Nuestro ( 2 )
Nuestro. Encuentra docenas de nuestro con fotos para copiar y compartir.
¡qué beneficioso seria para la vida que nos percatásemos y enterásemos a tiempo de que nunca estaremos en mejores términos con nuestra amada que si elogiamos a nuestro rival!. Su corazón se llenara de gozo y cualquier temor a herirnos o perdernos se habrá desvanecido; nos hará confidentes suyos, y nosotros, muy contentos, nos convenceremos de que el fruto del árbol será nuestro si tenemos el suficiente buen humor para dejar a otros las hojas que vayan cayendo.
Johann Wolfgang Von Goethe
Leer les dará una mirada más abierta sobre los hombres y sobre el mundo, y los ayudará a rechazar la realidad como un hecho irrevocable. Esa negación, esa sagrada rebeldía, es la grieta que abrimos sobre la opacidad del mundo. A través de ella puede filtrarse una novedad que aliente nuestro compromiso.
Ernesto Sábato
La vida es una tragedia a la que asistimos como espectadores un rato, y luego desempeñamos nuestro papel en ella.
Jonathan Swift
He llegado a creer que el mundo es un enigma, pero un inocente enigma hecho terrible por nuestro loco intento de interpretar todo como si existiese una verdad subyacente.
Umberto Eco
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar,pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar.
Antonio Machado
Nuestro amor propio sufre con mayor impaciencia la condenación de nuestras aficiones que la de nuestras pasiones.
Francisco de La Rochefoucauld
Nuestra tarea es la de liberarnos... mediante la extensión de nuestro círculo de compasión hasta que contenga a todas las criaturas vivientes, la naturaleza entera y su belleza.
Albert Einstein
¡oh, insensatos afanes de los mortales! ¡qué débiles son las razones que nos inducen a no levantar nuestro vuelo de la tierra!.
Dante Alighieri
Ciertas creencias que no percibimos no por ello son asimilables a un puro vacío, como no lo es el aire que nos envuelve; componen a nuestro alrededor una atmósfera variable, a veces excelente, a menudo irrespirable, y merecerían ser anotadas con tanto cuidado como la temperatura, la presión barométrica o la estación, pues nuestros días tienen su originalidad física y moral.
Marcel Proust
Los apócrifos: sería importante recopilar de nuevo lo que sobre ellos se conoce por la historia y demostrar que son precisamente aquellos textos, que ya en los primeros siglos de nuestra era inundaron las comunidades y por los cuales padece aún hoy día nuestro canon, la verdadera causa de que en ningún momento de la historia política y eclesiástica el cristianismo haya podido mostrarse en toda su belleza y nitidez.
Johann Wolfgang Von Goethe
Los argentinos apenas si tendremos para pagarnos la comida de todos los días. Y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis deliberada y conscientemente provocada (...) No habrá entonces más remedio que contraer nuevas deudas e hipotecar definitivamente nuestro porvenir. Llegará entonces el momento de afrontar las dificultades mediante la enajenación de nuestros propios bienes, como los ferrocarriles, la flota mercante o las usinas.
Arturo Jauretche
El dominio viene de la práctica, la práctica viene de la experimentación juguetona y compulsiva y de una sensación de algo maravilloso. El músico, el atleta, el bailarín continúan con su práctica a pesar de los músculos doloridos y de quedarse sin aliento. Este nivel de actuación no lo logra ninguna exhortación calvinista del superyó, a través de sentimientos de culpa u obligación. En la práctica el trabajo es juego, es intrínsecamente gratificante. Es sentir a nuestro niño interno que pide jugar solo cinco minutos más.
Stephen Nachmanovitch
Cuando, Dormida Tú...
Cuando, dormida tú, me echo en tu alma
y escucho, con mi oído
en tu pecho desnudo,
tu corazón tranquilo, me parece
que, en su latir hondo, sorprendo
el secreto del centro
del mundo. Me parece
que legiones de ángeles,
en caballos celestes
-como cuando, en la alta
noche escuchamos, sin aliento
y el oído en la tierra,
trotes distantes que no llegan nunca-,
que legiones de ángeles,
vienen por ti, de lejos
-como los Reyes Magos
al nacimiento eterno
de nuestro amor-,
vienen por ti, de lejos,
a traerme, en tu ensueño,
el secreto del centro
del cielo.
