Mensajes para apoyar a un amigo ( 3 )
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No te preocupes, aquí estoy
que yo también he sufrido
así que sé lo que has perdido
y te acompaño en estas penas
lo mismo que nos hemos reído
pues para eso es un amigo
no temas;
no me voy.
que yo también he sufrido
así que sé lo que has perdido
y te acompaño en estas penas
lo mismo que nos hemos reído
pues para eso es un amigo
no temas;
no me voy.
Milly o la tierra natal
¿Por qué, pues, pronunciar ese nombre de patria?
En su exilio brillante se estremece mi pecho
y resuena de lejos en el alma afligida
como lo hacen los pasos o la voz de un amigo.
¡Oh montañas veladas por la niebla de otoño,
valles que entapizaban las escarchas del alba,
sauces cuya corona deshojaba la poda,
viejas torres doradas por el sol de la tarde,
muros negros del tiempo, lomas, cuestas abruptas,
manantial donde van a beber los pastores,
gota a gota esperando aguas raras y límpidas,
con sus urnas dispuestas mientras hablan del día!
Choza que hace brillar el fulgor de la lumbre
y que amaba el viajero por humear a lo lejos,
sólo objetos, ¿o acaso tenéis alma también
que se pega a nuestra alma y a la fuerza de amar?
Yo vi cielos azules cuya noche es sin brumas,
toda de oro hasta el alba bajo un brillo de estrellas
que en su curva infinita redondeaban la cúpula
de cristal que jamás ha empañado algún viento.
Y vi montes cargados de limones y olivas
reflejar en las aguas sus inquietos perfiles;
y en sus valles profundos al impulso del céfiro
balancearse la espiga y la cepa madura;
en los mares que apenas son un leve murmullo
vi del agua luciente la ondulante cintura
apretando y soltando en sus pliegues azules
de sus riscos mellados los contornos inciertos
extenderse en el golfo como mantos de luz,
y blanqueando el escollo con sus flores de espuma
llevar hasta lo lejos de un poniente rojizo
islas» que eran el lecho como de oro del sol;
allí abriéndose a mí me mostraban sin límite
todo un mar infinito donde habita el misterio;
vi las cumbres altivas, cual del aire pirámides,
donde estío fundía el abrigo invernal,
descendiendo en peldaños hasta el fondo de valles
con laderas pobladas por aldeas y frondas,
con picachos y rocas que se yerguen, bajando
en pendientes de hierba para huir deslizándose,
mientras curvas humeantes, con un ruido de trueno
sus torrentes de espuma y sus ríos en polvo,
en sus flancos que son ya de luz ya de sombra,
con oleadas oscuras y con islas radiantes,
se ven valles profundos caros al soñador,
ascendiendo, bajando y ascendiendo otra vez,
y allí desde la raíz de sus amplias murallas,
entre abetos y robles por la tierra esparcidos,
en los lagos o espejos que a su sombra dormitan
dar sus verdes reflejos o su imagen oscura,
y en el tibio azul claro de estas límpidas aguas
ser la nieve un temblor y algo fluido los cerros.
Visité esas orillas y ese albergue divino
que la sombra del vate eligió como tumba,
esos campos que pudo la Sibila-" mostrarle,
y el Elíseo y Cumas; y a pesar de todo eso
no está allí el corazón...
Pero existe también una estéril montaña
que no tiene ni bosques ni hontanares, con una
cumbre humilde minada por la acción de los años,
que por su propio peso día a día se inclina
y que pierde su tierra derramada en barrancos
conservando un boj seco de raíz descarnada,
con roquedos a punto de caer si los pisa
con su pata ligera algún chivo nervioso.
Con el tiempo esos restos al caer han formado
como un cerro que mengua y que va escalonándose
hasta muros que sirven de pared protectora
a unos campos avaros que ha regado el sudor;
unas cepas con brazos que no encuentran sus arces
por la tierra serpean o en la arena se arrastran,
y hay zarzales en donde el zagal de la aldea
coge un fruto olvidado que disputa a los pájaros;
allí ovejas escuálidas de las chozas vecinas
ramonean dejando entre espinos su lana.
Lugar donde la música de las aguas de estío
o el temblor del follaje que sacuden las brisas
o los himnos que entrega el ruiseñor a los aires,
no conmueven el pecho ni el oído seducen,
sino que bajo un cielo que es de bronce perpetuo
la cigarra ensordece con su grito escondido.
Hay en estos desiertos una rústica casa
que recibe tan sólo de este monte la sombra,
con paredes golpeadas por la lluvia y los vientos,
con los musgos antiguos ocultando su edad.
En su umbral pueden verse tres peldaños de piedra
y allí puso el azar de una yedra las raíces
que mezclando cien veces sus enredos de nudos
con sus brazos esconde las injurias del tiempo,
y curvando en un arco sus volutas agrestes
es el único adorno de aquel rústico porche.
Un jardín que desciende por el flanco de un cerro
muestra cara al poniente un sediento arenal.
No sujeta, la piedra que el invierno ha tiznado
es el triste jalón del recinto minúsculo.
Esa tierra que hieren las azadas exhibe
sus entrañas desnudas de la hierba y la sombra;
ni esmaltadas alfombras ni el verdor hecho bóveda,
ni un arroyo en los bosques, ni frescor ni murmullo;
solamente seis tilos que el arado olvidó,
con un poco de hierba extendida a sus pies
dan en tiempo de otoño sombra tibia y escasa,
que es más grata a la frente bajo un cielo tan duro;
árboles que en sus frondas, en mi infancia feliz,
albergaron los sueños más hermosos que tuve.
En aquellos lugares que suspiran por agua
hay un pozo en la roca que el frescor nos esconde,
y allí el viejo, después, de muy largos esfuerzos,
mientras gime descansa su urna sobre el brocal;
la era donde el mayal sobre tierra pisada
bate rítmicamente las dispersas gavillas,
y la blanca paloma y el humilde gorrión
se disputan la espiga que el rastrillo olvidó;
y esparcidas por tierra, herramientas del campo,
yugos rotos y carros que duermen bajo porches,
ejes ya sin los rayos que quebró la rodada,
y la reja inservible que embotaron los surcos.
Nada alivia la vista de su estéril prisión,
ni las cúpulas áureas de soberbias ciudades,
ni la senda de polvo, ni a lo lejos un no,
ni los blancos tejados a la luz de la aurora.
Solamente esparcidos de distancia en distancia
los refugios agrestes que los pobres habitan,
junto a sendas estrechas que dispuso el desorden,
con tejados de bálago y paredes ahumadas,
se ven donde el anciano que se sienta a la puerta,
en su cuna de juncos duerme al niño que llora.
¡Una tierra sin sombra, sin colores los cielos,
unos valles sin agua! ¡Y allí está el corazón!
Éstos son los lugares, los sagrados parajes
de los cuales el alma rememora la imagen,
y que forjan de noche mis ensueños más bellos
hechizando los ojos con antiguas visiones.
Allí cada momento, cada aspecto del monte,
cada ruido que se alza por la noche en los campos,
cada mes que retorna como un paso del tiempo,
y hace verdes o mustia esos bosques y prados,
y la luna que mengua o que crece en la sombra,
y la estrella que asciende por la oscura colina,
los rebaños del monte que la escarcha ha expulsado
y que vuelven al valle con su andar vacilante,
viento, espino florido, hierba verde o marchita,
y la reja en el surco y en los prados el agua,
todo me habla una lengua que resuena aquí dentro,
con palabras que entienden los sentidos y el alma:
resonancias, perfumes, tempestades y rayos,
y peñascos, torrentes, y esas dulces imágenes
y esos viejos recuerdos que en nosotros dormitan,
que un lugar nos conservan y devuelven más dulce.
Allí está el corazón que se vuelve a encontrar;
todo allí me recuerda, me conoce y me ama.
Allí abundan amigos en todo este horizonte,
en cada árbol releo una historia pasada
y también cada piedra tiene un nombre que es suyo;
«¿qué más da que este nombre, como Palmira o Tebas,»
no recuerde los fastos de un imperio grandioso
ni la sangre vertida a la voz de un tirano
o esos grandes que el hombre llama azotes de Dios?
El lugar cuya trama nos cautiva la mente,
que aún rebosa de fastos que no olvida nuestra alma,
me parece tan grande como el campo glorioso
que fue cuna o sepulcro de un imperio inseguro.
¡Nada es vil! ¡Nada es grande! Todo el alma lo mide.
Al nombrar una choza puede un pecho agitarse,
y sobre monumentos de los héroes y dioses
el pastor pasa y silba y desvía los ojos.
He aquí el banco rústico que servía a mi padre,
y la sala que oyó su voz fuerte y severa,
cuando aquí los pastores, en sus rejas sentados,
le contaban los surcos hechos en cada hora;
o tal vez palpitante de sus días de gloria
nos contaba la historia de los regios cadalsos;
y aún viviendo el combate en que había luchado,
al contarnos su vida la virtud enseñaba.
Y el vacío lugar en que siempre mi madre,
al suspiro más leve de su casa salía
para hacernos llevar o la lana o el pan,
y vestir la indigencia o dar vida al hambriento;
y aquí están las cabañas donde su mano amante
las heridas curaba con aceite y con miel,
y muy cerca del lecho del anciano expirante
no dejaba de abrir ese libro que da
todavía esperanza al que deja la vida,
recogiendo suspiros que eran casi estertores
y llevando hacia Dios su postrera ansiedad,
y cogiendo la mano del menor de nosotros,
a la viuda y al niño, de rodillas ante ella,
les decía enjugando de sus ojos las lágrimas:
«Os doy un poco de oro, devolvedlo en plegarias.»
Y el umbral a la sombra donde nos acunaba,
y la rama de higuera que curvaba su mano,
y el estrecho sendero que cuando las campanas
en el templo lejano atronaban el alba,
tras sus pasos subíamos al altar del Señor
con el fin de ofrecerle dos inciensos muy puros
que eran nuestra inocencia junto con nuestra dicha.
Y su voz aquí mismo, muy piadosa y solemne,
nos hablaba de un Dios que en la madre sentíamos,
señalando la espiga encerrada en su germen,
el racimo que daba su brebaje aromático,
la ternera" trocando plantas verdes en leche,
y la peña agrietada por manar de las fuentes,
y la lana de oveja que a las zarzas se roba
para así tapizar dulces nidos de pájaros,
y aquel sol siempre exacto en sus doce mansiones
repartiendo en su entorno estaciones y horas,
y esos astros nocturnos salvo a Dios incontables,
mundos que el pensamiento casi no osa escalar,
enseñaba la fe hija de agradecidos,
y hacía admirar a nuestra simple infancia
que el insecto invisible a los ojos y el astro
en los cielos tenían padre igual que nosotros.
