Necesitas un abrazo ( 3 )
Necesitas un abrazo. Encuentra docenas de necesitas un abrazo con fotos para copiar y compartir.
Para cambiar tu vida por fuera debes cambiar tú por dentro. En el momento en que te dispones a cambiar, es asombroso cómo el universo comienza ayudarte, y te trae lo que necesitas.
Louise Hay
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al señor para poder ser el guardián de tu alma.
Gabriel GarcÃa Márquez
Hijo mío cuanto tiempo desde el último abrazo que te dí...espero con el alma volver a sentir el roce de tu piel y el dulce mirar de tus ojos que hablan sin hablar y hacen sentir sin tocar, te amo hijo mío...
MarÃa Suyapa Guadamuz
Rostro de Vos
Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto y por sabor.
Sin un temblor de más,
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna maldición.
Mis huéspedes concurren,
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor.
Yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan la jornada.
Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos.
Y es una soledad
tan desolada.
Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto y por sabor.
Sin un temblor de más,
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna maldición.
Mis huéspedes concurren,
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor.
Yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan la jornada.
Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos.
Y es una soledad
tan desolada.
Mario Benedetti
Abandono
¿De qué remota lengua desasida
proviene este resabio de abandono?
En cavilosa soledad corono
una imagen de niña estremecida.
¿De qué lejano olvido, que se anida
en las letales naves del encono,
desembarca esta queja con su tono
de brisa a la intemperie amanecida?
¿De qué brazos amantes del despego
zarpó el velamen de mi tierna mano,
la brújula extraviada en el abrazo
confinado a la orilla? ¿Qué hay del riego
de besos en que, cándida, me ufano,
si hurté la dirección de su regazo.
Noviembre de 1993
¿De qué remota lengua desasida
proviene este resabio de abandono?
En cavilosa soledad corono
una imagen de niña estremecida.
¿De qué lejano olvido, que se anida
en las letales naves del encono,
desembarca esta queja con su tono
de brisa a la intemperie amanecida?
¿De qué brazos amantes del despego
zarpó el velamen de mi tierna mano,
la brújula extraviada en el abrazo
confinado a la orilla? ¿Qué hay del riego
de besos en que, cándida, me ufano,
si hurté la dirección de su regazo.
Noviembre de 1993
Renée Ferrer
El Arroyo
¿Te acuerdas?
El arroyo fue la serpiente buena...
Yo muero extrañamente...
No me mata la Vida,
¿Te acuerdas?
El arroyo fue la serpiente buena...
Fluía triste y triste como un llanto de ciego
cuando en las piedras grises
donde arraiga la pena
como un inmenso lirio se levantó tu ruego.
Mi corazón, la piedra más gris y más serena,
despertó en la caricia de la corriente y luego
sintió cómo la tarde, con manos de agarena,
prendía sobre él una rosa de fuego.
Y mientras la serpiente del arroyo blandía
el veneno divino de la melancolía,
tocada de crepúsculo me abrumó tu cabeza,
la coroné de un beso fatal, en la corriente
vi pasar un cadáver de fuego... Y locamente
me derrumbó en tu abrazo profundo la tristeza.
¿Te acuerdas?
El arroyo fue la serpiente buena...
Yo muero extrañamente...
No me mata la Vida,
¿Te acuerdas?
El arroyo fue la serpiente buena...
Fluía triste y triste como un llanto de ciego
cuando en las piedras grises
donde arraiga la pena
como un inmenso lirio se levantó tu ruego.
Mi corazón, la piedra más gris y más serena,
despertó en la caricia de la corriente y luego
sintió cómo la tarde, con manos de agarena,
prendía sobre él una rosa de fuego.
Y mientras la serpiente del arroyo blandía
el veneno divino de la melancolía,
tocada de crepúsculo me abrumó tu cabeza,
la coroné de un beso fatal, en la corriente
vi pasar un cadáver de fuego... Y locamente
me derrumbó en tu abrazo profundo la tristeza.
Delmira Agustini
Carta de Roma
Te escribo, amor, desde la primavera.
Crucé la mar para poder decirte
que, bajo el cielo de la tarde, Roma
tiene otro cielo de golondrinas,
y entre los dos un ángel de oro pasa
danzando.
La cascada de piedra que desciende
por Trinitá dei Monti hasta la plaza,
se detuvo de pronto y ahora suben
azaleas rosadas por su cuerpo.
Los árboles repiten siete veces
la música del viento en las colinas,
y el húmedo llamado de las fuentes
guía mis pasos.
Más bella que en el aire
una rota columna hallé en el césped,
caída en el abrazo de una rosa.
Cuando fluye la luz,
cuando se para
el tiempo,
asomada a los puentes Roma busca
su imagen sobre el Tevere,
y en vez del nombre suyo ve que tiembla
tu nombre, amor, en el rodante espejo.
Te escribo, amor, desde la primavera.
Crucé la mar para poder decirte
que, bajo el cielo de la tarde, Roma
tiene otro cielo de golondrinas,
y entre los dos un ángel de oro pasa
danzando.
La cascada de piedra que desciende
por Trinitá dei Monti hasta la plaza,
se detuvo de pronto y ahora suben
azaleas rosadas por su cuerpo.
Los árboles repiten siete veces
la música del viento en las colinas,
y el húmedo llamado de las fuentes
guía mis pasos.
Más bella que en el aire
una rota columna hallé en el césped,
caída en el abrazo de una rosa.
