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Parpados

Parpados. Encuentra docenas de parpados con fotos para copiar y compartir.


No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.


Eduardo Galeano


Me incliné sobre ella y recorrí la piel de su vientre con la yema del dedo. Bea dejó caer los párpados, los ojos y me sonrió, segura y fuerte. Tenía diecisiete años y la vida en los labios


Carlos Ruiz Zafón




Inmóviles para siempre bajo nuestros párpados tal como la mujer gusta de ver al hombre después de haber hecho el amor.


André Breton


Oigo flotando en olas de armonías, rumor de besos y batir de alas; mis párpados se cierran... ?¿Qué sucede? ¿Dime? ¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!


Gustavo Adolfo Bécquer


Amortigua la circuncisión el apetito de la carne, como queda amortiguado el oido si se le cortan a uno las orejas o la vista si se le cortan los parpados.


Miguel Servet


Desde ese momento, Florentino Ariza la vio con otros ojos. También para ella pasaban los años. Su naturaleza feraz se marchitaba sin gloria, su amor se demoraba en sollozos, y sus párpados empezaban a mostrar la sombra de las viejas amarguras. Era una flor de ayer


Gabriel García Márquez




¿Por qué bajas los párpados? Ya sé que estás desnudo, pero puedes mirarme con los ojos tranquilos. Los días nos enseñan que la fealdad no existe.


Oliverio Girondo


Trino Y Uno

II
Después de tantos mares donde se deshojaron
en otoños de espuma los leves rostros muertos
y fueron como sombras de incendiados marfiles
a plegarse en el fondo de dormidos espejos,
aquel sol de violetas y oro decapitado
que invadió sordamente la raíz de tu pecho
y trepó hasta tus ojos con moradas espinas,
y hasta tu voz con ácidos aguijones de hielo.

Y aquel canto bruñido por las lluvias del polen
se llenó de nocturnas mariposas sin sueño,
y el viento que jugaba por los altos vitrales
y entre los mirtos tuvo su casa de gorjeos,
resquebrajó el crestado recinto de tu audacia
y fue huracán golpeando tus árboles desiertos.

Mientras se despeñaban los altivos jardines
en un rescoldo amargo de melodiosos ecos,
en las duras florestas las tórtolas morían
ahogadas por un aire de serafines negros,
y cerraban sus párpados los olorosos claves
sellados para siempre por ruiseñores ciegos,
a orillas de la fiesta en que el centauro abría
como un rosario vivo su galope en tu verso,
entre escorias de cisnes y escrituras del frío,
sobre las tenebrosas arenas del desvelo
tú solo, tú en la isla, con las manos desnudas,
sitiada por la noche tu garganta de fuego.


Sara de Ibáñez


Anunciación

Inserto en soledad
de palabra vertida
que apenas hiriera el silencio,
siento la voz del sueño
con su descenso casi imperceptible
y sus labios de hielo,
mas no el letal dolor que de mí nace,
ni la perenne dicha del misterio aclarado
más allá de las cosas,
del último verano de la sangre
que en su final latir
crece trémula y nos inunda
de su postrer sollozo,
sino el misterio mismo con su propia presencia,
sus invisibles alas, sus invencibles olas
y la marea con que ahoga
la más inundada palabra
o aun la propia voz,
y llega sobre el lecho, silencioso,
negando su sonido,
a destacar su dura esencia
a despertar mi sueño con su sombra,
a rescatarse en mí
como cristal que guarda el recuerdo del aire,
como cuando el silencio
navega en aguas del silencio,
y sobre mi cuerpo desnudo,
tocando con su piel la húmeda frialdad
de mis labios y voz,
llegando hasta debajo de mis párpados,
me inunda lentamente, me apresa con sus redes
y en su océano quedo
como última voz abandonada
o el naufragio de sombra sobre sombra,
y comprendo que sueño y sombra,
confusos para siempre,
no pueden exclamar: "Ésta es mi sangre".


