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Mueve ( 2 )

Mueve. Encuentra docenas de mueve con fotos para copiar y compartir.


Un Día

Este cielo nublado
de tempestad oculta
y lluvia presentida
me pesa;
este aire denso y quieto,
que ni siquiera mueve
la hoja leve
del jazmín florecido,
me ahoga;
esta espera
de algo que no llega
me cansa.
Quisiera estar lejos,
donde nadie
me conociera:
nueva
como la yerba fresca,
ligera,
sin el peso
de los días muertos
y libre
ir por caminos ignorados
hacia un cielo abierto.


Alaíde Foppa


Patria, Mujer

Digo patria, y a veces me parece
que mujer digo y que su cuerpo beso,
digo mujer y siento que me mece
una cuna de tierra desde el hueso.

Se me viene a la boca un nombre como
un sabor de tristeza y de esperanza.
A la ventana de un amor me asomo
y hacia él el corazón se me abalanza

Me parece que sois la misma cosa,
la misma luz astral, la misma pena,
la misma soledad, la misma rosa
cortada, y esa música que suena

-patria, mujer- entre la oscura brinda
que el viento herido de la tarde mueve,
y esa nube que vagamente ronda
y por los campos y los ojos llueve.

Pequeño campo de batalla, mira
guerra civil y rastro de amargura
y un muerto no del todo que respira,
que aun en tus besos su esperanza apura.


Leopoldo de Luis




No Puedo

No puedo cerrar mis puertas
ni clausurar mis ventanas:
he de salir al camino
donde el mundo gira y clama,
he de salir al camino
a ver la muerte que pasa.

He de salir a mirar
cómo crece y se derrama
sobre el planeta encogido
la desatinada raza
que quiebra su fuente y luego
llora la ausencia del agua.

He de salir a esperar
el turbión de las palabras
que sobre la tierra cruza
y en flor los cantos arrasa,
he de salir a escuchar
el fuego entre nieve y zarza.

No puedo cerrar las puertas
ni clausurar las ventanas,
el laúd en las rodillas
y de esfinges rodeada,
puliendo azules respuestas
a sus preguntas en llamas.

Mucha sangre está corriendo
de las heridas cerradas,
mucha sangre está corriendo
por el ayer y el mañana,
y un gran ruido de torrente
viene a golpear en el alba.

Salgo al camino y escucho,
salgo a ver la luz turbada;
un cruel resuello de ahogado
sobre las bocas estalla,
y contra el cielo impasible
se pierde en nubes de escarcha.

Ni en el fondo de la noche
se detiene la ola amarga,
llena de niños que suben
con la sonrisa cortada,
ni en el fondo de la noche
queda una paloma en calma.

No puedo cerrar mis puertas
ni clausurar mis ventanas.
A mi diestra mano el sueño
mueve una iracunda espada
y echa rodando a mis pies
una rosa mutilada.

Tengo los brazos caídos
convicta de sombra y nada;
un olvidado perfume
muerde mis manos extrañas,
pero no puedo cerrar
las puertas y las ventanas,
y he de salir al camino
a ver la muerte que pasa.


Sara de Ibáñez


Ola Feliz

Suena este mar, tu corazón, bajo la piel.
Bello el reloj, se mueve .
Anda del seno tu lugar.
Potro en la nieve, se hace nuca su belfo.
Come de la bandeja blanca de las sienes.
Muere de delgadez. Y es ave,
relámpago concéntrico con peces
hechos música, luz, bolsa obediente
del diapasón.
Feliz más que una playa, acude al vientre,
Edifica del agua la esbeltez. Allí te crece
como un inmenso pájaro. Y distiende
alas de olor sobre el cantil, te bebe
la piedra transparente del cuerpo.
Después, yedra invisible, baja hasta el pie.
Jinete, torre en el cuero juvenil,
tambor de lo turgente,
cede su forma a la presión.
Sonoro resplandece.
Te late en las paredes de la carne que beso.
Se convierte en ruido de unos bosques,
en rostros de violines
que pulsan de ese alegre sitio del sol.
Y así la noche emerge solícita.
A tus manos, que hablan en la sombra
su celeste palabra.
Su situación de fiebre y de jardín.
Su fuerte voz.
Y así mientras conoce, la boca vibra,
enciende su tacto.
Llega al hombro con presencia de río,
pone caricia y redes a la virtud.
Transita entre los sauces y el aire adolescente
que amo, fruto interior silvestre.
Cuerpo tuyo que canta.
Y aventa de mis dedos respiración de mieses.