Cuando fluye la luz,
cuando se para
el tiempo,
asomada a los puentes Roma busca
su imagen sobre el Tevere,
y en vez del nombre suyo ve que tiembla
tu nombre, amor, en el rodante espejo.
Meira Delmar
Al final, utilizas Internet cuando lo necesitas. Es como cuando empiezas a ir al supermercado, que compras todas las ofertas y después ya sabes que tienes que comprar una lata de atún y un bote de suavizante.
JoaquÃn Oristrell
Antes...
Antes,
nunca hubo el silencio necesario entre abrazo y abrazo
para advertir el parpadeo de esta guillotina
que hoy,
al rozar por sorpresa mi nuca con sus manos de lejía
me ha puesto los ojos amargos.
Yo misma no me oigo cuando grito.
Querría huir. Pero ya es tarde:
las sábanas se han convertido en agua cenagosa mezclada
con pegamento.
Y dentro de poco,
como esa cosa horrible siga detrás de mí
y usted continúe dormido,
me moriré de risa ante el retrato de Leonardo que tengo
enfrente de mi cadáver.
Antes,
nunca hubo el silencio necesario entre abrazo y abrazo
para advertir el parpadeo de esta guillotina
que hoy,
al rozar por sorpresa mi nuca con sus manos de lejía
me ha puesto los ojos amargos.
Yo misma no me oigo cuando grito.
Querría huir. Pero ya es tarde:
las sábanas se han convertido en agua cenagosa mezclada
con pegamento.
Y dentro de poco,
como esa cosa horrible siga detrás de mí
y usted continúe dormido,
me moriré de risa ante el retrato de Leonardo que tengo
enfrente de mi cadáver.
Almudena Guzmán
Eterna Huella
Quedarás como huella sobre mi brazo,
como marca sobre mi corazón.
Cantar de los cantares
No pasarás en vano por mi vida,
ni encontrarnos fue obra del acaso;
que por tu abrazo quedará en mi brazo
la fuerte huella que el amor no olvida.
La llama que de ti quedó encendida
arde sin consumirse en mi regazo.
Amor que más juntaste con el lazo
terrible de la sangre y de la herida.
En mí no fuiste gozo pasajero
sino la esencia de la tierra pura
floreciendo en el árbol verdadero.
Y para siempre brillará tu estrella,
porque de amor dejaste en hermosura
sobre mi corazón eterna huella.
Quedarás como huella sobre mi brazo,
como marca sobre mi corazón.
Cantar de los cantares
No pasarás en vano por mi vida,
ni encontrarnos fue obra del acaso;
que por tu abrazo quedará en mi brazo
la fuerte huella que el amor no olvida.
La llama que de ti quedó encendida
arde sin consumirse en mi regazo.
Amor que más juntaste con el lazo
terrible de la sangre y de la herida.
En mí no fuiste gozo pasajero
sino la esencia de la tierra pura
floreciendo en el árbol verdadero.
Y para siempre brillará tu estrella,
porque de amor dejaste en hermosura
sobre mi corazón eterna huella.
Dora Castellanos
Otra Estirpe
Eros, yo quiero guiarte, Padre ciego...
pido a tus manos todopoderosas,
su cuerpo excelso derramado en fuego
sobre mi cuerpo desmayado en rosas!
La eléctrica corola que hoy despliego
brinda el nectario de un jardín de Esposas;
para sus buitres en mi carne entrego
todo un enjambre de palomas rosas!
Da a las dos sierpes de su abrazo, crueles,
mi gran tallo febril... Absintio, mieles,
viérteme de sus venas, de su boca...
¡Así tendida, soy un surco ardiente,
donde puede nutrirse la simiente,
de otra Estirpe, sublimemente loca!
Eros, yo quiero guiarte, Padre ciego...
pido a tus manos todopoderosas,
su cuerpo excelso derramado en fuego
sobre mi cuerpo desmayado en rosas!
La eléctrica corola que hoy despliego
brinda el nectario de un jardín de Esposas;
para sus buitres en mi carne entrego
todo un enjambre de palomas rosas!
Da a las dos sierpes de su abrazo, crueles,
mi gran tallo febril... Absintio, mieles,
viérteme de sus venas, de su boca...
¡Así tendida, soy un surco ardiente,
donde puede nutrirse la simiente,
de otra Estirpe, sublimemente loca!
Delmira Agustini
Plaza Del Mundo
Tantas veces canté tu profundo
Vacío de teatro,
Que hace del hombre gárgola indefensa
En la turbia plenitud de las auroras
Pero no dije dónde.
Fui estancado río y llegué junto a ti;
Fui feliz en las estaciones de la flor
Y buscaba tus noches.
Sabedor me sé de cierta inclinación
Que tengo hacia los largos ecos;
Ya cualquier campana recuerda la medida
De alguna berenguela que no hizo
El póstumo poema.
Ahora que ya tienes la longitud
De un sueño
Y podemos, a tientas, proseguir
Viejos andares que van a morir al día,
Cómo voy a evocarte por vez primera!
Donde quise encuentros
Me espera un abrazo nunca dado.
De Pensar no tempestade, 1986
Tantas veces canté tu profundo
Vacío de teatro,
Que hace del hombre gárgola indefensa
En la turbia plenitud de las auroras
Pero no dije dónde.
Fui estancado río y llegué junto a ti;
Fui feliz en las estaciones de la flor
Y buscaba tus noches.
Sabedor me sé de cierta inclinación
Que tengo hacia los largos ecos;
Ya cualquier campana recuerda la medida
De alguna berenguela que no hizo
El póstumo poema.
