Playa ( 2 )
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Elegía Del Marino Ilusorio
Pensando estoy... Mi pensamiento tiene
ya el ritmo, ya el color, ya el ardimiento
de un mar que alumbran fuegos ponentinos.
A la borda del buque van danzando,
ebrios del mar, los jóvenes marinos.
Pensando estoy... Yo, cómo ceñiría
la cabeza encrespada y voluptuosa
de un joven, en la playa deleitosa,
cual besa el mar con sus lenguas el día.
Y cómo de él cautivo, temblando, suspirando,
contra la Muerte
su juventud indómita, tierno, protegería.
Contra la Muerte,
su silueta ilusoria vaga en mi poesía.
Morir... ¿Conque esta carne cerúlea, macerada
en los jugos del mar, suave y ardiente,
será por el dolor acongojada?
Y el ser bello en la tierra encantada,
y el soñar en la noche iluminada,
y la ilusión, de soles diademada,
y el vigor... y el amor... ¿fue nada, nada?
¡Dame tu miel, oh niño de boca perfumada!
Pensando estoy... Mi pensamiento tiene
ya el ritmo, ya el color, ya el ardimiento
de un mar que alumbran fuegos ponentinos.
A la borda del buque van danzando,
ebrios del mar, los jóvenes marinos.
Pensando estoy... Yo, cómo ceñiría
la cabeza encrespada y voluptuosa
de un joven, en la playa deleitosa,
cual besa el mar con sus lenguas el día.
Y cómo de él cautivo, temblando, suspirando,
contra la Muerte
su juventud indómita, tierno, protegería.
Contra la Muerte,
su silueta ilusoria vaga en mi poesía.
Morir... ¿Conque esta carne cerúlea, macerada
en los jugos del mar, suave y ardiente,
será por el dolor acongojada?
Y el ser bello en la tierra encantada,
y el soñar en la noche iluminada,
y la ilusión, de soles diademada,
y el vigor... y el amor... ¿fue nada, nada?
¡Dame tu miel, oh niño de boca perfumada!
Porfirio Barba Jacob
Tu corazón es igual que una playa, que, pudiendo ser tierra, nunca llega a ser mar.
José Angel Buesa
Lastres
Canta el mar a mis pies, canta y resuena,
y dice su mensaje apresurado
hasta escalar la soledad del prado
donde otra playa de verdor se estrena.
Se ve en la hondura el oro de la arena,
la sangre de la ola, en el tejado,
ya allá, el azul del cielo, traspasado
por la niebla que al monte se encadena.
Amor del que nací, vuelve y empieza
de nuevo donde surge la belleza
y hace jugoso todo cuanto toca.
Corazón enredado, sal si puedes,
o besa entre los hilos de estas redes
la misma sal de aquella antigua boca.
Canta el mar a mis pies, canta y resuena,
y dice su mensaje apresurado
hasta escalar la soledad del prado
donde otra playa de verdor se estrena.
Se ve en la hondura el oro de la arena,
la sangre de la ola, en el tejado,
ya allá, el azul del cielo, traspasado
por la niebla que al monte se encadena.
Amor del que nací, vuelve y empieza
de nuevo donde surge la belleza
y hace jugoso todo cuanto toca.
Corazón enredado, sal si puedes,
o besa entre los hilos de estas redes
la misma sal de aquella antigua boca.
José GarcÃa Nieto
Eras, Instante, Tan Claro...
Eras, instante, tan claro.
Perdidamente te alejas,
dejando erguido al deseo
con sus vagas ansias tercas.
Siento huir bajo el otoño
pálidas aguas sin fuerza,
mientras se olvidan los árboles
de las hojas que desertan.
La llama tuerce su hastío,
sola su viva presencia,
y la lámpara ya duerme
sobre mis ojos en vela.
Cuán lejano todo. Muertas
las rosas que ayer abrieran,
aunque aliente su secreto
por las verdes alamedas.
Bajo tormentas la playa
será soledad de arena
donde el amor yazca en sueños.
La tierra y el mar lo esperan.
Eras, instante, tan claro.
Perdidamente te alejas,
dejando erguido al deseo
con sus vagas ansias tercas.
Siento huir bajo el otoño
pálidas aguas sin fuerza,
mientras se olvidan los árboles
de las hojas que desertan.
La llama tuerce su hastío,
sola su viva presencia,
y la lámpara ya duerme
sobre mis ojos en vela.
Cuán lejano todo. Muertas
las rosas que ayer abrieran,
aunque aliente su secreto
por las verdes alamedas.
Bajo tormentas la playa
será soledad de arena
donde el amor yazca en sueños.
La tierra y el mar lo esperan.
Luis Cernuda
A Un Triste
¿Por qué de amor la barca voladora
con ágil mano detener no quieres
y esquivo menosprecias los placeres
de Venus, la impasible vencedora?
A no volver los años juveniles
huyen como saetas disparadas
por mano de invisible Sagitario;
triste vejez, como ladrón nocturno,
sorpréndenos sin guarda ni defensa,
y con la extremidad de su arma inmensa,
la copa del placer vuelca Saturno.
¡Aprovecha el minuto y el instante!
Hoy te ofrece rendida la hermosura
de sus hechizos el gentil tesoro,
y llamándote ufana en la espesura,
suelta Pomona sus cabellos de oro.
En la popa del barco empavesado
que navega veloz rumbo a Citeres,
de los amigos el clamor te nombra,
mientras, tendidas en la egipcia alfombra,
sus crótalos agitan las mujeres.
¡Deja, por fin, la solitaria playa,
y coronado de fragantes flores,
descansa en la barquilla de las diosas!
¿Qué importa lo fugaz de los amores?
¡También expiran jóvenes las rosas!
¿Por qué de amor la barca voladora
con ágil mano detener no quieres
y esquivo menosprecias los placeres
de Venus, la impasible vencedora?
A no volver los años juveniles
huyen como saetas disparadas
por mano de invisible Sagitario;
triste vejez, como ladrón nocturno,
sorpréndenos sin guarda ni defensa,
y con la extremidad de su arma inmensa,
la copa del placer vuelca Saturno.