Ángel García López


El bosque en verano Ninguna hoja se mueve Así asusta.


Yosa Buson


He aquí la única verdad. Somos los peones de la misteriosa partida de ajedrez que juega Alá. Él nos mueve, nos detiene, vuelve a empujarnos, y al final nos arroja, uno a uno, a la caja de la nada.


Omar Jayam




Ajedrez

I
En su grave rincón, los jugadores
Rigen las lentas piezas. El tablero
Los demora hasta el alba en su severo
Ambito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
Las formas: torre homérica, ligero
Caballo, armada reina, rey postrero,
Oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
Cuando el tiempo los haya consumido,
Ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
Cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
Reina, torre directa y peón ladino
Sobre lo negro y blanco del camino
Buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
Del jugador gobierna su destino,
No saben que un rigor adamantino
Sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(La sentencia es de Omar) de otro tablero
De negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
De polvo y tiempo y sueño y agonías.


Jorge Luis Borges


Algo En Mi Sangre Espera Todavía...

Algo en mi sangre espera todavía.
Algo en mi sangre en que tu voz aún suena.
Pero no. Inútilmente yo te llamo.
Aquella voz que te llamaba es ésta.

Ven hacia mí. Mis brazos crecen, huyen
donde los tuyos la mañana aquella.

Ven hacia mí. La tierra toda oscila,
se mueve, cruje. Vístete. Despierta.

Oh, qué encendida el alma
en su secreto puro, si vinieras.
Sin esperanza, entre la luz del día,
mi voz te llama.
El eco. La respuesta.

De "Primavera de la muerte" 1946


Carlos Bousoño


Estoy Viva Como Fruta Madura...

Estoy viva
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.

No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.

Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavalos alegres marchando hacia el colegio.

Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.

Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.


Gioconda Belli




Pasión Y Muerte de La Luz

VIII
Mi entraña mereció, panal mestizo,
la incorruptible ley de tu voluta.
En cada nervio de clavel o fruta
un embozado arroyo de granizo.

La abeja por mi sangre se deshizo.
Vi las raíces de tu isla enjuta,
y el atisbo tenaz de la cicuta
mezcló a tu piel su aroma fronterizo.

Tiendo la mano para recogerla
y el lento cáliz de una llaga fría
estanca el iris de tu simple perla.

Me ciño a su enlutada melodía
quemándome sin fin por retenerla
en el doble rumor de mi agonía.

X
El verano se agota en el racimo.
Ni avena, ni cigarra, ni amapola.
Ni el alga haciendo venas en la ola,
ni las tímidas ranas en el limo.

Ni la corteza que hasta el llanto oprimo
entre la tierna muchedumbre, sola,
hecha de sangre y labios la aureola
donde me corroboro y me lastimo.

Ni la centella que la liebre rubia
mueve entre los primores del rocío,
ni la humilde fragancia de la alubia.

Ni el caballo de sal que adiestra el río;
ni la múltiple espada de la lluvia,
dirán tu arisca huella, idioma frío.


Sara de Ibáñez


Lucía

Lucía es rubia y pálida. Sus quietas
pupilas de princesa vagamente
miran hacia el ocaso, y en su frente
se muere una ilusión. Las violetas

de sus grandes ojeras melancólicas
parece que presienten el intenso
olor del camposanto y el incienso
de preces funerarias y católicas.

Sobre su falda tiene un libro abierto...
Mueve el aire los árboles del huerto,
y a la hoja del libro va una hoja

otoñal...

( En el libro se refiere
cómo besa una hoja que se muere
a una rosa carnal que se deshoja... )

Qué sutil gracia
tiene tu amor, Amada!

Hoy las rosas eran más rosas
y las palomas blancas, más blancas
y la risa del niño paralítico
del paseo de invierno estaba

suspensa, quieta, azul y diluida
para ti y para mí.