Esos brezos y campos, esos prados y viñas
tienen muchos recuerdos y sus sombras amadas.
Aquí mismo jugaban mis hermanas, y el viento
las seguía jugando con sus rubios cabellos;
allí con los pastores en la cumbre del cerro
encendía fogatas con ramaje y espinos,
y mis ojos, pendientes de las llamas del fuego
las veían ondear horas y horas enteras.
Allí contra el furor del temible aquilón
este sauce vacío nos prestaba su tronco,
y yo oía silbar en su fronda ya muerta
brisas que aún rememora como música el alma.
Y aquí el álamo está, inclinado al abismo,
que en el tiempo de nidos nos mecía en su copa,
y el arroyo en los prados cuyas aguas dormidas
lentamente inundaban nuestras barcas de caña,
y la encina, la peña, el molino monótono,
y aquel muro que al sol, en los días de otoño,
me veía sentado, cerca de los ancianos,
contemplando el crepúsculo con atenta mirada.
Todo aún sigue en pie y en su sitio renace;
aún seguimos las huellas de mi andar por la arena;
sólo un corazón falta que lo pueda gozar.
¡Ay de mí! Que la luz disminuye y se pierde.
Como espigas en la era, dispersó la existencia
lejos de la paterna heredad a los hijos,
y a la madre también, y ese hogar tan amado
se parece a los nidos de los cuales ha huido
la veloz golondrina en los largos inviernos.
Ya la hierba que crece en las losas antiguas
borra en torno a los muros los senderos domésticos,
y la hiedra, flotando como un manto de luto,
cubre a medias la puerta y hasta invade el umbral.
Tal vez pronto... ¡Oh Dios mío, oh presagio funesto!,
tal vez pronto un extraño al que nadie conoce,
con el oro en la mano del lugar se hará dueño,
oh lugares que habitan, según nuestra memoria,
tantas sombras queridas, familiares, y entonces
todos nuestros recuerdos de las cunas y tumbas,
huirán a su voz igual que las palomas
echarán a volar de su nido en el árbol
de los bosques que el hacha abatió para siempre,
y que ya no sabrán donde van a posarse.
¡No permitas, Señor, tanto llanto y ofensa!
No toleres, Dios mío, que nuestra humilde herencia
pase de mano en mano a vil precio comprada,
como el techo de gentes que vivieron del vicio,
arruinados, o el campo que fue de unos proscritos.
Que un extraño avariento venga con paso altivo
y que pise el humilde surco que años atrás
fue también nuestra cuna sobre un campo de hierba,
a expoliar a los huérfanos, a contar sus monedas
donde sólo tenía la pobreza un tesoro,
blasfemando tu nombre aquí bajo estos pórticos
donde antaño mi madre enseñaba a la voz
de sus hijos los cánticos que exaltaban tu gloria.
Ah, prefiero cien veces que entregada a los vientos
penda roto el tejado sobre el muro decrépito;
que las flores mortuorias, los espinos, las malvas,
broten entre las ruinas de los atrios deshechos.
Que el lagarto dormido allí al sol se caliente,
que en las horas del sueño Filomela allí cante,
que el humilde gorrión y las fieles palomas
allí junten en paz bajo el ala a sus crías,
y que el ave del cielo tenga allí su nidada
donde antaño durmió la inocencia en su lecho.
Ah, si el número escrito por los altos destinos
alcanzara la edad de los blancos cabellos,
ojalá, feliz viejo, allí mengüen mis días
entre tales recuerdos de mis simples amores.
Y ojalá cuando sean los benditos tejados
y estos tristes escombros para mí solamente
todo un pueblo de sombras, ojalá pueda entonces
reencontrar en los nombres, en los mismos lugares,
tantos seres amados que los ojos no ven.
Y vosotros que acaso viviréis cuando yo
sea helada ceniza, si queréis dedicarme
algo grato al recuerdo, elevadme algún día...
Pero no, no elevéis nada que me recuerde;
sólo cerca del sitio donde duerme la humilde
esperanza de aquellos que llamamos cristianos,
en los campos cavadme ese lecho que quiero,
como el último surco donde va a germinar
otra vida. Extended sobre mí un lecho herboso
que el cordero del pueblo ramonee en primavera,
donde todos los pájaros que años ha mis hermanas
consiguieron que fueran del lugar habitantes,
aquí acudan a amar y también a cantar
en mis noches tranquilas. Y para señalar
mi lugar de reposo, que despeñen rodando
de las altas montañas un fragmento de roca;
sobre todo que no haya un cincel que lo talle
ni que borre ese musgo de los días antiguos
que oscurece su cara, y que al paso de inviernos,
incrustado en la piedra, dé en sus letras vivientes
una fecha a sus años; y que no haya ni cifras
ni mi nombre grabado en tal página agreste.
Ante la eternidad toda edad se confunde,
y Aquel que con su voz a los muertos despierta,
aunque falte mi nombre sé que no va a olvidarme.
Allí bajo mis cielos, al pie de las colinas
que cubrieron antaño con sus sombras mi cuna,
junto al suelo natal, junto al aire y al sol,
con un sueño muy leve esperaré el despertar.
Mi ceniza mezclada con la tierra que me ama
volverá a tener vida incluso antes que el alma,
será verde en los prados y color en las flores,
en las noches de estío beberá los perfumes
y los llantos del aire; y al llegar de aquel día
que no tiene crepúsculo la primera centella
que podrá despertarme a la aurora sin fin,
cuando se abran los ojos volveré a ver lugares
que en mi vida adoré y que vi tantas veces,
nuestra aldea y sus piedras con el fiel campanario,
la montaña y el cauce seco de este torrente,
y los campos resecos; y juntando ante mí
con la nueva mirada tantos seres queridos,
cuya sombra dormía aquí cerca entre escombros,
mis hermanas, un padre y una madre que es alma,
no dejando cenizas que conserve la tierra,
igual que el viajero desembarca y dirige
al navío miradas en las que hay gratitud,
nuestras voces dirán al unísono entonces
a todo este lugar que rebosa delicias
nuestro único adiós ya sin mezcla de lágrimas.
¿Por qué, pues, pronunciar ese nombre de patria?
En su exilio brillante se estremece mi pecho
y resuena de lejos en el alma afligida
como lo hacen los pasos o la voz de un amigo.
¡Oh montañas veladas por la niebla de otoño,
valles que entapizaban las escarchas del alba,
sauces cuya corona deshojaba la poda,
viejas torres doradas por el sol de la tarde,
muros negros del tiempo, lomas, cuestas abruptas,
manantial donde van a beber los pastores,
gota a gota esperando aguas raras y límpidas,
con sus urnas dispuestas mientras hablan del día!
Choza que hace brillar el fulgor de la lumbre
y que amaba el viajero por humear a lo lejos,
sólo objetos, ¿o acaso tenéis alma también
que se pega a nuestra alma y a la fuerza de amar?
Yo vi cielos azules cuya noche es sin brumas,
toda de oro hasta el alba bajo un brillo de estrellas
que en su curva infinita redondeaban la cúpula
de cristal que jamás ha empañado algún viento.
Y vi montes cargados de limones y olivas
reflejar en las aguas sus inquietos perfiles;
y en sus valles profundos al impulso del céfiro
balancearse la espiga y la cepa madura;
en los mares que apenas son un leve murmullo
vi del agua luciente la ondulante cintura
apretando y soltando en sus pliegues azules
de sus riscos mellados los contornos inciertos
extenderse en el golfo como mantos de luz,
y blanqueando el escollo con sus flores de espuma
llevar hasta lo lejos de un poniente rojizo
islas» que eran el lecho como de oro del sol;
allí abriéndose a mí me mostraban sin límite
todo un mar infinito donde habita el misterio;
vi las cumbres altivas, cual del aire pirámides,
donde estío fundía el abrigo invernal,
descendiendo en peldaños hasta el fondo de valles
con laderas pobladas por aldeas y frondas,
con picachos y rocas que se yerguen, bajando
en pendientes de hierba para huir deslizándose,
mientras curvas humeantes, con un ruido de trueno
sus torrentes de espuma y sus ríos en polvo,
en sus flancos que son ya de luz ya de sombra,
con oleadas oscuras y con islas radiantes,
se ven valles profundos caros al soñador,
ascendiendo, bajando y ascendiendo otra vez,
y allí desde la raíz de sus amplias murallas,
entre abetos y robles por la tierra esparcidos,
en los lagos o espejos que a su sombra dormitan
dar sus verdes reflejos o su imagen oscura,
y en el tibio azul claro de estas límpidas aguas
ser la nieve un temblor y algo fluido los cerros.
Visité esas orillas y ese albergue divino
que la sombra del vate eligió como tumba,
esos campos que pudo la Sibila-" mostrarle,
y el Elíseo y Cumas; y a pesar de todo eso
no está allí el corazón...
Pero existe también una estéril montaña
que no tiene ni bosques ni hontanares, con una
cumbre humilde minada por la acción de los años,
que por su propio peso día a día se inclina
y que pierde su tierra derramada en barrancos
conservando un boj seco de raíz descarnada,
con roquedos a punto de caer si los pisa
con su pata ligera algún chivo nervioso.
Con el tiempo esos restos al caer han formado
como un cerro que mengua y que va escalonándose
hasta muros que sirven de pared protectora
a unos campos avaros que ha regado el sudor;
unas cepas con brazos que no encuentran sus arces
por la tierra serpean o en la arena se arrastran,
y hay zarzales en donde el zagal de la aldea
coge un fruto olvidado que disputa a los pájaros;
allí ovejas escuálidas de las chozas vecinas
ramonean dejando entre espinos su lana.
Lugar donde la música de las aguas de estío
o el temblor del follaje que sacuden las brisas
o los himnos que entrega el ruiseñor a los aires,
no conmueven el pecho ni el oído seducen,
sino que bajo un cielo que es de bronce perpetuo
la cigarra ensordece con su grito escondido.
Hay en estos desiertos una rústica casa
que recibe tan sólo de este monte la sombra,
con paredes golpeadas por la lluvia y los vientos,
con los musgos antiguos ocultando su edad.
En su umbral pueden verse tres peldaños de piedra
y allí puso el azar de una yedra las raíces
que mezclando cien veces sus enredos de nudos
con sus brazos esconde las injurias del tiempo,
y curvando en un arco sus volutas agrestes
es el único adorno de aquel rústico porche.