Ahora que ya tienes la longitud
De un sueño
Y podemos, a tientas, proseguir
Viejos andares que van a morir al día,
Cómo voy a evocarte por vez primera!
Donde quise encuentros
Me espera un abrazo nunca dado.
De Pensar no tempestade, 1986
Ramiro Fonte
Madre Naturaleza
Madre, madre, cansado y soñoliento
quiero pronto volver a tu regazo;
besar tu seno, respirar tu aliento
y sentir la indolencia de tu abrazo.
Tú no cambias, ni mudas, ni envejeces;
en ti se encuentra la virtud perdida,
y tentadora y joven apareces
en las grandes tristezas de la vida.
Con ansia inmensa que mi ser consume
quiero apoyar las sienes en tu pecho,
tal como el niño que la nieve entume
busca el calor de su mullido lecho.
!Aire! ¡más luz, una planicie verde
y un horizonte azul que la limite,
sombra para llorar cuando recuerde,
cielo para creer cuando medite!
Abre, por fin, hospedadora muda,
tus vastas y tranquilas soledades,
y deja que mi espíritu sacuda
el tedio abrumador de las ciudades.
No más continuo batallar: ya brota
sangre humeante de mi abierta herida,
y quedo inerme, con la espada rota,
en la terrible lucha por la vida.
¡Acude madre, y antes que perezca
y bajo el peso, del dolor sucumba;
o abre tus senos, y que el musgo crezca
sobre la humilde tierra de mi tumba!
Madre, madre, cansado y soñoliento
quiero pronto volver a tu regazo;
besar tu seno, respirar tu aliento
y sentir la indolencia de tu abrazo.
Tú no cambias, ni mudas, ni envejeces;
en ti se encuentra la virtud perdida,
y tentadora y joven apareces
en las grandes tristezas de la vida.
Con ansia inmensa que mi ser consume
quiero apoyar las sienes en tu pecho,
tal como el niño que la nieve entume
busca el calor de su mullido lecho.
!Aire! ¡más luz, una planicie verde
y un horizonte azul que la limite,
sombra para llorar cuando recuerde,
cielo para creer cuando medite!
Abre, por fin, hospedadora muda,
tus vastas y tranquilas soledades,
y deja que mi espíritu sacuda
el tedio abrumador de las ciudades.
No más continuo batallar: ya brota
sangre humeante de mi abierta herida,
y quedo inerme, con la espada rota,
en la terrible lucha por la vida.
¡Acude madre, y antes que perezca
y bajo el peso, del dolor sucumba;
o abre tus senos, y que el musgo crezca
sobre la humilde tierra de mi tumba!
Manuel Gutiérrez Nájera
Sin Título
La mañana se despierta
húmeda y vegetal
todavía sin poder sacudirse la lluvia nocturna
que sigue lamiendo sus bordes.
Me levanto aturdida
sintiendo aún el calor reciente de tu cuerpo
y el abrazo que cercó mi sueño.
Estoy impregnada de tu respiración
del conocimiento epidérmico y espeso del amor.
Mi piel está grabada con tus señales
y no hay viento ni agua que pueda lavarlas
sin dejar mi nombre borroso, desteñido y sin sonrisa.
Te has plantado como roca en mi playa de estrellas de mar y caracolas,
dándole un nuevo sonido a las olas
que revientan contentas su canción salada
en el ámbito de mi cuerpo.
La mañana se despierta
húmeda y vegetal
todavía sin poder sacudirse la lluvia nocturna
que sigue lamiendo sus bordes.
Me levanto aturdida
sintiendo aún el calor reciente de tu cuerpo
y el abrazo que cercó mi sueño.
Estoy impregnada de tu respiración
del conocimiento epidérmico y espeso del amor.
Mi piel está grabada con tus señales
y no hay viento ni agua que pueda lavarlas
sin dejar mi nombre borroso, desteñido y sin sonrisa.
Te has plantado como roca en mi playa de estrellas de mar y caracolas,
dándole un nuevo sonido a las olas
que revientan contentas su canción salada
en el ámbito de mi cuerpo.
Gioconda Belli
Novia Del Recuerdo Ya
Si acertara tu contorno
y pudiera recogerte
de tan lejos, negra novia,
inmóvil y permanente.
Si se me diera cubrir
el largo trecho de ausencia
en un galope de tactos
de labios y de violetas.
Si aún alcanzara el remate
delgadísimo del beso
perdido en la lejanía
aún viva de mi recuerdo...
...Serías mía de nuevo
-mi lejana negra novia-
con gallos y cascabeles
repicando tus alcobas
de espejos y de violetas.
Con tu mirada en el agua
viéndome venir de lejos
por los caminos del alba.
Serías mía de nuevo
con mi risa y tus ojeras;
con mi gloria y tu congoja
de pájaro sin vereda.
Con mi gloria y con la tuya;
con la gloria de las almas
nuevas, frenéticamente,
en un abrazo de espadas.
Porque es tiempo y mi mensaje
se va de mí, derramado;
negra novia del recuerdo,
lejana y sola, esperando.
Si acertara tu contorno
y pudiera recogerte
de tan lejos, negra novia,
inmóvil y permanente.
Si se me diera cubrir
el largo trecho de ausencia
en un galope de tactos
de labios y de violetas.
Si aún alcanzara el remate
delgadísimo del beso
perdido en la lejanía
aún viva de mi recuerdo...
...Serías mía de nuevo
-mi lejana negra novia-
con gallos y cascabeles
repicando tus alcobas
de espejos y de violetas.
Con tu mirada en el agua
viéndome venir de lejos
por los caminos del alba.
