Piensan ( 3 )
Piensan. Encuentra docenas de piensan con fotos para copiar y compartir.
El mundo es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten.
Sir Hugh Seymour Walpole
El auténtico problema no es si las máquinas piensan, sino si lo hacen los hombres.
Frederic Burrhus Skinner
sin necesidad de pensar me doy cuenta de muchas cosas
esk no soy de esos k piensan las cosas antes de hablar
si las pensara sinceramente no seria sincero valga la redundancia..
esk no soy de esos k piensan las cosas antes de hablar
si las pensara sinceramente no seria sincero valga la redundancia..
Cesarobregone
La mafia a la mexicana, en los partidos políticos o bien en todos los países es lo que se asemeja a los que sucede en la mafia que involucra a delincuentes de todo tipo.Y recordemos que en Sicilia ni siquiera se podía adquirir un acta de nacimiento o defunción, ni un certificado médico, sin la intermediación de la mafia. ¿Qué pedía a cambio? Cualquier cosa: la credencial de elector, el voto a favor del Partido de la Democracia Cristiana… del PRI… del PAN… del PRD. Hubo y hay en el PRI —y ahora en el PAN— costumbres clientelares similares a las que poco a poco determinaron la existencia de la mafia en Sicilia hacia mediados del siglo XIX, en los años en que Italia, luego de la reunificación de Garibaldi, nacía como cuerpo nacional: 1862.
El clientelismo no es más que el intercambio de favores. Una cosa por la otra. Así funcionan los sindicatos más alcahueteados por Felipe Calderón, como el de lo maestros de Elba Esther Gordillo (la mujer fuerte de México) que solo compite en corrupción con el de los petroleros que usufructúa el capo Romero Deschmaps.
El clientelismo es todo un sistema de saqueo, y no es invento del PRI: es un sistema de protección y de amparo conque los poderosos patrocinan a quienes se acogen a ellos a cambio de sumisión, servicios y votos.
Giuseppe Pitré, especiali sta en tradiciones populares sicilianas, sostiene que la mafia es la conciencia del propio ser, la concepción exagerada de la fuerza individual, árbitro único e inapelable de todo enfrentamiento: “El mafioso quiere que lo respeten, y respeta a su vez. Si lo ofenden no acude a la ley, a la justicia, sino que se hace justicia por su propia mano; y si carece de fuerzas para ello acude a otras personas que piensan como él”.
Estas consideraciones históricas están en una amplia bibliografía que en el fondo quiere indagar en el ser más íntimo del siciliano, en una suerte de laberinto de la soledad siciliano: ¿Cómo es la mentalidad del siciliano? Lo más inquietante es ver cómo en todo y desde siempre la mafia siciliana ha sido un sistema clientelar muy parecido a nuestro PRI que, por cierto, se formó en 1929, el año que el que el fascismo de Mussolini vivía su mejor momento. Y ya se sabe lo proclive que el mexicano es a las imitaciones, sobre todo extranjeras.
¿Por qué el fenómeno de la mafia arraigó en ciudades como Chicago y Nueva York, hacia donde emigraron los sicilianos, y no en América Latina ni, particularmente, en México?
La respuesta es que el espacio del crimen ya estaba ocupado: por los políticos, los policías y los militares. Y dos cuerpos criminales no pueden ocupar el mismo lugar en el espacio. La mafia siempre fue una intermediaria. Su mayor virtud, como la del PRI y ahora del PAN, era su capacidad de gestión. La mafia es necesaria para conseguir un trabajo en un banco o una aviaduría en una paraestatal. Solo a través de la mafia (o del PRI o el PAN) se puede obtener una permiso para poner una gasolinera o hacerse de un permiso para portar armas o incluso para poner un puesto de hamburguesas o de flores. Para estas tareas el ciudadano solo se siente impotente, sin conexiones, sin influencias.