Un jardín que desciende por el flanco de un cerro
muestra cara al poniente un sediento arenal.
No sujeta, la piedra que el invierno ha tiznado
es el triste jalón del recinto minúsculo.
Esa tierra que hieren las azadas exhibe
sus entrañas desnudas de la hierba y la sombra;
ni esmaltadas alfombras ni el verdor hecho bóveda,
ni un arroyo en los bosques, ni frescor ni murmullo;
solamente seis tilos que el arado olvidó,
con un poco de hierba extendida a sus pies
dan en tiempo de otoño sombra tibia y escasa,
que es más grata a la frente bajo un cielo tan duro;
árboles que en sus frondas, en mi infancia feliz,
albergaron los sueños más hermosos que tuve.
En aquellos lugares que suspiran por agua
hay un pozo en la roca que el frescor nos esconde,
y allí el viejo, después, de muy largos esfuerzos,
mientras gime descansa su urna sobre el brocal;
la era donde el mayal sobre tierra pisada
bate rítmicamente las dispersas gavillas,
y la blanca paloma y el humilde gorrión
se disputan la espiga que el rastrillo olvidó;
y esparcidas por tierra, herramientas del campo,
yugos rotos y carros que duermen bajo porches,
ejes ya sin los rayos que quebró la rodada,
y la reja inservible que embotaron los surcos.
Nada alivia la vista de su estéril prisión,
ni las cúpulas áureas de soberbias ciudades,
ni la senda de polvo, ni a lo lejos un no,
ni los blancos tejados a la luz de la aurora.
Solamente esparcidos de distancia en distancia
los refugios agrestes que los pobres habitan,
junto a sendas estrechas que dispuso el desorden,
con tejados de bálago y paredes ahumadas,
se ven donde el anciano que se sienta a la puerta,
en su cuna de juncos duerme al niño que llora.
¡Una tierra sin sombra, sin colores los cielos,
unos valles sin agua! ¡Y allí está el corazón!
Éstos son los lugares, los sagrados parajes
de los cuales el alma rememora la imagen,
y que forjan de noche mis ensueños más bellos
hechizando los ojos con antiguas visiones.
Allí cada momento, cada aspecto del monte,
cada ruido que se alza por la noche en los campos,
cada mes que retorna como un paso del tiempo,
y hace verdes o mustia esos bosques y prados,
y la luna que mengua o que crece en la sombra,
y la estrella que asciende por la oscura colina,
los rebaños del monte que la escarcha ha expulsado
y que vuelven al valle con su andar vacilante,
viento, espino florido, hierba verde o marchita,
y la reja en el surco y en los prados el agua,
todo me habla una lengua que resuena aquí dentro,
con palabras que entienden los sentidos y el alma:
resonancias, perfumes, tempestades y rayos,
y peñascos, torrentes, y esas dulces imágenes
y esos viejos recuerdos que en nosotros dormitan,
que un lugar nos conservan y devuelven más dulce.
Allí está el corazón que se vuelve a encontrar;
todo allí me recuerda, me conoce y me ama.
Allí abundan amigos en todo este horizonte,
en cada árbol releo una historia pasada
y también cada piedra tiene un nombre que es suyo;
«¿qué más da que este nombre, como Palmira o Tebas,»
no recuerde los fastos de un imperio grandioso
ni la sangre vertida a la voz de un tirano
o esos grandes que el hombre llama azotes de Dios?
El lugar cuya trama nos cautiva la mente,
que aún rebosa de fastos que no olvida nuestra alma,
me parece tan grande como el campo glorioso
que fue cuna o sepulcro de un imperio inseguro.
¡Nada es vil! ¡Nada es grande! Todo el alma lo mide.
Al nombrar una choza puede un pecho agitarse,
y sobre monumentos de los héroes y dioses
el pastor pasa y silba y desvía los ojos.
He aquí el banco rústico que servía a mi padre,
y la sala que oyó su voz fuerte y severa,
cuando aquí los pastores, en sus rejas sentados,
le contaban los surcos hechos en cada hora;
o tal vez palpitante de sus días de gloria
nos contaba la historia de los regios cadalsos;
y aún viviendo el combate en que había luchado,
al contarnos su vida la virtud enseñaba.
Y el vacío lugar en que siempre mi madre,
al suspiro más leve de su casa salía
para hacernos llevar o la lana o el pan,
y vestir la indigencia o dar vida al hambriento;
y aquí están las cabañas donde su mano amante
las heridas curaba con aceite y con miel,
y muy cerca del lecho del anciano expirante
no dejaba de abrir ese libro que da
todavía esperanza al que deja la vida,
recogiendo suspiros que eran casi estertores
y llevando hacia Dios su postrera ansiedad,
y cogiendo la mano del menor de nosotros,
a la viuda y al niño, de rodillas ante ella,
les decía enjugando de sus ojos las lágrimas:
«Os doy un poco de oro, devolvedlo en plegarias.»
Y el umbral a la sombra donde nos acunaba,
y la rama de higuera que curvaba su mano,
y el estrecho sendero que cuando las campanas
en el templo lejano atronaban el alba,
tras sus pasos subíamos al altar del Señor
con el fin de ofrecerle dos inciensos muy puros
que eran nuestra inocencia junto con nuestra dicha.
Y su voz aquí mismo, muy piadosa y solemne,
nos hablaba de un Dios que en la madre sentíamos,
señalando la espiga encerrada en su germen,
el racimo que daba su brebaje aromático,
la ternera" trocando plantas verdes en leche,
y la peña agrietada por manar de las fuentes,
y la lana de oveja que a las zarzas se roba
para así tapizar dulces nidos de pájaros,
y aquel sol siempre exacto en sus doce mansiones
repartiendo en su entorno estaciones y horas,
y esos astros nocturnos salvo a Dios incontables,
mundos que el pensamiento casi no osa escalar,
enseñaba la fe hija de agradecidos,
y hacía admirar a nuestra simple infancia
que el insecto invisible a los ojos y el astro
en los cielos tenían padre igual que nosotros.
Esos brezos y campos, esos prados y viñas
tienen muchos recuerdos y sus sombras amadas.
Aquí mismo jugaban mis hermanas, y el viento
las seguía jugando con sus rubios cabellos;
allí con los pastores en la cumbre del cerro
encendía fogatas con ramaje y espinos,
y mis ojos, pendientes de las llamas del fuego
las veían ondear horas y horas enteras.
Allí contra el furor del temible aquilón
este sauce vacío nos prestaba su tronco,
y yo oía silbar en su fronda ya muerta
brisas que aún rememora como música el alma.
Y aquí el álamo está, inclinado al abismo,
que en el tiempo de nidos nos mecía en su copa,
y el arroyo en los prados cuyas aguas dormidas
lentamente inundaban nuestras barcas de caña,
y la encina, la peña, el molino monótono,
y aquel muro que al sol, en los días de otoño,
me veía sentado, cerca de los ancianos,
contemplando el crepúsculo con atenta mirada.
Todo aún sigue en pie y en su sitio renace;
aún seguimos las huellas de mi andar por la arena;
sólo un corazón falta que lo pueda gozar.
¡Ay de mí! Que la luz disminuye y se pierde.
Como espigas en la era, dispersó la existencia
lejos de la paterna heredad a los hijos,
y a la madre también, y ese hogar tan amado
se parece a los nidos de los cuales ha huido
la veloz golondrina en los largos inviernos.
Ya la hierba que crece en las losas antiguas
borra en torno a los muros los senderos domésticos,
y la hiedra, flotando como un manto de luto,
cubre a medias la puerta y hasta invade el umbral.
Tal vez pronto... ¡Oh Dios mío, oh presagio funesto!,
tal vez pronto un extraño al que nadie conoce,
con el oro en la mano del lugar se hará dueño,
oh lugares que habitan, según nuestra memoria,
tantas sombras queridas, familiares, y entonces
todos nuestros recuerdos de las cunas y tumbas,
huirán a su voz igual que las palomas
echarán a volar de su nido en el árbol
de los bosques que el hacha abatió para siempre,
y que ya no sabrán donde van a posarse.
¡No permitas, Señor, tanto llanto y ofensa!
No toleres, Dios mío, que nuestra humilde herencia
pase de mano en mano a vil precio comprada,
como el techo de gentes que vivieron del vicio,
arruinados, o el campo que fue de unos proscritos.
Que un extraño avariento venga con paso altivo
y que pise el humilde surco que años atrás
fue también nuestra cuna sobre un campo de hierba,
a expoliar a los huérfanos, a contar sus monedas
donde sólo tenía la pobreza un tesoro,
blasfemando tu nombre aquí bajo estos pórticos
donde antaño mi madre enseñaba a la voz
de sus hijos los cánticos que exaltaban tu gloria.
Ah, prefiero cien veces que entregada a los vientos
penda roto el tejado sobre el muro decrépito;
que las flores mortuorias, los espinos, las malvas,
broten entre las ruinas de los atrios deshechos.
Que el lagarto dormido allí al sol se caliente,
que en las horas del sueño Filomela allí cante,
que el humilde gorrión y las fieles palomas
allí junten en paz bajo el ala a sus crías,
y que el ave del cielo tenga allí su nidada
donde antaño durmió la inocencia en su lecho.
Ah, si el número escrito por los altos destinos
alcanzara la edad de los blancos cabellos,
ojalá, feliz viejo, allí mengüen mis días
entre tales recuerdos de mis simples amores.
Y ojalá cuando sean los benditos tejados
y estos tristes escombros para mí solamente
todo un pueblo de sombras, ojalá pueda entonces
reencontrar en los nombres, en los mismos lugares,
tantos seres amados que los ojos no ven.
Y vosotros que acaso viviréis cuando yo
sea helada ceniza, si queréis dedicarme
algo grato al recuerdo, elevadme algún día...
Pero no, no elevéis nada que me recuerde;
sólo cerca del sitio donde duerme la humilde
esperanza de aquellos que llamamos cristianos,
en los campos cavadme ese lecho que quiero,
como el último surco donde va a germinar
otra vida. Extended sobre mí un lecho herboso
que el cordero del pueblo ramonee en primavera,
donde todos los pájaros que años ha mis hermanas
consiguieron que fueran del lugar habitantes,
aquí acudan a amar y también a cantar
en mis noches tranquilas. Y para señalar
mi lugar de reposo, que despeñen rodando
de las altas montañas un fragmento de roca;
sobre todo que no haya un cincel que lo talle
ni que borre ese musgo de los días antiguos
que oscurece su cara, y que al paso de inviernos,
incrustado en la piedra, dé en sus letras vivientes
una fecha a sus años; y que no haya ni cifras
ni mi nombre grabado en tal página agreste.