Serías mía de nuevo
con mi risa y tus ojeras;
con mi gloria y tu congoja
de pájaro sin vereda.
Con mi gloria y con la tuya;
con la gloria de las almas
nuevas, frenéticamente,
en un abrazo de espadas.
Porque es tiempo y mi mensaje
se va de mí, derramado;
negra novia del recuerdo,
lejana y sola, esperando.
Victoriano Crémer
Ruego
Déjame reposar en tu regazo
el corazón, donde se encuentra impreso
el cálido perfume de tu beso
y la presión de tu primer abrazo.
Caí del mal en el potente lazo,
pero a tu lado en libertad regreso,
como retorna un día el cisne preso
al blando nido del natal ribazo.
Quiero en ti recobrar perdida calma
y rendirme en tus labios carmesíes,
o al extasiarme en tus pupilas bellas,
sentir en las tinieblas de mi alma
como vago perfume de alelíes,
como cercana irradiación de estrellas.
Déjame reposar en tu regazo
el corazón, donde se encuentra impreso
el cálido perfume de tu beso
y la presión de tu primer abrazo.
Caí del mal en el potente lazo,
pero a tu lado en libertad regreso,
como retorna un día el cisne preso
al blando nido del natal ribazo.
Quiero en ti recobrar perdida calma
y rendirme en tus labios carmesíes,
o al extasiarme en tus pupilas bellas,
sentir en las tinieblas de mi alma
como vago perfume de alelíes,
como cercana irradiación de estrellas.
Julián del Casal
Si No Es A Oscuras
Si no es a oscuras no te veo.
Si no es a noche no te alcanzo.
Si no es en ay donde me tiemblo.
Si no es perdido cuando parto.
Si apenas agua sobre el fuego.
Si apenas fuego sin la mano.
Si apenas mano con el beso.
Si no es perdido cuando parto.
Si apenas siempre cuando encuentro.
Si nunca encuentro cuando espero.
Si toda muerte en el abrazo.
Si nunca llego cuando llego.
Si nunca muero cuando muero.
Si no es perdido cuando parto.
Si no es a oscuras no te veo.
Si no es a noche no te alcanzo.
Si no es en ay donde me tiemblo.
Si no es perdido cuando parto.
Si apenas agua sobre el fuego.
Si apenas fuego sin la mano.
Si apenas mano con el beso.
Si no es perdido cuando parto.
Si apenas siempre cuando encuentro.
Si nunca encuentro cuando espero.
Si toda muerte en el abrazo.
Si nunca llego cuando llego.
Si nunca muero cuando muero.
Si no es perdido cuando parto.
Miguel Arteche
Amor, sí me fuí, pero no te deje para hacerte daño,
te llevé siempre conmigo, y siempre estuviste a mi lado,
Amor, no entiendí tu forma de amar, desde lejos, siempre estuviste tan cerca y tan lejos, no se como retroceder el tiempo, y arreglar algunos mal entendidos por falta de hablar,
Amor, te extraño mucho y me has dolido tanto, pero eso solo lo sabe mi almohada y mi soledad,
Amor, siempre te veo y me haces compañia, porque tú siempre estás en mis noches y mis días, pero tu no lo sabes, y no se si te importará.
Amor, no conozco abrazo diferente que no sea el que tu me des siempre en mis sueños florecientes,
Amor, dime la forma de solucionar todo, pero este miedo de que yo no exista para tí no me deja seguir,
Amor, como llegar a tí,
Amor, como hablarte sin llorar y sonreir,
Amor, como explicarte que nunca te he dejado,
Amor, como saber si tu hoy me recordarás
Amor, como enfrentar que ahora soy un desconocido mas para tí,
Amor, como mirarte y acariciarte y volver a sonreir.
Amor, como quisiera ya tenerte aquí,
Amor, quiero atreverme, pero nunca me has buscado o acercado a mí,
Amor, que tontería escribir al viento, cuando hay tantas cosas que te quisiera decir.
Amor, nunca, nunca, te olvidé ni deje de sentir este inmenso amor por tí.
te llevé siempre conmigo, y siempre estuviste a mi lado,
Amor, no entiendí tu forma de amar, desde lejos, siempre estuviste tan cerca y tan lejos, no se como retroceder el tiempo, y arreglar algunos mal entendidos por falta de hablar,
Amor, te extraño mucho y me has dolido tanto, pero eso solo lo sabe mi almohada y mi soledad,
Amor, siempre te veo y me haces compañia, porque tú siempre estás en mis noches y mis días, pero tu no lo sabes, y no se si te importará.
Amor, no conozco abrazo diferente que no sea el que tu me des siempre en mis sueños florecientes,
Amor, dime la forma de solucionar todo, pero este miedo de que yo no exista para tí no me deja seguir,
Amor, como llegar a tí,
Amor, como hablarte sin llorar y sonreir,
Amor, como explicarte que nunca te he dejado,
Amor, como saber si tu hoy me recordarás
Amor, como enfrentar que ahora soy un desconocido mas para tí,
Amor, como mirarte y acariciarte y volver a sonreir.
Amor, como quisiera ya tenerte aquí,
Amor, quiero atreverme, pero nunca me has buscado o acercado a mí,
Amor, que tontería escribir al viento, cuando hay tantas cosas que te quisiera decir.
Amor, nunca, nunca, te olvidé ni deje de sentir este inmenso amor por tí.
cisne
Una despedida
Tarde que socavó nuestro adiós.
Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro.
Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos.
El tiempo inevitable se desbordaba sobre el abrazo inútil.