El clientelismo no es más que el intercambio de favores. Una cosa por la otra. Así funcionan los sindicatos más alcahueteados por Felipe Calderón, como el de lo maestros de Elba Esther Gordillo (la mujer fuerte de México) que solo compite en corrupción con el de los petroleros que usufructúa el capo Romero Deschmaps.
El clientelismo es todo un sistema de saqueo, y no es invento del PRI: es un sistema de protección y de amparo conque los poderosos patrocinan a quienes se acogen a ellos a cambio de sumisión, servicios y votos.
Giuseppe Pitré, especiali sta en tradiciones populares sicilianas, sostiene que la mafia es la conciencia del propio ser, la concepción exagerada de la fuerza individual, árbitro único e inapelable de todo enfrentamiento: “El mafioso quiere que lo respeten, y respeta a su vez. Si lo ofenden no acude a la ley, a la justicia, sino que se hace justicia por su propia mano; y si carece de fuerzas para ello acude a otras personas que piensan como él”.
Estas consideraciones históricas están en una amplia bibliografía que en el fondo quiere indagar en el ser más íntimo del siciliano, en una suerte de laberinto de la soledad siciliano: ¿Cómo es la mentalidad del siciliano? Lo más inquietante es ver cómo en todo y desde siempre la mafia siciliana ha sido un sistema clientelar muy parecido a nuestro PRI que, por cierto, se formó en 1929, el año que el que el fascismo de Mussolini vivía su mejor momento. Y ya se sabe lo proclive que el mexicano es a las imitaciones, sobre todo extranjeras.
¿Por qué el fenómeno de la mafia arraigó en ciudades como Chicago y Nueva York, hacia donde emigraron los sicilianos, y no en América Latina ni, particularmente, en México?
La respuesta es que el espacio del crimen ya estaba ocupado: por los políticos, los policías y los militares. Y dos cuerpos criminales no pueden ocupar el mismo lugar en el espacio. La mafia siempre fue una intermediaria. Su mayor virtud, como la del PRI y ahora del PAN, era su capacidad de gestión. La mafia es necesaria para conseguir un trabajo en un banco o una aviaduría en una paraestatal. Solo a través de la mafia (o del PRI o el PAN) se puede obtener una permiso para poner una gasolinera o hacerse de un permiso para portar armas o incluso para poner un puesto de hamburguesas o de flores. Para estas tareas el ciudadano solo se siente impotente, sin conexiones, sin influencias.
Rafael Michel
Contigo aprendí q la distancia se acorta cuando nace un afecto,
q nada es más hermoso q estar al lado con quien compartir,
q la imaginación causa efectos impresionantes,
q a lo mejor se piensan están muertos.
q nada es más hermoso q estar al lado con quien compartir,
q la imaginación causa efectos impresionantes,
q a lo mejor se piensan están muertos.
josabe
muchas personas creen que es fácil amar y q solo nesecitan encontrar alguien a quien amar, peor aun,piensan q el problema esta afuera y lo que nesecitan,es hayar alguien quien los ame , el amor siendo algo tan importante,pensamos q hay q dejarlo a la deriva, q ya se aparecera el hombre o la mujer de su vida muchas veces ni nos damos cuenta y el amor bendito amor que viene de dios si de ese gran señor que nos dio el ser y todos los sentimientos dulces para ser correspondidos en una sola pareja como una manzana q se encuentra ala mitad y el componente solito se acerca acompletar lo q es su otra mitad bendito es el amor
unicornioazul
"La mujer es el único ser en el mundo que actúa de acuerdo a lo que los demás piensan y dicen, nunca a lo que ella cree y piensa"
JLED
Muchos piensan q sera imposible reponerse después d algo doloroso, los problemas nunca acaban, siempre tenemos a alguien especial el cual nos ayuda a superar cualquier situacion q la vida nos trae, valemos x lo q somos...
