Mensajes de una madre a su hijo ( 4 )
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María es la Madre de Jesús y Madre de todos nosotros aunque Cristo solamente fue quien reposó en su regazo... Si Él es nuestro, debieramos estar en su lugar; ya que donde Él está debemos estar también nosotros y todo lo que Él tiene debe ser nuestro, y su madre es también nuestra madre
MartÃn Lutero
La única ternura inalterable es la que siente el perro hacia su amo. Todavía el hijo suele irritarse contra el padre; todavía el padre suele maldecir a su hijo. Solo el perro sufre una paliza de su amo, y llora de amor por él.
Ignacio Manuel Altamirano
Ten fe en el progreso. La madre Tierra se enorgullecerá dentro de poco al ser pisada por hombres en vez de rebaños. El sol comienza a besar sus frentes en lugar de quemar sus espaldas. ¡Ánimo, hermano!
Ricardo Flores Magón
La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en una médica, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de trabajadores agrícolas puede llegar a ser presidente de una gran nación
Nelson Mandela
¿Por qué la gente necesita la privacidad? ¿Por qué la privacidad es importante? En China, cada família viven juntos, los abuelos, los padres, hija, hijo y sus familiares también. Comen juntos y comparten todo, hablan de todo. La privacidad hace a la gente solitaria. La privacidad hace a la família distante.
Xiaolu Guo
¿Qué somos? Me preguntaste una semana o un año después, ¿Hormigas, abejas, cifras equivocadas en la gran sopa podrida del azar? Somos seres humanos, hijo mío, casi pájaros, héroes públicos y secretos.
Roberto Bolaño
Muddy Waters siguió tocando poderosamente hasta el día que murió. John Lee Hooker aun rockea como un hijo de puta, y es más heavy metal que cualquiera de estos chicos nuevos. Si lo que queres es heavy metal, habla con él y escúchalo tocar
Keith Richards
¿Sois poetas? ¿amáis el arte?? Dónde hallaréis mejor modelo ni mejor maestro que en esa santa y buena y sabia naturaleza, siempre bella, siempre riente, siempre productora, siempre virgen y madre, de cuyo seno nace el arte griego como Venus de las espumas, como Minerva del cerebro de Jove.
Rubén DarÃo
la elección de la salvación del hombre es la obra especial de Dios, el Padre, que la expiación, mediación e intercesión, son la obra especial de Dios, el Hijo y que la santificación es la obra especial de Dios, el Espíritu Santo.
J.C. Ryle
Esta organización monstruosa hace que cuando el hijo del trabajador ingresa en la vida, no tiene campo que cultivar, ni máquina que manejar, ni mina que explotar si no le cede al amo la mayor parte de lo que produzca. Vende entonces la fuerza de su trabajo a cambio de una ración mezquina e insegura. Si tiene permiso para dedicarse al cultivo de un campo, debe ceder la cuarta parte del producto al amo y la otra al gobierno y a los intermediarios. Si se dedica a la industria, podrá trabajar a condición de no recibir más que un tercio o la mitad del producto. El resto será para quien la ley reconoce como propietario de la máquina
Piotr Kropotkin
Bajé por espacio y aires
y mas aires, descendiendo,
sin llamado y con llamada
por la fuerza del deseo,
y a más que yo caminaba
era el descender más recto
y era mi gozo más vivo
y mi adivinar más cierto,
y arribo como la flecha
éste mi segundo cuerpo
en el punto en que comienzan
Patria y Madre que me dieron.
¡Tan feliz que hace la marcha!
Me ataranta lo que veo,
lo que miro o adivino,
lo que busco y lo que encuentro;
pero como fui tan otra
y tan mudada regreso,
con temor ensayo rutas,
peñascales y repechos,
el nuevo y largo respiro,
los rumores y los ecos.
O fue loca mi partida
o es loco ahora el regreso;
pero ya los pies tocaron
bajíos, cuestas, senderos,
gracia tímida de hierbas
y unos céspedes tan tiernos
que no quisiera doblarlos
ni rematar este sueño
de ir sin forma caminando
la dulce parcela, el reino
que me tuvo sesenta años
y me habita como un eco.