¡Qué sutil gracia
tiene tu amor, Amada!


Dámaso Alonso


A La Línea

A ti, contorno de la gracia humana,
recta, curva, bailable geometría,
delirante en la luz, caligrafía
que diluye la niebla más liviana.

A ti, sumisa cuanto más tirana
misteriosa de flor y astronomía
imprescindible al sueño y la poesía
urgente al curso que tu ley dimana.

A ti, bella expresión de lo distinto
complejidad, araña, laberinto
donde se mueve presa la figura.

El infinito azul es tu palacio.
Te canta el punto ardiendo en el espacio.
A ti, andamio y sostén de la pintura.


Rafael Alberti


Todo es un tablero de ajedrez de noches y días, donde el destino, con hombres como piezas, juega: Acá y acullá mueve, y da jaque mate y mata, y uno por uno, vuelve a ponerlos en la caja.


Omar Jayam




El hábito es el enorme volante de inercia que mueve a la sociedad, su más valioso agente de conservación.


William James


Clima

Este verde poema, hoja por hoja,
lo mece un viento fértil, suroeste;
este poema es un país que sueña,
nube de luz y brisa de hojas verdes.

Tumbos del agua, piedras, nubes, hojas
y un soplo ágil en todo, son el canto.
Palmas había, palmas y las brisas
y una luz como espadas por el ámbito.

El viento fiel que mece mi poema,
el viento fiel que la canción impele,
hojas meció, nubes meció, contento
de mecer nubes blancas y hojas verdes.

Yo soy la voz que al viento dio canciones
puras en el oeste de mis nubes;
mi corazón en toda palma, roto
dátil, unió los horizontes múltiples.

Y en mi país apacentando nubes,
puse en el sur mi corazón, y al norte,
cual dos aves rapaces, persiguieron
mis ojos, el rebaño de horizontes.

La vida es bella, dura mano, dedos
tímidos al formar el frágil vaso
de tu canción, lo colmes de tu gozo
o de escondidas mieles de tu llanto.

Este verde poema, hoja por hoja
lo mece un viento fértil, un esbelto
viento que amó del sur hierbas y cielos,
este poema es el país del viento.

Bajo un cielo de espadas, tierra oscura,
árboles verdes, verde algarabía
de las hojas menudas y el moroso
viento mueve las hojas y los días.

Dance el viento y las verdes lontananzas
me llamen con recónditos rumores:
dócil mujer, de miel henchido el seno,
amó bajo las palmas mis canciones.


Aurelio Arturo


Tu Zapato

Pesa tan poco tu zapato leve,
que finge ser, cuando tu pie reposa,
más que un zapato, un pétalo de rosa
hecho para pisar copos de nieve.

Si ágil orquesta sus compases mueve
y a la danza te entregas jubilosa,
simula el giro de tu planta breve
ir posado sobre una mariposa.

¿Con qué nervioso andar guió la exquisita
angustia infiel de tu primera cita?
¿Qué secretos de amor lo han hechizado?

Barca de raso en que tu pie navega,
él te condujo desalada y ciega
a la Citeres del primer pecado.


Alberto Angel Montoya


Si el cuerpo no siente al corazón de latir, el cuerpo tampoco se mueve.


George Brassens


Todo lo que recogemos en la playa de la marea baja. Se mueve.


Kaga No Chiyo


Megalítico

Esa enorme piedra torturada
sostiene el techo de la Noche.
Esta enfebrecida carne penetra la oquedad de los siglos.
En torno un vacío que deshace o sustenta
la soledad del mundo, una luz que ilumina
las heridas producidas en el acero.
Gira la masa enorme de la piedra entre astros.
Es de carne y de piedra el cigüeñal que mueve
desgastado el motor de nuestra Historia.
Libros, cosas y horas amadas, seres
tiernos y dulces como la música del sueño,
frágiles brazos, labios enamorados,
nada podéis contra esta atroz mecánica,
contra esta complicada maquinaria celeste.
Árbol de carne y piedra, huso de sangre,
gira la masa ciega en este espacio
de demenciales constelaciones,
de infinitos silencios.
Solo en la piedra enorme hay firmeza.
20 Solo en la piedra hay eternidad.
Un cuerpo está abrazando en otro cuerpo
una hoguera extinta.
La carne solo horada ceniza en otra carne.