Prodigábamos pasión juntamente, no para nosotros sino para la soledad ya inmediata.
Nos rechazó la luz; la noche había llegado con urgencia.
Fuimos hasta la verja en esa gravedad de la sombra que ya el lucero alivia.
Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tu abrazo.
Como quien vuelve de un país de espadas yo volví de tus lágrimas.
Tarde que dura vívida como un sueño
entre las otras tardes.
Después yo fui alcanzando y rebasando
noches y singladuras.
Tarde que socavó nuestro adiós.
Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro.
Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos.
El tiempo inevitable se desbordaba sobre el abrazo inútil.
Prodigábamos pasión juntamente, no para nosotros sino para la soledad ya inmediata.
Nos rechazó la luz; la noche había llegado con urgencia.
Fuimos hasta la verja en esa gravedad de la sombra que ya el lucero alivia.
Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tu abrazo.
Como quien vuelve de un país de espadas yo volví de tus lágrimas.
Tarde que dura vívida como un sueño
entre las otras tardes.
Después yo fui alcanzando y rebasando
noches y singladuras.
Jorge Luis Borges
Lo Cotidiano
Para el amor no hay cielo, amor, solo este día;
este cabello triste que se cae
cuando te estás peinando ante el espejo.
Esos túneles largos
que se atraviesan con jadeo y asfixia;
las paredes sin ojos,
el hueco que resuena
de alguna voz oculta y sin sentido.
Para el amor no hay tregua, amor. La noche
se vuelve, de pronto, respirable.
Y cuando un astro rompe sus cadenas
y lo ves zigzaguear, loco, y perderse,
no por ello la ley suelta sus garfios.
El encuentro es a oscuras. En el beso se mezcla
el sabor de las lágrimas.
Y en el abrazo ciñes
el recuerdo de aquella orfandad, de aquella muerte.
Para el amor no hay cielo, amor, solo este día;
este cabello triste que se cae
cuando te estás peinando ante el espejo.
Esos túneles largos
que se atraviesan con jadeo y asfixia;
las paredes sin ojos,
el hueco que resuena
de alguna voz oculta y sin sentido.
Para el amor no hay tregua, amor. La noche
se vuelve, de pronto, respirable.
Y cuando un astro rompe sus cadenas
y lo ves zigzaguear, loco, y perderse,
no por ello la ley suelta sus garfios.
El encuentro es a oscuras. En el beso se mezcla
el sabor de las lágrimas.
Y en el abrazo ciñes
el recuerdo de aquella orfandad, de aquella muerte.
Rosario Castellanos
Mi niño hoy es el adios después de haber luchado contra todos, se termino se nos olvido luchar contra la inmadures de nuestros corazones, pero sabes aun te amo se que tu ya no pero dime como olvido todo el amor que te tengo. eres lo que mas amo que por ti daria mi vida sin pensarlo, pero tu decidiste decir adios, pero mi niño yo no pedo asi que te esperare haste que te des cuenta que sin mi no puedes vivir que me necesitas como yo a ti asi que regresa pornto
niña enamorada
Oficio de Amor
De la intimidad que ahora nos asusta
Sale el pasado,
Sale la espléndida nostalgia,
Ejercicio callado del ocaso;
De la valuación de Dios en la plegaria,
Para que no estemos uno fuera del otro,
Saldrá la amenaza,
Celosa corrosión de los gestos
Interrumpiendo nuestro abrazo.
¡Oh manoseados sentimientos!
Más y mejor seré yo mismo
Cuando guarde de tu boca la idea
Y aunque ya no pase del existir a la presencia
Igualmente me verás contra tu boca
Vigilando la mudanza de los días
Hasta que, siendo como yo reliquia,
Me ayudes a evitar esta agonía.
De "Obra poética IV"
De la intimidad que ahora nos asusta
Sale el pasado,
Sale la espléndida nostalgia,
Ejercicio callado del ocaso;
De la valuación de Dios en la plegaria,
Para que no estemos uno fuera del otro,
Saldrá la amenaza,
Celosa corrosión de los gestos
Interrumpiendo nuestro abrazo.
¡Oh manoseados sentimientos!
Más y mejor seré yo mismo
Cuando guarde de tu boca la idea
Y aunque ya no pase del existir a la presencia
Igualmente me verás contra tu boca
Vigilando la mudanza de los días
Hasta que, siendo como yo reliquia,
Me ayudes a evitar esta agonía.
De "Obra poética IV"
Alberto Girri
5. Me Habita El Mar, Con Desorden de Estrella...
Me habita el mar, con desorden de estrella,
precipitadamente rubia,
y el aire de sus muertos me golpea,
tiritando callada y sorda espuma.
-En los peldaños violetas del cielo,
la noche va cerrando sus ventanas-.
Nada hará la tierra más amarga:
ni el metal desvanecido en su abrazo de invierno,
ni una vegetal, terrible desnudez de luna y sangre
De "La lealtad del espejo" 1993
Me habita el mar, con desorden de estrella,
precipitadamente rubia,
y el aire de sus muertos me golpea,
tiritando callada y sorda espuma.
-En los peldaños violetas del cielo,
la noche va cerrando sus ventanas-.
Nada hará la tierra más amarga:
ni el metal desvanecido en su abrazo de invierno,
ni una vegetal, terrible desnudez de luna y sangre
De "La lealtad del espejo" 1993
Beatriz Hernanz
Amantes
Somos como son los que se aman.
