalos, roza ventanas, hunde los lechos.
Mis pasos se adelantan al llegar a la sala, al llegar a la mesa,
al llegar al libro abierto de polvo,
al libro y a la mesa que nadie ha tocado en mil años,
y nadie vendrá.
Pero ahora la niebla
toca con su frente los umbrales.
Ya no hay nadie en la casa. (Si hubiera alguien,
¿a quién amar ahora?). Toco la mesa
y la mesa se ilumina.
Toco las cerraduras
y las cerraduras se abren.
Toco en la oscuridad los muros,
y los muros se apartan,
y escucho en el silencio de la sangre el río que me habla
sobre esta oscuridad.
Miguel Arteche
A Brazo Partido
Llevo en los huesos tanto amor metido
que solo en carne viva y a bandazos,
voy capeando el mar de estos dos brazos
entre los que me encuentro sometido.
No, no basta gritar, tomar partido,
morir hasta caerse uno a pedazos;
hay que hundir a caricias y a zarpazos
tu corazón, tu corazón vencido.
Quiero daros la vida que me sobra,
y este amor que me arranca de los huesos.
Vuestro mi corazón, vuestra mi obra
de compartir lo vuestro y nuestro y mío,
consumidos en cólera y en besos.
Solo a mi amor vuestro dolor confío.
Llevo en los huesos tanto amor metido
que solo en carne viva y a bandazos,
voy capeando el mar de estos dos brazos
entre los que me encuentro sometido.
No, no basta gritar, tomar partido,
morir hasta caerse uno a pedazos;
hay que hundir a caricias y a zarpazos
tu corazón, tu corazón vencido.
Quiero daros la vida que me sobra,
y este amor que me arranca de los huesos.
Vuestro mi corazón, vuestra mi obra
de compartir lo vuestro y nuestro y mío,
consumidos en cólera y en besos.
Solo a mi amor vuestro dolor confío.
José Albi
Llama de Lluvia Maya
Estalla la poesía de tu piel, Juan, como la miel en un cedro
mojado; te veo y eres la luz, el brote oloroso que abre las
ventanas de un día feliz.
Ya ves, aquí me tienes jugando con los grillos del alba
porque a un lado está tu pecho encendido,
las manos se te posan en mi pelo cansado
y entonces nunca ha existido cansancio en mí;
todo lo rompes, Juan, te estableces en mi corazón y allí
fundas tu casa
de guacamayos blancos, viento y sal,
las violetas vuelan exasperadas por tu aroma
y el mar se rinde
-grandioso perdedor-
ante ese cabello dorado que a todo le pide cuentas:
al amor, a los encantados caminos,
a los dioses de fuego que alumbran tus ojos de indio desarraigado.
Siento que sufras bajo los cementos de Madrid,
que te falte espacio para cambiar tus lágrimas
por las de la luna llena,
pero el tenerte aquí, el vivir junto a un nagual único, inextinguible,
junto a una llama de lluvia que nunca se apaga
¿A quién debo agradecerle tanta dicha?
Estalla la poesía de tu piel, Juan, como la miel en un cedro
mojado; te veo y eres la luz, el brote oloroso que abre las
ventanas de un día feliz.
Ya ves, aquí me tienes jugando con los grillos del alba
porque a un lado está tu pecho encendido,
las manos se te posan en mi pelo cansado
y entonces nunca ha existido cansancio en mí;
todo lo rompes, Juan, te estableces en mi corazón y allí
fundas tu casa
de guacamayos blancos, viento y sal,
las violetas vuelan exasperadas por tu aroma
y el mar se rinde
-grandioso perdedor-
ante ese cabello dorado que a todo le pide cuentas:
al amor, a los encantados caminos,
a los dioses de fuego que alumbran tus ojos de indio desarraigado.
Siento que sufras bajo los cementos de Madrid,
que te falte espacio para cambiar tus lágrimas
por las de la luna llena,
pero el tenerte aquí, el vivir junto a un nagual único, inextinguible,
junto a una llama de lluvia que nunca se apaga
¿A quién debo agradecerle tanta dicha?
Almudena Guzmán
Poema Para Octubre
La tarde es una rosa vagamente
en la rama desnuda del ocaso.
Una rosa ceniza, como un frío
beso crecido en unos muertos labios.
Leve sombra desliza
su palidez de hielo entre mis manos.
Las pupilas alargan sus miradas
como cautivos pájaros.
Octubre otra vez fruto
de este paisaje, este árbol
donde día tras día oscuramente
mi pobre corazón se va quedando.
Vivir es reencontrarse
en todo lo lejano,
ser otra vez aliento en el paisaje
que fue otra vez soñado.
Vivir es ser corteza de este roble
que en hielo y sol el tiempo va quemando.
El mar de la memoria
se enciende, se ilumina, y a su amparo
el corazón revive,
remoza primaveras, sollozando.
La tarde es una rosa vagamente
en la rama desnuda del ocaso.
A la piadosa luz de octubre vuelvo
y entre la tibia cuenca de mis manos
como un niño dormido
mi corazón levanto.
Vivir es retornar a cada Octubre
para sentirse el corazón dorado.
La tarde es una rosa vagamente
ceniza.
Octubre es fruto
otra vez en el árbol.
La tarde es una rosa vagamente
en la rama desnuda del ocaso.
Una rosa ceniza, como un frío
beso crecido en unos muertos labios.