Alí Chumacero




Anverso

No veo tu sonrisa entre mis labios
apurar la prolongada espera
en tu abandono de luciérnaga a la noche;
sólo tengo asida entre mis brazos
la inexpresable lucha
de penetrar en el bosque sin fondo de tu sueño
que empieza en la penumbra.
Solo el afán de arañar las escamas de la tierra
y volcar la savia del origen
en tu canasto de riveras blandas,
para encontrarte a ti,
en el hueco de tus verdes plantaciones
como un todo revuelto entre mis manos.
Solo mis párpados abiertos
confundidos en el incendio de absorberte
en tu acuario de humo,
bajo la soledad de unos cerebros desyelmados.
No veo tu presencia desdoblada
ahondarme y contenerme,
sólo mi furia de hombre
en las grietas de ti misma
persiguiéndote sin alcanzarte.
Solo la noche posada en tus cabellos,
la noche raspándonos los ojos,
la noche uniéndonos y separándonos
como división eterna entre los cuerpos.


Homero Aridjis


El Vampiro

En el regazo de la tarde triste
Yo invoqué tu dolor... Sentirlo era
Sentirte el corazón! Palideciste
Hasta la voz, tus párpados de cera,

Bajaron... y callaste... y pareciste
Oír pasar la Muerte... Yo que abriera
Tu herida mordí en ella -¿me sentiste?-
Como en el oro de un panal mordiera !

Y exprimí más, traidora, dulcemente
Tu corazón herido mortalmente,
Por la cruel daga rara y exquisita
De un mal sin nombre, hasta sangrarlo en llanto!
Y las mil bocas de mi sed maldita
Tendí á esa fuente abierta en tu quebranto.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

¿ Por qué fui tu vampiro de amargura ?...
¿ Soy flor ó estirpe de una especie obscura
Que come llagas y que bebe el llanto ?


Delmira Agustini


El Lecho

¡Oh soledad, mi soledad, aroma
de la muerte, naufragio
del contiguo vivir, cuchillo, llama,
que corta, quema el mundo y manos, voces
que el mundo alza como alambres para
tender los Paños, las banderas limpias
de la amistad!
¡Oh soledad, presagio
de la tierra movida o de la cal y el canto
clausurados!
La rueca
sigue girando al otro lado de la
cretona distendida como una piel que he puesto
a secar. y los ramos en que abejas,
mariposas quizá, se depositan
ajenas a esta caja donde busco
en vano el sueño.

¿Soy el mismo? El ala
de un instante separa esto que digo
de lo que dije cuando dije soy.
Y no hablemos del día: encontré piedras
sobre las que el silencio reposaba,
hojas secas, mojadas por el riego
de las nubes, vibrantes hojas verdes,
instrumentos ajados, entusiasmos
dormidos, humos, lenguas.

¡Oh soledad, mi soledad, la noche
no te abandona, el sueño se derrama
sobre el clamor atenazado! Vuelco
mi tristeza en las sábanas, abrigo
mi deseo de Dios entre los párpados,
y sigo tiritando de estar solo.

"Port-Royal" 1968


Alfonso Canales


Pinar de La Piedra

Hay una débil música enredada en mis dedos
como indolentes, verdes algas dormidas,
cuando Mayo desnuda de negros pabellones
mi errante pensamiento.
Hay un tejido espeso como aroma de mieles y de trigo,
que envuelve adormeciendo roca y nube.
Es temprano en la tarde.
El arroyo abandona su flauta entre la hierba.
Me inclino reverente para beber y el agua
pone en mis cerrados párpados su húmeda caricia.
Sobre la tierra extiendo mi pereza
y Mayo me despoja de la corteza gris y extraña de mi traje
ciñéndome triunfal con la guirnalda azul de sus ramajes lánguidos
y en el silencio olvido el remolino inquieto de mi alma.
Ahora soy complacido todo tierra,
sólo un montón de tierra donde crecen florecillas salvajes
como desnudas piernas deseadas
y hay un himno en mis labios,
un himno que levanta su corola
como la púrpura de la diana en un alba con lluvia.
Por el pinar en sombra se difunden sonrisas de armonía
cuando la tarde estruja jacintos olorosos
en el cáliz temblante de los árboles.
La montaña se aleja en éxtasis de humo...
Yo espero confiado que tu inicial escrita en la piedra callada
vuelva a hablarme en la noche con tu voz,
con la voz del agua en el venero,
de ese agua que rompe su líquido alabastro
en el silencio verde de las hierbas.

