Palabras para los envidiosos
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Cien veces os he dicho, siendo vos pequeño, que en este mundo la virtud es siempre perseguida. Porque mueren los envidiosos, pero la envidia jamás.
Moliere
Subiendo a las alturas los adelantas; pero cuanto más subas, más pequeño te verán los envidiosos. El que vuela más alto es el más odiado
Friedrich Nietzsche
Dejemos a los envidiosos la tarea de proferir injurias y a los necios la de contestarlas.
Louis Emmanuel Dupaty
Los hombres que alaban siempre son o simples o bajos; los que no alaban nunca son o imbéciles o envidiosos.
Jaime Balmes
las cosas no siempre salen como uno desea, pero de nosotros depende hacer que la vida sea agradable si deseamos el bien para todos, el universo nos devolvera solo bienestar, en cambio si somos envidiosos y codiciosos, también de eso se encarga el universo, es lo que llamamos ley de causa y efecto, para hacer de tu vida algo maravillozo vive de acuerdo con la naturaleza, en paz con los humanos, con las plantas y los animales.
chrysty
EL RECONOCIMIENTO
Si no quieres hacer nada en la vida, dejate impresionar por esa crítica babosa y maligna de los envidiosos...
YA que las críticas produce siempre el fruto amargo de la calumnia.
"Estos han trabajado más que una hora, y los has igualado con nosotros, que hemos soportado el peso del día y del calor" (Mateo, XX,12)
Si no quieres hacer nada en la vida, dejate impresionar por esa crítica babosa y maligna de los envidiosos...
YA que las críticas produce siempre el fruto amargo de la calumnia.
"Estos han trabajado más que una hora, y los has igualado con nosotros, que hemos soportado el peso del día y del calor" (Mateo, XX,12)
FCV
Vivo para reir, llorar, amar, ser feliz, tener paz, armonia, pasión y d ves en cuando star triste pero lamentablemente otros viven para ser soberbios, envidiosos, altaneros, crueles, sin amor y sin sabor y menos en ser felices....
Alessandro Mazariegos
Si algún día siente desamor, reflexiona será mi energia que se acaba o hay poderes ccultos que están impidiendo dar, tu constancia y equilirio son los dueños de tu mente,así que no te deje ir por los envidiosos,e infelices, ni lo material siga adelante y lucha.
Aibarreto
El Sumo Sacerdote y todos los suyos que formaban el partido de los saduceos, se pusieron muy envidiosos y, tomando presos a los apóstoles los metieron en la cárcel pública. Pero, durante la noche, el Angel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó fuera, diciéndoles: "Preséntense en el Templo y anuncien al pueblo todo el Mensaje de Vida." Obedecieron y, entrando en el Templo al amanecer, se pusieron a enseñar. Mientras tanto, llegó el Sumo Sacerdote con sus partidarios, reunieron al Sanedrín, o sea, a todo el Senado Israelita, y mandaron a buscarlos a la cárcel. Cuando los guardias llegaron allá, no los encontraron. Volvieron y contaron: "Encontramos la cárcel cuidadosamente cerrada y los centinelas montando guardia en las puertas, pero cuando abrimos, no encontramos a nadie dentro."
El jefe de la guardia y los jefes de los sacerdotes, al oír esto, quedaron desconcertados, preguntándose qué podría haber sucedido. En esto llegó uno que les dijo: "Los hombres que encarcelaron están en el Templo enseñando al pueblo." Entonces el jefe de la guardia fue con sus ayudantes y los trajeron, pero sin violencia, porque tenían miedo de ser apedreados por el pueblo. Una vez traídos, los presentaron ante el Sanedrín. El Sumo Sacerdote los interrogó y declaró: "¿No les prohibimos estrictamente enseñar en ese Nombre? Pero ahora ustedes han difundido por toda Jerusalén su doctrina y quieren cargarnos con la sangre de este hombre."
Pedro y los apóstoles respondieron: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de un madero. Dios lo ha puesto en el cielo a su derecha, haciéndolo Jefe y Salvador para dar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. De esto nosotros somos testigos y también es testigo el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen." Cuando oyeron esto, se indignaron y querían matarlos.
El jefe de la guardia y los jefes de los sacerdotes, al oír esto, quedaron desconcertados, preguntándose qué podría haber sucedido. En esto llegó uno que les dijo: "Los hombres que encarcelaron están en el Templo enseñando al pueblo." Entonces el jefe de la guardia fue con sus ayudantes y los trajeron, pero sin violencia, porque tenían miedo de ser apedreados por el pueblo. Una vez traídos, los presentaron ante el Sanedrín. El Sumo Sacerdote los interrogó y declaró: "¿No les prohibimos estrictamente enseñar en ese Nombre? Pero ahora ustedes han difundido por toda Jerusalén su doctrina y quieren cargarnos con la sangre de este hombre."
Pedro y los apóstoles respondieron: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de un madero. Dios lo ha puesto en el cielo a su derecha, haciéndolo Jefe y Salvador para dar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. De esto nosotros somos testigos y también es testigo el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen." Cuando oyeron esto, se indignaron y querían matarlos.
Sagradas Escrituras
Que algunos son más pobres que los demás, siempre fue y siempre será: ¿Y que muchos de ellos son, naturalmente, quejumbrosa y envidiosos, es un mal tan antiguo como el mundo.
William Petty
Naturaleza, más de una madrastra que una madre de varias maneras, ha sembrado una semilla de maldad en los corazones de los mortales, sobre todo en los hombres más reflexivos, lo que los hace descontentos con su propia suerte y envidiosos de otro s.
Desiderius Erasmus
Como el hierro es comido por el óxido de distancia, por lo que los envidiosos son consumidos por su propia pasión.
Antisthenes
Pero nacemos como hijos y nos miramos el mundo con los ojos abiertos... Y nosotros no juzgamos y no traicionamos. No estamos celosos. No somos envidiosos. Ni siquiera estamos cansados, que es un peligro también como niños. Tienen que aprender un poco de conciencia.
Colin Farrell
Al ser España un país de envidiosos, todos nuestros males vienen de haber sido tantas veces campeones.
Santiago Bernabéu
en un mundo venal, hecho de hipocresía y falsas maneras, los poderosos, los buitres carroñeros, los envidiosos, los cobardes y los canallas suelen encubrirse unos a otros. Dios nuestro señor los crió a todos, y éstos vinieron juntándose desde siempre, y bien a su gusto, en nuestra infeliz España.
Arturo Pérez-Reverte