Voy en delgadez de niebla
pero sin embargo llevo
las facciones de mi cara,
lo quebrantado del peso,
intacta la voluntad
pero el rostro medio ciego
y respondo por mi nombre
aunque ya no sea aquéllo.
y mas aires, descendiendo,
sin llamado y con llamada
por la fuerza del deseo,
y a más que yo caminaba
era el descender más recto
y era mi gozo más vivo
y mi adivinar más cierto,
y arribo como la flecha
éste mi segundo cuerpo
en el punto en que comienzan
Patria y Madre que me dieron.
¡Tan feliz que hace la marcha!
Me ataranta lo que veo,
lo que miro o adivino,
lo que busco y lo que encuentro;
pero como fui tan otra
y tan mudada regreso,
con temor ensayo rutas,
peñascales y repechos,
el nuevo y largo respiro,
los rumores y los ecos.
O fue loca mi partida
o es loco ahora el regreso;
pero ya los pies tocaron
bajíos, cuestas, senderos,
gracia tímida de hierbas
y unos céspedes tan tiernos
que no quisiera doblarlos
ni rematar este sueño
de ir sin forma caminando
la dulce parcela, el reino
que me tuvo sesenta años
y me habita como un eco.
Voy en delgadez de niebla
pero sin embargo llevo
las facciones de mi cara,
lo quebrantado del peso,
intacta la voluntad
pero el rostro medio ciego
y respondo por mi nombre
aunque ya no sea aquéllo.
Gabriela Mistral
Al igual que una madre. ¿Qué haría una madre si no pudiera quejarse sobre ti y hacerte limpiar tu habitación? ¿Y qué harías tú sin ella quejándose y haciendo que lo hagas? Todo el mundo necesita una madre. Y una madre lo sabe. Y le da un sentido de propósito. ¿Lo entiendes?
Stephen Chbosky
A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía. Mis muñecas han sabido a veces de las caricias de la seda y a veces de las injurias de la lana, del oro de los príncipes y de las cadenas de los esclavos. Mis dedos han levantado mil velos, mis labios han sonrojado a mil vírgenes, mis ojos han visto agonizar ciudades y caer imperios. Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano. Y tú permanecerás después de mí, hijo mío. Y guardarás mi recuerdo. Y leerás mis libros. Y entonces volverás a ver esta escena: tu padre, ataviado a la napolitana, en esta galera que lo devuelve a la costa africana, garrapateando como mercader que hace balance al final de un largo periplo. Pero no es esto, en cierto modo, lo que estoy haciendo: qué he ganado, qué he perdido, qué he de decirle al supremo Acreedor? Me ha prestado cuarenta años que he ido dispersando a merced de los viajes: mi sabiduría ha vivido en Roma, mi pasión en el Cairo, mi angustia en Fez, y en Granada vive aún mi inocencia.
Amin Maalouf
¿Sabes que he venido a verte a ti antes que a mi madre? ?Le dijo un Illium cansado, uno de los últimos días de verano al entregarle una carta-. Galen amenazó con arrancarme las plumas una a una si no lo hacía.
-Illium
-Illium
Nalini Singh
Si quieres hacer algo por el Señor? hazlo. Lo que sientas que hace falta hacer, aunque tiembles de miedo, da el primer paso hacia delante. La gracia viene con ese paso y recibirás más gracia con los demás pasos que des. Sentir miedo no es el problema; el problema está en no hacer nada cuando sientes miedo?dijo la Madre Angélica.
Raymond Arroyo
Una vez fui en el tour de radio mas agotador. Viviendo en habitaciones de hotel, durmiendo en la parte trasera de los coches de alquiler mientras mi madre conducia hacia tres ciudades diferentes en un solo día
Taylor Swift
VINO color de día,
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
vino,
estrellado hijo
de la tierra,
vino, liso
como una espada de oro,
suave
como un desordenado terciopelo,
vino encaracolado
y suspendido,
amoroso,
marino,
nunca has cabido en una copa,
en un canto, en un hombre,
coral, gregario eres,
y cuando menos, mutuo.
A veces
te nutres de recuerdos
mortales,
en tu ola
vamos de tumba en tumba,
picapedrero de sepulcro helado,
y lloramos
lágrimas transitorias,
pero
tu hermoso
traje de primavera
es diferente,
el corazón sube a las ramas,
el viento mueve el día,
nada queda
dentro de tu alma inmóvil.
