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Persuadir a un hombre

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La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco.


Es una reflexión penosa para un hombre considerar lo que ha hecho, comparado con lo que debió hacer.


Samuel Butler




Un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.


Gabriel García Márquez


Lo peor que puede pasarle aun hombre es llegar a pensar mal de sí mismo.


Johann Wolfgang Von Goethe


En lugar de ser un hombre de éxito, busca ser un hombre valioso: lo demás llegará naturalmente.


Albert Einstein


Ante la Ley hay un guardián. Hasta ese guardián llega un campesino y le ruega que le permita entrar a la Ley. Pero el guardián responde que en ese momento no le puede franquear el acceso. El hombre reflexiona y luego pregunta si es que podrá entrar más tarde. ?Es posible ?dice el guardián?, pero ahora, no. Las puertas de la Ley están abiertas, como siempre, y el guardián se ha hecho a un lado, de modo que el hombre se inclina para atisbar el interior. Cuando el guardián lo advierte, ríe y dice: ?Si tanto te atrae, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda esto: yo soy poderoso. Y yo soy sólo el último de los guardianes. De sala en sala irás encontrando guardianes cada vez más poderosos. Ni siquiera yo puedo soportar la sola vista del tercero. El campesino no había previsto semejantes dificultades. Después de todo, la Ley debería ser accesible a todos y en todo momento, piensa. Pero cuando mira con más detenimiento al guardián, con su largo abrigo de pieles, su gran nariz puntiaguda, la larga y negra barba de tártaro, se decide a esperar hasta que él le conceda el permiso para entrar. El guardián le da un banquillo y le permite sentarse al lado de la puerta. Allí permanece el hombre días y años. Muchas veces intenta entrar e importuna al guardián con sus ruegos. El guardián le formula, con frecuencia, pequeños interrogatorios. Le pregunta acerca de su terruño y de muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y al final le repite siempre que aún no lo puede dejar entrar. El hombre, que estaba bien provisto para el viaje, invierte todo ?hasta lo más valioso? en sobornar al guardián. Este acepta todo, pero siempre repite lo mismo: ?Lo acepto para que no creas que has omitido algún esfuerzo. Durante todos esos años, el hombre observa ininterrumpidamente al guardián. Olvida a todos los demás guardianes y aquél le parece ser el único obstáculo que se opone a su acceso a la Ley. Durante los primeros años maldice su suerte en voz alta, sin reparar en nada; cuando envejece, ya sólo murmura como para sí. Se vuelve pueril, y como en esos años que ha consagrado al estudio del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de pieles, también suplica a las pulgas que lo ayuden a persuadir al guardián. Finalmente su vista se debilita y ya no sabe si en la realidad está oscureciendo a su alrededor o si lo engañan los ojos. Pero en aquellas penumbras descubre un resplandor inextinguible que emerge de las puertas de la Ley. Ya no le resta mucha vida. Antes de morir resume todas las experiencias de aquellos años en una pregunta, que nunca había formulado al guardián. Le hace una seña para que se aproxime, pues su cuerpo rígido ya no le permite incorporarse. El guardián se ve obligado a inclinarse mucho, porque las diferencias de estatura se han acentuado señaladamente con el tiempo, en desmedro del campesino. ?¿Qué quieres saber ahora? ?pregunta el guardián?. Eres insaciable. ?Todos buscan la Ley ?dice el hombre?. ¿Y cómo es que en todos los años que llevo aquí, nadie más que yo ha solicitado permiso para llegar a ella? El guardián comprende que el hombre está a punto de expirar y le grita, para que sus oídos debilitados perciban las palabras. ?Nadie más podía entrar por aquí, porque esta entrada estaba destinada a ti solamente. Ahora cerraré.


Franz Kafka




A los veinte años un hombre es un pavo real; a los treinta, un león; a los cuarenta, un camello; a los cincuenta, una serpiente; a los sesenta, un perro; a los setenta, un mono; a los ochenta, nada.


Baltasar Gracián


El problema, cuando se busca a la mujer perfecta, es que ella probablememte está buscando al hombre perfecto.


Peter Ustinov


Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.


Friedrich Nietzsche




El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.


María Zambrano


El mayor de todos los misterios es el hombre.


Sócrates


¡Oh amor poderoso¡ Que a veces hace de una bestia un hombre, y otras, de un hombre una bestia.


William Shakespeare


El hombre tiene miedo a la pérdida del poder, le asustan las mujeres que saben lo que quieren y están seguras de si mismas.


Amparo Larrañaga




El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.


José Martí


Todo hombre tiene derecho a dudar de su tarea y a abandonarla de vez en cuando; lo único que no puede hacer es olvidarla.


Paulo Coelho


El hombre a quien el dolor no educó siempre será un niño.


Nicolàs-Sebastien Roch


La no violencia es la fuerza más poderosa que hay a disposición de la humanidad. Es aún más poderosa que el arma más compleja de destrucción ideada por la ingenua capacidad del hombre.


Mahatma Gandhi


Un hombre tiene que escoger. En esto reside su fuerza: en el poder de sus decisiones.


Paulo Coelho


Me parece que me matan un hijo cada vez que privan a un hombre del derecho de pensar.


José Martí


Lo que las ideologías dividen al hombre. . . El amor con sus hilos los une en su nombre.


Ricardo Arjona


El que confía sus secretos a otro hombre se hace esclavo él.


Baltasar Gracián


Y el hombre, en su orgullo, creó a dios a su imagen y semejanza.


Friedrich Nietzsche


Cínico: un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada.


Oscar Wilde


Todo hombre es como la Luna: con una cara oscura que a nadie enseña.


Mark Twain


Nada resulta más atractivo en un hombre que su cortesía, su paciencia y su tolerancia.


Cicerón


La mujer actual tiene una obsesion por ser igual que el hombre, y no se por que, si el hombre es un pobre diablo desorientado.


Antonio López




También a un gran hombre lo puede exasperar una miserable mosca.


José Martí


Los hombre jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen; los hombres viejos quieren ser infieles y no lo logran.


Oscar Wilde


El hombre que escucha la razón está perdido. La razón esclaviza a todos los que no son bastante fuertes para dominarla.


George Bernard Shaw


No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.


Biblia


De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: De la derecha cuando es diestra, de la izquierda cuando es siniestra.


Mario Benedetti


Cuando un hombre estúpido hace algo que le avergüenza, siempre dice que cumple con su deber.


George Bernard Shaw


Al hombre le interesa lo real, como tal, aunque no sea deseable. Al niño le importa lo deseable, como tal, aunque no sea real.


Armando Montiel


No se puede enseñar nada a un hombre; solo se le puede ayudar a descubrirlo en su interior.


Galileo Galilei


El hombre está condenado a ser libre.


Jean Paul Sartre


El hombre es una pasión inútil.


Jean Paul Sartre


Es el hombre un ser tan tenazmente contradictorio que no acepta imposición alguna en su provecho, y sí sufre cualquier coacción en su perjuicio.


Johann Wolfgang Von Goethe


Lástima es siempre el mismo sentimiento, no importa, lo sientas por un animal o por un hombre o por una mosca.


León Tolstoi


El mosquito no se apiada del hombre, por más flaco que esté.


Proverbio Africano


Es un hombre que sabe de todo, ¡qué tonto será!.


Miguel De Unamuno