Ante la eternidad toda edad se confunde,
y Aquel que con su voz a los muertos despierta,
aunque falte mi nombre sé que no va a olvidarme.
Allí bajo mis cielos, al pie de las colinas
que cubrieron antaño con sus sombras mi cuna,
junto al suelo natal, junto al aire y al sol,
con un sueño muy leve esperaré el despertar.
Mi ceniza mezclada con la tierra que me ama
volverá a tener vida incluso antes que el alma,
será verde en los prados y color en las flores,
en las noches de estío beberá los perfumes
y los llantos del aire; y al llegar de aquel día
que no tiene crepúsculo la primera centella
que podrá despertarme a la aurora sin fin,
cuando se abran los ojos volveré a ver lugares
que en mi vida adoré y que vi tantas veces,
nuestra aldea y sus piedras con el fiel campanario,
la montaña y el cauce seco de este torrente,
y los campos resecos; y juntando ante mí
con la nueva mirada tantos seres queridos,
cuya sombra dormía aquí cerca entre escombros,
mis hermanas, un padre y una madre que es alma,
no dejando cenizas que conserve la tierra,
igual que el viajero desembarca y dirige
al navío miradas en las que hay gratitud,
nuestras voces dirán al unísono entonces
a todo este lugar que rebosa delicias
nuestro único adiós ya sin mezcla de lágrimas.
Alphonse de Lamartine
¡Salve, bosques que ciñen los verdores postreros!
Amarillos follajes en la hierba esparcidos;
¡salve, breve hermosura! La natura enlutada
se acomoda al dolor y me es grata a los ojos.
Ando a pasos muy lentos el desierto camino
y por última vez vuelvo a ver este sol
palidísimo y bello cuya luz expirante
ilumina a mis pies la tiniebla del bosque.
Para mí hay más encanto en la luz del otoño
cuando todo se muere a su vista empañada:
el adiós de un amigo, la sonrisa postrera
de unos labios a punto de sellarse por siempre.
Ya dispuesto a dejar la ilusión de la vida,
y llorando los sueños esfumados que tuve,
vuelvo aún la cabeza y envidioso contemplo
esos grandes tesoros de que nunca gocé.
Tierra y sol, valles, bella, mansa naturaleza,
os debía una lágrima con un pie en el sepulcro.
¡Todo el aire es perfume y la luz es tan pura!
¡Al que muere este sol le parece tan bello!
Yo quisiera apurar hasta las mismas heces
este cáliz que mezcla con el néctar la hiel;
tal vez en esta copa donde bebí la vida
pueda haber todavía una gota de miel.
El futuro quizá para mí reservaba
un retorno a la dicha de la cual nada espero.
Es posible que un alma que yo ignoro aún hubiese
comprendido mi alma, respondiendo a mis ansias?
La flor muere entregando sus perfumes al céfiro;
a la vida y al sol, éstos son mis adioses;
ahora muero y mi alma cuando expiro se exhala
como un triste sonido lleno de melodía.
Amarillos follajes en la hierba esparcidos;
¡salve, breve hermosura! La natura enlutada
se acomoda al dolor y me es grata a los ojos.
Ando a pasos muy lentos el desierto camino
y por última vez vuelvo a ver este sol
palidísimo y bello cuya luz expirante
ilumina a mis pies la tiniebla del bosque.
Para mí hay más encanto en la luz del otoño
cuando todo se muere a su vista empañada:
el adiós de un amigo, la sonrisa postrera
de unos labios a punto de sellarse por siempre.
Ya dispuesto a dejar la ilusión de la vida,
y llorando los sueños esfumados que tuve,
vuelvo aún la cabeza y envidioso contemplo
esos grandes tesoros de que nunca gocé.
Tierra y sol, valles, bella, mansa naturaleza,
os debía una lágrima con un pie en el sepulcro.
¡Todo el aire es perfume y la luz es tan pura!
¡Al que muere este sol le parece tan bello!
Yo quisiera apurar hasta las mismas heces
este cáliz que mezcla con el néctar la hiel;
tal vez en esta copa donde bebí la vida
pueda haber todavía una gota de miel.
El futuro quizá para mí reservaba
un retorno a la dicha de la cual nada espero.
Es posible que un alma que yo ignoro aún hubiese
comprendido mi alma, respondiendo a mis ansias?
La flor muere entregando sus perfumes al céfiro;
a la vida y al sol, éstos son mis adioses;
ahora muero y mi alma cuando expiro se exhala
como un triste sonido lleno de melodía.
Alphonse de Lamartine
No ya mi corazón desasosiegan
las mágicas visiones de otros días.
¡Oh Patria! ¡oh casa! ¡oh sacras musas mías!...
Silencio! Unas no son, otras me niegan.
Los gajos del pomar ya no doblegan
para mí sus purpúreas ambrosías;
y del rumor de ajenas alegrías
sólo ecos melancólicos me llegan.
Dios lo hizo así. Las quejas, el reproche
son ceguedad. ¡Feliz el que consulta
oráculos más altos que su dueño!
Es la Vejez viajera de la noche;
y al paso que la tierra se le oculta,
abrese amigo a su mirada el cielo.
las mágicas visiones de otros días.
¡Oh Patria! ¡oh casa! ¡oh sacras musas mías!...
Silencio! Unas no son, otras me niegan.
Los gajos del pomar ya no doblegan
para mí sus purpúreas ambrosías;
y del rumor de ajenas alegrías
sólo ecos melancólicos me llegan.
Dios lo hizo así. Las quejas, el reproche
son ceguedad. ¡Feliz el que consulta
oráculos más altos que su dueño!
Es la Vejez viajera de la noche;
y al paso que la tierra se le oculta,
abrese amigo a su mirada el cielo.
Rafael Pombo
Sobre tema de Ella Wheeler, dedicado a mi amigo C. M. S.
Como Fray Luis tras de su largo encierro
«Decíamos ayer...» también digamos.
¿Han pasado años? En la cuenta hay yerro,
O nosotros con ellos no pasamos.
Donde ayer lo dejamos, dulce dueño.
Recomencemos. Recogiendo amantes.
Los rotos hilos del antiguo sueño.
Sigamos arrullándolo como antes.
Respetuosa apartemos la mirada
de tumbas que haya entre partida y vuelta.
Y si hubiere una lágrima ya helada
ruede al calor del corazón disuelta.
Olvidemos la herrumbre que en el oro
de la rica ilusión depuso el llanto,
y los hielos que pálido, inodoro
dejaron el jardín que amamos tanto.
Olvidemos el hado que hizo injusto
de nuestros corazones su juguete,
y regalemos la orfandad del gusto
con el añejo néctar del banquete.
¡No es tarde, es tiempo! Olvida la ígnea huella
que al arador pesar cruzó en frente.
Para mis ojos tú siempre eres bella
yo para ti soy llama siempre ardiente:
Llama que hoy mismo a mi pupila fría
surge desde el recóndito santuario
pese a la nieve que en mi sien rocía
el invierno precoz del solitario.
Mírame en estos ojos que tu imagen
extáticos copiaron tantas veces.
Allí estas tú, sin lágrimas que te ajen
ni tiempo que interponga sus dobleces.
Búscame sólo allí, que yo entretanto
en los tiernos abismos de tus ojos
torno a encontrar mi disipado encanto,
la juventud que te ofrendé de hinojos.
¡Mi juventud!, espléndida al intenso
reverberar de tu alma ingenua y pura,
con brisas de verano por incienso,
y por palma de triunfo tu hermosura.
¡Mi juventud!, por título divino
espigadora en todo lo creado;
nauta en persecución del vellocino
de cuanto fuese de tu culto agrado.
Islas de luz del cielo, margaritas
de colgantes jardines y hondos mares,
néctar de espirituales sibaritas,
soplos de Dios a humanos luminares:
Las miradas del sabio más profundas
y del tal vez más sabio anacoreta;
las perlas de Arte, hijas de amor fecundas;
la suma voz de todo gran poeta.
Esas trombas de lírica armonía,
infiernos de pasión divinizados,
en que nos arrebatan a porfía
todos los embelesos conjurados:
Auras de aquella cima do confluyen
Hermosura y Verdad, pareja santa,
y las dos una misma constituyen,
y espíritu de amor sus nupcias canta.
Buscar palabra al silencioso drama
de la contemplación, mística guerra
entre Dios, Padre amante que reclama
al eterno extranjero de la tierra;
y esta madre de muerte, inmensa y bella
Venus que al por nos nutre y nos devora,
y presintiendo que escapamos de ella
con tanto hechizo nos abraza y llora.
Leer amor en tanta ruda espina
que escarnece a la fe y angustia al bueno.
Mostrar flores del alma en la ruïna,
luz en la oscuridad, oro en el cieno.
La flor de cuanto existe, oro celeste,
único que halagando tu alma noble
brindara en vago esparcimiento agreste
a nuestro doble ser regalo doble;
tal era mi tributo. Una confianza,
una sonrisa, una palabra tuya,
retorno abrumador, que en mi balanza
Dios, no un mortal, será quien retribuya.
Pero todo en redor, la limpia esfera,
el bosque, el viento, el pajarillo amable
semejaba, en tu obsequio, que quisiera
pagar por mí la dádiva impagable.
Aún veo sobre el carbón de tus pupilas
el arrebol fascinador de ocaso;
veo la vacada, escucho las esquilas:
va entrando en su redil paso entre paso.
Escucha, recelosa de la sombra,
la blanda codorniz que al nido llama
y al sentirnos parece que te nombra
y que por verte se empinó en la rama.
Escúchate a ti misma entre el concento
de aquella fiesta universal de amores,
cuando nos coronaba el firmamento
ciñéndonos de púrpura y de flores.
Esas flores murieron. Pero ¿has muerto
tú, fragancia inmortal del alma mía?
Años y años pasaron. Pero ¿es cierto
o es visión que existimos todavía?
Juntos aquí como esa tarde estamos,
y el mismo cielo es ara suntuosa
de aquel amor que entonces nos juramos
y hoy, en los mismos dos, arde y rebosa.
Ahí está el campo, el mirador collado,
el pasmoso horizonte, el sol propicio;
la cúpula y el templo no han variado.
Vuelva el glorificante sacrificio.
¿Y no ha herido tal vez tu fantasía
que aquella tarde insólita, imponente,
fue sólo misteriosa profecía
de este rnisteriosísimo presente. . . ?
