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O quizas nos quisimos demasiado los dos ( 4 )

O quizas nos quisimos demasiado los dos. Encuentra docenas de o quizas nos quisimos demasiado los dos con fotos para copiar y compartir.


Tú te equivocaste: al aceptar mis plegarias de amor,
Yo me equivoqué: por amarte demasiado.
Engañosa suerte: mataste mis versos de amor
Me heriste de muerte.


Miguel Visurraga Sosa


Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida.


Pablo Picasso




Esperar una felicidad demasiado grande es un obstáculo para la felicidad.


Bernard Le Bouvier de Fontenelle


¡Confiamos demasiado en los sistemas, y muy poco en los hombres!.


Benjamin Disraeli


Quizás el sufrimiento y el amor tienen una capacidad de redención que los hombres han olvidado o, al menos, descuidado.


Martin Luther King


Si las mujeres se vistieran para los hombres, las tiendas no venderían demasiado. A lo sumo un par de anteojos de sol cada tanto tiempo.


Groucho Marx




Hay algo sorprendente: cuando reflexiono sobre todas mis películas, me llama la atención que, en las épocas en que estuve deprimido hice comedias. Y cuando me sentía feliz, rodé temas más bien trágicos. Quizás intente inconscientemente compensar cada uno de mis estados de ánimo.


Billy Wilder


Las mujeres demasiado bellas sorprenden menos el segundo día.


Stendhal


Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse

y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender.
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...
y con cada día uno aprende.


Veronica Shoffstall




Demasiado juego para ser una ciencia y demasiada ciencia para ser un juego.


Gottfried Wilhelm Leibniz


Es difícil dar una definición de la lealtad, pero quizás nos acercaremos a ella si la llamamos el sentimiento que nos guía en presencia de una obligación no definida.


Gilbert Keith Chesterton


El genio en el arte consiste en saber hasta donde podemos caminar demasiado lejos.


Jean Cocteau


Otros corazones no han tenido miedo, solo el tuyo es el que quiero. Haré todo para cuidar tu amor, quizás será una tontería, no tengo temor.


Soraya




No solo los hombres tienden a perder el recuerdo de los beneficios y de las injurias, sino que incluso odian a sus benefactores y dejan de odiar a quien los ofendió. La perseverancia en recompensar el bien y vengarse del mal les parece una servidumbre demasiado gravosa.


Francisco de La Rochefoucauld


Las oportunidades son como los amaneceres: si uno espera demasiado, se los pierde.


William George Ward


El aburrimiento es la enfermedad de las personas afortunadas; los desgraciados no se aburren, tienen demasiado que hacer.


A. Dufresnes


De los innumerables escalones que conducen a mi corazón él subió tan solo quizás dos o tres.


Yosano Akiko


Me pregunto a veces si los hombres y las mujeres realmente se satisfacen. Quizás deban vivir separados y visitarce.


Audrey Hepburn


Milonga

Sobre las mesas,
botellas decapitadas de «champagne» con corbatas blancas de payaso,
baldes de níquel que trasuntan enflaquecidos brazos y espaldas de «cocottes»
El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso,
contradice el pelo rojo de la alfombra,
imana los pezones, los pubis y la punta de los zapatos.
Machos que se quiebran en corte ritual, la cabeza hundida entre los hombros,
la jeta hinchada de palabras soeces.
Hembras con las ancas nerviosas,
un poquito de espuma en las axilas y los ojos demasiado aceitados.
De pronto se oye un fracaso de cristales.
Las mesas dan un corcovo y pegan cuatro patadas en el aire.
Un enorme espejo se derrumba con las columnas y la gente que tenía dentro;
mientras en un oleaje de brazos y de espaldas estallan las trompadas,
como una rueda de cohetes de bengala.
Junto con el vigilante, entra la aurora vestida de violeta.