"Mientras cantan los pájaros"


Pablo García Baena




Después de Nosotros

Mañana, después de nosotros,
volverá a la pradera, en dulce péndulo
a recorrer la música, un delirante festival.

Las alcobas cerradas
pasarán cabeceando hacia los arrecifes
de una ancha rosa azul.

¿Quién mirará en silencio
cruzar por los cristales detenidos
las cosas que terminan con la lluvia ?

¿Quién abrirá de noche la unánime
novela que se lee alma adentro,
para buscar el fuego de los días
en la ardorosa y blanca intimidad ?

¿Y, quién verá en las noches de diciembre
salir, al través de las ventanas,
la música delgada de Franz Schubert
que, sollozando, cae en los jardines?

¡Ah, mañana, después de nosotros!

Cuando la primavera alce sus hojas,
qué luminosas potras de topacio
se empinarán de amor
sobre nuestros sepulcros apagados!

Sobre nosotros pasarán en junio
misas de punta azul y espuma blanca,
los gaseosos orfebres del crepúsculo
y el agua circular de las carretas
que marchan a cambiar largas hileras
de música con pensativas cosas.

Oh, si esta tierra inexorable
que hoy me cose los párpados, amada;
si esta tierra, al fin, se aclarara,
lloraría, temblando, sobre tus manos blancas
como cuando la fiebre me adelgazaba el alma...

¡Pero esta honda noche, se hace tarde!

Ah, y otra vez, errantes, los gitanos
volverán una tarde a nuestra aldea.
Sé que preguntarán por nuestras manos...
Les dirán que ya nadie puede leer en ellas,
que tenemos la línea de la vida
borrada por dos años de azucenas.


César Dávila Andrade


Maniquí Negra

Un sol nocturno bruñó con su óleo tus largas piernas.
Donde el hueso se junta a la piel, brilla con blancura de acero.
Tu risa de granizo repica en el pandero de la luna,
que exhala la música tejida por la dulzura de tus pies.
Cisne sombrío que resbala por las teclas de un lago dormido.
Hogueras de tinieblas, mujer de humo y sueño, que brotas
con el misterio enrollado a tu regazo, boa de ondulantes anillos;
con el amor ceñido a tus caderas, velo de tibio rugir;
con el paraíso echado sobre tus ropas, estola de florido fuego.
Tu madre aúlla en la selva -nidos de muertos en los árboles-
mientras caen las granadas alrededor de su choza.
Tu hermana grita en el asfalto -las pancartas caídas, los perros-
mientras los gases lacrimógenos hinchan sus párpados.
Tu prima de la manigua¹ agita los pechos locos
mientras canta la rumba de ronca voz.
tu cuñada de la sabana estremece la grupa
picada por el tábano del tam-tam.
Todas son estruendo y relámpago, cohetes de amor y dolor.
Pero tú solo resbalas en silencio, das vuelta y te mueves
con líquido avanzar,
lujosísimo tulipán para la fiesta del dorado jardín.

¹Terreno de la isla de Cuba cubierto de maleza.