En aquel hinmo universal, un dejo
percibí melancólico; y al fondo
de una lágrima tuya vi el bosquejo
del duelo que hoy en lo pasado escondo.
Pasó... Pero esa tarde en su misterio
citó para otra tarde nuestra vida.
Y hela aquí. El alma recobró su imperio
del sol abrasador a la caída.
¡La tarde!, la hora del perfecto aroma,
la hora de fe, de intimidad perfecta,
cuando Dios sobre el sol que se desploma
el infinito incógnito proyecta.
Cuanto es ya el suelo en fuego y tintes falto,
es de ardiente el espíritu y profundo;
y abiertas las esclusas de lo alto
flotamos como en brisas de otro mundo.
Ve cómo el blanco Véspero fulgura,
pasando intacto el arrebol sangriento.
¡Es la Amistad!, la roca firme y pura
que sirve a nuestro amor de hondo cimiento.
Nadie dejó de amar si amó de veras.
Cuando en árido tronco te encarnices
con la segur, tal vez lo regeneras
si son como las nuestras sus raíces.
Y antes te sonará más dulcemente
templada en el raudal de los gemidos,
la antigua voz que murmuraba ardiente
la música de mi alma en tus oídos.
¿Han pasado años?... Puede ser. ¿Quién halla
que el Tiempo sólo arrumbe o dañe o borre?
¡Cuánta espina embotó! ¡Qué de iras calla!
¡Su olvido a cuántos míseros socorre!
Para los dos el ministerio suyo
fue de ungido de Dios y extremo amigo.
Te veo sagrada, y sacro cuanto es tuyo,
y como de un cristal al casto abrigo.
En torno a ti, y a cuanto es tuyo, encuentro
halo de luz, atmósfera de santo;
como al santuario a visitarte hoy entro
y algo hay solemne en tu adorable encanto.
¡Dulce es sentir que hay almas, y que aman!
Su amor... inerme el tiempo para ellas...
Las vuelve, al Dios que férvidas aclaman,
como Él las hizo... jóvenes y bellas.
Han pasado años, sí... ¡por fin pasaron!
¡Rudo tropel que atravesó el camino!
Como Fray Luis tras de su largo encierro
«Decíamos ayer...» también digamos.
¿Han pasado años? En la cuenta hay yerro,
O nosotros con ellos no pasamos.
Donde ayer lo dejamos, dulce dueño.
Recomencemos. Recogiendo amantes.
Los rotos hilos del antiguo sueño.
Sigamos arrullándolo como antes.
Respetuosa apartemos la mirada
de tumbas que haya entre partida y vuelta.
Y si hubiere una lágrima ya helada
ruede al calor del corazón disuelta.
Olvidemos la herrumbre que en el oro
de la rica ilusión depuso el llanto,
y los hielos que pálido, inodoro
dejaron el jardín que amamos tanto.
Olvidemos el hado que hizo injusto
de nuestros corazones su juguete,
y regalemos la orfandad del gusto
con el añejo néctar del banquete.
¡No es tarde, es tiempo! Olvida la ígnea huella
que al arador pesar cruzó en frente.
Para mis ojos tú siempre eres bella
yo para ti soy llama siempre ardiente:
Llama que hoy mismo a mi pupila fría
surge desde el recóndito santuario
pese a la nieve que en mi sien rocía
el invierno precoz del solitario.
Mírame en estos ojos que tu imagen
extáticos copiaron tantas veces.
Allí estas tú, sin lágrimas que te ajen
ni tiempo que interponga sus dobleces.
Búscame sólo allí, que yo entretanto
en los tiernos abismos de tus ojos
torno a encontrar mi disipado encanto,
la juventud que te ofrendé de hinojos.
¡Mi juventud!, espléndida al intenso
reverberar de tu alma ingenua y pura,
con brisas de verano por incienso,
y por palma de triunfo tu hermosura.
¡Mi juventud!, por título divino
espigadora en todo lo creado;
nauta en persecución del vellocino
de cuanto fuese de tu culto agrado.
Islas de luz del cielo, margaritas
de colgantes jardines y hondos mares,
néctar de espirituales sibaritas,
soplos de Dios a humanos luminares:
Las miradas del sabio más profundas
y del tal vez más sabio anacoreta;
las perlas de Arte, hijas de amor fecundas;
la suma voz de todo gran poeta.
Esas trombas de lírica armonía,
infiernos de pasión divinizados,
en que nos arrebatan a porfía
todos los embelesos conjurados:
Auras de aquella cima do confluyen
Hermosura y Verdad, pareja santa,
y las dos una misma constituyen,
y espíritu de amor sus nupcias canta.
Buscar palabra al silencioso drama
de la contemplación, mística guerra
entre Dios, Padre amante que reclama
al eterno extranjero de la tierra;
y esta madre de muerte, inmensa y bella
Venus que al por nos nutre y nos devora,
y presintiendo que escapamos de ella
con tanto hechizo nos abraza y llora.
Leer amor en tanta ruda espina
que escarnece a la fe y angustia al bueno.
Mostrar flores del alma en la ruïna,
luz en la oscuridad, oro en el cieno.
La flor de cuanto existe, oro celeste,
único que halagando tu alma noble
brindara en vago esparcimiento agreste
a nuestro doble ser regalo doble;
tal era mi tributo. Una confianza,
una sonrisa, una palabra tuya,
retorno abrumador, que en mi balanza
Dios, no un mortal, será quien retribuya.
Pero todo en redor, la limpia esfera,
el bosque, el viento, el pajarillo amable
semejaba, en tu obsequio, que quisiera
pagar por mí la dádiva impagable.
Aún veo sobre el carbón de tus pupilas
el arrebol fascinador de ocaso;
veo la vacada, escucho las esquilas:
va entrando en su redil paso entre paso.
Escucha, recelosa de la sombra,
la blanda codorniz que al nido llama
y al sentirnos parece que te nombra
y que por verte se empinó en la rama.
Escúchate a ti misma entre el concento
de aquella fiesta universal de amores,
cuando nos coronaba el firmamento
ciñéndonos de púrpura y de flores.
Esas flores murieron. Pero ¿has muerto
tú, fragancia inmortal del alma mía?
Años y años pasaron. Pero ¿es cierto
o es visión que existimos todavía?
Juntos aquí como esa tarde estamos,
y el mismo cielo es ara suntuosa
de aquel amor que entonces nos juramos
y hoy, en los mismos dos, arde y rebosa.
Ahí está el campo, el mirador collado,
el pasmoso horizonte, el sol propicio;
la cúpula y el templo no han variado.
Vuelva el glorificante sacrificio.
¿Y no ha herido tal vez tu fantasía
que aquella tarde insólita, imponente,
fue sólo misteriosa profecía
de este rnisteriosísimo presente. . . ?
En aquel hinmo universal, un dejo
percibí melancólico; y al fondo
de una lágrima tuya vi el bosquejo
del duelo que hoy en lo pasado escondo.
Pasó... Pero esa tarde en su misterio
citó para otra tarde nuestra vida.
Y hela aquí. El alma recobró su imperio
del sol abrasador a la caída.
¡La tarde!, la hora del perfecto aroma,
la hora de fe, de intimidad perfecta,
cuando Dios sobre el sol que se desploma
el infinito incógnito proyecta.
Cuanto es ya el suelo en fuego y tintes falto,
es de ardiente el espíritu y profundo;
y abiertas las esclusas de lo alto
flotamos como en brisas de otro mundo.
Ve cómo el blanco Véspero fulgura,
pasando intacto el arrebol sangriento.
¡Es la Amistad!, la roca firme y pura
que sirve a nuestro amor de hondo cimiento.
Nadie dejó de amar si amó de veras.
Cuando en árido tronco te encarnices
con la segur, tal vez lo regeneras
si son como las nuestras sus raíces.
Y antes te sonará más dulcemente
templada en el raudal de los gemidos,
la antigua voz que murmuraba ardiente
la música de mi alma en tus oídos.
¿Han pasado años?... Puede ser. ¿Quién halla
que el Tiempo sólo arrumbe o dañe o borre?
¡Cuánta espina embotó! ¡Qué de iras calla!
¡Su olvido a cuántos míseros socorre!
Para los dos el ministerio suyo
fue de ungido de Dios y extremo amigo.
Te veo sagrada, y sacro cuanto es tuyo,
y como de un cristal al casto abrigo.
En torno a ti, y a cuanto es tuyo, encuentro
halo de luz, atmósfera de santo;
como al santuario a visitarte hoy entro
y algo hay solemne en tu adorable encanto.
¡Dulce es sentir que hay almas, y que aman!
Su amor... inerme el tiempo para ellas...
Las vuelve, al Dios que férvidas aclaman,
como Él las hizo... jóvenes y bellas.
Han pasado años, sí... ¡por fin pasaron!
¡Rudo tropel que atravesó el camino!
Rafael Pombo
A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: ¿qué tono tiene su voz? ¿qué juegos prefiere? ¿le gusta coleccionar mariposas?, pero en cambio preguntan: ¿qué edad tiene? ¿cuántos hermanos? ¿cuánto pesa? ¿cuánto gana su padre?. . . Solamente con estos detalles creen conocerle.
Antoine de Saint-Exupéry
Un amigo me preguntaba porqué no construíamos ahora catedrales como las góticas famosas, y le dije: "Los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones, y para elevar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión".
Heinrich Heine
Preferiría perder a mi mejor amigo antes que a mi peor enemigo. Ya sabe usted que para tener amigos solo se necesita ser bondadoso; pero cuando a un hombre no le queda un enemigo es que debe de haber en él algo mezquino.
Oscar Wilde
Hay personas que dicen llamarce "amigo", pero esa palabra es muy completa y complicada para alguien que te ha hecho sufrir. Las personas que te hacen sufrir por mínimo que sea jamas fueron tus "amigos" solo fueron personas que pasaron por tu vida y nada mas
taly
Nunca llegue a pensar que te podia perder para siempre. Pero el destino te arranco de mi vida. Si prometi ,no olvidarte,mi promesa cumplire. Si dije quererte hasta la muerte,lo hare. No creas que exagero,que muertos también se quieren. Y yo te quiero con el alma,y el alma nunca se muere. Donde quiera que estes.NUNCA TE OLVIDARE. EN MEMORIA DE MI MEJOR AMIGO.SEGURAMENTE LA MEJOR PERSONA QUE CONOCERE JAMAS.
J.M.M.