Antonio Colinas


El entendimiento agudo y sin grandeza, lo pincha todo, pero nada mueve.


Rabindranath Tagore


¡qué Duro Estar Prensado Sin Remedio!

Qué duro estar prensado sin remedio
entre los muebles tristes de la pena!
Sacar de todas partes tedio y tedio
como un innumerable mar de arena...

Qué duro ir por la vida haciendo sueños
y encontrárselos todos en el suelo,
andrajosos, sin alma, pedigüeños,
como un largo telón de desconsuelo...

Y qué duro caer sobre una cama
donde nadie nos mira ni nos ama,
donde solo la sábana se mueve!

Y qué duro pensar que no hay remedio,
que aquí y allá no brota siempre el tedio
como una nube gris que llueve y llueve!


Jorge Debravo


Bienvenido Guardián ser de amor
que llenas de luz mi vida
ya no estoy más sola,
eres amor ancestral y eterno
del universo mismo,
mi espíritu renace
como el ave de las cenizas.
¡Libertad, libertad, libertad!
fue tu mensaje en el que confío,
te presentaste a través del viento
con la suave brisa que
me arrulla y mueve mi cabello
junto con el aroma fresco de las flores
como el de aquella Hortensia
que firme se mantuvo a mi paso
para recordarme
que existe la fe y la esperanza.
¡Soy extensión del amor!
Libre por convicción
a corazón abierto y sin reservas
un guerrero del amor
para salvar al amor
ése, el verdadero amor.


Claudia Lorena García Lara


Canción A Una Muchacha Muerta

Dime, dime el secreto de tu corazón virgen,
dime el secreto de tu cuerpo bajo tierra,
quiero saber por qué ahora eres un agua,
esas orillas frescas donde unos pies desnudos
se bañan con espuma.

Dime por qué sobre tu pelo suelto,
sobre tu dulce hierba acariciada,
cae, resbala, acaricia, se va
un sol ardiente o reposado que te toca
como un viento que lleva solo un pájaro o mano.

Dime por qué tu corazón como una selva diminuta
espera bajo tierra los imposibles pájaros,
esa canción total que por encima de los ojos
hacen los sueños cuando pasan sin ruido.

Oh tú, canción que a un cuerpo muerto o vivo,
que a un ser hermoso que bajo el suelo duerme,
cantas color de piedra, color de beso o labio,
cantas como si el nácar durmiera o respirara.

Esa cintura, ese débil volumen de un pecho triste,
ese rizo voluble que ignora el viento,
esos ojos por donde solo boga el silencio,
esos dientes que son de marfil resguardado,
ese aire que no mueve unas hojas no verdes.

¡Oh tú, cielo riente que pasas como nube;
oh pájaro feliz que sobre un hombro ríes;
fuente que, chorro fresco, te enredas con la luna;
césped blando que pisan unos pies adorados!


Vicente Aleixandre


Anda Un Amigo

Anda un amigo en medio de la noche.
Han cerrado los bares. Las persianas
de acero bajaron con estrépito. Los gatos
deslizan apetitos. Anda la luna
por ahí, velada. Pasan coches y luces;
sobreviene, después, un silencio
que mueve la plantita en la cornisa;
silencio que hace un chambelán
de un grillo -del canto de ese grillo-.
Anda un amigo en medio de la noche.
No lo conozco. Y él no me conoce.
Andamos cerca o lejos, nos cruzamos
-acaso- en una calle. Compartimos
un ómnibus, un cine, un banco de una plaza.
Anda un amigo y ando yo que soy amigo
de ese hombre. En órbitas distintas
-nunca ajenas-. Pero vamos a hallarnos.

En medio de la noche o con la aurora
de rosados dedos, vamos a hallarnos.
Y tenemos que estar preparados a ese encuentro.
Por ahora, susurra el viento oscuro,
graznan letreros viejos y el grillo mete lima.
Ya no pasan los coches. Pasan restos de diarios
y un cartel liberado zapateando en el polvo.
Estoy seguro. Nos encontraremos.