Al desnudarnos descubrimos dos monstruosos
desconocidos que se estrechan a tientas,
cicatrices con que el rencoroso deseo
señala a los que sin descanso se aman:
el tedio, la sospecha que invencible nos ata
en su red, como en la falta dos dioses adúlteros.
Enamorados como dos locos,
dos astros sanguinarios, dos dinastías
que hambrientas se disputan un reino,
queremos ser justicia, nos acechamos feroces,
nos engañamos, nos inferimos las viles injurias
con que el cielo afrenta a los que se aman.
Solo para que mil veces nos incendie
el abrazo que en el mundo son los que se aman
mil veces morimos cada día.
Somos como son los que se aman.
Al desnudarnos descubrimos dos monstruosos
desconocidos que se estrechan a tientas,
cicatrices con que el rencoroso deseo
señala a los que sin descanso se aman:
el tedio, la sospecha que invencible nos ata
en su red, como en la falta dos dioses adúlteros.
Enamorados como dos locos,
dos astros sanguinarios, dos dinastías
que hambrientas se disputan un reino,
queremos ser justicia, nos acechamos feroces,
nos engañamos, nos inferimos las viles injurias
con que el cielo afrenta a los que se aman.
Solo para que mil veces nos incendie
el abrazo que en el mundo son los que se aman
mil veces morimos cada día.
Jorge Gaitán Durán
Tu Amor
Tu amor, esclavo, es como un sol muy fuerte:
jardinero de oro de la vida,
jardinero de fuego de la muerte,
en el carmen fecundo de mi vida.
Pico de cuervo con olor de rosas,
aguijón enmelado de delicias
tu lengua es. Tus manos misteriosas
son garras enguantadas de caricias.
Tus ojos son mis medianoches crueles,
panales negros de malditas mieles
que se desangran en mi acerbidad;
crisálida de un vuelo del futuro,
es tu abrazo magnífico y oscuro
torre embrujada de mi soledad.
Tu amor, esclavo, es como un sol muy fuerte:
jardinero de oro de la vida,
jardinero de fuego de la muerte,
en el carmen fecundo de mi vida.
Pico de cuervo con olor de rosas,
aguijón enmelado de delicias
tu lengua es. Tus manos misteriosas
son garras enguantadas de caricias.
Tus ojos son mis medianoches crueles,
panales negros de malditas mieles
que se desangran en mi acerbidad;
crisálida de un vuelo del futuro,
es tu abrazo magnífico y oscuro
torre embrujada de mi soledad.
Delmira Agustini
Llora Conmigo, Hermano
Llora conmigo, hermano.
Era mujer y bella. No tenía
nieve sobre los años.
De ella, de mí, de todo
te separaron. Pero el tiempo
te ha devuelto a su abrazo.
A ella y a ti os pregunto
si es posible que todo lo que amé
sea solo un engaño.
¿Sabéis que espero, a veces,
vuestra voz, y que tengo
los oídos tapados?
¿Sabéis
que niego el pie de vuestros pasos?
Pero no importa. vivo
sobre las ruinas. Amo.
Decidme, sí, decidme,
-aunque no pueda oírlo,
aunque nunca lo crea -
que nada ha terminado.
Llora conmigo, hermano.
Era mujer y bella. No tenía
nieve sobre los años.
De ella, de mí, de todo
te separaron. Pero el tiempo
te ha devuelto a su abrazo.
A ella y a ti os pregunto
si es posible que todo lo que amé
sea solo un engaño.
¿Sabéis que espero, a veces,
vuestra voz, y que tengo
los oídos tapados?
¿Sabéis
que niego el pie de vuestros pasos?
Pero no importa. vivo
sobre las ruinas. Amo.
Decidme, sí, decidme,
-aunque no pueda oírlo,
aunque nunca lo crea -
que nada ha terminado.
José AgustÃn Goytisolo
Contar Un Cuento
Es el país de Irás y No Volverás
donde los relojes marcan el invierno en punto
y solo en tu memoria habría primavera
si tuvieras tiempo para recordar
Pero solo hay tiempo para buscar a la reina blanca
Aquí se congela el corazón y no puede romperse
Aquí se congelan las fuentes del llanto
Aquí se congelan las palabras que designan cosas de colores
y solo sobrevive la palabra de su nombre
Pero tú no sabes cómo se llama la reina blanca
Se sabe poco de la reina blanca:
que habita un silencio sin ventanas
que habita el castillo de Salsipuedes
que habita el lugar del frío
Se sabe poco de la reina:
que es completarnente blanca
que ni pensando todas las rosas juntas
se podría armar un arrebol en sus mejillas
y que ni con todas las alas de todos los pájaros
se podría emigrar de su invierno en punto
Se sabe poco de ella
Pero no necesitas más para buscarla
ni necesitas más para encontrarla
y avanzar alejándote de ella para siempre
y descubriendo que ya no dejas huellas sobre la nieve
y descubriendo cómo pierdes toda prueba de la vida
Es el país de Irás y No Volverás
donde los relojes marcan el invierno en punto
y solo en tu memoria habría primavera
si tuvieras tiempo para recordar
Pero solo hay tiempo para buscar a la reina blanca
Aquí se congela el corazón y no puede romperse
Aquí se congelan las fuentes del llanto
Aquí se congelan las palabras que designan cosas de colores
y solo sobrevive la palabra de su nombre
Pero tú no sabes cómo se llama la reina blanca
Se sabe poco de la reina blanca:
que habita un silencio sin ventanas
que habita el castillo de Salsipuedes
que habita el lugar del frío
Se sabe poco de la reina:
que es completarnente blanca
que ni pensando todas las rosas juntas
se podría armar un arrebol en sus mejillas
y que ni con todas las alas de todos los pájaros
se podría emigrar de su invierno en punto
Se sabe poco de ella
Pero no necesitas más para buscarla
ni necesitas más para encontrarla
y avanzar alejándote de ella para siempre
y descubriendo que ya no dejas huellas sobre la nieve
y descubriendo cómo pierdes toda prueba de la vida
Ulalume González de León
¡Nuestro deber oscuro es cantar a la paz, a la armonía, al fraternal abrazo de comunión de sueños de los hombres!.