Cuando, dormida tú, me echo en tu alma
y escucho, con mi oído
en tu pecho desnudo,
tu corazón tranquilo, me parece
que, en su latir hondo, sorprendo
el secreto del centro
del mundo. Me parece
que legiones de ángeles,
en caballos celestes
-como cuando, en la alta
noche escuchamos, sin aliento
y el oído en la tierra,
trotes distantes que no llegan nunca-,
que legiones de ángeles,
vienen por ti, de lejos
-como los Reyes Magos
al nacimiento eterno
de nuestro amor-,
vienen por ti, de lejos,
a traerme, en tu ensueño,
el secreto del centro
del cielo.
Juan Ramón Jiménez
¿acaso el sueño no es el testimonio del ser perdido, de un ser que se pierde, de un ser que huye de nuestro ser, incluso si podemos repetirlo, volver a encontrarlo en su extraña transformación?.
Gastón Bachelard
No puedo creer en la inmortalidad del alma. . . No, todo lo que se dice sobre la existencia después de la tumba está mal. Es solo el producto de nuestra tenacidad hacia la vida. . . Nuestro deseo de seguir viviendo. . . Nuestro pavor de llegar a un final.
Thomas Edison
Cuando la naturaleza formo nuestra especie, nos dio unos cuantos instintos, el amor propio para nuestra conservacion, la benevolencia para la conservacion de los otros, el amor que es común con todas las demas especies y el don inexplicable de combinar mas ideas que todos los demas animales juntos; después de habernos dado asi nuestro lote, nos dijo: "ahora, arreglaros como podais".
Voltaire
Cuando El Tiempo Ya Es Ido
Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna
como a la casa de la infancia, a algunos
días, rostros, sucesos que supieron
recorrer el camino de nuestro corazón.
Vuelven de nuevo los cansados pasos
cada vez más sencillos y más lentos,
al mismo día, el mismo amigo, el mismo
viejo sol. Y queremos contar la maravilla
ciega para los otros, a nuestros ojos clara,
en donde la memoria ha detenido
como un pintor, un gesto de la mano,
una sonrisa, un modo breve de saludar.
Pues poco a poco el mundo se vuelve impenetrable,
los ojos no comprenden, la mano ya no toca
el alimento innombrable, lo real.
Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna
como a la casa de la infancia, a algunos
días, rostros, sucesos que supieron
recorrer el camino de nuestro corazón.
Vuelven de nuevo los cansados pasos
cada vez más sencillos y más lentos,
al mismo día, el mismo amigo, el mismo
viejo sol. Y queremos contar la maravilla
ciega para los otros, a nuestros ojos clara,
en donde la memoria ha detenido
como un pintor, un gesto de la mano,
una sonrisa, un modo breve de saludar.
Pues poco a poco el mundo se vuelve impenetrable,
los ojos no comprenden, la mano ya no toca
el alimento innombrable, lo real.
Fina GarcÃa Marruz
El sueño pesa sobre mis hombros y me acerca de nuevo a vos, al huequito de tu brazo, a tu respiración, a una continuación infinita de la batalla de sábanas y almohadas que empezamos y que pone risa y energía a nuestro cansancio.
Gioconda Belli
Sin educación, no podemos ver más allá de nosotros mismos ni de nuestro ambiente cerrado a la realidad de la interdependencia mundial. Sin la educación no podemos darnos cuenta de cómo la gente de otras razas y religiones comparte los mismos sueños, las mismas esperanzas. Sin educación, no podemos reconocer la universalidad de las metas y ambiciones humanas.
Kofi Annan
Las revoluciones científicas más importantes todas incluyen, como única característica en común, el destronamiento de la arrogancia humana de un pedestal tras otro de convicciones previas sobre nuestro lugar en el centro del cosmos.
Stephen Jay Gould
El poeta llena el santuario interior de nuestro espíritu con pensamientos nuevos, maravillosos y placenteros.
Novalis
La comida es la parte material de la alimentación, pero el vino es la parte espiritual de nuestro alimento.
Alejandro Dumas
La esperanza es una virtud cristiana que consiste en despreciar todas las miserables cosas de este mundo en espera de disfrutar, en un país desconocido, deleites ignorados que los curas nos prometen a cambio de nuestro dinero.
Voltaire
La historia es cuestión de supervivencia. Si no tuviéramos pasado, estaríamos desprovistos de la impresión que define a nuestro ser.
Robert Burns
Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad.