Aquel que es realmente tu amigo acudirá en tu ayuda cuando la necesites: Si estas triste,...llorará; si estas en vela,...no podrá dormir; así, de cada pena del corazón contigo compartirá la carga. Estas son señales ciertas para distinguir al amigo fiel del enemigo adulador.
William Shakespeare
Ahora tengo veintiocho años y en realidad soy más ignorante que muchos escolares de quince. Es cierto que he reflexionado más, y que mis sueños son más amplios y grandiosos, pero les falta el equilibrio (como dicen los pintores); y me es imprescindible un amigo con el suficiente sentido común como para no burlarse de mi romanticismo, y que pueda con su afecto controlar mis sentimientos impulsivos.
Mary Shelley
No hay ventura ni desgracia en el mundo, sino la comparación de un estado con otro, he ahí todo. Solo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuán buena y hermosa es la vida.
Alexandre Dumas
Se necesita un amigo para dejar de llorar. Para no vivir de cara al pasado, en busca de memorias perdidas. Que nos palmee el hombro, sonriendo o llorando, pero que nos llame amigo, para tener la conciencia de que aún estamos vivos
Vinicius de Moraes
Es feliz, por tanto, el que tiene un juicio recto; es feliz el que está contento con las circunstancias presentes, sean las que quieran, y es amigo de lo que tiene; es feliz aquel para quien la razón es quien da valor a todas las cosas de su vida
Séneca
Mi mejor amigo en el internado era un chaval de ojos penetrantes y temperamento nervioso que insistia responder a las siglas JF (...) Era de constitución débil y bastaba con mencionar la palavra microbio en un radio de 1km a la redonda para que él creyese que había pillado una infección. Una vez busqué en un diccionario el término hipocondríaco y le saqué una copia.
-No sé si lo sabías, pero tu biografía viene en el diccionario de la Real Academia - le anuncié.
Echó un vistazo a la fotocopia y me lanzó una mirada de alcayata.
-Prueba a buscar en la "i" de idiota y verás que no soy el único famoso - replicó JF
-No sé si lo sabías, pero tu biografía viene en el diccionario de la Real Academia - le anuncié.
Echó un vistazo a la fotocopia y me lanzó una mirada de alcayata.
-Prueba a buscar en la "i" de idiota y verás que no soy el único famoso - replicó JF
Carlos Ruiz Zafón
He sido un necio ?dijo con una voz tan temblorosa como sus manos.
- Desde luego que sí ?dijo Cuthbert-, ya lo creo. ?Cayó de rodillas sobre el polvo, de cara a Roland-. Ahora ya puedes empezar a pegarme si quieres. Todas las veces y con la fuerza que te dé la gana. No te devolveré los golpes. He hecho todo lo que he podido para despertar tu sentido de la responsabilidad. Si sigues durmiendo, que así sea. En cualquiera de los dos casos, te quiero.
Bert apoyó las manos en los hombros de Roland y besó brevemente la mejilla de su amigo.
Roland se echó a llorar.
En parte eran lágrimas de gratitud. Pero sobre todo una mezcla de rabia y desconcierto; había incluso una pequeña y oscura parte de sí mismo que odiaba a Cuthbert y siempre lo odiaría. Aquella parte odiaba a Cuthbert más por el beso que por el puñetazo en la mandíbula; más por el perdón que por el despertar.
- Desde luego que sí ?dijo Cuthbert-, ya lo creo. ?Cayó de rodillas sobre el polvo, de cara a Roland-. Ahora ya puedes empezar a pegarme si quieres. Todas las veces y con la fuerza que te dé la gana. No te devolveré los golpes. He hecho todo lo que he podido para despertar tu sentido de la responsabilidad. Si sigues durmiendo, que así sea. En cualquiera de los dos casos, te quiero.
Bert apoyó las manos en los hombros de Roland y besó brevemente la mejilla de su amigo.
Roland se echó a llorar.
En parte eran lágrimas de gratitud. Pero sobre todo una mezcla de rabia y desconcierto; había incluso una pequeña y oscura parte de sí mismo que odiaba a Cuthbert y siempre lo odiaría. Aquella parte odiaba a Cuthbert más por el beso que por el puñetazo en la mandíbula; más por el perdón que por el despertar.
Stephen King
Una vez fui testigo del estrecho nexo entre la pérdida de la fe en el futuro y este peligroso darse por vencido. F., el jefe de mi barracón, compositor y libretista famoso, me confió un día: «Me gustaría contarle algo, doctor. He tenido un extraño sueño. Una voz me invitaba a desear cualquier cosa, bastaba con preguntar lo que quería conocer y mis preguntas serían satisfechas de inmediato. ¿Sabe qué pregunté? Cuándo terminaría la guerra para mí. Ya sabe lo que quiero decir, doctor, ¡para mí! Conocer cuándo seríamos liberados los de este campo y cuándo terminarían nuestros sufrimientos». «¿Y cuándo tuvo usted ese sueño?», le pregunté. «En febrero de 1945», contestó. Por entonces estábamos a principios de marzo. «¿Qué respondió la voz en su sueño?» En voz baja, casi furtivamente, me susurró: «El treinta de marzo.» Cuando F. me contó aquel sueño todavía se encontraba rebosante de esperanza y convencido de la certeza y veracidad del oráculo de la voz. Sin embargo, a medida que se acercaba el día prometido, las noticias que recibíamos sobre la guerra menguaban las esperanzas de ser liberados en la fecha indicada. El veintinueve de marzo, de repente, F. cayó enfermo con una fiebre muy alta. El treinta de marzo, el día en que según su profecía terminaría la guerra y el sufrimiento para él, empezó a delirar y perdió la conciencia. El treinta y uno de marzo falleció. Según todas las apariencias murió de tifus... Los que conocen la estrecha relación entre el estado de ánimo de una persona su valor y su esperanza, o su falta de ambos y el estado de su sistema inmunológico comprenderán cómo la pérdida repentina de la esperanza y el valor pueden desencadenar un desenlace mortal. La causa última de la muerte de mi amigo fue la honda decepción que le produjo no ser liberado en el día señalado. De pronto se debilitó la resistencia de su organismo y sus defensas disminuyeron, dejándole a merced de la infección tifoidea latente. Su esperanza en el futuro y su voluntad de vivir se paralizaron, y su cuerpo sucumbió víctima de la enfermedad. Después de todo, la voz de sus sueños se hizo realidad.
Viktor Frankl
Cada uno, sin dejar de andar, se volvía para escuchar el fantasma de la incertidumbre, que murmuraba a su oído: - Trabaja cuanto puedas, amigo mío; levántate temprano y no descanses hasta bien entrada la noche, robes con habilidad o sirvas fielmente, jamás llegarás a conocer la seguridad! Rico hoy, mañana puedes volver a ser poblre. En vano dejarás millones a tus hijos, jamás podrás estar seguro de que tu hijo no llegará a ser el criado de tu criado, o que tu hija no tenga que venderse por un trozo de pan
Edward Bellamy
Nadie se atreve ya a parecer lo que es; y en esta coacción perpetua, los hombres que conforman el rebaño llamado sociedad, situados en las mismas circunstancias, harán todos lo mismo si no se lo impiden motivos de fuerza mayor. Por lo tanto, nunca sabremos muy bien con quién nos enfrentamos; para conocer a un amigo será necesario esperar las grandes ocasiones, es decir, esperar el momento en que ya sea tarde, puesto que para esas mismas ocasiones habría sido esencial conocerlo.
Jean-Jacques Rousseau
Permítame que le aconseje, mi querido joven amigo; no, permítame que le advierta con toda seriedad que en caso de que usted deje estos cuartos, por ningún motivo se quede dormido en cualquier otra parte del castillo. Es viejo y tiene muchas memorias, y hay muchas pesadillas para aquellos que no duermen sabiamente. ¡Se lo advierto! En caso de que el sueño lo dominase ahora o en otra oportunidad o esté a punto de dominarlo, regrese deprisa a su propia habitación o a estos cuartos, pues entonces podrá descansar a salvo. Pero no siendo usted cuidadoso a este respecto, entonces? ?terminó su discurso de una manera horripilante, pues hizo un movimiento con las manos como si se las
estuviera lavando.
estuviera lavando.
Bram Stoker
Se muy bien que soy un amigo más entre el montón que sólo soy un fan de corazón que no te para de soñar cada día más. Pero se también que entre la multitud alguna vez pudieras ver la luz sobre mi piel para reconocer el amor mas fiel.
RBD (band)
Con ese Julio Cortázar era posible ser amigo pero imposible intimar. La distancia que él sabía imponer, gracias a un sistema de cortesías y de reglas a las que había que someterse para conservar su amistad era uno de los encantos del personaje: lo nimbaba de cierto misterio, daba a su vida una dimensión secreta que parecía ser la fuente de ese fondo inquietante, irracional y violento, que transparecía a veces en sus textos, aún los más mataperros y risueños. Era un hombre eminentemente privado, con un mundo interior construido y preservado como una obra de arte al que probablemente sólo Aurora tenía acceso, y para el que nada, fuera de literatura, parecía importar, acaso existir
Mario Vargas Llosa
Luego la risa cesó y se hizo ese silencio. Ese silencio extraño y cómodo a la vez. ¿Qué demonios fue eso?
Fue como si el mundo dejara de dar vueltas en ese instante. Como si todos los que nos rodeaban hubiesen desaparecido. Como si hubiese olvidado todo lo que me aguardaba (...). Fue como si esos pocos minutos hubiesen sido creados sólo para nosotros y lo único que pudiéramos hacer fuese mirarnos el uno al otro. Era como si (...) estuviera viendo mi cara por primera vez. Parecía confundido y al mismo tiempo complacido. Exactamente igual que yo. Porque estaba sentada en la hierba con mi amigo íntimo (...), y aquél era el rostro de mi amigo íntimo (...) con su nariz, sus ojos y sus labios, pero todo ello me parecía distinto. De modo que le di un beso. Me dejé llevar por la magia del momento y le di un beso.
Fue como si el mundo dejara de dar vueltas en ese instante. Como si todos los que nos rodeaban hubiesen desaparecido. Como si hubiese olvidado todo lo que me aguardaba (...). Fue como si esos pocos minutos hubiesen sido creados sólo para nosotros y lo único que pudiéramos hacer fuese mirarnos el uno al otro. Era como si (...) estuviera viendo mi cara por primera vez. Parecía confundido y al mismo tiempo complacido. Exactamente igual que yo. Porque estaba sentada en la hierba con mi amigo íntimo (...), y aquél era el rostro de mi amigo íntimo (...) con su nariz, sus ojos y sus labios, pero todo ello me parecía distinto. De modo que le di un beso. Me dejé llevar por la magia del momento y le di un beso.