Alessandro Mazariegos
Hoy he vuelto a morir una vez mas, pero siento un alivio a pesar de la tristeza y el desengaño
Porque sigo siendo yo, la inadaptada,
Prefiero así, antes de aceptar la
Injusticia, de la crueldad y abuso, soy un ser humano y como tal, merezco respeto, pues doy lo mismo yo, como dicen por ahí; el respeto no es de quien
Lo merece, es de quien lo da, que pena!!
Prefiero la Soledad, siempre la he preferido antes de vivir en la hipocresía
Y la humillación. Que pena siento, por aquelllos que de manera ignorante se sobrepasan, Porque? Jamás lo entenderé, será acaso que piensan, que realmente no vale la pena el respeto??
Porque sigo siendo yo, la inadaptada,
Prefiero así, antes de aceptar la
Injusticia, de la crueldad y abuso, soy un ser humano y como tal, merezco respeto, pues doy lo mismo yo, como dicen por ahí; el respeto no es de quien
Lo merece, es de quien lo da, que pena!!
Prefiero la Soledad, siempre la he preferido antes de vivir en la hipocresía
Y la humillación. Que pena siento, por aquelllos que de manera ignorante se sobrepasan, Porque? Jamás lo entenderé, será acaso que piensan, que realmente no vale la pena el respeto??
Letty Contreras Arreola
Tanto los que piensan que pueden hacer algo como los que piensan que no, están en lo cierto...
Lisel Mueller
Para las personas k piensan en la muerte no es la mejor salida a los problemas en dn ballas en sierto hay están pero inorarlos no es lo mejor, hay unos k cometen errores de quitarse lo mejor la vida pero k pase el problema es mas grande tu salida es fasil buscar a a Dios el es la resulicion de sus problemas recuerda no le digas a Dios k tienes un problema dile al problema k tienes un gram DIOS.
Diana..
CUANDO SABES MUY BIEN LO Q ERES Y QUIERES EN LA VIDA LOGRARAS TENER IDENTIDAD, YA Q ERES UNICAMENTE LO Q QUIERES SER Y NO LO Q LOS DMAS DICEN Q DBS SER, AL IGUAL MUCHOS CONFUNDEN EL AMOR CON AUTORIDAD YA Q X EL HECHO Q AMAS PIENSAN TENER AUTORIDAD DE DECIDIR COMO DEBES VIVIR….
Alessandro Mazariegos
Mujeres que piensan que decir "soy mas de rollos" es mas malote que decir estar en una"estoy en una relacion"...en fin
beatriz
Tal vez la historia de amor no se da,
porque eh buscado sin más ni mas
la mitad des embonada de alguien mas.
Debería preocuparme por mirarte
aunque aun no sepa dónde encontrarte
estaría dispuesta a todo darte
si es que algún día llegas a besarme...
¡Pero, qué más da!
Si al tratar de encontrarte
mi corazón se rompe más!
¡Qué más da!
por más que lo intento,
ya no te quiero buscar..
Porque mi alma me dice
que ya no se quiere cansar
pensando en detalles,
palabras y bla bla bla...
¿Será que todos piensan
que mi corazón es de aquellos
a los que se puede aplastar
y como si nada volver a empezar?
Pero no te preocupes,
que así como el fénix renace,
yo puedo volver a intentar
y buscarte y buscarte de nuevo
hasta que me vuelva a cansar …
Debería preocuparme por mirarte
aunque aun no sepa dónde encontrarte
estaría dispuesta a todo darte
si es que algún día llegas a besarme...
Porque mi alma me dice
que ya no se quiere cansar
pensando en detalles,
palabras y bla bla bla...
tal vez la historia de amor no se da,
tal vez nunca sucederá,
porque eh buscado sin mas ni mas
la mitad des embonada de alguien mas...
No te frustres, no te preocupes...
que así como el fénix renace...
yo lo puedo intentar,
hasta sentir que dices mi nombre al andar
hasta escuchar que tu silencio no pueda callar
hasta que de tu ojos reclamen
la sonrisa de los labios que besaras.
porque eh buscado sin más ni mas
la mitad des embonada de alguien mas.