De "Salterio de Fingoi"


Ricardo Carballo Calero


Insinuación

Oh, ven, ven, ¿a qué esperas?
Los árboles te llaman
agitando sus miembros infinitos.
La tierra abre sedienta
la boca, y modifica
la incómoda postura de sus muslos.
Sus párpados entoldan los tejados.
Alborotan los niños de la escuela.
Se hace más tersa y suave
la mejilla frutal de las mujeres.
Y acarician mi frente anubarrada,
barriéndola de duros pensamientos
los plumeros de seda de la brisa.
Oh, ven pronto
a adormecer -silencio- nuestros sueños,
contándoles tu historia sin sentido,
tan casta y voluptuosa,
toda de besos mudos
y calladas sorpresas.


Gerardo Diego


No Está El Aire Propicio

No está el aire propicio para estampar mejillas.
Se borraron la flechas que indicaban la ruta
más copiosa de pájaros para los que agonizan.
Se arrastran por los suelos nubes sin corazón
y a la garganta trepa la impostura del mundo.

No está el aire propicio para cantar tus labios,
tu nuca en desacuerdo con las leyes de fisica
ni tu pecho de interna geografia afectuosa.
Las tijeras gorjean mejor que las calandrias
y no vuelven ya nunca si remontan el vuelo
y aqui en mi cercanía tres libros se aproximan,
abiertos en la página donde muere una reina.

Qué dulce despertar el del amor que existe
y qué existencia clara la del ojo que duerme,
velado por las alas remotas de los párpados.

Pétalos de difuntas miradas, llueven, llueven
y llueven, llueven, llueven. Me sepultan los pies,
las rodillas, el vientre, la cintura, los hombros.
Van a enterrarme vivo; van a enterrarme vivo;

No está el aire propicio para soñar contigo.


Gerardo Diego


3. Inventa La Tarde La Fiesta Convulsa de Las Sombras...

Inventa la tarde la fiesta convulsa de las sombras.
En los charcos de luz taconea lascivo el tiempo.
Geometría de sol. La calle, incensario de rumores,
-cómplice piel de granito que flagelan tus pisadas-.

La hora es alta y rayada de serenos eslabones.

Te vistes con la desnudez de todos los espejos,
sin más abrigo que un festín de claridades.

Limpia de ligaduras, me arrojo por la escalera de tus ojos.
En mis párpados madura un motín de encrucijadas.

De "La lealtad del espejo" 1993


Beatriz Hernanz


Vas Creciendo Sombra A Sombra...

VAS CRECIENDO sombra a sombra
abril se desvanece en tus cabellos
papeles sin sueño habitan en los parques
el día negro es una estrella acuática

La iluminación tiene alas del camino
en los muros no pesa el aire
el rostro de la noche en la ventana
es un ser dormido que despierta

Hay un tiempo desvelado que te esconde
y un fantasma que te hace recordar

La primavera oficia en secreto
un diálogo de niños
y en el cuenco de tus manos
pueden volar los pájaros

El mundo es gris en tus pupilas
es un cuerpo desnudo
que se apoya en los párpados

Elástica la luz se cumple en otro asombro

Solo tu voz rompe la bruma

Vas creciendo sombra a sombra


Homero Aridjis


Sosiego

Des fauves souvenirs
flambent dans tes prunelles
Lean Deubel

Duérme: será dulce tu sueño
igual que sombra de flabelos
perfumada y mullida bajo un árbol,
en tanto que la luna de los parques
alumbra en lloro tenue
las vigilias inmóviles del mármol.

¡Duérme! Bája los párpados azules
sobre esas lágrimas felices.
Enormes soles rojos
reverberan, y en radas de molicie
los barcos se empenachan
y ponen rumbo a piélagos ignotos.

Los recuerdos -leones taciturnos-
vagan por el jardín de tus pupilas
que rudo arcángel guarda.
Sobre tu corazón ya mis arrullos
en vesperal bandada
replegaron las alas peregrinas.

Duérme tu noche sosegante, ungida
por los serenos cármenes
de mi tardía adolescencia...