¡Aprovecha el minuto y el instante!
Hoy te ofrece rendida la hermosura
de sus hechizos el gentil tesoro,
y llamándote ufana en la espesura,
suelta Pomona sus cabellos de oro.
En la popa del barco empavesado
que navega veloz rumbo a Citeres,
de los amigos el clamor te nombra,
mientras, tendidas en la egipcia alfombra,
sus crótalos agitan las mujeres.
¡Deja, por fin, la solitaria playa,
y coronado de fragantes flores,
descansa en la barquilla de las diosas!
¿Qué importa lo fugaz de los amores?
¡También expiran jóvenes las rosas!
Manuel Gutiérrez Nájera
Que Sosiego, Que Alivio...
Qué sosiego, qué alivio, qué dulzura en la noche frente al aire,
en la alta hora brillante, cuando un fluído intenso
de calma luz se diluye en el tiempo y en la frescura sueña
una cálida brisa que viene del mar delgado de la playa,
oh delicada ala distante de la noche, pureza de ese labio
que sueña tan adentro de lo oscuro, cuerpo pleno y vibrante,
cántico, palpitación abierta que irradia el grave templo
del misterio estrellado, suave tránsito de las esferas azules
en la bóveda insondable del espacio, qué paz de indescifrables
signos, qué remanso en las olas del tiempo que transmigra
de un mar antiguo e ignoto la emoción reposada,
el estremecer de un astro en el corazón nocturno de la vida,
en la luz silente y profunda del corazón del hombre.
De Livro das paisaxes vivas, 1985
Qué sosiego, qué alivio, qué dulzura en la noche frente al aire,
en la alta hora brillante, cuando un fluído intenso
de calma luz se diluye en el tiempo y en la frescura sueña
una cálida brisa que viene del mar delgado de la playa,
oh delicada ala distante de la noche, pureza de ese labio
que sueña tan adentro de lo oscuro, cuerpo pleno y vibrante,
cántico, palpitación abierta que irradia el grave templo
del misterio estrellado, suave tránsito de las esferas azules
en la bóveda insondable del espacio, qué paz de indescifrables
signos, qué remanso en las olas del tiempo que transmigra
de un mar antiguo e ignoto la emoción reposada,
el estremecer de un astro en el corazón nocturno de la vida,
en la luz silente y profunda del corazón del hombre.
De Livro das paisaxes vivas, 1985
Miguel Anxo Fernán_Vello
Canción de La Noche Sola
Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.
Fue mía una noche, locamente mía:
me quema los labios su sed todavía.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mío:
la corriente pasa, pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.
Amor de una noche que ignoró el hastío.
Somos las distantes orillas de un río,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.
El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en cenizas.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
así como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡acaso prefiero no volverte a ver!
Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.
Fue mía una noche, locamente mía:
me quema los labios su sed todavía.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mío:
la corriente pasa, pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.
Amor de una noche que ignoró el hastío.
Somos las distantes orillas de un río,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.
El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en cenizas.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
así como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡acaso prefiero no volverte a ver!
José Angel Buesa
Xxxiii
Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama.
Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan.
Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.
Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca.
Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.
Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama.
Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan.
Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.
Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca.
Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.
Gustavo Adolfo Becquer
Al Borde
Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.
He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.
Soy alta;
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.
He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.
Gloria Fuertes
Tono de Conjuro
Cada grito que pide un lunar eco
es la sed que atormenta a un árbol seco.
Cada piedra que sola se levanta
es la estela de un dios que nadie canta.
Cada surco de cal, cada amargura
es el muro sin luz de mi locura.
Cada rosa de vidrio, cada llama
es la voz de un temblor que me reclama.
Cada playa sin mar, cada desnudo
es el campo de sol que nunca eludo.
Cada sangre que sé, cada manzana
es la senda, del mundo, más lejana.
Cada verso que escribo, cada canto
es tan solo un conjuro; solo tanto.
Cada grito que pide un lunar eco
es la sed que atormenta a un árbol seco.
Cada piedra que sola se levanta
es la estela de un dios que nadie canta.
Cada surco de cal, cada amargura
es el muro sin luz de mi locura.
Cada rosa de vidrio, cada llama
es la voz de un temblor que me reclama.
Cada playa sin mar, cada desnudo
es el campo de sol que nunca eludo.
Cada sangre que sé, cada manzana
es la senda, del mundo, más lejana.
Cada verso que escribo, cada canto
es tan solo un conjuro; solo tanto.
Juan Eduardo Cirlot
Tránsito
Como la música del tiempo
suena tu paso próximo. Resbala
tu sombra cual los días en fluyente
transitar por mis surcos, como un agua.
Flotamos en el tiempo, en el continuo
ir del río. Nos lleva. Nos desgasta
lentamente. Nos suena honda en el pecho
la rota frialdad de su cascada.
Fuimos de abril. Teníamos
una luz inefable, como un ala.
Flor o pájaro o nombre
del amor, en el sueño y en la rama.
Fuimos también de mayo. Dulcemente
el mirar como un fruto se doraba
de presagios. Madura y entreabierta
la fresca pulpa en que el besar se abrasa.
El estío nos hizo arena ardiente,
carne encendida de besada playa
donde blancos caballos como espuma
por la sangre de agosto se avalanzan.
Como cuerpos de otoño nos amamos
bajo la luz dulcísima y dorada
y sentimos el cobre de noviembre
de hermosura sonar en nuestras almas.
Cuánto diciembre acude, cuánto enero
cerca del amor, la vida, la esperanza.
Por la nieve tus pasos cómo suenan
a rosas deshojadas.
Somos de tiempo, Soledad y tiempo
nos vuelven sombra y nada.
Como la música del tiempo
suena tu paso próximo. Resbala
tu sombra cual los días en fluyente
transitar por mis surcos, como un agua.
Flotamos en el tiempo, en el continuo
ir del río. Nos lleva. Nos desgasta
lentamente. Nos suena honda en el pecho
la rota frialdad de su cascada.
Fuimos de abril. Teníamos
una luz inefable, como un ala.