César Brañas
Me desprendo del abrazo, salgo a la calle. En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna. La luna tiene dos noches de edad. Yo, una.
Eduardo Galeano
La belleza es verdad; la verdad, belleza. Esto es todo lo que sabes sobre la tierra, y todo lo que necesitas saber.
John Keats
Si no necesitas trabajar para comer, necesitarás trabajar para tener salud. Ama el trabajo y no dejes que nazca la mala hierba de la ociosidad.
William Penn
Lo que ahora no alcanza la perfección, la alcanzará en un intento posterior o reiterado; nada de lo que abrazó la historia es pasajero, y a través de transformaciones innumerables renace de nuevo en formas siempre más ricas.
Novalis
Corazón Partidario
Mi corazón, lo sabes,
no está con el que triunfa o que lo espera,
con el juramento mercader
que acecha el buen provecho,
se agazapa, salta sobre la utilidad, que es su querida,
busca ganancia en el abrazo,
obtiene renta de las mariposas y pone rédito a la luz,
cobra recibo por los amaneceres milagrosos,
por cambiante gracia del color
de una invisible rosa apresurada,
dulce y apresurada
como si fuese un hombre o una llama
o una felicidad humana: sí.
Mi corazón no está con el hombre que sabe
de la verdad todo lo necesario
para olvidar el resto de ella,
satisfecho del viento, poderoso del humo,
canciller de la niebla,
rey acaso, pero nunca de sí.
Mi corazón, lo sabes,
no está con el que triunfa o que lo espera,
con el juramento mercader
que acecha el buen provecho,
se agazapa, salta sobre la utilidad, que es su querida,
busca ganancia en el abrazo,
obtiene renta de las mariposas y pone rédito a la luz,
cobra recibo por los amaneceres milagrosos,
por cambiante gracia del color
de una invisible rosa apresurada,
dulce y apresurada
como si fuese un hombre o una llama
o una felicidad humana: sí.
Mi corazón no está con el hombre que sabe
de la verdad todo lo necesario
para olvidar el resto de ella,
satisfecho del viento, poderoso del humo,
canciller de la niebla,
rey acaso, pero nunca de sí.
Carlos Bousoño
Te Abraza La Lluvia En Su Descenso
Te abraza la lluvia en su descenso
de resbalantes lenguas párvulas;
descifras su caída al sesgo;
sus tocamientos multiplicas
en ti; los amparas, te conocen:
Ánfora armónica en perpetua
reconciliación, recinto cálido,
hogar de las delicias, próspero
alhajero de arcillas dóciles.
Aprieta la lluvia: albercas, mares,
oleaje que te desahoga.
Anticipándose, ambicioso,
en torno de ti mi afán aprieta:
dulceamarga serpiente, alianza
clandestina del terror y el júbilo.
Ánfora tu cuerpo, revestido
por su desnudez; barro engastado
de blandas perlas, se envanece
con las deleitosas cicatrices
de un dolor que pasó; que exponen
lo apenas sanado al riesgo nuevo.
Yo las encuentro, y al tocarlas
te sigo en otras cicatrices,
mapa de táctiles misterios,
que el tiempo no olvida, pero esconde.
Llueve y me afano. Tú me abrazas
en mi caída; me descifras
cuando te abrazo. Y me amonesto:
Nunca es temprano para amarte.
Y sé que nunca será pronto.
Te abraza la lluvia en su descenso
de resbalantes lenguas párvulas;
descifras su caída al sesgo;
sus tocamientos multiplicas
en ti; los amparas, te conocen:
Ánfora armónica en perpetua
reconciliación, recinto cálido,
hogar de las delicias, próspero
alhajero de arcillas dóciles.
Aprieta la lluvia: albercas, mares,
oleaje que te desahoga.
Anticipándose, ambicioso,
en torno de ti mi afán aprieta:
dulceamarga serpiente, alianza
clandestina del terror y el júbilo.
Ánfora tu cuerpo, revestido
por su desnudez; barro engastado
de blandas perlas, se envanece
con las deleitosas cicatrices
de un dolor que pasó; que exponen
lo apenas sanado al riesgo nuevo.
Yo las encuentro, y al tocarlas
te sigo en otras cicatrices,
mapa de táctiles misterios,
que el tiempo no olvida, pero esconde.
Llueve y me afano. Tú me abrazas
en mi caída; me descifras
cuando te abrazo. Y me amonesto:
Nunca es temprano para amarte.
Y sé que nunca será pronto.
Rubén Bonifaz Nuño
Apocalipsis
Ella no es Pomona. Ni, como las Danaides,
una daga dorada oculta entre los senos.
Ella no es Calíope, aunque sea la voz y la belleza.
Y aunque, como las Náyades, ame fuentes y bosques,
no es Estigia, ni Dafne,
ni es la bella Afrodita
ni el sueño de los héroes.
Pero Ella ha nacido.