Guy de Maupassant
Nosotros mismos somos nuestro peor enemigo. Nada puede destruir a la Humanidad, excepto la Humanidad misma.
Pierre Teilhard de Chardin
Amanecer
Imagínate tú...
Imagínatelo tú por un momento.
R. A.
La estrella aún flotaba en las aguas.
Río abajo, a la noche del mar, la llevó la corriente.
Y de pronto la mágica música errante en la sombra
se apagó, sin dolor, en el fresco silencio silvestre.
Imagínate tú, piensa solo un instante,
piensa solo un instante que el alma comienza a caerse.
(Las hojas, el canto del agua que solo tú escuchas:
maravilloso silencio que pone en las tuyas su mano evidente.)
Piensa solo un instante que has roto los diques y flotas sin
tiempo en la noche,
que eres carne de sombra, recuerdo de sombra; que sombra
tan solo te envuelve.
Piensa conmigo «¡tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan
vivo era todo,
antes que todo se desvaneciese!»
Imagínate tú que hace siglos que has muerto.
No te preguntan las cosas, si pasas, quién eres.
Procura un instante pensar que tus brazos no pesan.
Son nada más que dos cañas, dos gotas de lluvia, dos
humos calientes.
(¡Tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo!)
Y cuando creas que todo ante ti perfecciona su muerte,
abre los ojos:
El trágico hachero saltaba los montes,
llevaba una antorcha en la mano, incendiaba los bosques nacientes.
El río volvía a mojar las orillas que dan a tu vida.
El prodigio era tuyo y te hacías así vencedor de la muerte.
Imagínate tú...
Imagínatelo tú por un momento.
R. A.
La estrella aún flotaba en las aguas.
Río abajo, a la noche del mar, la llevó la corriente.
Y de pronto la mágica música errante en la sombra
se apagó, sin dolor, en el fresco silencio silvestre.
Imagínate tú, piensa solo un instante,
piensa solo un instante que el alma comienza a caerse.
(Las hojas, el canto del agua que solo tú escuchas:
maravilloso silencio que pone en las tuyas su mano evidente.)
Piensa solo un instante que has roto los diques y flotas sin
tiempo en la noche,
que eres carne de sombra, recuerdo de sombra; que sombra
tan solo te envuelve.
Piensa conmigo «¡tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan
vivo era todo,
antes que todo se desvaneciese!»
Imagínate tú que hace siglos que has muerto.
No te preguntan las cosas, si pasas, quién eres.
Procura un instante pensar que tus brazos no pesan.
Son nada más que dos cañas, dos gotas de lluvia, dos
humos calientes.
(¡Tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo!)
Y cuando creas que todo ante ti perfecciona su muerte,
abre los ojos:
El trágico hachero saltaba los montes,
llevaba una antorcha en la mano, incendiaba los bosques nacientes.
El río volvía a mojar las orillas que dan a tu vida.
El prodigio era tuyo y te hacías así vencedor de la muerte.
José Hierro
Sin nuestro sufrimiento, nuestra tarea no diferiría de la asistencia social.
Madre Teresa de Calcuta
Toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo.
Frédéric Chopin
Amor, Como Los Ríos
Oculta fuerza de agua soterrada,
nos sorprendió el amor tan de repente,
que al mirarse a los ojos hondamente
se desbordó el amor en la mirada.
Y brotó aquella fuente enamorada,
con fuerza tan vital y jubilosa,
que fue en verdad y amor la más gozosa
en que jamás me viera arrebatada.
Fue aquel amor, pasión tan verdadera,
-¿era tierna o sensual, dulce o ardiente?-
¡ya nunca más sabremos cómo era!
Que tus labios juraron en los míos:
vivirá nuestro amor eternamente,
y nuestro amor pasó como los ríos.
Oculta fuerza de agua soterrada,
nos sorprendió el amor tan de repente,
que al mirarse a los ojos hondamente
se desbordó el amor en la mirada.
Y brotó aquella fuente enamorada,
con fuerza tan vital y jubilosa,
que fue en verdad y amor la más gozosa
en que jamás me viera arrebatada.
Fue aquel amor, pasión tan verdadera,
-¿era tierna o sensual, dulce o ardiente?-
¡ya nunca más sabremos cómo era!
Que tus labios juraron en los míos:
vivirá nuestro amor eternamente,
y nuestro amor pasó como los ríos.
Dora Castellanos