Flor o pájaro o nombre
del amor, en el sueño y en la rama.
Fuimos también de mayo. Dulcemente
el mirar como un fruto se doraba
de presagios. Madura y entreabierta
la fresca pulpa en que el besar se abrasa.
El estío nos hizo arena ardiente,
carne encendida de besada playa
donde blancos caballos como espuma
por la sangre de agosto se avalanzan.
Como cuerpos de otoño nos amamos
bajo la luz dulcísima y dorada
y sentimos el cobre de noviembre
de hermosura sonar en nuestras almas.
Cuánto diciembre acude, cuánto enero
cerca del amor, la vida, la esperanza.
Por la nieve tus pasos cómo suenan
a rosas deshojadas.
Somos de tiempo, Soledad y tiempo
nos vuelven sombra y nada.
Leopoldo de Luis
Estival Ii
Leilah: de tu esplendor rezuma un vino
que es en mis venas sosegado fuego
y arrobada embriaguez cuando te aspiro.
Leilah: con el estío de tu risa
se madura la mies de los deseos
para soñar tu cándida vendimia.
Leilah: cruzando mares de silencio
sobre la playa de tu voz marina
suspiran caracolas de desvelo.
Leilah, tus manos son la tibia rada
donde mecen -veleros despojados-
la ternura y el sueño su nostalgia.
Leilah: de tu esplendor rezuma un vino
que es en mis venas sosegado fuego
y arrobada embriaguez cuando te aspiro.
Leilah: con el estío de tu risa
se madura la mies de los deseos
para soñar tu cándida vendimia.
Leilah: cruzando mares de silencio
sobre la playa de tu voz marina
suspiran caracolas de desvelo.
Leilah, tus manos son la tibia rada
donde mecen -veleros despojados-
la ternura y el sueño su nostalgia.
Carlos López Narváez
de Pronto En Una Playa Interminable
Toco en la oscuridad las cerraduras.
¿Cómo llegué hasta aquí?
Es una extraña casa
que rodean tinieblas, y me llaman.
¿Quién eres tú, la que me canta?
Recuerdo ahora el mar. ¡El mar! Si yo pudiera
volver al mar a aquella playa
donde llovía siempre. Allá arriba las verdes colinas
y más allá la tierra escarlata, y la Gran Cordillera
que vigila volcanes, el viento que sopla desde allí,
y el cielo de cristal.
Nadie en las dunas.
La lluvia ahuyenta
y me deja solo en esta playa de pronto interminable.
Como el mar es la casa, como la lluvia sus muros.
Siento mis pasos: ya están aquí, y abro la puerta.
¿Cómo cruzar el fuego que arde entre tus pasos y los míos?
¿Quién me trajo a estos muros que se encienden y se apagan?
Y entro en otros cuartos que se abren a otros cuartos,
y el silencio es un cíngulo dormido en los dinteles.
La imperceptible niebla empapa las recámaras,
pisa los zócalos, roza ventanas, hunde los lechos.
Mis pasos se adelantan al llegar a la sala, al llegar a la mesa,
al llegar al libro abierto de polvo,
al libro y a la mesa que nadie ha tocado en mil años,
y nadie vendrá.
Pero ahora la niebla
toca con su frente los umbrales.
Ya no hay nadie en la casa. (Si hubiera alguien,
¿a quién amar ahora?). Toco la mesa
y la mesa se ilumina.
Toco las cerraduras
y las cerraduras se abren.
Toco en la oscuridad los muros,
y los muros se apartan,
y escucho en el silencio de la sangre el río que me habla
sobre esta oscuridad.
Toco en la oscuridad las cerraduras.
¿Cómo llegué hasta aquí?
Es una extraña casa
que rodean tinieblas, y me llaman.
¿Quién eres tú, la que me canta?
Recuerdo ahora el mar. ¡El mar! Si yo pudiera
volver al mar a aquella playa
donde llovía siempre. Allá arriba las verdes colinas
y más allá la tierra escarlata, y la Gran Cordillera
que vigila volcanes, el viento que sopla desde allí,
y el cielo de cristal.
Nadie en las dunas.
La lluvia ahuyenta
y me deja solo en esta playa de pronto interminable.
Como el mar es la casa, como la lluvia sus muros.
Siento mis pasos: ya están aquí, y abro la puerta.
¿Cómo cruzar el fuego que arde entre tus pasos y los míos?
¿Quién me trajo a estos muros que se encienden y se apagan?
Y entro en otros cuartos que se abren a otros cuartos,
y el silencio es un cíngulo dormido en los dinteles.
La imperceptible niebla empapa las recámaras,
pisa los zócalos, roza ventanas, hunde los lechos.
Mis pasos se adelantan al llegar a la sala, al llegar a la mesa,
al llegar al libro abierto de polvo,
al libro y a la mesa que nadie ha tocado en mil años,
y nadie vendrá.
Pero ahora la niebla
toca con su frente los umbrales.
Ya no hay nadie en la casa. (Si hubiera alguien,
¿a quién amar ahora?). Toco la mesa
y la mesa se ilumina.
Toco las cerraduras
y las cerraduras se abren.
Toco en la oscuridad los muros,
y los muros se apartan,
y escucho en el silencio de la sangre el río que me habla
sobre esta oscuridad.
Miguel Arteche
Galán
Aquí está ya el amor.
La luna crece en el espacio virgen.
Desnudo, el desvelado hacia la aurora siente
resbalar por su cuerpo un agua de sonrisas.
Los álamos palpitan de finos corazones
y lento va el cortejo de los enamorados suspirante
en la noche,
deshojando el jazmín de las vihuelas.
Una mano enjoyada de anillos y serpientes
hunde sus uñas sabias de placer en los durmientes núbiles
y fría en su belleza la alta madrugada respira
en las glicinas.
Él piensa:
"Ah, caminar a solas bebiendo tu embeleso
por el vientre sombrío de la playa
donde el mar, a nuestros pies descalzos,
rompe en astros su voz amarga y su desdén.