Debería preocuparme por mirarte
aunque aun no sepa dónde encontrarte
estaría dispuesta a todo darte
si es que algún día llegas a besarme...
¡Pero, qué más da!
Si al tratar de encontrarte
mi corazón se rompe más!
¡Qué más da!
por más que lo intento,
ya no te quiero buscar..
Porque mi alma me dice
que ya no se quiere cansar
pensando en detalles,
palabras y bla bla bla...
¿Será que todos piensan
que mi corazón es de aquellos
a los que se puede aplastar
y como si nada volver a empezar?
Pero no te preocupes,
que así como el fénix renace,
yo puedo volver a intentar
y buscarte y buscarte de nuevo
hasta que me vuelva a cansar …
Debería preocuparme por mirarte
aunque aun no sepa dónde encontrarte
estaría dispuesta a todo darte
si es que algún día llegas a besarme...
Porque mi alma me dice
que ya no se quiere cansar
pensando en detalles,
palabras y bla bla bla...
tal vez la historia de amor no se da,
tal vez nunca sucederá,
porque eh buscado sin mas ni mas
la mitad des embonada de alguien mas...
No te frustres, no te preocupes...
que así como el fénix renace...
yo lo puedo intentar,
hasta sentir que dices mi nombre al andar
hasta escuchar que tu silencio no pueda callar
hasta que de tu ojos reclamen
la sonrisa de los labios que besaras.
Enaiiad LebasÃ
Ellos piensan que soy un estudioso, un intelectual, un empujador de esferos.
Y no soy ninguno de ellos.
Cuando escribo, mis dedos se cubren no de tinta, sino de sangre.
Creo que no soy nada mas que esto: un alma undaunted.
Y no soy ninguno de ellos.
Cuando escribo, mis dedos se cubren no de tinta, sino de sangre.
Creo que no soy nada mas que esto: un alma undaunted.
Nikos Kazantzakis
Todos los seres humanos tienen que cumplir con un trabajo (karma); es una obligación universal que nadie puede eludir. Hay quienes piensan que solo los hechos virtuosos o perjudiciales se denominan karma. Aún el mismo respirar de uno es karma. El karma que es natural y automático, tal como el respirar, se convierte en karma útil cuando se ejecuta teniendo en mente un resultado definido.
Sathya Sai Baba
Solo cuando hay grandes oportunidades miramos como ayudar a otros sin saber que las pequeñas, nos rodean todo el tiempo, asi como muchos piensan q dar es mejor q recibir y dan todo lo q pueden, otros rezan y le piden a dios primero x ellos después x los demas... Las manos q ayudan son mas nobles q los labios q rezan... Asi como no importa cuanto des sino en realidad lo q vale es como lo des.
Alessandro Mazariegos
Nuestros pensamientos son nuestras desgracias. Por que entre más se piensan más nos desgracian la vida.
Yesenia
El amor puede ser un sentimiento para algunas personas, pero también para otras es un ... es que para mi no hay palabras, no hay un sentimiento que pueda definir lo que yo siento por ti.
Hay personas que cuando dices " que guapo que llega a ser ese " ya se creen que te mola o algo ? pues no es guapo. vale ? y si digo me mola ese chico pues si me mola pero es que luego cuando dices que le quieres todos piensan que estas saliendo con él, que difícil que es el amor madre mía.
Gracias Álvaro 121O1O teAm0:$
Hay personas que cuando dices " que guapo que llega a ser ese " ya se creen que te mola o algo ? pues no es guapo. vale ? y si digo me mola ese chico pues si me mola pero es que luego cuando dices que le quieres todos piensan que estas saliendo con él, que difícil que es el amor madre mía.
