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Oraciones con la palabra humilde ( 11 )

Oraciones con la palabra humilde. Encuentra docenas de oraciones con la palabra humilde con fotos para copiar y compartir.


A algunos quizás les perturbe deshacerse del concepto de una Biblia que se ha pasado de una generación a otra a través de las edades sin alteración [... ] A final de cuentas nos fortalece saber que el resultado general de todos estos hallazgos y todo este estudio es que se hace más firme la prueba de la autenticidad de las Escrituras, y nuestra convicción de que en nuestras manos tenemos, esencialmente íntegra, la mismísima Palabra de Dios?.


Frederic Kenyon


Mi corazón desde hace días quiere hincarse bajo alguna caricia, una palabra.


Jaime Sabines




Es necesario para nosotros tener el Espíritu Santo para que nos revele la Palabra y nos traiga a la vida que es Cristo. Nunca podremos entender plenamente las maravillas de esta redención hasta que seamos llenos del Espíritu Santo. Estaba una vez en una reunión por


Smith Wigglesworth


No existe la posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero ¿qué valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni siquiera boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro. [... ] Si el hombre solo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto.


Milan Kundera


Hay una cosa que no le perdono ni a la derecha ni a la izquierda. Que la izquierda haya dejado la idea de España como patrimonio exclusivo de la derecha y que ésta haya abusado de ello. Cierto, el franquismo contaminó la historia de España: le puso camisa azul al Cid, a los almogávares y a los Tercios de Flandes; pero cuando cambia el régimen, en vez de purgar la memoria de esa contaminación, lo que se hace es decir «cómo está contaminada», y entonces se la tira por la ventana, se barrena, se aplasta, se aniquila; con todo lo cual nos dejan indefensos. Y entonces, ¿qué pasa? Palabras contaminadas por el franquismo, como España, se dejan en manos de la derecha y a partir de ahí, todo lo que tiene que ver con patria, con bandera, con historia, con tradición en su sentido más noble, nos suena a derecha, y claro, es malo y sospechoso... Han conseguido que sea «sospechoso» todo lo que tiene que ver con nuestra memoria. Y en eso, insisto, han sido tan culpables el PP como el PSOE. Entre todos nos han desmantelado. Que alguien diga que la palabra España es franquista cuando «Hispania» nombraba a la provincia romana es ridículo.


Arturo Pérez-Reverte


La primera conversación telefónica, la que hizo Pelletier, empezó de manera difícil, aunque Espinoza esperaba esa llamada, como si a ambos les costara decirse lo que tarde o temprano iban a tener que decirse. Los veinte minutos iniciales tuvieron un tono trágico en donde la palabra destino se empleó diez veces y la palabra amistad veinticuatro. El nombre de Liz Norton se pronunció cincuenta veces, nueve de ellas en vano. La palabra París se dijo en siete ocasiones. Madrid, en ocho. La palabra amor se pronunció dos veces, una cada uno. La palabra horror se pronunció en seis ocasiones y la palabra felicidad en una (la empleó Espinoza). La palabra resolución se dijo en doce ocasiones. La palabra solipsismo en siete. La palabra eufemismo en diez. La palabra categoría, en singular y en plural, en nueve. La palabra estructuralismo en una (Pelletier). El término literatura norteamericana en tres. Las palabras cena y cenamos y desayuno y sándwich en diecinueve. La palabra ojos y manos y cabellera en catorce.