Cecelia Ahern
Buda declaró antes de su muerte que él regresaría luego de veinticinco siglos, y que su nombre sería Maitreya. Maitreya quiere decir el amigo. Los Budas no regresan; ninguna persona iluminada regresa nunca, es solamente un modo de expresarse... Lo que él estaba diciendo es de tremenda importancia. No tiene nada que ver con su regreso; él no puede regresar. Lo que él quiso decir era que la antigua relación entre el Maestro y el discípulo sería irrelevante dentro de veinticinco siglos. Esa era su claridad de percepción --él no estaba prediciendo nada-- sólo su claridad para ver que las cosas están continuamente cambiando, como han cambiado en el pasado y como seguirán cambiando; que tardarían por lo menos veinticinco siglos para que el Maestro y su relación con el discípulo quedara fuera de lugar. Para entonces el Maestro iluminado sólo será un amigo. Yo nunca he querido ser Maestro de nadie. Pero las personas quieren a un Maestro, ellos quieren ser discípulos; por eso he interpretado el papel. Ahora debo deciros que muchos de vosotros estáis listos para aceptarme como un amigo. Ésos que están continuamente conectados conmigo, sin ningún descanso, son los únicos amigos reales...
Osho
... mi queridísimo amigo Juan Pablo Rebella ya no está entre nosotros. No puedo dejar pasar esta pregunta sin decir que él fue una persona más que importante para mí, no sólo por todo lo que aprendí de él, sino por el enorme impulso y afecto que siempre nos dio a los que estábamos cerca y por su aporte a la cultura uruguaya. Es demasiado difícil aceptar esta pérdida. Él hubiera sido el primero en criticarme algunas de las cosas que dije en esta entrevista.
Daniel Hendler
Arana explica en una carta a un amigo el porqué de su dureza inicial: "Bizkaitarra" fue tal como fue porque así hacía falta entonces; pero se ha de ver, andando el tiempo, que no era el león tan fiero como le pintaban: nació a un pueblo que había olvidado a su Patria y olvidándola, a una sociedad relajada y rebajada, sin dignidad, sin nobleza de miras, sin generosidad, sin altivez, y donde era lo cuerdo seguir la corriente inmunda, y por esto se asombraron todos al leerlo. Pero lo que tuvo de duro en la elección de materias y en la forma de tratarlas fue necesario entonces. Hoy, y sobre todo en Vizcaya (Bizcaia), ya no haría falta hablar contra España (aunque siempre es conveniente ridiculizarla con disimulo) y yo mismo, que a los ojos de los que no me conocen debo ser una fiera, que no puedo estar más que riñendo con todos, yo escribiría hoy un periódico en el que nada, lo más mínimo se dijese contra España. ¿Es acaso condición precisa, para ser un periódico nacionalista el hablar contra España? "Baserritarra" bien poco habló sobre esa nación,... comparado con "Bizkaitarra" pero también a "Baserritarra" le llegó su turno.
Sabino Arana
para nosotras
hoy te quiero mi mayor secreto
hoy te senti cerca
y no senti como antes
no respiraste mi olor
no se si soy yo
o tal vez tu
o solo que hoy no sientes lo que siento por ti
o solo imagino q no soy para ti
se que se ha perdido el tiempo
se muy bien q ya no sientes
lo que tus ojos me contaron una vez
y yo perdida en dos mundos
me haces elegir lo peor
hoy te quiero mi mayor secreto
hoy te senti cerca
y no senti como antes
no respiraste mi olor
no se si soy yo
o tal vez tu
o solo que hoy no sientes lo que siento por ti
o solo imagino q no soy para ti
se que se ha perdido el tiempo
se muy bien q ya no sientes
lo que tus ojos me contaron una vez
y yo perdida en dos mundos
me haces elegir lo peor
fyaal
Sin fecha, para mami
Desahógate madre querida
al otro lado ya tu estas.
Ahora puedes ver la vida
sin esa catarata mortal.
Te encuentras junto a Papi,
y con Abuela por la eternidad.
Ellos te hablaron claro siempre.
¿Lo corroborase, ya mama?
Cuentan que haya en el cielo
Solo, primavera hay nada más.
Aquí cosechando los frutos,
que ha sembrado cada cual.
Ya el mana no cae del cielo.
yo lo sabía, algún tiempo ya
mojarse para comer pescao ,
o vegetariano tú serás.
Gracias, el trabajo culminaste.
Agradecido, realizado estoy,
a trabajar tú me enseñaste,
lo del mana ya se acabo.
Si te dejan enviar mensajes
desde el cielo para acá.
Acuérdate de la vaquera
Que al zozobrar ella esta.
Cuando yo te acompañe
En el cielo, donde papi esta,
en los detalles de lo eterno
Mami una experta, tu seras.
Desahógate madre querida
al otro lado ya tu estas.
Ahora puedes ver la vida
sin esa catarata mortal.
Te encuentras junto a Papi,
y con Abuela por la eternidad.
Ellos te hablaron claro siempre.
¿Lo corroborase, ya mama?
Cuentan que haya en el cielo
Solo, primavera hay nada más.
Aquí cosechando los frutos,
que ha sembrado cada cual.
Ya el mana no cae del cielo.
yo lo sabía, algún tiempo ya
mojarse para comer pescao ,
o vegetariano tú serás.
Gracias, el trabajo culminaste.
Agradecido, realizado estoy,
a trabajar tú me enseñaste,
lo del mana ya se acabo.
Si te dejan enviar mensajes
desde el cielo para acá.
Acuérdate de la vaquera
Que al zozobrar ella esta.
Cuando yo te acompañe
En el cielo, donde papi esta,
en los detalles de lo eterno
Mami una experta, tu seras.
Yuyún
Querido amigo cuando estas lejano me viene tu pensamiento,
y recuerdo cuando estabamos juntos eramos dos ases de la vida ni tu ni yo sabiamos que con los años nos en contrariamos ,y pensar que tu eres un hombre adulto y yo una mujer madura e independiente y al volver a verte somos dos extraños con pensamientos muy diferentes a nuestra niñez somos seres humanos, si no te ubiera ubicado jamas nos mirariamos, por la calle serias uno mas.
y recuerdo cuando estabamos juntos eramos dos ases de la vida ni tu ni yo sabiamos que con los años nos en contrariamos ,y pensar que tu eres un hombre adulto y yo una mujer madura e independiente y al volver a verte somos dos extraños con pensamientos muy diferentes a nuestra niñez somos seres humanos, si no te ubiera ubicado jamas nos mirariamos, por la calle serias uno mas.
jacque
Sonar con el hombre perfecto es como sonar con algo imposible, es que realmente no somos perfectos, solo tenemos cualidades que nos hacen brillar como personas. Si me pidieran describir al hombre perfecto te diria que alguien responsable, alagador, sabio, un hombre que actuar es sumejor idioma, que su obra es algo que se termina. El hombre perfecto sonrie ante la vida, no le teme a nada , es seguro de si mismo, le huye a la mediocridad, es companero, amigo, es esposo, es padre, es hijo.
Pero si me preguntasen cual es tu hombre ideal, te contestaria "Aquel con quien pueda tener infinitas horas de conversacion, ese es mi hombre perfecto"
Pero si me preguntasen cual es tu hombre ideal, te contestaria "Aquel con quien pueda tener infinitas horas de conversacion, ese es mi hombre perfecto"
Liliana Garcia
AMOR INCANDESCENTE.
Quiero destrozar mi corazón
si no te puedo olvidar
te amo con toda mi razón
y….nunca te dejaré de amar.
Te quiero con la fuerza
de la sangre de mis venas
con la fuerza de mi alma
y con tus penas
con el fuego de la lumbre
de mi sangre tropical.
tus miradas son hogueras
que me incendian y calcinan
y tus labios son dos llamas
que al juntarse con los míos
me electrizan.
Son tus brazos dos tenazas
que al cerrarse tras mi cuerpo
me convierten en hierro derretido
e incandescente
porque mi alma, mi razón, y mis sentidos
serán tuyos para siempre.
Milagros Villegas Orozco.
7 de Febrero de 1951.
Quiero destrozar mi corazón
si no te puedo olvidar
te amo con toda mi razón
y….nunca te dejaré de amar.
Te quiero con la fuerza
de la sangre de mis venas
con la fuerza de mi alma
y con tus penas
con el fuego de la lumbre
de mi sangre tropical.
tus miradas son hogueras
que me incendian y calcinan
y tus labios son dos llamas
que al juntarse con los míos
me electrizan.
Son tus brazos dos tenazas
que al cerrarse tras mi cuerpo
me convierten en hierro derretido
e incandescente
porque mi alma, mi razón, y mis sentidos
serán tuyos para siempre.
Milagros Villegas Orozco.
7 de Febrero de 1951.
Ignacio Rivas Castro
Solo hoy me doy cuenta de lo que se pierde en una vida, cuando se te acaba el amor, solo hoy, cuando después de mucho te e dejado de pensar, cuando te e dejado de llevar en mi mente, y cuando por fin , no te veo en mi sueños, y por que....?????
por que en realidad, ya no te e pensado, y es por que ya no te olvido , no te llevo en mi mente, por que la mente es muy devil a compracion de donde te llevo, mi corazon, y no te veo en mis sueños, por que lo sueños nunka se cumplen, si no que quisera verte en mi vida presente por
una vida entera.
solo espero que la distancia y el orror de
verte pasar por la vida no estando a mi lado, no se aga cada día mas
insorportable, al ver que tu no etsa a mi lado y que solo
tus recuerdos y los bellos pensamientos llegaran algún día
a desaparecer de un instante a otro, o que solo de mi vida sesapraescas
para siempre o que la muerte me lleve para no volver a verte,
si solo eso espero. Que mas puedo esperar en la vida, si mi vida eres tu, y tu ya no estas
con migo, tu dime que puedo hacer después de todo esto, si l final se que tu nunca regresaras,
por que la dicha de tenerte a mi lado
solo sucede una vez
en la vida, y mi oportunidad la perdi, que mas podre hacer,
si se que mi final se acerca y queda atras mi vida feliz,
acobijada por los mas y dulces recuerdos de un garn amor
y una gran pasión de la vida me a regalado y me ha dejado disfrutar y que yo
desaproveche al final.