Un rumor de guitarras perezosas
en los puertos azules donde la palma florecida mece,
ebria, su danza lánguida
nos dirá que el amor es tan solo un sorbo de verano.
Viviremos bajo un dolmen de yedras y de lluvias
en las suaves colinas enrojecidas de frutos
y la dicha fugaz apartará sumisa para vernos
los pámpanos silvestres dorados por el ala de
los abejarucos.
Ah, morir, quiero morir con tu nombre en mis labios."
La noche unge con sus sacros óleos los ojos del amante.
Juglares y doncellas
que ofrecían manzanas de amor entre columnas
duermen bajo una brisa de besos que deshace sus
cabellos floridos
y solo el ruiseñor, el príncipe nocturno,
asciende por las altas graderías de la luna
y en su pluma suave
una rosa de láudano crece esparciendo olvido.
El piensa entre los sueños:
"Quiero morir cantando junto al mar".
Aquí está ya el amor.
La luna crece en el espacio virgen.
Desnudo, el desvelado hacia la aurora siente
resbalar por su cuerpo un agua de sonrisas.
Los álamos palpitan de finos corazones
y lento va el cortejo de los enamorados suspirante
en la noche,
deshojando el jazmín de las vihuelas.
Una mano enjoyada de anillos y serpientes
hunde sus uñas sabias de placer en los durmientes núbiles
y fría en su belleza la alta madrugada respira
en las glicinas.
Él piensa:
"Ah, caminar a solas bebiendo tu embeleso
por el vientre sombrío de la playa
donde el mar, a nuestros pies descalzos,
rompe en astros su voz amarga y su desdén.
Un rumor de guitarras perezosas
en los puertos azules donde la palma florecida mece,
ebria, su danza lánguida
nos dirá que el amor es tan solo un sorbo de verano.
Viviremos bajo un dolmen de yedras y de lluvias
en las suaves colinas enrojecidas de frutos
y la dicha fugaz apartará sumisa para vernos
los pámpanos silvestres dorados por el ala de
los abejarucos.
Ah, morir, quiero morir con tu nombre en mis labios."
La noche unge con sus sacros óleos los ojos del amante.
Juglares y doncellas
que ofrecían manzanas de amor entre columnas
duermen bajo una brisa de besos que deshace sus
cabellos floridos
y solo el ruiseñor, el príncipe nocturno,
asciende por las altas graderías de la luna
y en su pluma suave
una rosa de láudano crece esparciendo olvido.
El piensa entre los sueños:
"Quiero morir cantando junto al mar".
Pablo GarcÃa Baena
Depart
La barca se alejaba
Sobre las olas cóncavas
De qué garganta sin plumas
brotaban las canciones
Una nube de humo y un pañuelo
Se batían al viento
Las flores del solsticio
Florecen al vacío
Y en vano hemos llorado
sin poder recogerlas
El último verso nunca será cantado
Levantando un niño al viento
Una mujer decía adiós desde la playa
Todas las golondrinas se rompieron las alas.
La barca se alejaba
Sobre las olas cóncavas
De qué garganta sin plumas
brotaban las canciones
Una nube de humo y un pañuelo
Se batían al viento
Las flores del solsticio
Florecen al vacío
Y en vano hemos llorado
sin poder recogerlas
El último verso nunca será cantado
Levantando un niño al viento
Una mujer decía adiós desde la playa
Todas las golondrinas se rompieron las alas.
Vicente Huidobro
Deslumbramientos Sombríos
Esta mañana, el helado y marchito sol de enero hizo estragos
en mis ojos.
Por él, vi con más intensidad a esa gitanilla en manga corta
que pedía junto al metro,
tuve plena consciencia de lo arduo de nuestro amor,
me horroricé al contemplar los ametralladores grabados de Goya,
y salí de nuevo a la calle con las manos encogidas de angustia
sin saber
-pálida prisionera de los subterráneos-
si me bajaba en Velásquez o en Lista.
Y subí las escaleras de dos en dos para encontrar a la muerte
cómodamente recostada en mi gélido cuarto.
(La playa del olvido, 1984)
Esta mañana, el helado y marchito sol de enero hizo estragos
en mis ojos.
Por él, vi con más intensidad a esa gitanilla en manga corta
que pedía junto al metro,
tuve plena consciencia de lo arduo de nuestro amor,
me horroricé al contemplar los ametralladores grabados de Goya,
y salí de nuevo a la calle con las manos encogidas de angustia
sin saber
-pálida prisionera de los subterráneos-
si me bajaba en Velásquez o en Lista.
Y subí las escaleras de dos en dos para encontrar a la muerte
cómodamente recostada en mi gélido cuarto.
(La playa del olvido, 1984)
Almudena Guzmán
El Bote Viejo
Bajo brillante niebla,
de saladas actinias cubierto,
amaneció en la playa,
un bote viejo.
Con arena, se mira
la banda de sus bateleros,
y en la quilla verdosos
calafateos.
Bote triste, yacente,
por los moluscos horadado;
ha venido de ignotos
muelles amargos.
Apareció en la bruma
y en la armonía de la aurora;
trajo de los rompientes
doradas conchas.
A sus bancos remeros,
a sus amarillentas sogas,
vienen los cormoranes
y las gaviotas.
Los pintorescos niños,
cuando dormita la marea
lo llenan de cordajes
y de banderas.
Los novios, en la tarde,
en su alta quilla se recuestan;
y a los vientos marinos,
de amor se besan.
Mas el bote ruinoso
de las arenas del estuario,
ansía los distantes
muelles dorados.
Y en la profunda noche,
en fino tumbo abrillantado,
partió el bote muriente
a los puertos lejanos.
Bajo brillante niebla,
de saladas actinias cubierto,
amaneció en la playa,
un bote viejo.
Con arena, se mira
la banda de sus bateleros,
y en la quilla verdosos
calafateos.
Bote triste, yacente,
por los moluscos horadado;
ha venido de ignotos
muelles amargos.
Apareció en la bruma
y en la armonía de la aurora;
trajo de los rompientes
doradas conchas.
A sus bancos remeros,
a sus amarillentas sogas,
vienen los cormoranes
y las gaviotas.
