Pensamientos de William Shakespeare ser o no ser ( 12 )
Pensamientos de William Shakespeare ser o no ser. Encuentra docenas de pensamientos de William Shakespeare ser o no ser con fotos para copiar y compartir.
La 'isla de Robben Biblia ha llegado en el Museo Británico. Es una cosa llamativa, su tapa pegada con rosa y las imágenes hindúes oro, diseñados para ocultar su contenido. Dentro de es la mejor colección de palabras generadas por la inteligencia humana: las obras completas de William Shakespeare.
Daniel Hannan
El Internet se ha diseñado un entorno nuevo y complicado para un viejo dilema que enfrenta a las exigencias de seguridad contra el deseo de libertad.
Misha Glenny
Cada vez que el personaje está en un dilema moral es interesante. Eso ha sido cierto desde los griegos para abajo.
Robert Sean Leonard
Somos un pueblo en un dilema sobre el presente. Somos un pueblo en busca de nuestro futuro. Somos un pueblo en busca de una comunidad nacional.
Barbara Jordan
Auto-trato, en esencia, que ocurre cuando los gerentes ejecutan las empresas para llenar sus propios bolsillos en vez de los de los propietarios de las empresas. Ha sido un problema permanente en el capitalismo estadounidense y se convirtió en un verdadero dilema en que Estados Unidos se movió hacia un modelo en el que las empresas estarían a cargo de los administradores profesionales que solo tenían pequeñas participaciones de propiedad.
James Surowiecki
La esencia del dilema espiritual de la humanidad es que hemos evolucionado genéticamente para aceptar una verdad y descubrimos otra. ¿Hay una manera de borrar el dilema, para resolver las contradicciones entre el trascendentalista y las visiones del mundo empiristas?
E. O. Wilson
El dilema moderno es esencialmente un ser espiritual, y cada uno de sus aspectos principales, morales, políticos y científicos, nos lleva a la necesidad de una solución religiosa.
Christopher Dawson
la guerra convierte esas evanescentes diferencias en un abismo insondable. La vida y la muerte dejan de ser especulaciones de la razón para transformarse en un dilema urgente, inmediato, desesperado. La vida pasa a ser un cristal frágil y la muerte una posibilidad cercana. Sin
Federico Andahazi
Por eso parecía tan devastador el claro mensaje de Hume. La materia prima sensorial, la única fuente de nuestro conocimiento, puede llevarnos, por hábito, a la fe y a la esperanza, pero no al conocimiento, y todavía menos a la captación de las relaciones expresables en forma de leyes. Después salió a escena Kant con una idea que, aunque insostenible por cierto en la forma en que él la expuso, significaba un paso hacia la solución del dilema de Hume: todo lo que en el conocimiento sea de origen empírico nunca es seguro (Hume).
Albert Einstein
Desconozco el enigma que ciñe mi imaginación, ya que hay tiempos que en mi discernimiento aletean fastuosos versos como polillas deseosas de una luz radiante, no obstante la atroz realidad, que domina mi existencia los reemplaza en mi mente sin la ilusión de que retornarán algún día, versos que sugieren una reflexión íntima, porque es parte del pensamiento, reflexión donde la ambigüedad está presente, donde se abran caminos para nuevas explicaciones, una sola palabra tiene muchos significados, uno quiere decir cosas y éstas se multiplican a partir de las distintas lecturas que hace el lector, quien le da su propio significado.
Daniel Navarro
EL SOLILOQUIO DE HAMLET
¡Ser, o no ser, es la cuestión! -¿Qué debe
más dignamente optar el alma noble
entre sufrir de la fortuna impía
el porfiador rigor, o rebelarse
contra un mar de desdichas, y afrontándolo
desaparecer con ellas?
Morir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño
sepultar para siempre los dolores
del corazón, los mil y mil quebrantos
que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara
concluir así!
¡Morir... quedar dormidos...
Dormir... tal vez soñar! -¡Ay! allí hay algo
que detiene al mejor. Cuando del mundo
no percibamos ni un rumor, ¡qué sueños
vendrán en ese sueño de la muerte!
Eso es, eso es lo que hace el infortunio
planta de larga vida. ¿Quién querría
sufrir del tiempo el implacable azote,
del fuerte la injusticia, del soberbio
el áspero desdén, las amarguras
del amor despreciado, las demoras
de la ley, del empleado la insolencia,
la hostilidad que los mezquinos juran
al mérito pacífico, pudiendo
de tanto mal librarse él mismo, alzando
una punta de acero? ¿quién querría
seguir cargando en la cansada vida
su fardo abrumador?...
Pero hay espanto
¡allá del otro lado de la tumba!
La muerte, aquel país que todavía
está por descubrirse,
país de cuya lóbrega frontera
ningún viajero regresó, perturba
la voluntad, y a todos nos decide
a soportar los males que sabemos
más bien que ir a buscar lo que ignoramos.
Así, ¡oh conciencia!, de nosotros todos
haces unos cobardes, y la ardiente
resolución original decae
al pálido mirar del pensamiento.
Así también enérgicas empresas,
de trascendencia inmensa, a esa mirada
torcieron rumbo, y sin acción murieron.
¡Ser, o no ser, es la cuestión! -¿Qué debe
más dignamente optar el alma noble
entre sufrir de la fortuna impía
el porfiador rigor, o rebelarse
contra un mar de desdichas, y afrontándolo
desaparecer con ellas?
Morir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño
sepultar para siempre los dolores
del corazón, los mil y mil quebrantos
que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara
concluir así!