Roberto Bolaño




Vivo en los Estados Unidos y soy chilena, sangre, voluntad y memoria. Al llegar a este país me obligaron a llenar un formulario en el cual había una casilla referente a la raza: la primera alternativa era blanca, la cual iba a automáticamente yo a marcar, cuando leí más abajo la palabra ?Hispanic?. Me pareció una enorme incultura por parte de los funcionarios gringos ya que lo hispano no se refiere a una raza, pero abismada comprendí que por primera vez en mi vida me expulsaban de mi propio nicho, de lo que creía mi identidad natural y objetiva, aunque entre una norteamericana y yo no mediase la más mínima diferencia física ( más aún en este caso específico: soy pelirroja, hasta me parezco a ellos ). Ni que decirlo, marqué con saña el segundo cuadrado y cada día transcurrido de estos seis años me he ido apegando más y más a él. Cuando camino por las calles de la ciudad, a veces me da la impresión de que todos mis antepasados están allí, en la pulcra e impersonal boca del metro, con la esperanza de llegar a alguna parte. Todo chicano o salvadoreño despreciable es mi tío, el hondureño que retira la basura es mi novio. Cuando Reina se declara a sí misma una desclasada, sé exactamente a que se refiere.
Toda mi vida ha corrido por este lado del mundo. Mi cuna real y ficticia, el lugar donde nací y el otro que fui adquiriendo, lucen oropeles muy americanos ( ¡ no acepto que ese adjetivo se lo atribuyan los del norte! América es tanto la de arriba como la de abajo, norte y sur tan americanos uno como el otro). Trazo los dos puntos del continente para señalar los míos y agrego un tercero, éste. Dos de ellos resultan razonablemente cercanos, y luego, inevitable, la línea larga baja y baja hasta llegar al sur, hasta lo que, a mi pesar, debo reconocer como el fin del mundo. Sólo los hielos eternos más allá de esa tierra. Allí nací. Mapuches o españoles, fluidas, impredecibles, vigorosas, allí están mis raíces.


Marcela Serrano


Y siempre tenemos una sonrisa y una palabra de aliento, porque nadie puede explicarles a los demás la soledad, sobre todo si está siempre en buena compañía. Pero


Paulo Coelho


Es un error el creer que la palabra y el pensamiento sean funciones ligadas entre sí, y que sin el lenguaje no se pueda pensar.


Erich von Däniken




Lívido.
Que te den por engañarme. Que te den por reducirlo todo a la palabra "engañar". Como si fuera una partida de cartas y le echaras un vistazo a las que tengo en la mano. Es más, ¿Quién inventó el término engañar? Supongo que fue alguien que había sido infiel. Alguien que pensó que "mentiroso" era demasiado duro. Alguien que pensó que "devastador" sonaba demasiado emocional. La misma persona que pensó: "vaya, lo han pillado con las manos en la masa". Que te den. Esto no es lo mismo que apropiarse de un billete de veinte dólares de más en el Monopoly. Esto es nuestra vida. Te has cargado nuestra vida. Eres mucho peor que un mentiroso. Has matado algo. Y para colmo lo has hecho por la espalda.


David Levithan


Hay una estrella mas abierta
que la palabra 'amapola'?


Pablo Neruda


No diré que ésta sea una forma perfecta de organizar la colaboración entre los pueblos de la Unión; no diré que esto sea la última palabra de la ciencia. (23 de abril de 1923).


Iósif Stalin


La palabra golpea el aire y el espíritu, y obra sobre los sentidos y sobre el alma.


Jan Potocki




La palabra se inventó para mentir, en ella no cabe la verdad. El hombre es un mentiroso nato y la realidad no se puede apresar con palabras, así como un río no se puede apresar con las manos. El río fluye y se va, y nosotros con él.


Fernando Vallejo


¿Cómo arrepentirse de una de las mejores noches de tu vida? No lo haces. Recuerdas cada palabra, cada mirada. Incluso cuando duele, todavía lo recuerdas.


Jenny Han


La gente habla mucho sin utilizar ninguna palabra.


Mark Haddon


Cuando todos los días admito qué tan necesitado estoy, todos los días medito en la gracia del Señor Jesucristo y todos los días me alimento de la sabiduría restauradora de Su Palabra, estoy motivado para compartir con los demás la gracia que todos los días estoy recibiendo de las manos de mi Salvador.


Paul David Tripp


Por los tenebrosos rincones de mi cerebro acurrucados y desnudos duermen los extravagantes hijos de mi fantasía esperando en silencio que el Arte los vista de la palabra para poder presentarse decentes en la escena del mundo.
Fecunda, como el lecho de amor de la Miseria y parecida a esos padres que engendran más hijos de los que pueden alimentar, mi Musa concibe y pare en el misterioso santuario de la cabeza, poblándola de creaciones sin número a las cuales ni mi actividad ni todos los años que me restan de vida serían suficientes a dar forma.
Y aquí dentro, desnudos y deformes, revueltos y barajados en indescriptible confusión, los siento a veces agitarse y vivir con una vida oscura y extraña, semejante a la de esas miríadas de gérmenes que hierven y se estremecen en una eterna incubación dentro de las entrañas de la tierra, sin encontrar fuerzas bastantes para salir a la superficie y convertirse al beso del sol en flores y frutos.