Los pintorescos niños,
cuando dormita la marea
lo llenan de cordajes
y de banderas.
Los novios, en la tarde,
en su alta quilla se recuestan;
y a los vientos marinos,
de amor se besan.
Mas el bote ruinoso
de las arenas del estuario,
ansía los distantes
muelles dorados.
Y en la profunda noche,
en fino tumbo abrillantado,
partió el bote muriente
a los puertos lejanos.
José MarÃa Eguren
Niño Hermoso
Niño hermoso, qué tienes en las manos. Que rico
presente, voz silbante
de junco, das.
Mi puma más inocente, arroyo
de arrogancia, divino bien.
A qué callar. Te amo.
Dispones de la llave
del corazón. En esta tarde roja que hierve
cuando miras. Si muerdes la gran manzana en flor
que va cantando bajo tu bozo. Mientras músicas
arden en cada sílaba precoz. Como gacelas
nerviosas, ya atraídas al bosque de tu labio
virginal.
Niño hermoso que fuiste, excelso pájaro,
un trino en el jardín. Ramo de mirto. Brazo
de luna entre lo oscuro.
Quién, mirado, enamora
como tú. Qué así vive sobre el alma, conforma
esferas de ilusión, deja su nombre en sábanas
de hierba, pulsa la miel.
Oh, hijo mío, regato
de mis fuentes. Seguro yo. Gran copia. Caricia
de mi espejo.
Te amo, oh, sí, te amo. No llegue
rubor a mis mejillas al confesar que tuve
tu cáliz, tu amapola
finísima. El murmullo de tu lengua de mar
entre la playa. El mismo yo naciendo. La gloria
difícil de tus años, tu carne atroz.
Bien mío,
recuerdo sólo, hoy humo flotando en la ciudad.
Qué trajo aquí tu estatua de doncel.
Oh, criatura
color de pan. Milagro de piel espesa y grata.
Caballo torpe. Mozo
mollar. Tigre feliz. Arte menor. Hermoso
joven. Luz en la niebla
de la memoria.
Y beso, vez repetida, aquella
superficie. El vaso de licor. -Ah memento,
así arañado-. Rama
que fui. Narciso mío, reflejado en el lago
de la niñez y el Sur. Libro mortal de ejemplos.
Niño hermoso, qué tienes en las manos. Que rico
presente, voz silbante
de junco, das.
Mi puma más inocente, arroyo
de arrogancia, divino bien.
A qué callar. Te amo.
Dispones de la llave
del corazón. En esta tarde roja que hierve
cuando miras. Si muerdes la gran manzana en flor
que va cantando bajo tu bozo. Mientras músicas
arden en cada sílaba precoz. Como gacelas
nerviosas, ya atraídas al bosque de tu labio
virginal.
Niño hermoso que fuiste, excelso pájaro,
un trino en el jardín. Ramo de mirto. Brazo
de luna entre lo oscuro.
Quién, mirado, enamora
como tú. Qué así vive sobre el alma, conforma
esferas de ilusión, deja su nombre en sábanas
de hierba, pulsa la miel.
Oh, hijo mío, regato
de mis fuentes. Seguro yo. Gran copia. Caricia
de mi espejo.
Te amo, oh, sí, te amo. No llegue
rubor a mis mejillas al confesar que tuve
tu cáliz, tu amapola
finísima. El murmullo de tu lengua de mar
entre la playa. El mismo yo naciendo. La gloria
difícil de tus años, tu carne atroz.
Bien mío,
recuerdo sólo, hoy humo flotando en la ciudad.
Qué trajo aquí tu estatua de doncel.
Oh, criatura
color de pan. Milagro de piel espesa y grata.
Caballo torpe. Mozo
mollar. Tigre feliz. Arte menor. Hermoso
joven. Luz en la niebla
de la memoria.
Y beso, vez repetida, aquella
superficie. El vaso de licor. -Ah memento,
así arañado-. Rama
que fui. Narciso mío, reflejado en el lago
de la niñez y el Sur. Libro mortal de ejemplos.
Ãngel GarcÃa López
Saeta que voladora
cruza, arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde al polvo volverá;
gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa, y se ignora
qué playa buscando va;
luz que en cercos temblorosos
brilla, próxima a expirar,
y que no se sabe de ellos
cuál el último será;
eso soy yo, que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.
cruza, arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde al polvo volverá;
gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa, y se ignora
qué playa buscando va;
luz que en cercos temblorosos
brilla, próxima a expirar,
y que no se sabe de ellos
cuál el último será;
eso soy yo, que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.
Gustavo Adolfo Becquer
Espuma
Espuma resplandeciente
con frescura y con color,
playa llena de espumas,
de dulzura y desamor.
Espuma blanca y radiante,
tu música rompes las olas,
playa llena de espumas
en una danza con olas.
Espuma resplandeciente,
la arena guarda tus huellas,
mientras las olas se alejan,
brillando como un diamante.
Espuma resplandeciente
con frescura y con color,
playa llena de espumas,
de dulzura y desamor.
Espuma blanca y radiante,
tu música rompes las olas,
playa llena de espumas
en una danza con olas.
Espuma resplandeciente,
la arena guarda tus huellas,
mientras las olas se alejan,
brillando como un diamante.
Rodolfo Alfonso
La arena
Ardiente playa arenosa,
que bajo los rayos dorados,
donde los cuerpos mojados,
se hunden en la arena.
Niños que rien y van
jugueteando con la arena,
y mirando que se alejan
las gaviotas al volar.
Ardiente playa arenosa,
que bajo los rayos dorados,
donde los cuerpos mojados,
se hunden en la arena.
Niños que rien y van
jugueteando con la arena,
y mirando que se alejan
las gaviotas al volar.
Rodolfo Alfonso
La Órbita Del Agua
Vamos a embarcar, amigos,
para el viaje de la gota del agua.
Es una gota, apenas, como el ojo de un pájaro.
Para nosotros no es sino un punto,
una semilla de luz,
una semilla de agua,
la mitad de lágrimas de una sonrisa,
pero le cabe el cielo
y sería el naufragio de una hormiga.