Duérme, que de tu sueño en los umbrales,
un efebo de cándida sonrisa
abre sobre tus pies la cabellera.


Carlos López Narváez


Los Ángeles Sonámbulos

1
Pensad en aquella hora:
cuando se rebelaron contra un rey en tinieblas
los ojos invisibles de las alcobas.
Lo sabéis, lo sabéis. ¡Dejadme!
Si a lo largo de mí se abren grietas de nieve,
tumbas de aguas paradas
nebulosas de sueños oxidados,
echad la llave para siempre a vuestros párpados.
¿Qué queréis?
Ojos invisibles, grandes, atacan.
Púas incandescentes se hunden en los tabiques.
Ruedan pupilas muertas,
sábanas.
Un rey es un erizo de pestañas.

2
También,
también los oídos invisibles de las alcobas,
contra un rey en tinieblas.
Ya sabéis que mi boca es un pozo de nombres
de números y letras difuntos.
Que los ecos se hastían sin mis palabras
y lo que jamás dije desprecia y odia al viento.
Nada tenéis que oír.
¡Dejadme!
Pero oídos se agrandan contra el pecho.
De escayola, fríos,
bajan a la garganta,
a los sótanos lentos de la sangre,
a los tubos de los huesos.
Un rey es un erizo sin secreto.
Como yo, como todos.
Y nadie espera ya la llegada del expreso,
la visita oficial de la luz a los mares necesitados,
la resurrección de las voces en los ecos que se calcinan.


Rafael Alberti


¿en Qué Piensas?

Dime: cuando en la noche taciturna,
la frente escondes en tu mano blanca,
y oyes la triste voz de la nocturna
brisa que el polen de la flor arranca;

cuando se fijan tus brillantes ojos
en la plomiza clámide del cielo...
y mustia asoma entre tus labios rojos
una sonrisa fría como el hielo;

cuando en el marco gris de tu ventana
lánguida apoyas tu cabeza rubia...
y miras con tristeza en la cercana
calle, rodar las gotas de la lluvia;

dime: cuando en la noche te despiertas
y hundes el codo en la almohada y lloras...
y abres entre las sombras las inciertas
pupilas como el sol abrasadoras;

¿en qué piensas? ¿en qué? ¡pobre ángel mío!
Piensas en nuestro amor despedazado
ya, como el junco al ímpetu bravío
del torrente que salta desbordado?

¿Piensas tal vez en las azules tardes
en que a la luz de tu mirada ardiente,
mis ojos indecisos y cobardes
posáronse en el mármol de tu frente?

¿O piensas en la hojosa enredadera
bajo la cual un tiempo te veía
peinar tu ensortijada cabellera,
al abrirse los párpados del día?

¡Quién sabe!... no lo sé, pero imagino
que en esas horas de aparente calma,
percibes mucha sombra en tu camino,
¡sientes muchas tristezas en el alma!

Mas... otro amante extinguirá tu frío,
yo sé que tu pesar no será eterno;
mañana vivirás en pleno estío...
y yo, con mi dolor... ¡en pleno invierno!


Julio Florez


En La Ebriedad Le Rodeaban Mujeres, Sombra, Policía, Viento.

Ponía venas en las urces cárdenas, vértigo en la pureza; la flor
furiosa de la escarcha era azul en su oído.

Rosas, serpientes y cucharas eran bellas mientras permanecían
en sus manos.



* * *


Era incesante en la pasión vacía. Los perros olfateaban su pureza
y sus manos heridas por los ácidos. En el amanecer, oculto
entre las sebes blancas, agonizaba ante las carreteras, veía
entrar las sombras en la nieve, hervir la niebla en la ciudad profunda.



* * *


Vigilaba la serenidad adherida a las sombras, los círculos donde se
depositan flores abrasadas, la inclinación de los sarmientos.
Algunas tardes, su mano incomprensible nos conducía al lugar sin
nombre, a la melancolía de las herramientas abandonadas.