Solo espero que la agonia no me lleve a cometer locuras
en la vida, que no me lleve a un fracaso ttal de la vida, y que solo
la vida me lleve a donde me tenga que llevar, ya sae lejos o mas cerca de ti,
pero eso, que ya no me aga sifrir.
los recuerdos son aquellos pensamientos que tenemos, y que sabemos que son algo muy especial para nosotros , pero que solo son eso, unos simples recuerdos , que nos gusta recordar por que ya no volveran a pasar, y que son solo con la dicha de recordar los tendremos siempre presentes como si fuera apenas ayer que los vivimos por primera vez.
8 de septiembre de 2010
por que en realidad, ya no te e pensado, y es por que ya no te olvido , no te llevo en mi mente, por que la mente es muy devil a compracion de donde te llevo, mi corazon, y no te veo en mis sueños, por que lo sueños nunka se cumplen, si no que quisera verte en mi vida presente por
una vida entera.
solo espero que la distancia y el orror de
verte pasar por la vida no estando a mi lado, no se aga cada día mas
insorportable, al ver que tu no etsa a mi lado y que solo
tus recuerdos y los bellos pensamientos llegaran algún día
a desaparecer de un instante a otro, o que solo de mi vida sesapraescas
para siempre o que la muerte me lleve para no volver a verte,
si solo eso espero. Que mas puedo esperar en la vida, si mi vida eres tu, y tu ya no estas
con migo, tu dime que puedo hacer después de todo esto, si l final se que tu nunca regresaras,
por que la dicha de tenerte a mi lado
solo sucede una vez
en la vida, y mi oportunidad la perdi, que mas podre hacer,
si se que mi final se acerca y queda atras mi vida feliz,
acobijada por los mas y dulces recuerdos de un garn amor
y una gran pasión de la vida me a regalado y me ha dejado disfrutar y que yo
desaproveche al final.
Solo espero que la agonia no me lleve a cometer locuras
en la vida, que no me lleve a un fracaso ttal de la vida, y que solo
la vida me lleve a donde me tenga que llevar, ya sae lejos o mas cerca de ti,
pero eso, que ya no me aga sifrir.
los recuerdos son aquellos pensamientos que tenemos, y que sabemos que son algo muy especial para nosotros , pero que solo son eso, unos simples recuerdos , que nos gusta recordar por que ya no volveran a pasar, y que son solo con la dicha de recordar los tendremos siempre presentes como si fuera apenas ayer que los vivimos por primera vez.
8 de septiembre de 2010
LeUgIm
Te digo adios porque ya no puedo soportar tus desconfianzas, tus abandonos, tu desamor.
te digo adios no porque ya no te ame, al contrario te amo mucho pero veo en tus ojos a un estraño.
si ya no eres el hombre de quien me enamore hay veces que veo como si me odiaras, me prometiste tantas cosas y nunca las cumpliste.
Sé que sabia que eras casado pero realmente crei que no la amabas, no, no fui nunguna ilusa, simplemente al ver que todo tu tiempo era para mi, tus atenciones, días festivos, etc. realmente crei que no la amabas, hoy después de tantos años me duele me duele mucho ver que sigues con ella, es a ella a la que proteges, es a ella a la que cuidas es a ella a la que le das tu tiempo, y yo.... ahora siento que sobro en tu vida
te digo adios no porque ya no te ame, al contrario te amo mucho pero veo en tus ojos a un estraño.
si ya no eres el hombre de quien me enamore hay veces que veo como si me odiaras, me prometiste tantas cosas y nunca las cumpliste.
Sé que sabia que eras casado pero realmente crei que no la amabas, no, no fui nunguna ilusa, simplemente al ver que todo tu tiempo era para mi, tus atenciones, días festivos, etc. realmente crei que no la amabas, hoy después de tantos años me duele me duele mucho ver que sigues con ella, es a ella a la que proteges, es a ella a la que cuidas es a ella a la que le das tu tiempo, y yo.... ahora siento que sobro en tu vida
alextt
1. Si al amarte he de verte y al verte he de perderte prefiero amarte que verte que verte para perderte.2. Si buscas el amor no busques la belleza busca el corazonque es lo que te interesa.3. Mama querida mama adorada si vamos al cine tu pagas la entrada.4. Policia policia detenga a este ladron que con sus besos y caricias a conquistado mi corazon.5. Si tu novio te traiciona no lo vuelvas a querer basura que se tira no se vuelve a recoger.
5.SI TU NOVIO TE TRAICIONA NO LO VUELVAS A QUERER BASURA QUE SE TIRA NO SE VUELVE A RECOGER.
5.SI TU NOVIO TE TRAICIONA NO LO VUELVAS A QUERER BASURA QUE SE TIRA NO SE VUELVE A RECOGER.
KAROLINE
mi alma y mi mente están pendientes todo el tiempo de ti si tu me miraras solo un instante harias a mi corazon sonreir...
me duele solo pensar que con migo no estas si te tuviera solo un segundo para mi seria una eternidad.....
me duele solo pensar que con migo no estas si te tuviera solo un segundo para mi seria una eternidad.....
desalvo nadia
Fiesta para mis oídos
Y todos mis demás sentidos
Cada que siento tu corazón
Latir junto al mió.
Sentir tu corazón acelerase
Tu mirada y tu pulso correr,
El sabor y el aroma a placer
Que brota de tu piel.
El amarte se ha vuelto una fiesta
A la cual quiero asistir mas seguido
El escucharte decirme te adoro
El bromear con un oh may
Y todos mis demás sentidos
Cada que siento tu corazón
Latir junto al mió.
Sentir tu corazón acelerase
Tu mirada y tu pulso correr,
El sabor y el aroma a placer
Que brota de tu piel.
El amarte se ha vuelto una fiesta
A la cual quiero asistir mas seguido
El escucharte decirme te adoro
El bromear con un oh may
David F. Online
Albert si el estar aqi escribiendo lo q siento por ty
no es nada. . . Entonces nose q te pueda emosionar
sabes, mo me arrepiento de Amarte . si hay algo mas hermoso es el Amor
lo q me lastima es tu forma de ser, a veces conmigo
creo q en todas las relaciones siempre debe haber "DIALOGO"
todas las parejas tienen sus pro y sus contra
eso es normal.eso ayuda a madurar la relacion
Sabes, Yo pensaba q el Tiempo y la Distancia
no permitirian esta Relacion
Hoy me doy cuenta q no son factores para destruirla
Lo q la destriye son: Las Dudas,la Falta de Dialogo y el Temor. . .
Cuando se pierde un AMOR parte de uno se va con El . .. todo lo q ambos compartieron en ese tiempo
qeda guardado en el corazon. ..
solo te puedo decir q se escuxar.pero sobretodo
se Entender . ..
Albert todos tenemos el poder de eleccion
podemos decir mil cosas,pero no somos responsables de los actos de los demas por nuestros comentarios
cada qien es responsable
Asi q si Amas a Alguien tienes derecho a opinar
a expresar lo te agrada o disgusta
claro todo siempre con amor.
me puedo pasr un largo rato aqi escribiendo y no terminaria, por Ultimo Usa el dialogo.
porq cres q dios nos regalo eesta lengua
para blasfemar,pues No. lo hiso para q nos comuniqemos
con los seres q amamos
no es nada. . . Entonces nose q te pueda emosionar
sabes, mo me arrepiento de Amarte . si hay algo mas hermoso es el Amor
lo q me lastima es tu forma de ser, a veces conmigo
creo q en todas las relaciones siempre debe haber "DIALOGO"
todas las parejas tienen sus pro y sus contra
eso es normal.eso ayuda a madurar la relacion
Sabes, Yo pensaba q el Tiempo y la Distancia
no permitirian esta Relacion
Hoy me doy cuenta q no son factores para destruirla
Lo q la destriye son: Las Dudas,la Falta de Dialogo y el Temor. . .
Cuando se pierde un AMOR parte de uno se va con El . .. todo lo q ambos compartieron en ese tiempo
qeda guardado en el corazon. ..
solo te puedo decir q se escuxar.pero sobretodo
se Entender . ..
Albert todos tenemos el poder de eleccion
podemos decir mil cosas,pero no somos responsables de los actos de los demas por nuestros comentarios
cada qien es responsable
Asi q si Amas a Alguien tienes derecho a opinar
a expresar lo te agrada o disgusta
claro todo siempre con amor.
me puedo pasr un largo rato aqi escribiendo y no terminaria, por Ultimo Usa el dialogo.
porq cres q dios nos regalo eesta lengua
para blasfemar,pues No. lo hiso para q nos comuniqemos
con los seres q amamos
Nirvana
Hace apenas 3 años ni siquiera pensaba en que tu existirias, solo me preocupaba por lucir bien, poco tiempo después supe que te esperaba, y me di cuenta que mi vida apenas comenzaba.... 9 meses pasaron, entre, nauseas y antojos, por fin llego el día esperado... Cuando te tuve entre mis brazos y tus ojitos me miraban con esperanza, entendi que de mi tu dependias....Después tus pequeños labios una palabra decian, y yo jamas crei que aquellas palabras a mi corazon emocionarian, cuando tus primeros pasos inentaste dar, muchos tropiezos tuviste y yo jamas había sentido un dolor tan grande como cuando te vi llorar, ahora después de tantas y tantas cosas que hemos vivido juntos en 3 años a Dios te vengo a presentar, para que me permita estar contigo muchos años mas.....
Para mi pequeño Jose Maria Perez Garcia..
te kiero muxo mi bebe
Para mi pequeño Jose Maria Perez Garcia..
te kiero muxo mi bebe
alma garcia saavedra
Hoy quiero decirle a una persona que para mi ha sido muy especial, quiero decirle que sus besos nunca los voy a olvidar, quiero
Decirle que de mi mente no se va escapar, aunque me cueste respirar, quiero contarle que su amor ha llegado hacer dificil de explicar, aveses
Me costaba entender, que algún día la hiva a perder, y se que ahora ya lo nuestro no puede ser, pero me duele ahora que ya no la tengo, me duele el estarme despidiendo, pero lo tengo que hacer ya que el amor que le tengo, no es suficiente para mis errores seguir cometiendo.
Decirle que de mi mente no se va escapar, aunque me cueste respirar, quiero contarle que su amor ha llegado hacer dificil de explicar, aveses
Me costaba entender, que algún día la hiva a perder, y se que ahora ya lo nuestro no puede ser, pero me duele ahora que ya no la tengo, me duele el estarme despidiendo, pero lo tengo que hacer ya que el amor que le tengo, no es suficiente para mis errores seguir cometiendo.
Luis Alejandro Aguilar Cartagena