Oliverio Girondo


Historia Breve de Una Mujer de Lejos

Una mujer espera en el andén
y se asoma al hueco breve de su impronta.
Cuando llegó
sin haberlo previsto
el sol quebró su cápsula rojiza
y sorprendió un quejido de escorpiones.
Quizá entonces no pensara en la estampida
y fuera un simple juego comenzar
pero hoy el sol es una moraleja.
Con su abolida oscuridad de cobres
oculta una nostalgia entre los hombros
y destruye el cascarón
oyendo voces
quizás pasos ascendiendo la escalera
o algún ruido inusual
inesperado.
Una mujer de lejos se convence
desdice sus arranques y sus duda
con tal de que alguien quiera responderle
de que alquien quiera amar
de que alguien pueda.
Una mujer recoge caracoles
insuficientes como cuello de botella
y cuelga en su cadena una angustia amarilla.
Disfraza cuanto puede su estirpe de ermitaño
pidiendo a gritos una desbandada
y el corazón se vuelve un rótulo impreciso
que dice ya no puedo.


Odette Alonso


Lxxix

Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.

El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera
y las ondas del Océano
y el laurel de los poetas.

Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.
Y sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que parecen sus pupilas,
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.
Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta
que en el estío convida
a apagar la sed con ella.

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.
Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que, entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás si negros o azules
se tornasen lo sintieras.


Gustavo Adolfo Becquer


Insiste en ti mismo, nunca imites. En cada momento puedes presentar tu don con la fuerza acumulativa del cultivo de una vida entera; pero con el talento adoptado de otro solo improvisas la mitad. Haz lo que tienes asignado para ti así no puedes esperar o atreverte demasiado.


Ralph Waldo Emerson


Los demás siempre nos parecen más felices que nosotros, y sin embargo lo extraño es que el hombre que cambiaría con gusto su posición no consentiría casi nunca en cambiar su persona. Acaso quisiera rejuvenecer un poco, pero no demasiado todavía, y andar bien si es cojo; pero se conservaría el conjunto de su persona, en la que encuentra mil atractivos y no sé qué encanto.


François René De Chateaubriand


Dame un alma que no conozca el aburrimiento, los refunfuños, los suspiros y los lamentos y no permitas que me tome demasiado en serio esa cosa tan invasora que se llama "yo".


Santo Tomás Moro


Cuando leemos demasiado deprisa o demasiado despacio, no entendemos nada.


Blaise Pascal


No vale la pena molestarse en matarse porque uno siempre se mata demasiado tarde.


Emil Michel Cioran




El ajedrez es un juego que me apasionó de joven, pero un buen día me empezó a tomar demasiado tiempo y entonces lo eliminé.


Julio Cortázar


Amo demasiado a mi país para ser nacionalista.


Albert Camus


Tú eliges el lugar de la herida en donde hablamos nuestro silencio. Tú haces de mi vida esta ceremonia demasiado pura.


Alejandra Pizarnik


La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante.


Antonio Gala


El que levanta demasiado la cabeza, no ve dónde pisa.


Refrán


También yo me dormiré y entonces quizás te despiertes y pienses esto que yo estoy pensando, tal vez me imaginarás enredada en algún árbol enmarañado de los que sabes que me encantan y me quieras alcanzar tocándome, sacándome del mutismo de estación de radio apagada, volviéndome a traer hacia tu lado, hacia el amor que nos dio el sueño.


Gioconda Belli


Hay que decir no a 1. 000 cosas para estar seguro de que no te estás equivocando o que intentas abarcar demasiado.


Steve Jobs


La única convicción auténtica que habría que tener es que nada se debe tomar demasiado seriamente.


Nicholas Murray Butler


Demasiado tiempo me debatí en la añoranza, con la mirada clavada en la lejanía, demasiado tiempo permanecí en la soledad, así que ya no se callar.


Friedrich Nietzsche


Cuando una vida larga y una actividad prolongada, además de discursos y escritos, dan testimonio público de un personaje, el trato con él suele decepcionar, por dos razones: de un lado, porque se aguardan demasiadas cosas de un breve período de trato con él -a saber, todas las que solo las mil ocasiones de la vida han ido haciendo visibles-, y, de otro, porque ningún personaje reconocido sigue esforzándose en cortejar a un particular para conquistar su reconocimiento. El está demasiado relajado - y nosotros, demasiado tensos.


Friedrich Nietzsche


El tacto en la audacia es saber hasta dónde se puede ir demasiado lejos.


Jean Cocteau


Ningún día es demasiado largo para el que trabaja.


Séneca


Puede ser que la religión esté muerta. Si es así, mejor intentemos descubrir otras fuentes de fuerza moral, antes de que sea demasiado tarde.


Pearl Buck


Un conservador es un hombre demasiado cobarde para luchar y demasiado gordo para huir.


Elbert Hubbard