Cada mañana ponía en los arroyos acero y lágrimas y adiestraba a los
pájaros en la canción de la ira: el arroyo claro para la hija
dulcemente imbécil; el agua azul para la mujer sin esperanza, la que
olía a vértigo y a luz, sola en el albañal entre banderas blancas,
fría bajo la sarga y los párpados ya amarillos de amor.

Era incesante en la pasión vacía. Los perros olfateaban su pureza y
sus manos heridas por los ácidos. En el amanecer, oculto entre las
sebes blancas, agonizaba ante las carreteras, veía entrar las sombras
en la nieve, hervir la niebla en la ciudad profunda


Antonio Gamoneda


"LICORES EXPONTÁNEOS"

Los zapatos se desgastaron en Berlín
y los párpados se sintieron débiles al saber
que hay caminos bajo el asfalto,
vías diseñadas por las manos toscas
de los elfos sin prestigio humano.

No descuelgues el teléfono
cuando veas mis fotos
recorriendo las callejuelas de Dublín;
no me beses si el amor se va,
o ya se fue, al fin…

Calcina mi ambiente rebuscado
y consérvate firme cuando la milicia
desgarre mi verso inconcluso.

Visita el lugar de donde huyes,
atúrdeme con tus malestares
de mujer incapaz de considerar
las ciudades en las que jamás he estado,
urbes con sabor a sombrero escéptico
y licores extemporáneos.


Alexander Vórtice


En el corazón, guardamos la canción, y cuando rompe el melancólico silencio, los primeros acordes de la melodía, obligan a mis parpados a caer con exquisita sutileza, la armonía de sus pausas a mi pensamiento viajar a la cercanía de tu recuerdo, el suave compás a abrazar el sentimiento hermoso y cuestionado que compartimos en nuestros fugases encuentros, el melodioso, suave y sensible ritmo estremece mis sentidos produciendo emociones que desgastan las barreras del tiempo y la distancia permitiéndome sentirte cerca… tan cerca que casi percibo el olor de tu piel….. Cada palabra entretejida en las delicadas notas, sana las heridas producidas por la lejanía…


Daniel Navarro


Canción de La Noche Callada

En la noche balsámica, en la noche,
cuando suben las hojas hasta ser las estrellas,
oigo crecer las mujeres en la penumbra malva
y caer de sus párpados la sombra gota a gota.

Oigo engrosar sus brazos en las hondas penumbras
y podría oír el quebrarse de una espiga en el campo.

Una palabra canta en mi corazón, susurrante
hoja verde sin fin cayendo. En la noche balsámica,
cuando la sombra es el crecer desmesurado de los árboles,
me besa un largo sueño de viajes prodigiosos
y hay en mi corazón una gran luz de sol y maravilla.

En medio de una noche con rumor de floresta
como el ruido levísimo del caer de una estrella,
yo desperté en un sueño de espigas de oro trémulo
junto del cuerpo núbil de una mujer morena
y dulce, como a la orilla de un valle dormido.

Y en la noche de hojas y estrellas murmurantes
yo amé un país y es de su limo oscuro
parva porción el corazón acerbo;
yo amé un país que me es una doncella,
un rumor hondo, un fluir sin fin, un árbol suave.

Yo amé un país y de él traje una estrella
que me es herida en el costado, y traje
un grito de mujer entre mi carne.

En la noche balsámica, noche joven y suave,
cuando las altas hojas ya son de luz, eternas...

Mas si tu cuerpo es tierra donde la sombra crece,
si ya en tus ojos caen sin fin estrellas grandes,
¿qué encontraré en los valles que rizan alas breves?,
¿qué lumbre buscaré sin días y sin noches?