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
vino,
estrellado hijo
de la tierra,
vino, liso
como una espada de oro,
suave
como un desordenado terciopelo,
vino encaracolado
y suspendido,
amoroso,
marino,
nunca has cabido en una copa,
en un canto, en un hombre,
coral, gregario eres,
y cuando menos, mutuo.
A veces
te nutres de recuerdos
mortales,
en tu ola
vamos de tumba en tumba,
picapedrero de sepulcro helado,
y lloramos
lágrimas transitorias,
pero
tu hermoso
traje de primavera
es diferente,
el corazón sube a las ramas,
el viento mueve el día,
nada queda
dentro de tu alma inmóvil.
Pablo Neruda
Cuando el Hijo de Dios, lleno de un amor infinito, se dignó verter su sangre preciosa por la salvación del mundo, llamó a todos los hombres hermanos, haciéndoles igualmente hijos de la Virgen María.
Jerónimo Usera
Claro que México es un narcoestado, cuando no hay alternativas hay dos tipos de hombres: aquel que se resigna a ser un siervo o esclavo en la milpa o el que decide que va a pelear hasta reventar para salir de eso. Y este último es el que hace las cosas: el que conquista América, el que lleva el narco, etcétera. Por eso tengo más simpatía por aquel que se arriesga y se la juega que por el hijo de puta que está detrás de un despacho, en Los Pinos o donde sea, no se juega nada y está a la hora de recibir el dinero fruto del beneficio de la operación.
Arturo Pérez-Reverte
Consideremos nuevamente este punto. Eso es aquí, Es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él están todos los que amamos, todo los que conoces, todos de quiénes haz oído hablar, y todos los seres humanos, quiens fueran que han vivido sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja de enamorados, cada madre y padre, cada esperanzado niño, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada ?superestrella?, cada ?líder supremo?, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí: en una mota de polvo suspendida en un rayo de Sol.
La Tierra es un muy pequeño escalón en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre derramados por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueles visitas que los habitantes de una esquina de ese pixel hicieron contra los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina; la frecuencia de sus malentendidos, la impaciencia por matarse unos a otros, la generación de fervientes odios. Nuestras posturas, nuestra imaginada auto-importancia, la falsa ilusión de tener una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este pálido punto de luz.
Nuestro planeta es una mota solitaria en la inmensa oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ni un indicio de que la ayuda llegará desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro cercano, al cual nuestra especie pudiera migrar. ¿Visitar?, Sí. Establecerse, ¿aún no?. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.
Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad y construcción de carácter. Quizá no hay mejor demostración de la tontería de la soberbia humana que ésta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amablemente, y de preservar y cuidar el pálido punto azul, el único hogar que jamás hemos conocido
La Tierra es un muy pequeño escalón en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre derramados por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueles visitas que los habitantes de una esquina de ese pixel hicieron contra los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina; la frecuencia de sus malentendidos, la impaciencia por matarse unos a otros, la generación de fervientes odios. Nuestras posturas, nuestra imaginada auto-importancia, la falsa ilusión de tener una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este pálido punto de luz.
Nuestro planeta es una mota solitaria en la inmensa oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ni un indicio de que la ayuda llegará desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro cercano, al cual nuestra especie pudiera migrar. ¿Visitar?, Sí. Establecerse, ¿aún no?. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.
Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad y construcción de carácter. Quizá no hay mejor demostración de la tontería de la soberbia humana que ésta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amablemente, y de preservar y cuidar el pálido punto azul, el único hogar que jamás hemos conocido
Carl Sagan
Dios nos había creado, pero no podía crear el amor. Si quería que existiera el amor fuera de Él, tenía que crear seres libres. Si quería que existieran seres libres, tenía que dotarles de inteligencia y voluntad. El amor debía ser nuestra respuesta. Dios no quería esclavos. Aunque hubiera tenido esclavos a su alrededor, el amor hubiera seguido siendo una respuesta libre. El amor requería de libertad. Y así el Creador quiso que hubiera individuos libres, que le amaran como un hijo ama a un Padre.