Gustavo Adolfo Bécquer


No existe, realmente, el Arte. Tan sólo hay artistas. Éstos eran en otros tiempos hombres que cogían tierra coloreada y dibujaban toscamente las formas de un bisonte sobre las paredes de una cueva; hoy, compran sus colores y trazan carteles para las estaciones del metro. No hay ningún mal en llamar arte a todas estas actividades, mientras tengamos en cuenta que tal palabra puede significar muchas cosas distintas, en épocas y lugares diversos, y mientras advirtamos que el arte, escrita con A mayúscula, no existe, pues el Arte con a mayúscula tiene por esencia ser un fantasma y un ídolo.


E.H. Gombrich


Es un verdadero vaishnava aquél que conoce las penas de otros como si fuesen las suyas. Siempre dispuesto a servir sin alardear. Se inclina ante todo el mundo y no desprecia a nadie, y mantiene puros sus pensamientos, palabra y obra. Bendita sea la madre de tal hombre. Mira a todos con los mismos ojos. Se ha desembarazado de la lujuria y reverencia a toda mujer como a su madre. Su lengua le fallaría si tratase de mentir. No ansía la riqueza de otros. No se siente atado por lazos terrenales. Su mente está profundamente arragaida en la renunciación. En cada momento de su vida sus labios pronuncian el nombre de Dios. En su cuerpo siempre están presentes todos los lugares sagrados. Ha dominado la avaricia, la hipocresía, la pasión y la cólera. La existencia de tal vaishnva salva a una familia durante setenta y una generaciones».


Narsinh Mehta


Cuando supe que Adolf Eichmann murió con la palabra "Argentina" en su boca, cuando me enteré del mensaje de "amor eterno" que, en el umbral del más allá, había enviado a mi país, confieso que sentí vergüenza.


Álvaro Abós


A mí, oír la palabra Cantabria me pone, señorías, que me pone, me pone... pero también me pone oír la palabra España.


Miguel Ángel Revilla


Lo que pasa con el alma es que no se ve/ lo que pasa con la mente es que no se ve/ lo que pasa con el espíritu es que no se ve/ ¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?/ ninguna palabra es visible


Alejandra Pizarnik


Descubrí que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi naturaleza. Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquindad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa cuan poco me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodíaco.


Gabriel García Márquez


La poesía es ese termómetro que a veces interpongo entre el mundo y la palabra mundo para verificar que todo convalece de su existencia.


Jesús Jiménez Domínguez


Ann Deveriá la miró -pero con una mirada para la que mirar es ya una palabra demasiado fuerte ?mirada maravillosa que es ver sin preguntarse nada, ver y basta ?algo como dos cosas que se tocan? los ojos y la imagen ?una mirada que no toma sino que recibe, en el silencio más absoluto de la mente, la única mirada que de verdad podría salvarnos ?virgen de cualquier pregunta, aún no desfigurada por el vicio de saber ?única inocencia que podría prevenir las heridas de las cosas cuando desde fuera penetran en el círculo de nuestro sentir ?ver ?sentir ?porque no sería más que un maravillosos estar delante, nosotros y las cosas, y en los ojos recibir el mundo entero ?recibir ?sin preguntas, incluso sin asombro ?recibir ?sólo ?recibir ?en los ojos? el mundo.


Alessandro Baricco




Actualmente, hablamos de lenguajes en plural, por tanto, de lenguajes cuyo significante no es la palabra: por ejemplo, el lenguaje del cine, de las artes figurativas, de las emociones, etcétera. Pero éstas son acepciones metafóricas. Pues el lenguaje esencial que de verdad caracteriza e instituye al hombre como animal simbólico es «lenguaje-palabra», el lenguaje de nuestra habla.