De "Murciélagos" 1981


Washington Benavides


Presencia En El Olvido

Tú ya no tienes rostro en mi recuerdo. Eres,
nada más, la dorada tarde aquella
en que la primavera se detuvo
a leer con nosotros unos versos.

Y eres también esta tenaz y leve
melancolía que sus pasos mueve
sobre mi corazón,
y casi no es
melancolía...

Alguna vez yo tuve
tu rostro y tus palabras...
¡Hoy no sé qué se hicieron!

Hoy eres solamente
esas pequeñas cosas que se llaman
un día, un libro, el lento

caminar de la mano de la estrella,
y a veces, -pocas veces-, el silencio
fijándome los ojos desolados
en un sitio del aire, como ciegos...

Yo se que estás lejano de mi límite.
Que ya no eres ni la voz ni el eco...
si por el cauce de mi sangre subes,
llegas, vano fantasma, hasta mi sueño.

Y te quiero mirar, y es esta tarde
dorada, que ya dije,
lo que encuentro...

La tarde que tenía un campanario
entre los dedos
y una humana dulzura en la manera
de entendernos...

Tú ya no tienes rostro.
Ya no eres.


Meira Delmar


Dibujo Corporal

Cuando me llegas con tu luz y ordeno la gran copa caliente,
tus cabellos, tu novia mano de lebrel.
Y acuesto la carne junto a ti,
dejado el ventanal con sol, todo el silencio en sombra.
Y se deslumbra el aposento de un túnel sin color.
O bien tus dedos, arando mis mejillas con su lento
peregrinar -mirándome por dentro como al olor-
van a pastar sus ciervos en el pómulo,
alertan nómadas del corazón.
Sí, oculto, llega el sueño a sazonarse con el lugar y,
hondero, hace oficio del párpado con gesto de tórtola.
Y te duermes, y un almendro florece en ti.
Si luego, ya
despiertos,
te miro y nace el aire, abre un espejo de mocedad,
se sana el rostro enfermo de la sábana.
Y, dócil, quema el trébol del labio su poder,
se entrega al fuego la juventud.
Y si, después, volvemos, tal un jardín,
a contemplar el cielo con pájaros. Y cantas.
Y en el cuello sopla el alisio su esplendor, el cierzo
mueve la alcoba, anida así un jilguero, otra vez en tu mano.
Y ve el estruendo devastarse ciudades de piel, pueblos del tacto, sitios nobles y, a lo lejos, arde un pinar,
entonces se que cuerpo aventajado es mi vivienda,
el centro del amor. Y te amo.
Y sé del reino donde tengo mi exilio. Y mi alimento.


Ángel García López




Te prometo q si me llevas contigo cambiare y voy a ser tan bueno como nunca he sido si me llevas contigo te prometo q ya no seré rebelde, cambiare te amare consumición a todos tus deseos, si me llevas contigo t prometo seré lo q nunca he sido y todo x q cuando pienso y t veo todo se mueve dentro d mi y aunque eso del amor ami nunca se me da, solo se me da la soledad, señor llévame contigo si tu no me regalaras tu alma y cariño.


josabe


No dejo de pensar, miro el reloj
siempre es tan lento el tiempo?
todo se mueve en câmara lenta
tan baja la velocidad de este segundo
que siento que el corazón me estalla

no dejo de dar vueltas
voy a dejar marca en este suelo
me desespero y una vez mas
miro el reloj, no a pasado ni un segundo
desde el instante que deje d mirarlo
que esta pasando? no puedo apresurar el tiempo?
porque demonios es tan lento!
como soportare mas de 24 horas esperando?!

es insoportable, paresco enfermo, psicopata
un loco sin causa pensando en ti
debo controlarme ante de perder el control de mi mismo
debo estar tranquilo, si pierdo el juicio
voy a terminar en un manicomio y nunca podre escucharte
no podria volver a mirarte...

debo buscar la manera de respirar
de estar tranquilo, de no pensar
de dejar de escribir, de dejar de soñar
dejar de ser yo, por solo 48 horas
solo eso me pido a mi mismo
estar tranquilo.

Todo se movio... ya nada esta en su lugar
ni siquiera mi corazón, quien sabe que pasara
pero por el momento, solo te quiero volver a ver
contemplarte pasar, verte una vez mas.