José Antonio Fortea
El infante más hermoso que haya nacido este año y viene a ser el rayito de sol de una familia, no es, como su madre quizá cariñosamente lo llame, un ?angelito?, ni un bebito ?inocente?, sino un pequeño ?pecador?. ¡Ay! ¡Acostado sonriendo y balbuceando en su cuna, esta tierna criaturita tiene en su corazón las semillas de todo tipo de maldades! Basta con observarlo cuidadosamente mientras crece en estatura y su mente se desarrolla, para detectar una incesante tendencia hacia lo egoísta y lo malo, y un alejamiento de aquello que sea bueno. Verá en él los brotes y gérmenes del engaño, del mal carácter, egoísmo, egocentrismo, obstinación, codicia, envidia, celo, pasión, los cuales si se les deja expresar, crecerán con lamentable rapidez. ¿Quién enseñó al niño estas cosas? ¿Dónde las aprendió?
J.C. Ryle
Se cansó de la incertidumbre, del círculo vicioso de aquella guerra eterna que siempre lo encontraba a él en el mismo lugar, sólo que cada vez más viejo, más acabado, más sin saber por qué, ni cómo, ni hasta cuándo. Siempre había alguien fuera del circulo de tiza. Alguien a quien le hacía falta dinero, que tenía un hijo con tos ferina o que quería irse a dormir para siempre porque ya no podía soportar en la boca el sabor a mierda de la guerra y que, sin embargo, se cuadraba con sus últimas reservas de energía para informar: «Todo normal, mi coronel.» Y la normalidad era precisamente lo más espantoso de aquella guerra infinita: que no pasaba nada.
Gabriel GarcÃa Márquez
¿Cuánto tiempo? - me preguntó Sohrab.
-No lo sé. Un poco.
Sohrab se encogió de hombros y sonrió, una sonrisa más ancha aquella vez.
-No me importa. Puedo esperar. Es como las manzanas verdes.
-¿Las manzanas verdes?
-Una vez, cuando era muy pequeño, trepé a un árbol y comí unas manzanas que aún estaban verdes. Se me hinchó el estómago y se me puso duro como un tambor. Mi madre me dijo que si hubiese esperado a que madurasen, no me habrían sentado mal. Así que ahora, cuando quiero algo de verdad, intento recordar lo que ella me dijo sobre las manzanas.
-No lo sé. Un poco.
Sohrab se encogió de hombros y sonrió, una sonrisa más ancha aquella vez.
-No me importa. Puedo esperar. Es como las manzanas verdes.
-¿Las manzanas verdes?
-Una vez, cuando era muy pequeño, trepé a un árbol y comí unas manzanas que aún estaban verdes. Se me hinchó el estómago y se me puso duro como un tambor. Mi madre me dijo que si hubiese esperado a que madurasen, no me habrían sentado mal. Así que ahora, cuando quiero algo de verdad, intento recordar lo que ella me dijo sobre las manzanas.
Khaled Hosseini
Un catalán que se haya bebido dos o tres lingotazos de cava, cava bueno. Fíjate que tú aquí dices "Cava", cava tu puta madre, a mi me dejas... A mi me dejas, yo no quiero un pico y una pala, si yo la ensaladilla me la como con el tenedor por no tocar un pico.
Manuel Sánchez Vázquez
Así que, bueno, si me pides una respuesta clara a la pregunta de si intento hablarte de un hombre o de la leyenda que fue creciendo alrededor de ese hombre como lo hace la perla alrededor de un granito de arena, tendría que decirte que la respuesta está en algún punto intermedio entre hombre y leyenda. Lo único que sé a ciencia cierta es que Andy Dufresne no era como yo ni como ningún otro individuo que yo haya conocido desde que estoy en la cárcel. Entró en la cárcel con quinientos dólares en su puerta trasera, pero aquel sesudo hijo de perra logró no sé cómo entrar también con algo más. Un sentido de su propia valía, quizás, o la certeza de que al final ganaría él... o quizá fuera sólo el sentido de la libertad, dentro incluso de estos muros grises malditos. Era una especie de luz interior que llevaba consigo a todas partes. Sólo una vez le vi perder esa luz, y también eso forma parte de esta historia.