Giovanni Sartori


En griego, «regreso» se dice nostos. Algos significa ?sufrimiento?. La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. La mayoría de los europeos puede emplear para esta noción fundamental una palabra de origen griego (nostalgia) y, además, otras palabras con raíces en la lengua nacional: en español decimos ?añoranza?; en portugués, saudade. En cada lengua estas palabras poseen un matiz semántico distinto. Con frecuencia tan sólo significan la tristeza causada por la imposibilidad de regresar a la propia tierra. Morriña del terruño. Morriña del hogar. En inglés sería homesickness, o en alemán Heimweh, o en holandés heimwee. Pero es una reducción espacial de esa gran noción. El islandés, una de las lenguas europeas más antiguas, distingue claramente dos términos: söknudur: nostalgia en su sentido general; y heimfra: morriña del terruño. Los checos, al lado de la palabra ?nostalgia? tomada del griego, tienen para la misma noción su propio sustantivo: stesk, y su propio verbo; una de las frases de amor checas más conmovedoras es styska se mi po tobe: ?te añoro; ya no puedo soportar el dolor de tu ausencia?. En español, ?añoranza? proviene del verbo ?añorar?, que proviene a su vez del catalán enyorar, derivado del verbo latino ignorare (ignorar, no saber de algo). A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia. Estás lejos, y no sé qué es de ti. Mi país queda lejos, y no sé qué ocurre en él. Algunas lenguas tienen alguna dificultad con la añoranza: los franceses sólo pueden expresarla mediante la palabra de origen griego (nostalgie) y no tienen verbo; pueden decir: je m? ennuie de toi (equivalente a «te echo de menos» o ?en falta?), pero esta expresión es endeble, fría, en todo caso demasiado leve para un sentimiento tan grave. Los alemanes emplean pocas veces la palabra ?nostalgia? en su forma griega y prefieren decir Sehnsucht: deseo de lo que está ausente; pero Sehnsucht puede aludir tanto a lo que fue como a lo que nunca ha sido (una nueva aventura), por lo que no implica necesariamente la idea de un nostos; para incluir en la Sehnsucht la obsesión del regreso, habría que añadir un complemento: Senhsucht nach der Vergangenheit, nach der verlorenen Kindheit, o nach der ersten Liebe (deseo del pasado, de la infancia perdida o del primer amor).


Milan Kundera


[... ] Hoy, sin embargo, y no hay ninguna contradicción en ello, sino corroboración y coherencia, voy a proponer que alguien tome medidas censorias porque ya está bien con los excesos de la telemierda, y perdónenme la palabra exactísima, pues la basura se recicla y la mierda no. [... ] ¿Hasta dónde van a llegar esos antropófagos devoradores de vísceras humanas que se despachan como periodistas del corazón, de la vagina, de los testículos y de la cirugía estética. Hay programas que parecen concebidos por quienes concibieron el nazismo y que deberían ser materia constituyente de delito? La libertad de opinión y de expresión, que es sagrada, sólo puede existir en el contexto y el caldo de cultivo del decoro, la buena educación, el buen gusto y el respeto a la dignidad de las personas.


Fernando Sánchez Dragó


La muerte era? Trató de encontrar la palabra. Insolente. La muerte era una pinche insolencia. Un descaro. Él era simplemente terco. Palabras sueltas. Ideas sencillas.


Paco Ignacio Taibo II


No se trata de escribir para los demás sino para uno mismo, pero uno mismo tiene que ser también los demás; tan elementary, my dear Watson, que hasta da desconfianza, preguntarse si no habrá una inconsciente demagogia en esa corroboración entre remitente, mensaje y destinatario. Lucas mira en la palma de su mano la palabra destinatario, le acaricia apenas el pelaje y la devuelve a su limbo incierto; le importa un bledo el destinatario puesto que lo tiene ahí a tiro, escribiendo lo que él lee y leyendo lo que él escribe, qué tanto joder.


Julio Cortázar


Es perfectamente imaginable que el esplendor de la vida está dispuesto, siempre en toda plenitud, alrededor de cada uno, pero cubierto de un velo, en las profundidades, invisible muy lejos. Sin embargo está ahí, no hostil, no a disgusto, no sordo, viene si uno lo llama con la palabra correcta, por su nombre correcto, Es la esencia de la magia, que no crea, sino llama.


Franz Kafka


Los terroristas no tendrán la última palabra, sino la democracia.


Nicolas Sarkozy


Habla en francés cuando no te acuerdes de alguna palabra en castellano... acuérdate bien de andar con las puntas de los pies hacia afuera... y no te olvides nunca de quien eres!


Lewis Carroll


La libertad sin igualdad es una hermosa palabra de claros acentos pero de escuálidos resultados».