Vamos a seguir, amigos,
la órbita de la gota de agua:
De la cresta de una ola
salta, con el vapor de la mañana;
sube a la costa de una nube
insular en el cielo, blanca, como una playa;
viaja hacia el Occidente,
llueve en el pico de una montaña,
abrillanta las hojas,
esmalta los retoños,
rueda en una quebrada,
se sazona en el jugo de las frutas caídas,
brinca en las cataratas,
desemboca en el río, va corriendo hacia el Este,
corta en dos la sabana,
hace piruetas en los remolinos
y en los anchos remansos se dilata
como la pupila de un gato,
sigue hacia el Este en la marea baja,
llega al mar, a la cresta de su ola
y hemos llegado, amigos... Volveremos mañana.
Vamos a embarcar, amigos,
para el viaje de la gota del agua.
Es una gota, apenas, como el ojo de un pájaro.
Para nosotros no es sino un punto,
una semilla de luz,
una semilla de agua,
la mitad de lágrimas de una sonrisa,
pero le cabe el cielo
y sería el naufragio de una hormiga.
Vamos a seguir, amigos,
la órbita de la gota de agua:
De la cresta de una ola
salta, con el vapor de la mañana;
sube a la costa de una nube
insular en el cielo, blanca, como una playa;
viaja hacia el Occidente,
llueve en el pico de una montaña,
abrillanta las hojas,
esmalta los retoños,
rueda en una quebrada,
se sazona en el jugo de las frutas caídas,
brinca en las cataratas,
desemboca en el río, va corriendo hacia el Este,
corta en dos la sabana,
hace piruetas en los remolinos
y en los anchos remansos se dilata
como la pupila de un gato,
sigue hacia el Este en la marea baja,
llega al mar, a la cresta de su ola
y hemos llegado, amigos... Volveremos mañana.
Andrés Eloy Blanco
Canción Serena
Un día puro, alegre, libre quiero.
Fray Luis de León
No me dejéis así:
Sorbido por la tierra
hondísima y vibrante como el clamor penúltimo;
con este olor maduro de soles y horizontes
abriéndome en el pecho un surco luminoso.
No es que el cuerpo me suene a cristal derramado
ni que diez corazones me alanceen las yemas,
ni que cielos redondos agolpen sus rebaños
a mis ojos mastines, ladradores de cimas.
Es que un mar fugitivo rinde velas y senos
y pétalos y espumas en la gozosa playa
donde el rumor se atreve a mancillar la sombra.
¡Y se me ciegan labios y gritos y pupilas!
Es que siento que el aire es de carne dulcísima
y la luz solo luz. Que el contorno me huye
a bandadas blanquísimas de palomas y lirios
y me abandonan manos y dientes y melenas.
¡No! ¡No me dejéis así! Moriría desnudo
sin sentirme morir.
Y mi pobre vestido, con su sangre caliente,
se hundiría, esperando mi imposible retorno.
Un día puro, alegre, libre quiero.
Fray Luis de León
No me dejéis así:
Sorbido por la tierra
hondísima y vibrante como el clamor penúltimo;
con este olor maduro de soles y horizontes
abriéndome en el pecho un surco luminoso.
No es que el cuerpo me suene a cristal derramado
ni que diez corazones me alanceen las yemas,
ni que cielos redondos agolpen sus rebaños
a mis ojos mastines, ladradores de cimas.
Es que un mar fugitivo rinde velas y senos
y pétalos y espumas en la gozosa playa
donde el rumor se atreve a mancillar la sombra.
¡Y se me ciegan labios y gritos y pupilas!
Es que siento que el aire es de carne dulcísima
y la luz solo luz. Que el contorno me huye
a bandadas blanquísimas de palomas y lirios
y me abandonan manos y dientes y melenas.
¡No! ¡No me dejéis así! Moriría desnudo
sin sentirme morir.
Y mi pobre vestido, con su sangre caliente,
se hundiría, esperando mi imposible retorno.
Victoriano Crémer
Argent Vivo
¡Qué vida más tranquila parece llevar mi familia!
-pensó Gregorio
Franz Kafka
La voluntad y los apetitos... ah!
Edmund Burke
¿Lo recuerdas? Tuvimos
la Luna en la palma de la mano.
Nunca otra vez la música
de aquel tambalillo de la playa
volverá a hacernos bailar,
ni, sin que nosotros lo escuchemos,
a crujir el mundo volverá.
Volverá tu marido, no es mal tipo,
en su jardín tu aburrimiento a colgar,
y el calorcillo que alumbra entre tus muslos
¿a quién llamará?
Quizá otros brazos y otros besos
profundamente sentirás,
y tu marido y yo quizá acabemos
bebiendo solitarios en un bar,
haciéndonos amigos; como es lógico
evocarte nos unirá.
Pero recuerda, como yo te he leído a Scott Fitzgerald
nadie te lo leerá.
¡Qué vida más tranquila parece llevar mi familia!
-pensó Gregorio
Franz Kafka
La voluntad y los apetitos... ah!
Edmund Burke
¿Lo recuerdas? Tuvimos
la Luna en la palma de la mano.
Nunca otra vez la música
de aquel tambalillo de la playa
volverá a hacernos bailar,
ni, sin que nosotros lo escuchemos,
a crujir el mundo volverá.
Volverá tu marido, no es mal tipo,
en su jardín tu aburrimiento a colgar,
y el calorcillo que alumbra entre tus muslos
¿a quién llamará?
Quizá otros brazos y otros besos
profundamente sentirás,
y tu marido y yo quizá acabemos
bebiendo solitarios en un bar,
haciéndonos amigos; como es lógico
evocarte nos unirá.
Pero recuerda, como yo te he leído a Scott Fitzgerald
nadie te lo leerá.
José MarÃa Ãlvarez
Poema Sin Nombre
He de amoldarme a ti como el río a su cauce,
como el mar a su playa, como la espada a su vaina.
He de correr en ti,
he de cantar en ti,
he de guardarme en ti ya para siempre.