Stephen King
Cada uno, sin dejar de andar, se volvía para escuchar el fantasma de la incertidumbre, que murmuraba a su oído: - Trabaja cuanto puedas, amigo mío; levántate temprano y no descanses hasta bien entrada la noche, robes con habilidad o sirvas fielmente, jamás llegarás a conocer la seguridad! Rico hoy, mañana puedes volver a ser poblre. En vano dejarás millones a tus hijos, jamás podrás estar seguro de que tu hijo no llegará a ser el criado de tu criado, o que tu hija no tenga que venderse por un trozo de pan
Edward Bellamy
Yo no entiendo, Madre Benita, cómo usted puede seguir creyendo en un Dios mezquino que fabricó tan pocas máscaras, somos tantos los que nos quedamos recogiendo de aquí y de allá cualquier desperdicio con que disfrazarnos para tener la sensación de que somos alguien (...)
José Donoso
Illien. Me gusta esa idea ?dijo mi madre?. Vendrían reyes de muy lejos a oír tocar a mi pequeño Kvothe.
?Su música pararía las riñas de taberna y las guerras de fronteras ?dijo Ben sonriendo.
?Mujeres salvajes ?añadió mi padre, entusiasmado? posarían los pechos en su cabeza.
Hubo un silencio atónito. Entonces mi madre dijo, despacio y con tono amenazante:
?Querrás decir «Bestias salvajes posarían la cabeza en su regazo».
?Ah, ¿sí?
?Su música pararía las riñas de taberna y las guerras de fronteras ?dijo Ben sonriendo.
?Mujeres salvajes ?añadió mi padre, entusiasmado? posarían los pechos en su cabeza.
Hubo un silencio atónito. Entonces mi madre dijo, despacio y con tono amenazante:
?Querrás decir «Bestias salvajes posarían la cabeza en su regazo».
?Ah, ¿sí?
Patrick Rothfuss
Imagínate cómo es esta vida cuando hace frío, cuando el suelo está cubierto de nieve y no encuentras nada que comer, y tienes que romper el hielo para que los caballos puedan beber. O cuando es pleno verano y la hierba está seca y no hay sombra para protegerse del sol.
?Bueno, eso no suena muy bien ?admití.
?O cuando hay comida solo para la mitad de la tribu, y tienes que pelearte con tus propios primos para ver quién come ese día ?continuó él con una mirada sombría?. Cuando se te ha quedado pequeño el abrigo y tienes que robar periódicos para ponerte las hojas dentro de la camisa y no pasar tanto frío. Cuando robas una cartera y tu madre te da una paliza por haber sido torpe.
Su voz se había vuelto muy grave, y yo no dije nada mientras continuaba hablando, casi consigo mismo.
?O cuando vienen los giorgios con sus perros y sus antorchas, vuelcan los vardos y tiran tu comida al fuego solo porque la ley se lo permite, y sus hijos te escupen y te insultan mientras sus madres sonríen. Eso es ser gitano
?Bueno, eso no suena muy bien ?admití.
?O cuando hay comida solo para la mitad de la tribu, y tienes que pelearte con tus propios primos para ver quién come ese día ?continuó él con una mirada sombría?. Cuando se te ha quedado pequeño el abrigo y tienes que robar periódicos para ponerte las hojas dentro de la camisa y no pasar tanto frío. Cuando robas una cartera y tu madre te da una paliza por haber sido torpe.
Su voz se había vuelto muy grave, y yo no dije nada mientras continuaba hablando, casi consigo mismo.
?O cuando vienen los giorgios con sus perros y sus antorchas, vuelcan los vardos y tiran tu comida al fuego solo porque la ley se lo permite, y sus hijos te escupen y te insultan mientras sus madres sonríen. Eso es ser gitano
Deanna Raybourn
Bajé por espacio y aires
y mas aires, descendiendo,
sin llamado y con llamada
por la fuerza del deseo,
y a más que yo caminaba
era el descender más recto
y era mi gozo más vivo
y mi adivinar más cierto,
y arribo como la flecha
éste mi segundo cuerpo
en el punto en que comienzan
Patria y Madre que me dieron.
¡Tan feliz que hace la marcha!
Me ataranta lo que veo,
lo que miro o adivino,
lo que busco y lo que encuentro;
pero como fui tan otra
y tan mudada regreso,
con temor ensayo rutas,
peñascales y repechos,
el nuevo y largo respiro,
los rumores y los ecos.