¡Morir... quedar dormidos...
Dormir... tal vez soñar! -¡Ay! allí hay algo
que detiene al mejor. Cuando del mundo
no percibamos ni un rumor, ¡qué sueños
vendrán en ese sueño de la muerte!
Eso es, eso es lo que hace el infortunio
planta de larga vida. ¿Quién querría
sufrir del tiempo el implacable azote,
del fuerte la injusticia, del soberbio
el áspero desdén, las amarguras
del amor despreciado, las demoras
de la ley, del empleado la insolencia,
la hostilidad que los mezquinos juran
al mérito pacífico, pudiendo
de tanto mal librarse él mismo, alzando
una punta de acero? ¿quién querría
seguir cargando en la cansada vida
su fardo abrumador?...
Pero hay espanto
¡allá del otro lado de la tumba!
La muerte, aquel país que todavía
está por descubrirse,
país de cuya lóbrega frontera
ningún viajero regresó, perturba
la voluntad, y a todos nos decide
a soportar los males que sabemos
más bien que ir a buscar lo que ignoramos.
Así, ¡oh conciencia!, de nosotros todos
haces unos cobardes, y la ardiente
resolución original decae
al pálido mirar del pensamiento.
Así también enérgicas empresas,
de trascendencia inmensa, a esa mirada
torcieron rumbo, y sin acción murieron.
William Shakespeare
AMOR VERDADERO
No, no aparta a dos almas amadoras
adverso caso ni crüel porfía:
nunca mengua el amor ni se desvía,
y es uno y sin mudanza a todas horas.
Es fanal que borrascas bramador
ascon inmóviles rayos desafía;
estrella fija que los barcos guía;
mides su altura, mas su esencia ignoras.
Amor no sigue la fugaz corriente
de la edad, que deshace los colores
de los floridos labios y mejillas.
Eres eterno, Amor: si esto desmiente
mi vida, no he sentido tus ardores,
ni supe comprender tus maravillas.
No, no aparta a dos almas amadoras
adverso caso ni crüel porfía:
nunca mengua el amor ni se desvía,
y es uno y sin mudanza a todas horas.
Es fanal que borrascas bramador
ascon inmóviles rayos desafía;
estrella fija que los barcos guía;
mides su altura, mas su esencia ignoras.
Amor no sigue la fugaz corriente
de la edad, que deshace los colores
de los floridos labios y mejillas.
Eres eterno, Amor: si esto desmiente
mi vida, no he sentido tus ardores,
ni supe comprender tus maravillas.
William Shakespeare
¿Por qué golpeas a esa prostituta? Registra tu conciencia. ¿No cometiste tú mismo con ella el crimen que ahora castigas? El usurero hace ahorcar al falsario. Los pequeños vicios traslucen a través de los andrajos de la miseria; mas las finísimas pieles y los trajes de seda lo ocultan todo. Dale al vicio un broquel de oro y la espada de la justicia se quebrará contra el, sin mellarlo; pero cubre su broquel con andrajos y un pigmeo lo atravesará con una simple paja.
William Shakespeare
Mi amor es una fiebre que incesante...
Mi amor es una fiebre que incesante
ansía lo que su virus alimenta,
porque en mi mal mi gusto se apacienta
y es por sí enfermo el apetito amante.
Ya, viendo mi doctor (la vigilante
razón) que no haga dél caso ni cuenta,
me abandonó, y el ánima sedienta
corre a su abismo, aunque lo ve adelante.
Salvación para mí, ni la hay ni la quiero:
todo yo soy locura, inquietud, ira;
loco en cuanto imagino y vocifero,
y víctima infeliz de una mentira
te juré honrada y franca; y mi amor tierno
¿qué halló en ti? Noche oscura, negro infierno.
Mi amor es una fiebre que incesante
ansía lo que su virus alimenta,
porque en mi mal mi gusto se apacienta
y es por sí enfermo el apetito amante.
Ya, viendo mi doctor (la vigilante
razón) que no haga dél caso ni cuenta,
me abandonó, y el ánima sedienta
corre a su abismo, aunque lo ve adelante.
Salvación para mí, ni la hay ni la quiero:
todo yo soy locura, inquietud, ira;
loco en cuanto imagino y vocifero,
y víctima infeliz de una mentira
te juré honrada y franca; y mi amor tierno
¿qué halló en ti? Noche oscura, negro infierno.
William Shakespeare
No, no apartaa dos almas amadoras
No, no aparta a dos almas amadoras
adverso caso ni crüel porfía:
nunca mengua el amor ni se desvía,
y es uno y sin mudanza a todas horas.
Es fanal que borrascas bramadoras
con inmóviles rayos desafía;
estrella fija que los barcos guía;
mides su altura, mas su esencia ignoras.
Amor no sigue la fugaz corriente
de la edad, que deshace los colores
de los floridos labios y mejillas.
Eres eterno, Amor: si esto desmiente
mi vida, no he sentido tus ardores,
ni supe comprender tus maravillas.
No, no aparta a dos almas amadoras
adverso caso ni crüel porfía:
nunca mengua el amor ni se desvía,
y es uno y sin mudanza a todas horas.
Es fanal que borrascas bramadoras
con inmóviles rayos desafía;
estrella fija que los barcos guía;
mides su altura, mas su esencia ignoras.
Amor no sigue la fugaz corriente
de la edad, que deshace los colores
de los floridos labios y mejillas.
Eres eterno, Amor: si esto desmiente
mi vida, no he sentido tus ardores,
ni supe comprender tus maravillas.
William Shakespeare