Aurelio Arturo




Desvelado Amor

Cayó desnuda, virgen, la palabra;
cayó la virgen desnudada
bajo mi cuerpo, trémulo latir
que hoy apenas si me pertenece
y me embriaga con cálido rumor,
rodea mi epidermis,
se introduce letal bajo mi lengua,
y mis párpados no lo miran
pero lo sienten desalado,
desolado que busca entre la noche
la amarga conjunción
de dos manos eternamente unidas
en el estrecho abrazo de la muerte.

Calló la voz. Mudos los labios
ciñéronse a la sombra
incendiando el incienso de su caída flor;
tan quietos como el sueño que también esperaban
con ansiedad de ciego sobre el tacto;
descansando angustiosos como el árbol sin fruto
bajo la primavera. Y mi cuerpo cayó
a un desesperado cuerpo,
y desde entonces siente
cómo crecen sus nervios en una dura ruina
hecha de sombra y voz estremecidas
por el vivo temor de estrecharse a la noche,
como el mar a las aguas que lo nutren
o la voz a los labios, fuente muda;
y en la quietud nacida
de este limpio silencio que por mi cuerpo corre,
destrozados los labios, la voz y la palabra,
anclado entre mí mismo,
el fuego de mi tacto se adormece
en esta soledad bajo la flor del sueño.


Alí Chumacero


intento explicarte que es para mi un solo día sin verte, pero siento no poder hacerlo del todo bien, pero entiende que no son palabras lo que intento explicar sino sentimientos...
sentir ese vacio es mi, es sentirme triste, por no sentir el calor de un abrazo, ni lo reconfortable de un beso, es no tener esa sonrisa que me sale sola al mirarte, es intentar dibujar tus ojos acompañados de tu risa en el interior de mis parpados cuando cierros los ojos intentando imaginarte; y suspirar, igual que suspiro por estar tan cerca tuya y no poder verte....
es sentir como cada minuto se hace largo y pesado hasta el punto de hacerse mas que eterno, es algo lindo el sentir que te echo de menos, pero prefiero tenerte cerca y decirte ya sea al oido, mirandote a los ojos, chillando, o intentando que me leas los labios, que eres la persona que más he querido nunca!
y por eso quiero disfrutarte toda mi vida!


Javi13


Tríptico

I
Tendido
entre lo blanco,
la vi.
Se aproximaba.
Las pupilas baldías,
el cuerpo inhabitado,
sin cabellos,
sin labios, inasible,
vacía;
junto a mí
a mi lado...
¡Toda hecha de nada!
Se sentó.
¿Me esperaba?
La miré.
Me miraba.

II
Ya estaba entre sus brazos
de soledad,
y frío,
acalladas las manos,
las venas detenidas, sin un pliegue en los párpados,
en la frente,
en las sábanas;
más allá de la angustia,
desterrado del aire,
en soledad callada,
en vocación de polvo,
de humareda,
de olvido.

III
¿Era yo,
la voz muerta,
los dientes de ceniza,
sin brazos,
bajo tierra,
roído por la calma,
entre turbias corrientes,
de silencio,
de barro?
¿Era yo,
por el aire,
ya lejos de mis huesos,
la frente despoblada,
sin memoria,
ni perros,
sobre tierras ausentes,
apartado del tiempo,
de la luz,
de la sombra;
tranquilo,
transparente?


Oliverio Girondo


El dolor de tu ausencia me esta matando lentamente
una lagrima recorre mi rostro,
un grito de desesperacion se me escapa,
pero solo el silencio de la soledad me responde,
qe no deja de reclamar tu cuerpo

En secreto el llanto qe ahoga, mi alma..
sin saber solo pide una explicacion, el porqe ya no estas
el porqe te fuiste …

El cielo me me cubre con su manto de oscuridad, en esa noche infinita bSe van cerrando mis parpados solo me qedan mis ilusiones… mis sueños…