Fuera de ti ha de sobrarme el mundo
como le sobra al río el aire, al mar la tierra,
a la espada la mesa del convite.
Dentro de ti no ha de faltarme
blandura de limo para mi corriente,
perfil de viento para mis olas,
ceñidura y reposo para mi acero.
Dentro de ti está todo; fuera de ti no hay nada.
Todo lo que eres tú está en su puesto;
todo lo que no seas tú me ha de ser vano.
En ti quepo, estoy hecha a tu medida;
pero si fuera en mí donde algo falta, me crezco...
Si fuera en mí donde algo sobra, lo corto.
He de amoldarme a ti como el río a su cauce,
como el mar a su playa, como la espada a su vaina.
He de correr en ti,
he de cantar en ti,
he de guardarme en ti ya para siempre.
Fuera de ti ha de sobrarme el mundo
como le sobra al río el aire, al mar la tierra,
a la espada la mesa del convite.
Dentro de ti no ha de faltarme
blandura de limo para mi corriente,
perfil de viento para mis olas,
ceñidura y reposo para mi acero.
Dentro de ti está todo; fuera de ti no hay nada.
Todo lo que eres tú está en su puesto;
todo lo que no seas tú me ha de ser vano.
En ti quepo, estoy hecha a tu medida;
pero si fuera en mí donde algo falta, me crezco...
Si fuera en mí donde algo sobra, lo corto.
Dulce MarÃa Loynaz
Almuñecar
Durante un anochecer en esta playa te amé tanto
que una respiración
para los dos bastaba.
Suspendieron el mar, para mirarnos,
su armonioso escalofrío,
y su unánime vuelo de gaviotas.
Se divertía el agua, sonrosada,
como si fuera a amanecer,
y se posó el silencio sobre el aire
lo mismo que un jilguero en una rama.
No existía para el amor
futuro ni pretérito:
todo era eterno instante....
Y de repente, sobre tus hombros
observé, mientras te besaba,
que nos veían ojos codiciosos.
No supe si eran de los viejos fenicios
o quizá de la noche...
No tardó en quedar claro
dónde va el ruiseñor cuando mayo termina.
La muerte que los devoró a ellos,
sigilosa nos acechaba.
Nuestro amor, como el de ellos, fue vencido.
Pero yo te amo todavía.
Durante un anochecer en esta playa te amé tanto
que una respiración
para los dos bastaba.
Suspendieron el mar, para mirarnos,
su armonioso escalofrío,
y su unánime vuelo de gaviotas.
Se divertía el agua, sonrosada,
como si fuera a amanecer,
y se posó el silencio sobre el aire
lo mismo que un jilguero en una rama.
No existía para el amor
futuro ni pretérito:
todo era eterno instante....
Y de repente, sobre tus hombros
observé, mientras te besaba,
que nos veían ojos codiciosos.
No supe si eran de los viejos fenicios
o quizá de la noche...
No tardó en quedar claro
dónde va el ruiseñor cuando mayo termina.
La muerte que los devoró a ellos,
sigilosa nos acechaba.
Nuestro amor, como el de ellos, fue vencido.
Pero yo te amo todavía.
Antonio Gala
A la luz de la Luna
Era tarde. La fiesta se estaba acabando y la gente empezaba a irse. Todo había quedado muy desordenado, así que comencé a recoger las cosas que había tiradas por el suelo. Cuando quise darme cuenta nos habíamos quedado solos, él y yo. Me miraba desde la terraza de aquel espectacular ático, cuyas vistas a la playa parecían de película, y desde donde, en aquel momento, se divisaba la Luna, grande y brillante. Me acerqué hasta donde estaba él. Hacía mucho tiempo que no estábamos a solas y me sentía intranquila. Tiempo atrás había decidido olvidar lo que sentía por aquel chico, pero en aquel momento no podía más que recordar aquella noche, hacía ahora un año, en la que me robó el corazón para siempre. Se me acercó, estábamos muy cerca el uno del otro. Me acarició la cara con aquella ternura que lo caracterizaba. El corazón me latía muy deprisa y todos los sentimientos que yo había enterrado comenzaron a resurgir. Su cara estaba muy cerca de la mía, demasiado. Podía sentir su respiración en mi rostro, y, poco a poco, sus labios besaron los míos como nunca antes lo habían hecho. Con pasión, pero con ternura, como si saborearan cada milímetro de mi boca. Yo me hundí, hipnotizada, en aquel beso, aquello con lo que había soñado durante meses estaba pasando. En aquel momento me susurró al oído unas palabras que jamás podré olvidar: “eres lo único que necesito en esta vida, “te quiero”.
Era tarde. La fiesta se estaba acabando y la gente empezaba a irse. Todo había quedado muy desordenado, así que comencé a recoger las cosas que había tiradas por el suelo. Cuando quise darme cuenta nos habíamos quedado solos, él y yo. Me miraba desde la terraza de aquel espectacular ático, cuyas vistas a la playa parecían de película, y desde donde, en aquel momento, se divisaba la Luna, grande y brillante. Me acerqué hasta donde estaba él. Hacía mucho tiempo que no estábamos a solas y me sentía intranquila. Tiempo atrás había decidido olvidar lo que sentía por aquel chico, pero en aquel momento no podía más que recordar aquella noche, hacía ahora un año, en la que me robó el corazón para siempre. Se me acercó, estábamos muy cerca el uno del otro. Me acarició la cara con aquella ternura que lo caracterizaba. El corazón me latía muy deprisa y todos los sentimientos que yo había enterrado comenzaron a resurgir. Su cara estaba muy cerca de la mía, demasiado. Podía sentir su respiración en mi rostro, y, poco a poco, sus labios besaron los míos como nunca antes lo habían hecho. Con pasión, pero con ternura, como si saborearan cada milímetro de mi boca. Yo me hundí, hipnotizada, en aquel beso, aquello con lo que había soñado durante meses estaba pasando. En aquel momento me susurró al oído unas palabras que jamás podré olvidar: “eres lo único que necesito en esta vida, “te quiero”.
cristina murcia
En la solitaria playa un velero surca el mar azúl
cuando el sol se acuesta la música se calla.