Tovléz


Nocturno

A Ángel González

Aplauden los semáforos más libres de la noche,
mientras corren cien motos y los frenos del coche
trabajan sin enfado. Es la noche más plena.
Ninguna cosa viva merece su condena.
Corazones y lobos. De pronto se ilumina
en su sillín con prisas la línea femenina
de un muslo. Las aceras, sin discreción ninguna,
persiguen ese muslo más blanco que la luna.
Pasan mil diez parejas derechas a la cama
para pagar el plazo de la primera llama
y firmar en las sábanas los consorcios más bellos.
Ellas van apoyadas en los hombros de ellos.
Una federación de extraños personajes,
minifaldas de cuero, chaquetas con herrajes
y el hablador sonámbulo que va consigo mismo,
la sombra solitaria volviendo del abismo.
Luces almacenadas, que brotan de los bares,
como hiedras contratan las perpendiculares
fachadas de cristal. Hay letreros que guiñan,
altavoces histéricos y cuerpos que se apiñan.
El día es impensable, no tiene voz ni voto
mientras tiemble en la calle el faro de una moto,
la carcajada blanca, los besos, la melena
que el viento negro mueve, esparce y desordena.
Yo voy pensando en ti, buscando las palabras.
Llego a tu casa, llamo, te pido que me abras.
La ciudad de las cuatro tiene pasos de alcohólica
Desde el balcón la veo y como tú, bucólica
geometría perfecta, se desnuda conmigo.
Agradezco su vida, me acerco, te lo digo,
y abrazados seguimos cuando un alba rayada
se desploma en la espalda violeta de Granada.

De "Rimado de ciudad"


Luis García Montero


Mirando el un punto fijo en la pared, ignorando los detalles, los sonidos y los olores, empece a meditar los hechos, las caricias que estuvieron ahí pero nunca se sintieron, las miradas que nos dimos mas nunca sentimos, los besos que llegaban por cortesia y costumbre mas no por deseo y entrega; Entonces pienso en todos los hombres del mundo, me pongo en la posicion del chico apuesto y mujeriego, que piensa poder comprar el mundo con su fortuna; En el chico timido y sin dinero, que piensa que no conseguira atraer a la chica de sus sueños a menos de "ser alguien importante en la vida"; Y es entonces donde llego a la conclusion: "Todos amamos el compromiso". En silencio, todos deseamos tener a alguien a nuestro lado en el centro comercial para hacer un comentario sobre cierto articulo, deseamos tener a alguien con quien comentar algo sobre algún edificio cuando vamos por la calle, en fin; El que no desea tener a una mujer a su lado para reir, llorar, pelear, discutir o incluso celar, no conoce en verdad la felicidad verdadera y la "Energia" que mueve al hombre de nube en nube, llevandonos a conocer el hermoso e impresionante mundo que existe dentro de nosotros mismos.


Cristian Argueta


Los Ojos de La Corza

Viajo desde los ojos de la corza
a su interior. Un mundo de cristales
ternísimos y velos ligerísimos
acoge al primer paso de mis ojos.
Avanzo sin temor; sobrecogido,
no obstante, por lo fácil del camino
que, de ojos adelante, ya discurre
por pasadizos y pasillos suaves
al tacto de los pies que me imagino,
y porque a su través se transparentan
leves arquitecturas sinuosas,
edificios de flor carnal y ramas
que, aunque no mueve el viento, se cimbrean
al borde de arroyuelos escarlatas,
y suaves y pulidas piedras puestas
en orden de descanso y sobresalto.
Lejos quedan los ojos de la corza
en tan corto trayecto transcendidos
y, cuando vuelvo hacia ellos la mirada
-ya huésped familiar de lo aludido-,
no encuentro su salida luminosa
y me pierdo en un prado de mil prados,
hechos de tiempos idos y presentes,
vigilados por vuelos agresivos
y por olfatos que el marfil afilan.
Sigo los vericuetos de la corza,
que se han hecho mi propio laberinto,
y hallo en su centro de lucientes ojos
los suyos y los míos junto a un pozo
del que desborda el agua suya y mía.