Gracias Álvaro 121O1O teAm0:$
sandra )
No merece la pena preocuparse por lo que piensan los demás de ti, porque están demasiado ocupados preguntándose que piensas tu de ellos.
NO SE D QUIEN
El mundo gira alrededor de una mujer... ¡Cuidado! Muchos aún piensan que quien ilumina nuestros días, es el Sol...
Cristian Borgeattino
Hay que apresurarse en ser mejores personas....el mundo vive estrezado pensando en cómo hacer dinero...pero pocos piensan en cómo: Ser humano¡¡¡¡...lo primero es la calidad humana..porque de nada sirve terner cualquier titulo sin el "TÍTULO DE LA VIDA"
tati narvaez
Comprender la palabra de Dios es muy complicado, pero lo peor es que muchos la entienden a su manera y piensan que todo lo que hacen es correcto y agradable para Dios.
Narova
PARA ARISTÓTELES la amistad era "lo más necesario para la vida", y nosotros, cuando oímos decir que "un amigo es un tesoro" o que "donde está tu amigo está tu tesoro", nos damos cuenta de que esas palabras resuenan como un aldabonazo en nuestro interior. No nos dejan indiferentes, porque todos sabemos o intuimos qué clase de tesoro puede llegar a ser una amistad.
A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".
Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.
LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".
Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.
La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.
La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.
Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.
Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).
Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.
MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.
Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.
Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.
Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.
En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.
La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.
La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.
A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".
Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".
Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.
LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.
Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.
Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).
Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.
Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.
Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.
A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".
Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.
LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".
Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.
La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.
La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.
Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.
Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).
Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.
MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.
Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.
Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.
Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.
En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.
La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.
La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.
A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".
Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".
Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.
LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.
Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.
Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).
Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.
Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.
Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.
Diego Torrente
Cuando llega una buena idea, ya sabes, parte de mi trabajo es contarlo, ver lo que diferentes personas piensan, conseguir que la gente también hable de ello, discutir sobre ello, conseguir ideas moviéndome entre un grupo de 100 personas. Tener diferentes personas para explorar diferentes aspectos y ya sabes, explorar
Steve Jobs
Mucha gente piensa que la violencia en las películas que hago es abrumadora, pero piensan que están viendo algo que no estamos viendo.
Park Chan-wook
Los hombres piensan en las mujeres. Las mujeres piensan acerca de lo que los hombres piensan en ellos.
Peter Ustinov
Los hombres que piensan que pasados ??amores de una mujer disminuyen su amor por ellos suelen ser estúpido y débil.
Marilyn Monroe
También creo que si usted es un actor y se puede improvisar, cuando usted va a una audición y se puede improvisar eres un genio. Si puedes, ya sabes, tomar una marea comercial y solo puedo decir una línea divertida que no está en los comerciales piensan que eres un genio.
Amy Poehler
Incluso las actrices que admiro, como Reese Witherspoon, que piensan, 'Otra comedia romántica? Usted la ve en algo así como 'Walk the Line' y pensar, 'Dios mío, eres tan grande! ' Y entonces piensas, '¿Por qué está haciendo estas comedias románticas tontas? Pero, por supuesto, es para el dinero y el estatus.
Gwyneth Paltrow
Una nación es finalmente la suma de todos los individuos particulares, y según los individuos particulares sienten, piensan, obran, así siente, piensa, obra la nación.
Rudolf von Jhering
Todos probablemente piensan que soy una ninfómana perdida, que tengo un insaciable apetito sexual, cuando la verdad prefiero leer un libro
Madonna
En Hollywood piensan que la animación tradicional no funcionará más, que los ordenadores son la única opción. Olvidan que piensan así porque Pixar hace buenas películas. Entonces todos intentan copiar a Pixar. Se está confiando demasiado en la tecnología y nada en los artistas. El hecho de que Disney haya cerrado su división de animación tradicional me asusta.
Tim Burton
Tontos, piensan que no sé el camino que estoy tomando. Si me encuentras en él dudando, es simplemente porque sé que camino escogeré
Richard Ashcroft