Como ananás fragante, se levanta
ungida de romero,
como custodia viva, derramando
cuatro copas dulcísimas:
Abrazo de la tierra,
música del aire,
luz violenta del fuego
y el almíbar del agua.
Ya no habrá nunca noche, porque Ella
se ha manifestado
con sus cuatro trompetas y su gloria.
Y así es la gran nueva, la alegría:
Porque Ella ha nacido
y esta es la señal, aleluya.
Que su gracia
sea con todos vosotros, aleluya.
De Narcisia, Barcelona 1986
Ella no es Pomona. Ni, como las Danaides,
una daga dorada oculta entre los senos.
Ella no es Calíope, aunque sea la voz y la belleza.
Y aunque, como las Náyades, ame fuentes y bosques,
no es Estigia, ni Dafne,
ni es la bella Afrodita
ni el sueño de los héroes.
Pero Ella ha nacido.
Como ananás fragante, se levanta
ungida de romero,
como custodia viva, derramando
cuatro copas dulcísimas:
Abrazo de la tierra,
música del aire,
luz violenta del fuego
y el almíbar del agua.
Ya no habrá nunca noche, porque Ella
se ha manifestado
con sus cuatro trompetas y su gloria.
Y así es la gran nueva, la alegría:
Porque Ella ha nacido
y esta es la señal, aleluya.
Que su gracia
sea con todos vosotros, aleluya.
De Narcisia, Barcelona 1986
Juana Castro
El Viento
Vino primero tenue y acarició su pelo,
nube de mariposas rozando sus mejillas;
era el beso de un ángel flotando en las orillas
de sus ojos azules con reflejos de cielo.
Y se agitó en ligeros y suaves remolinos
trepando dulce y ágil en torno a su figura,
cubriendo en un abrazo la flor de su cintura,
llevando su perfume por todos los caminos.
Llegó por las esquinas borracho y pendenciero,
y sacudió su blusa con empuje atrevido.
Era intenso y robusto, rebelde y encendido,
y la apretó con fuertes tentáculos de acero.
Se transformó en violento ciclón desesperado,
arrancando la falda con sus múltiples manos,
invadiendo los fondos recónditos y arcanos,
y arrebatando el fuego de su cuerpo azotado.
Gentil soplo de viento crecido sin medida,
tierno beso de amigo transformado en amante,
leve caricia alzada en pasión dominante,
sueños nunca vividos de una ocasión perdida.
Vino primero tenue y acarició su pelo,
nube de mariposas rozando sus mejillas;
era el beso de un ángel flotando en las orillas
de sus ojos azules con reflejos de cielo.
Y se agitó en ligeros y suaves remolinos
trepando dulce y ágil en torno a su figura,
cubriendo en un abrazo la flor de su cintura,
llevando su perfume por todos los caminos.
Llegó por las esquinas borracho y pendenciero,
y sacudió su blusa con empuje atrevido.
Era intenso y robusto, rebelde y encendido,
y la apretó con fuertes tentáculos de acero.
Se transformó en violento ciclón desesperado,
arrancando la falda con sus múltiples manos,
invadiendo los fondos recónditos y arcanos,
y arrebatando el fuego de su cuerpo azotado.
Gentil soplo de viento crecido sin medida,
tierno beso de amigo transformado en amante,
leve caricia alzada en pasión dominante,
sueños nunca vividos de una ocasión perdida.
Francisco Alvarez
EL CANTO DEL COLIBRÍ
Tomando el sol de la tarde,
sentado junto al jardín,
escuché el hermoso canto
de un singular colibrí.
Con una pertinaz prisa,
volaba de flor en flor,
oliendo sus aromas
y probando su sabor.
De pronto en un parpadeo,
detuvo su veloz vuelo
y prendiéndose de una rama,
me dirigió su mirada.
Sentí su vibrante presencia
y percibí que la mía sintió.
De momento paró mi existencia
y creí escuchar a Dios;
¿Oyes el canto del pájaro?
¿Sientes el calor del sol?
¿Que más tu necesitas,
para sentir mi amor?
No supe que contestar,
pero enseguida entendí,
que para estar feliz,
solo basta Dios.
¡Cuanto me afano en tener!
¡Cuanto me esfuerzo en saber!
Si lo que realmente existe,
es el placer de SER.
Gracias te doy Colibrí,
por la paz que me has traído,
espero como tu algún día,
cantar mientras camino.
Llevar calor donde vaya,
disfrutar de mi alrededor,
poner pasión en lo que haga
y encender mi luz de amor.
Tomando el sol de la tarde,
sentado junto al jardín,
escuché el hermoso canto
de un singular colibrí.
Con una pertinaz prisa,
volaba de flor en flor,
oliendo sus aromas
y probando su sabor.
De pronto en un parpadeo,
detuvo su veloz vuelo
y prendiéndose de una rama,
me dirigió su mirada.
Sentí su vibrante presencia
y percibí que la mía sintió.
De momento paró mi existencia
y creí escuchar a Dios;
¿Oyes el canto del pájaro?
¿Sientes el calor del sol?
¿Que más tu necesitas,
para sentir mi amor?
No supe que contestar,
pero enseguida entendí,
que para estar feliz,
solo basta Dios.
¡Cuanto me afano en tener!
¡Cuanto me esfuerzo en saber!
Si lo que realmente existe,
es el placer de SER.
Gracias te doy Colibrí,
por la paz que me has traído,
espero como tu algún día,
cantar mientras camino.
Llevar calor donde vaya,
disfrutar de mi alrededor,
poner pasión en lo que haga
y encender mi luz de amor.
Gustavo Estrada Luque