O fue loca mi partida
o es loco ahora el regreso;
pero ya los pies tocaron
bajíos, cuestas, senderos,
gracia tímida de hierbas
y unos céspedes tan tiernos
que no quisiera doblarlos
ni rematar este sueño
de ir sin forma caminando
la dulce parcela, el reino
que me tuvo sesenta años
y me habita como un eco (...)
y mas aires, descendiendo,
sin llamado y con llamada
por la fuerza del deseo,
y a más que yo caminaba
era el descender más recto
y era mi gozo más vivo
y mi adivinar más cierto,
y arribo como la flecha
éste mi segundo cuerpo
en el punto en que comienzan
Patria y Madre que me dieron.
¡Tan feliz que hace la marcha!
Me ataranta lo que veo,
lo que miro o adivino,
lo que busco y lo que encuentro;
pero como fui tan otra
y tan mudada regreso,
con temor ensayo rutas,
peñascales y repechos,
el nuevo y largo respiro,
los rumores y los ecos.
O fue loca mi partida
o es loco ahora el regreso;
pero ya los pies tocaron
bajíos, cuestas, senderos,
gracia tímida de hierbas
y unos céspedes tan tiernos
que no quisiera doblarlos
ni rematar este sueño
de ir sin forma caminando
la dulce parcela, el reino
que me tuvo sesenta años
y me habita como un eco (...)
Gabriela Mistral
Es un verdadero vaishnava aquél que conoce las penas de otros como si fuesen las suyas. Siempre dispuesto a servir sin alardear. Se inclina ante todo el mundo y no desprecia a nadie, y mantiene puros sus pensamientos, palabra y obra. Bendita sea la madre de tal hombre. Mira a todos con los mismos ojos. Se ha desembarazado de la lujuria y reverencia a toda mujer como a su madre. Su lengua le fallaría si tratase de mentir. No ansía la riqueza de otros. No se siente atado por lazos terrenales. Su mente está profundamente arragaida en la renunciación. En cada momento de su vida sus labios pronuncian el nombre de Dios. En su cuerpo siempre están presentes todos los lugares sagrados. Ha dominado la avaricia, la hipocresía, la pasión y la cólera. La existencia de tal vaishnva salva a una familia durante setenta y una generaciones».
Narsinh Mehta
(...)Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras.
Clara Campoamor
El mexicano no quiere ser ni indio, ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo, sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada. Él empieza en sí mismo.
Octavio Paz
Por encima de todo, había aprendido la lección que su soberbio hijo jamás entendería. Que el verdadero poder, si quiere perdurar, debe ser anónimo, permanecer oculto y manejar los hilos desde las sombras. Pues si nadie sabe donde reside, nadie intentará suplantarlo.
Javier Negrete
Viejas verdades y magias antiguas, revoluciones e inventos, todo conspira para distraernos de la pasión que, de un modo u otro, nos vence a todos. Y, cansados por fin de esta complejidad, soñamos con el tiempo lejano en que nos sentábamos en el regazo de nuestra madre y cada beso era la consumación perfecta del deseo.
Anne Rice
Porque rehusé transigir con Babilonia, y traté de servir fielmente a mi Señor, me encuentro en prisión, por lo cual estoy agradecido. [... ] Preferiría mucho más Su aprobación y sonrisa, y estar en prisión, a transigir con la Bestia o ceder a ella y hallarme libre y tener el aplauso del mundo entero. Es una experiencia bendita y dulce la de sufrir por rendir servicio fiel al Señor. En el Reino estimaremos la sonrisa del Padre por encima de todas las cosas. Esto debe estar en primer lugar en la mente de todo hijo de Dios. Anhelamos la unión que hará de nosotros Uno allí. Me siento feliz, pero anhelo verlos a todos de nuevo. La asamblea y la reunión anual se acercan. Que el espíritu de Cristo llene el corazón de todo el que asista
Joseph Franklin Rutherford
Me he pasado la mejor parte de mi vida desenmascarando al hombre tal como aparece en las civilizaciones históricas. He analizado y desmenuzado el poder tan implacablemente como mi madre los pleitos de su familia. Hay pocas cosas malas que no tuviera que decir del ser humano y de la humanidad. Y, sin embargo, el orgullo que siento por ellos sigue siendo tan grande que sólo odio verdaderamente una cosa: su enemigo, la muerte.
Elias Canetti
Mujer negra
Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar.
La noche, no puedo recordarla.
Ni el mismo océano podría recordarla.
Pero no olvido el primer alcatraz que divisé.
Altas, las nubes, como inocentes testigos presenciales.
Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral
Me dejaron aquí y aquí he vivido.