Hubert H. Humphrey


¿Sabes cuál es la única obligación que tenemos en esta vida?
Pues no ser imbéciles. La palabra «imbécil» es más sustanciosa de lo que parece, no te vayas a creer. Viene del latín baculus que
significa «bastón»: el imbécil es el que necesita bastón para
caminar. Que no se enfaden con nosotros los cojos ni los
ancianitos, porque el bastón al que nos referimos no es el que se
usa muy legítimamente para ayudar a sostenerse y dar pasitos a un cuerpo quebrantado por algún accidente o por la edad. El imbécil puede ser todo lo ágil que se quiera y dar brincos como una gacela olímpica, no se trata de eso. Si el imbécil cojea no es de los pies, sino del ánimo: es su espíritu el debilucho y cojitranco, aunque su cuerpo pegue unas volteretas de órdago. Hay imbéciles de varios modelos, a elegir:
a) El que cree que no quiere nada, elque dice que todo le da igual,
el que vive en un perpetuo bostezo o en siesta permanente, aunque tenga los ojos abiertos y no ronque.
b) El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y
lo contrario de lo que se le presenta: marcharse y quedarse, bailar y estar sentado, masticar ajos y dar besos sublimes, todo a la vez.
c) El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo.
Imita los quereres de sus vecinos o les lleva la contraria porque sí,
todo lo que hace está dictado por la opinión mayoritaria de los que
le rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa.
d) El que sabe que quiere y sabe lo que quiere y, más o menos,
sabe por qué lo quiere pero lo quiere flojito, con miedo o con poca
fuerza. A fin de cuentas, termina siempre haciendo lo que no quiere y dejando lo que quiere para mañana, a ver si entonces se
encuentra más entonado.
e) El que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro, pero se
ha engañado a sí mismo sobre lo que es la realidad, se despista
enormemente y termina confundiendo la buena vida con aquello
que va a hacerle polvo.
Todos estos tipos de imbecilidad necesitan bastón, es decir, necesitan apoyarse en cosas de fuera, ajenas, que no tienen nada que ver con la libertad y la reflexión propias. Siento decirte que los
imbéciles suelen acabar bastante mal, crea lo que crea la opinión
vulgar. Cuando digo que «acaban mal» no me refiero a que
terminen en la cárcel o fulminados por un rayo (eso sólo suele pasar en las películas), sino que te aviso de que suelen fastidiarse a sí mismos y nunca logran vivir la buena vida esa que tanto nos
apetece a ti y a mí. Y todavía siento más tener que informarte qué
síntomas de imbecilidad solemos tener casi todos; vamos, por lo
menos yo me los encuentro un día sí y otro también, ojalá a ti te
vaya mejor en el invento...
Conclusión: ¡alerta!, ¡en guardia!, ¡la
imbecilidad acecha y no perdona!


Fernando Savater


En la antigua Roma, dice la Hermana Justiciera, en el Coliseo, el "editor" era el hombre que organizaba los deportes sangrientos que eran la forma principal de mantener a la gente pacificada y unida. De ahí es de donde viene realmente la palabra "editor". Hoy día, nuestro editor planea el menú de asesinatos, violaciones, incendios provocados y asaltos que hay en la portada del periódico del día.


Chuck Palahniuk


Desde hace más de un siglo el capitalismo está desgarrado por una crisis cultural profunda, abierta, que podemos resumir con una palabra, modernismo, esa nueva lógica artística a base de rupturas y discontinuidades, que se basa en la negación de la tradición, en el culto a la novedad y al cambio".


Gilles Lipovetsky


Pero a mis torturadores no les interesaban los distintos grados de dolor. Únicamente les interesaba demostrarme lo que significaba vivir en un cuerpo, solo como un cuerpo, un cuerpo que puede abrigar ideas de justicia solo mientras esta ileso y en buen estado, y que las olvida tan pronto le sujetan la cabeza y le meten un tubo por la garganta y echan por él litros de agua salada hasta que tose y tiene arcadas y sufre convulsiones y se vacía... Vinieron a mi celda a enseñarme el significado de la palabra 'humanidad', y me enseñaron mucho en el espacio de una hora.


J. M. Coetzee


La Biblia usa el término corazón para describir el manojo de deseos, esperanzas, intereses, ambiciones, sueños y afectos que posees, en fin, tus oportunidades. Tu corazón es la fuente de todas tus motivaciones, lo que amas hacer y lo que más cuidas. Aun hoy usamos la palabra de esta manera cuando decimos: «Te amo con todo mi corazón».


Rick Warren