Periodista francisco martinez de la vega ( 2 )
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Aquellos a quienes se condena al suplicio manifiestan a veces una fortaleza y un desprecio a la muerte que en realidad no es más que el temor a mirarla cara a cara; de modo que puede decirse que esa fortaleza y ese desprecio son para su ánimo lo que la venda es a sus ojos.
Francisco de La Rochefoucauld
La brisa viene fresca y perfumada, no sé qué pasa en mí, la noche tiene para mi corazón todas las lágrimas, y yo siento un vacío sobre el pecho y una paz infinita sobre el alma.
Rafael Lasso de la Vega
La filosofía triunfa fácilmente de los males pasados y de los males por venir,pero los males presentes triunfan sobre ella.
Francisco de La Rochefoucauld
Por muchos descubrimientos que hayamos hecho en el país del amor propio, siempre quedarán muchas tierras desconocidas.
Francisco de La Rochefoucauld
Solemos perdonar a los que nos aburren, pero no perdonamos a los que aburrimos.
Francisco de La Rochefoucauld
Yo sueño con tu amor... Una infinita dulzura sube del florido huerto... ¿Por qué el ensueño de una margarita, hoja tras hoja mi saudade arranca, si en la penumbra del balcón abierto falta esta tarde tu silueta blanca?.
Francisco Villaespesa
La poesía de mañana, después de la catástrofe del mundo, habra de ser reflejo del temblor universal.
Enrique Martinez
No es el filósofo el que sabe donde esta el tesoro sino el que trabaja y lo saca.
Francisco De Quevedo
Las pasiones son los únicos oradores que siempre persuaden. Son como un arte de la naturaleza cuyas reglas son infalibles; y el hombre más romo cuando le domina la pasión persuade mejor que el más elocuente que carece de ella.
Francisco de La Rochefoucauld
Por mucho que nos esforcemos por cubrir las pasiones con apariencias de piedad y de honor, siempre se manifiestan a través de esos velos.
Francisco de La Rochefoucauld
Cuando decimos que todo tiempo pasado fue mejor, condenamos el futuro sin conocerlo.
Francisco De Quevedo
El amor propio es más ingenioso que el hombre más ingenioso de este mundo.
Francisco de La Rochefoucauld
Conviene vivir considerando que se ha de morir; la muerte siempre es buena; parece mala a veces porque es malo a veces el que muere.
Francisco de Quevedo
Tenemos más fuerza que voluntad, y a menudo para disculparnos a nosotros mismos suponemos que las cosas son imposibles.
Francisco de La Rochefoucauld
La filosofía triunfa con facilidad sobre las desventuras pasadas y futuras, pero las desventuras presentes triunfan sobre la filosofía.
Francisco de La Rochefoucauld
Un sol eterno y puro me alumbra noche y día… ¡Porque en mi corazón está el amor!.
Rafael Lasso de la Vega
Pocos son los que conocen la muerte; es algo que no suele aceptarse por decisión propia, sino por estolidez y por costumbre, y la mayoría de los hombres mueren porque no hay remedio para la muerte.
Francisco de La Rochefoucauld
Nunca el hombre es tan ridículo por las cualidades que tiene, como por aquellas que cree tener.
Francisco de La Rochefoucauld
Muchos son los buenos, si se da crédito a los testigos; pocos, si se toma declaración a su conciencia.
Francisco de Quevedo
A menudo se hace ostentación de las pasiones, aunque sean las más criminales; pero la envidia es una pasión cobarde y vergonzosa, que nadie se atreve nunca a admitir.
Francisco de La Rochefoucauld
¡Oh, libertad gran tesoro! porque no hay buena prisión, aunque fuese en grillos de oro.
Lope de Vega
Lo que hace que los amantes no se aburran nunca de estar juntos es que se pasan el tiempo hablando siempre de sí mismos.
Francisco de La Rochefoucauld
A los viejos les gusta dar buenos consejos, para consolarse de no poder dar malos ejemplos.
Francisco de La Rochefoucauld
Es una especie de obediencia muy agradable a los ojos de Dios no desear dispensas sin mucha necesidad.
Francisco de Sales
Hay poca gente lo bastante cuerda que prefiera la censura provechosa a la alabanza traidora.
Francisco de La Rochefoucauld
La Primera Mujer Que Recorrió Mi Cuerpo...
La primera mujer que recorrió mi cuerpo
tenía labios de maga: labios verdes y azules,
con sabor a fruto silvestre,
con señales indescifrables como la miel o el aire.
Muchas veces incendió mis cabellos con siete granos y
siete aguas, con ensalmos que sonaban a campanillas
de barro, con nubes de copal que se mezclaban al embrión
que recorría mi frente coronada por ramos de albahaca.
Toda la noche ardía la pócima bajo mi cama.
Al día siguiente, un niño nacido después de mellizos
la arrojaba al río, de espaldas, para no ver el sitio
donde caía ni el vuelo repentino de los zopilotes.
Entre tanto, mi madre me contaba
lo que Colmillo Blanco no sabía de la nieve
y el recuerdo del mar era un espejismo bajo la sábanas.
La primera mujer que recorrió mi cuerpo
tenía labios de maga: labios verdes y azules,
con sabor a fruto silvestre,
con señales indescifrables como la miel o el aire.
Muchas veces incendió mis cabellos con siete granos y
siete aguas, con ensalmos que sonaban a campanillas
de barro, con nubes de copal que se mezclaban al embrión
que recorría mi frente coronada por ramos de albahaca.
Toda la noche ardía la pócima bajo mi cama.
Al día siguiente, un niño nacido después de mellizos
la arrojaba al río, de espaldas, para no ver el sitio
donde caía ni el vuelo repentino de los zopilotes.
Entre tanto, mi madre me contaba
lo que Colmillo Blanco no sabía de la nieve
y el recuerdo del mar era un espejismo bajo la sábanas.
Francisco Hernández