Mi dolor se convierte en una pesadilla de la qe no puedo despertar ..
Mis palabras temblorosas repiten una y otra ves, porqe te fuiste porqe ya no estas…
Solo me qedan mis ilusiones mis sueños que elimina el camino que sigas adelante y vuela lejos yo se que podras hacerlo tienes virtudes anmelos podras caminar si miQuererte amarte tenerte, tres sentimientos aunque aparentemente diferentes son únicos, pero que en realidad siento.
Sabes yo te quiero por todo lo que en verdad eres y lo que me das, el amor maravilloso y la ternura cálida que a veces sencilla me das, me reconoce en un maravilloso mundo del cual yo formo parte que es tu vida. El estar contigo me da la satisfacción de poder pasar pero la vida.:



vi en tu ojos que me amas con locur
Hasta que nos encontremos otra vez
y volveremos a repetir nuestra linda historia de amor que vivimos algún dia. Pero no
importa cuan lejos estes
no importa donde puedas estar,
Yo solo cierro mis ojos y ahí estaras.
tu mi amado esposo que amo con todo mi corazon
yo deseo que llegue ese dia
cuando me digas:
elizabet ya puedes venir a mi lado y sin pensarlo


elizabeth rojas rumualdo


como deben llorar los inmobiles parpados de un muerto?


MANUEL ACUÑA


Y si mañana me extrañas, no te preocupes ten en cuenta que me voy a la cama con tu nombre besando mis labios, con tu imagen pegada a mis parpados, con tus latidos grabados en mi pecho ahí donde esta tarde te tuve, donde te dormiste y te abrace con suspiros y anhelos de saberte mia, extrañamente lejano pero mia.




Está de pie frente a mis párpados, sus cabellos entre los míos. Tiene la forma de mis manos y tiene el color de mis ojos. Y fui por ella devorado como una isla por el mar.


Paul Eluard


Cuando el sueño la abrazó, yo robé mi mano, cubrí sus sueños, vi la miel ocultarse tras sus párpados, recé por dos piernas milagrosas, me incliné sobre los latidos de su corazón, vi trigo sobre mármol y sueño. Una gota de mi sangre lloró, temblé... El jardín duerme en mi lecho.


Mahmud Darwish


Días y noches para comprenderse, para contemplar en tus ojos todo lo que pienso de ti y de un mundo hecho a tu imagen. Y las noches y los días gobernados por tus párpados.


Paul Eluard


Yo no soy la cosa más sexy del mundo, siento que los actores que tienen que "jugar" sexy pierden todo su atractivo sexual. Cuando empiezan con la lengua y los párpados pesados, que parece tan ridículo. Creo que solo tienes que ser tú mismo.


Stephanie Zimbalist


Sydney es más bien como un amante arrogante. Cuando llueve se puede negar que su amor y se puede encontrar difícil de identificar. No es un lugar que está construido para ser lluvioso o frío. Pero cuando el sol sale, murciélagos sus párpados, que es encantador, hermoso, atractivo, inteligente, y es muy difícil escapar de su atracción magnética.


Baz Luhrmann


Me incliné sobre ella y recorrí la piel de su vientre con la yema del dedo. Bea dejó caer los párpados, los ojos y me sonrió, segura y fuerte.

-Hazme lo que quieras... -susurró.

Tenía diecisiete años y la vida en los labios.


Carlos Ruiz Zafón


Pues hemos nacido para colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es contrario a la naturaleza


Marco Aurelio


Su mirada era como la mirada de los pájaros nocturnos, intensa, luminosa y más siniestra por el contraste obscuro de sus grandes cejas, por la elasticidad y sutileza de sus párpados sombríos, que en la obscuridad se dilataban mostrando dos pupilas muy claras. Estas, además de ver mucho, parecía que iluminaban lo que veían. Esta mirada anunciaba la vitalidad de su espíritu, sostenido a pesar del deterioro del cuerpo, el cual era inclinado hacia adelante, delgado y de poca talla.


Benito Pérez Galdós