Autores

Populares

Recientes

Temáticas


Frases para Facebook

frases de amor

frases romanticas

frases cortas de amor

frases de desamor

te extraño

frases de despedida

poemas de desamor

frases para enamorar

frases tristes

frases de reflexion

frases de agradecimiento

frases lindas

frases de amistad

frases de aliento

frases para pensar

Patrick Rothfuss: Era uno de esos días perfecto...




Era uno de esos días perfectos de otoño tan comunes en las historias y tan raros en el mundo real.

 Patrick Rothfuss


Temáticas Relacionadas

 frases de la vida real  frases para cuidar el mundo  frases para personas que ya no están en este mundo  lo que para una oruga es el findel mundo  el mundo exige resultados

A veces me convenzo de que la estupidez se llama triángulo, de que ocho por ocho es la locura o un perro.
Durante toda mi vida, he tenido la impresión de que podía convertirme en una persona distinta. De que, yéndome a otro lugar y empezando una nueva vida, iba a convertirme en otro hombre. He repetido una vez tras otra la misma operación. Para mí representaba, en un sentido, madurar y, en otro sentido, reinventarme a mí mismo. De algún modo, convirtiéndome en otra persona quería liberarme de algo implícito en el yo que había sido hasta entonces. Lo buscaba de verdad, seriamente, y creía que, si me esforzaba, podría conseguirlo algún día. Pero, al final, eso no me conducía a ninguna parte. Por más lejos que fuera, seguía siendo yo. Por más que me alejara, mis carencias seguían siendo las mismas. Por más que el decorado cambiase, por más que el eco de la voz de la gente fuese distinto, yo seguía siendo el mismo ser incompleto. Dentro de mí se hallaban las mismas carencias fatales, y esas carencias me producían un hambre y una sed violentas. Ese hambre y esa sed me han torturado siempre, tal vez sigan torturándome a partir de ahora. En cierto sentido, esas carencias, en sí mismas, son lo que yo soy.
Lector: Si me compras este libro quizá pueda ofrecerte aquel libro en el que tus hijos aprendan a tenerte respeto.
El orgullo, que tanto alienta nuestra vanidad, nos sirve a menudo para moldearla.