Leve sombra desliza
su palidez de hielo entre mis manos.
Las pupilas alargan sus miradas
como cautivos pájaros.
Octubre otra vez fruto
de este paisaje, este árbol
donde día tras día oscuramente
mi pobre corazón se va quedando.
Vivir es reencontrarse
en todo lo lejano,
ser otra vez aliento en el paisaje
que fue otra vez soñado.
Vivir es ser corteza de este roble
que en hielo y sol el tiempo va quemando.
El mar de la memoria
se enciende, se ilumina, y a su amparo
el corazón revive,
remoza primaveras, sollozando.
La tarde es una rosa vagamente
en la rama desnuda del ocaso.
A la piadosa luz de octubre vuelvo
y entre la tibia cuenca de mis manos
como un niño dormido
mi corazón levanto.
Vivir es retornar a cada Octubre
para sentirse el corazón dorado.
La tarde es una rosa vagamente
ceniza.
Octubre es fruto
otra vez en el árbol.
Leopoldo de Luis
Azul de Tierra En Ti
Parece mar, el cielo
donde me he recostado a soñarte
Si vieras mi mirada,
como un ave, cazando horizontes y estrellas.
El universo es mío desde que tú te hiciste
techo de mariposas para mi corazón.
Es tan azul el aire cuando mueves tus alas,
que el vuelo nace eterno en repetida ola sin cansancio.
No sé si en ola o nube abrirme la ternura
para rodarme al sueño donde duermes.
Es tan callado el viento,
que he podido lograrte entre los ecos.
Soy toda claridad para estrecharte
Te he visto con los ojos vivos
como los ojos abiertos de los bosques,
figurándome en risas y quebradas nadando hasta el océano.
Te he recogido en huellas de canciones marinas
donde una vez dejaste corazones de agua enamorados.
Te he sacado del tiempo
¡Cómo te he levantado en un lirio de luz
que floreció mi mano al recordarte !
¿Por qué me corre el mar ?
Tú eres vivo universo contestándome
Parece mar, el cielo
donde me he recostado a soñarte
Si vieras mi mirada,
como un ave, cazando horizontes y estrellas.
El universo es mío desde que tú te hiciste
techo de mariposas para mi corazón.
Es tan azul el aire cuando mueves tus alas,
que el vuelo nace eterno en repetida ola sin cansancio.
No sé si en ola o nube abrirme la ternura
para rodarme al sueño donde duermes.
Es tan callado el viento,
que he podido lograrte entre los ecos.
Soy toda claridad para estrecharte
Te he visto con los ojos vivos
como los ojos abiertos de los bosques,
figurándome en risas y quebradas nadando hasta el océano.
Te he recogido en huellas de canciones marinas
donde una vez dejaste corazones de agua enamorados.
Te he sacado del tiempo
¡Cómo te he levantado en un lirio de luz
que floreció mi mano al recordarte !
¿Por qué me corre el mar ?
Tú eres vivo universo contestándome
Julia de Burgos
Y ahí está ella
pensando en lo que un día fue
en el pasado que no será más que un recuerdo
un recuerdo que se perderá en el olvido.
Y ahí está ella
llenando su vacío con recuerdos de su amor
intentando rescatar los buenos momentos
esos que no se repiten y que no volverán.
Ella no se siente mucho mejor
pero prefiere estar llena de recuerdos que de nada
ya sabe como se siente
y cree no ser capaz de soportarlo.
Y ahí está ella, como si no estuviera
parece que está viva, pero por dentro está casi muerta
siente un dolor punzante, que le quita las ganas de todo
las ganas de vivir.
Y se encara con la realidad
con la imagen imaginaria de su amor y el origen de su dolor,
"Pienso en ti cada día, sin poder evitarlo
termino presa de tu recuerdo,
y sin darme cuenta, me sumerjo en un mar de lágrimas
lágrimas que conducen al fondo de mi alma,
aunque ahí ya no queda nada
todo está vacío, cubierto de una oscuridad fría y pétrea
donde ya no hay ninguna chispa de luz,de vida
donde ya no queda nada más que la esperanza rota de que estaríamos juntos, donde ya no me encuentro ni a mí misma, donde al final no quedó nada ni de ti y ni de mi."
pensando en lo que un día fue
en el pasado que no será más que un recuerdo
un recuerdo que se perderá en el olvido.
Y ahí está ella
llenando su vacío con recuerdos de su amor
intentando rescatar los buenos momentos
esos que no se repiten y que no volverán.
Ella no se siente mucho mejor
pero prefiere estar llena de recuerdos que de nada
ya sabe como se siente
y cree no ser capaz de soportarlo.
Y ahí está ella, como si no estuviera
parece que está viva, pero por dentro está casi muerta
siente un dolor punzante, que le quita las ganas de todo
las ganas de vivir.
Y se encara con la realidad
con la imagen imaginaria de su amor y el origen de su dolor,
"Pienso en ti cada día, sin poder evitarlo
termino presa de tu recuerdo,
y sin darme cuenta, me sumerjo en un mar de lágrimas
lágrimas que conducen al fondo de mi alma,
aunque ahí ya no queda nada
todo está vacío, cubierto de una oscuridad fría y pétrea
donde ya no hay ninguna chispa de luz,de vida
donde ya no queda nada más que la esperanza rota de que estaríamos juntos, donde ya no me encuentro ni a mí misma, donde al final no quedó nada ni de ti y ni de mi."
lyricalgirl