Ángel Crespo


Zebech

Tus pensamientos passiuos
Deuen ser contenplatiuos
Pedro de Veragoe

Ese
relamerse, esos labios
brillantes de saliva, ese mohín
entre infantil y disoluto,
esos ojos burlones que cruzan como un rayo
el universo de plástico del aeropuerto...

Su amiga, sin embargo,
aún siendo hermosa, acaso más hermosa, no
excita.

Y es que no es la belleza la que irradia
ese misterio que te hechiza,
esa lumbre de júbilo,
ese pájaro con las alas en llamas.

No es la belleza de esos ojos, sino su forma de mirar;
el desmadejamiento de esas piernas,
esa lengüecita incandescente,
esa lividez canalla bajo sus ojos,
cómo mueve el pelo,
cómo lo sabe.

Eso
que los Dioses conceden
sólo a muy pocas,
y a veces solo por poco tiempo.
Esa dicha a la que no puede
tocar
el Destino.


José María Álvarez


Raíz Y Rama, Flor, Nube Y Colina...

Raíz y rama, flor, nube y colina
Hundidas en el mar de aire que mueve
El invisible cuerpo donde bebe
La vida transitoria y cristalina.

Espejismo tenaz que la alucina,
Fuego escondido al fondo de la nieve,
Sed que escancia la boca donde llueve
La palabra triunfando de la ruina.

Vano intento: aferrar la llamarada
De ayer, hecha pavesa hoy inasible
Para incendiar su esencia ya gastada.

Victoria que tu esfuerzo hace posible:
Congelar la belleza alucinada
huyendo sin cesar en lo movible.


Carmen González Huguet


El Agua es Vida y te Mueve No la Desperdicies ¡CUIDALA¡


MosRuso


Eres esperanza como el árbol sin flor...
que se mueve dulcemente al mas mínimo soplido.
eres la inspiración que despierta mi musa!


Jackselins Arteaga


Si pudieramos controlar el enamorarnos por alguién especifico, todo sería fácil,
Si pudieramos controlar esa magia que nos envuelve y que hace que nuestra alma se estremece,
Si pudieramos controlar el destino, el futuro o el presente, o la mente de la gente, todo sería deferente.
Somos energía y el amor es mágico y mueve al corazon y nos ignotiza, por seres que son para nosotros especiales, pero que no necesariamente nosotros lo somos para ellos, eso es triste, que a veces no son sonrisas sino lagrimas de amor lo que encontramos en la vida, y porqué será? que no podemos sentir eso por alguién que lo sienta por nosotros, creo que eso es la razón y el origen de la poesia, letras que buscan un desahogo, letras que no todos entienden o sienten, pero que alguna vez en ellas nos hacen entender que no hay lágrima en vano, y que con ellas podemos también aprender.


cisne


Es amor es la fuerza vital, es flujo que todo lo mueve. La energia contraria al amor es el miedo, y este en el que nos friza, nos inmoviliza y nos impide renovarnos y mejorarnos.


Maria Aduque


Podemos imaginar que el mar es nuestra voluntad, la espuma de las olas que rompen a la orilla la esperanza, la marea mueve constantemente las piedrecillas, que son las oportunidades en nuestra vida, cuando estas sentado mojando tus pies a la orilla del mar, tomas una piedrecilla la observas, la analizas, determinas si te agrada y cuando no te agrada la arrojas, cuando sucede esto, debes estar conciente de que una vez soltándola jamas volveras a recuperarla y en el remoto caso de poder hacerlo debes conservala ya que se trata de un verdadero milagro.


Lorena Donaji


La magia existe es como la fuerza que ata a las estrellas y mueve hasta las olas del mar.
Esa fuerza pura e invisible que te absorbe y que sin duda
Algo dentro tuyo hará cambiar.


MaTyConde


Aprendemos a amar amando, a perdonar perdonando, a compartir compartiendo, a tolerar tolerando, ejerciendo diferentes virtudes logramos mayores enseñanzas, lo importante es la humildad para entender que en la vida el aprendizaje nunca termina, cada día trae consigo una valiosa oportunidad de crecimiento, todo lo que se mueve crece, solo no crece aquello que no se mueve.


carlos Casanti