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Cristian Argueta: No cabe duda que cuando el des...




No cabe duda que cuando el destino nos dibuja un camino, no podemos desviarnos de el.

 Cristian Argueta


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Mujer
¿Qué es? ¿Qué ha hecho en mi ? ¿Por qué no puedo olvidarla?
Su sonrisa invade mi pensamiento día y noche, siento un nudo en la garganta que me obliga a soltar lagrimas. El recuerdo de su mirada provocadora me da un calor inmenso en todo el cuerpo el cual se pone frio en cuestión de milésimas. Por las noches, veo el techo, recostado en mi cama, no pienso en nada mas, si no en aquel lugar, detrás del supermercado, en medio del camino que recorriéramos todos los días, fue ahí, en un lugar que nunca imagine derramar mi vergüenza, mi valor, tirar todo por el suelo y atrapar la felicidad que hace mucho tiempo me tenia abandonado. Fue allí, cuando olvide qu ya tenias dueño, que nunca ibas a ser mia, fue allí donde recordé cuantos años llevo amándote en secreto, cuantas veces he llorado por dentro al verte con el. Fue allí donde comenzó mi pesadilla, mi pesadilla de pensar y creer realmente que algún día me querrías.
Porque la distancia no es suficiente. Ni el dolor, ni las lagrimas, ni siquiera el arrepentimiento de los errores del pasado; nada puede cambiarla historia que se escribe hoy, que se vive día con dia, hora tras hora, minuto tras minuto. Nada puede lograr que un día amanezca y todo sea como siempre soñe, que voltee la mirada y tu estes dormida en mi pecho, que vea la mesita de noche y ahigan fotografias de los dos juntos. Nada puede hacer realidad mi fantasia. Tu no estas, te hecho de menos. El hecho de pensar que te perdi para siempre no me deja respirar tranquilo. Siento que el aire se me escapa, siento que la vida se termina, siento que mi esperanza se desvanece. Sin importar lo que haga, sin importar siquiera el hecho de que estes ahí, a menos de un kilometro de mi vida, de mi cuerpo y de mi alma, no puedo estar contigo, no puedo besarte, no puedo abrazarte, solo me queda verte, admirarte, desearte, contemplar una triste y solitaria fantasia de una inexistente vida juntos. Solo me queda pedirle a Dios con el corazon en la mano que te proteja, que este contigo, que te de la felicidad eterna, que te llene de mi felicidad que debe de andar rondando cerca de algún abismo y que en el momento en el que al fin acepte que debo dejarte ir saltara y nunca volvera a ser parte de mi vida.
Cada vez que te veo, abordando un autobús, cruzando alguna calle, hablando por algún telefono publico, o simplemente en mi imaginación, cierro los ojos, aprieto mis puños, tenso todo mi cuerpo, se me eriza la piel, pero después de una dura lucha instantanea, logro controlar la lagrima que amenazaba con escapar de mis ojos. Pienso, “¿Por qué no puedo olvidarla?” tus ojos me visitan cada noche, tus labios, tus mejillas, todos los recuerdos de ti se entierran en mi pecho y luchar por hacerme caer en llanto. Algunas veces lo consiguen, otras no. Recuerdo las primeras palabras, las invitaciones a la iglesia, a los grupos de jóvenes, a las posadas, a las prosesiones, a tus entrenos de futbol, a tus presentaciones en las obras religiosas. Recuerdo las platicas en la banqueta color verde que solias visitar día con dia. Recuerdo mi cobardia constante y desesperante al momento de una insinuación tuya. Recuerdo el día que te enamoraste de el, recuerdo cuando usabas braquets, el pelo descompuesto, tu inocencia se veia a flor de piel, tu belleza era como la de una niña, esa ropa floja que te caracterizaba en medio de todas tus amigas, que al contrario de ti, buscaban verse cada vez mas bellas, atractivas, seducir chavos. Tu no, tu eras diferente, eras especial. No te pasabas horas en el espejo, no te depilabas día a dia, no te bañabas en perfume. Pero a pesar de todo eso, tu belleza resaltaba, tu atractivo era mas que evidente, tu carisma te hacia cada día mas inolvidable.
Lo mismo puede hacerme feliz una rosa con sus pétalos, como puede lastimarme con sus espinas.