Y porque trabajé como una bestia,
aquí volví a nacer.
A cuanta epopeya mandinga intenté recurrir.
Me rebelé.
Su Merced me compró en una plaza.
Bordé la casaca de su Merced y un hijo macho le parí.
Mi hijo no tuvo nombre.
Y su Merced murió a manos de un impecable lord inglés.
Anduve.
Esta es la tierra donde padecí bocabajos y azotes.
Bogué a lo largo de todos sus ríos.
Bajo su sol sembré, recolecté y las cosechas no comí.
Por casa tuve un barracón.
Yo misma traje piedras para edificarlo,
pero canté al natural compás de los pájaros nacionales.
Me sublevé.
En esta tierra toqué la sangre húmeda
y los huesos podridos de muchos otros,
traídos a ella, o no, igual que yo.
Ya nunca más imaginé el camin a Guinea.
¿Era a Guinea? ¿A Benín? ¿Era a
Madagascar? ¿O a Cabo Verde?
Trabajé mucho más.
Fundé mejor mi canto milenario y mi esperanza.
Aquí construí mi mundo.
Me fui al monte.
Mi real independencia fue el palenque
y cabalgué entre las tropas de Maceo.
Sólo un siglo más tarde,
junto a mis descendientes,
desde una azul montaña.
Bajé de la Sierra
Para acabar con capitales y usureros,
con generales y burgueses.
Ahora soy: sólo hoy tenemos y creamos.
Nada nos es ajeno.
Nuestra la tierra.
Nuestros el mar y el cielo.
Nuestras la magia y la quimera.
Iguales míos, aquí los veo bailar
alrededor del árbol que plantamos para el comunismo.
Su pródiga madera ya resuena.
Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar.
La noche, no puedo recordarla.
Ni el mismo océano podría recordarla.
Pero no olvido el primer alcatraz que divisé.
Altas, las nubes, como inocentes testigos presenciales.
Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral
Me dejaron aquí y aquí he vivido.
Y porque trabajé como una bestia,
aquí volví a nacer.
A cuanta epopeya mandinga intenté recurrir.
Me rebelé.
Su Merced me compró en una plaza.
Bordé la casaca de su Merced y un hijo macho le parí.
Mi hijo no tuvo nombre.
Y su Merced murió a manos de un impecable lord inglés.
Anduve.
Esta es la tierra donde padecí bocabajos y azotes.
Bogué a lo largo de todos sus ríos.
Bajo su sol sembré, recolecté y las cosechas no comí.
Por casa tuve un barracón.
Yo misma traje piedras para edificarlo,
pero canté al natural compás de los pájaros nacionales.
Me sublevé.
En esta tierra toqué la sangre húmeda
y los huesos podridos de muchos otros,
traídos a ella, o no, igual que yo.
Ya nunca más imaginé el camin a Guinea.
¿Era a Guinea? ¿A Benín? ¿Era a
Madagascar? ¿O a Cabo Verde?
Trabajé mucho más.
Fundé mejor mi canto milenario y mi esperanza.
Aquí construí mi mundo.
Me fui al monte.
Mi real independencia fue el palenque
y cabalgué entre las tropas de Maceo.
Sólo un siglo más tarde,
junto a mis descendientes,
desde una azul montaña.
Bajé de la Sierra
Para acabar con capitales y usureros,
con generales y burgueses.
Ahora soy: sólo hoy tenemos y creamos.
Nada nos es ajeno.
Nuestra la tierra.
Nuestros el mar y el cielo.
Nuestras la magia y la quimera.
Iguales míos, aquí los veo bailar
alrededor del árbol que plantamos para el comunismo.
Su pródiga madera ya resuena.
Nancy Morejón
Y este amor de Cristo, este amor increado del Hijo de Dios, este amor de Jesús es el que honramos en la devoción al Sagrado Corazón: escogiendo el corazón como símbolo, ya que siempre el hombre ha tenido el corazón como emblema de la caridad, honramos al corazón mismo porque está unido a la divinidad como toda la naturaleza humana de Jesús, y lo honramos en forma especial porque nos recuerda esa cualidad, la más divina de todas. Y esta devoción si siempre ha sido amable es hoy la devoción salvadora. ¿Qué es lo que más necesita el mundo en el momento actual?
Alberto Hurtado