La pendiente de la vida nos conduce al fin.
Renunciar es fácil lo difícil es seguir.
Ríe la cascada y el bosque despiert
cuando el sol se acuesta la música se calla.
La pendiente de la vida nos conduce al fin.
Renunciar es fácil lo difícil es seguir.
Ríe la cascada y el bosque despiert
iines rivera
VUELVE EL TABACO DE CONTRABANDO
Si ya me parecía a mí que no todo podía ser malas noticias, que si sube la luz, que si el butano, que si la gasolina, que si la precampaña y a aguantar a estos paisas de medio pelo y muchas pelas, que… y en medio de estas tristezas económicas y sociales, que ya estaba yo así como apenado, tirando a lánguido, como ovejilla prematadero… de repente algo maravilloso, pero maravilloso: ¡¡¡ Vuelve el tabaco de contrabando !!!, ¡¡¡ sí, el de siempre, el auténtico, el americano !!! y de forma más rápida, en vez de en barco… ¡¡¡¡ en avión !!!!, joé el día que venga en una carpeta de Windows al escritorio y saques el paquete por la disquetera…
Que guay, poder adentrarte de nuevo en la ilegalidad sin que te pille el radar; alucinante volver a recordar aquellos tiempos subversivos, cuando ibas a un bar y decías: «¿Tiene winston?», y tras unos intensos segundos, mirada frente a mirada, decías: «del otro»; y entonces el camarero/infiltrado, como por arte de magia sacaba el tabaco de debajo de la barra o, como sucedía en un bareto que había en Vigo, te decía: «En la máquina, donde pone ducados, ahí lo tienes».
Dios qué placer defraudar a Hacienda sin que te multen, (porque al fumador no lo sancionan) mientras el ministro habla de economía sumergida (que le importa a él la economía sumergida tanto como a ti cómo funciona un fonendoscopio) y tú echando humillo ilegal al televisor, a su cara, en sus narices… buah, qué gustazo da lo prohibido.
Y es que el tabaco de contrabando siempre ha sido, además de barato, bueno, pero realmente bueno; cómo no iba a ser bueno si era lo que fumaban muchos políticos gallegos hace años cuando en las ruedas de prensa se permitía dar unas caladas, que no saben estos vividores lo que es o no de calidad… joé que si lo saben, tu y yo no, pero ellos… todo lo que sea placer…
Además, qué importará ahora unas cajetillitas que compras así de remanguillé cuando te enteras que el 80% de las empresas más importantes de España que cotizan en el Ibex 35 escaquean sus ingresos sin pagar impuestos colocando los beneficios en paraísos fiscales… nada hombre, nada, que te van a hacer, nada.
¿Es que te van a detener por unos cartoncillos, que además con suerte un día hay un envenenamiento masivo y baja el paro?, ¿acaso se va a crear una coalición internacional made in Gadafi para lanzar un misil tierra-aire mesilla de noche-cenicero para fastidiarte el pitillito?, ¿van a detener a los colegas/contrabandistas, que van a tener más ayuda por parte de los fumadores que un testigo protegido?
Venga ya, que aquí no conocemos todos, que presionarán algo por aparentar porque el negocio de todo esto, el auténtico negocio lo manejan los de siempre, no el del bar o el del chiringuito de la playa, ultramarinos Marimar… Esto del tabaco es un detallito, que a estos lo que les va es el petróleo, ese es el punto, destruir países, naciones y nociones y si pudieran civilizaciones, con tal de que no se toquen los paraísos fiscales, sus paraísos… bueno hombre, van a discutir ahora por unos cigarrillitos, mientras tengan su dinerillo, también de contrabando, a buen recaudo… Ellos los euros, nosotros el winston ¿no?. La verdad que a veces hay noticias que levantan el ánimo, pero mucho mucho.
Si ya me parecía a mí que no todo podía ser malas noticias, que si sube la luz, que si el butano, que si la gasolina, que si la precampaña y a aguantar a estos paisas de medio pelo y muchas pelas, que… y en medio de estas tristezas económicas y sociales, que ya estaba yo así como apenado, tirando a lánguido, como ovejilla prematadero… de repente algo maravilloso, pero maravilloso: ¡¡¡ Vuelve el tabaco de contrabando !!!, ¡¡¡ sí, el de siempre, el auténtico, el americano !!! y de forma más rápida, en vez de en barco… ¡¡¡¡ en avión !!!!, joé el día que venga en una carpeta de Windows al escritorio y saques el paquete por la disquetera…
Que guay, poder adentrarte de nuevo en la ilegalidad sin que te pille el radar; alucinante volver a recordar aquellos tiempos subversivos, cuando ibas a un bar y decías: «¿Tiene winston?», y tras unos intensos segundos, mirada frente a mirada, decías: «del otro»; y entonces el camarero/infiltrado, como por arte de magia sacaba el tabaco de debajo de la barra o, como sucedía en un bareto que había en Vigo, te decía: «En la máquina, donde pone ducados, ahí lo tienes».
Dios qué placer defraudar a Hacienda sin que te multen, (porque al fumador no lo sancionan) mientras el ministro habla de economía sumergida (que le importa a él la economía sumergida tanto como a ti cómo funciona un fonendoscopio) y tú echando humillo ilegal al televisor, a su cara, en sus narices… buah, qué gustazo da lo prohibido.
Y es que el tabaco de contrabando siempre ha sido, además de barato, bueno, pero realmente bueno; cómo no iba a ser bueno si era lo que fumaban muchos políticos gallegos hace años cuando en las ruedas de prensa se permitía dar unas caladas, que no saben estos vividores lo que es o no de calidad… joé que si lo saben, tu y yo no, pero ellos… todo lo que sea placer…
Además, qué importará ahora unas cajetillitas que compras así de remanguillé cuando te enteras que el 80% de las empresas más importantes de España que cotizan en el Ibex 35 escaquean sus ingresos sin pagar impuestos colocando los beneficios en paraísos fiscales… nada hombre, nada, que te van a hacer, nada.
¿Es que te van a detener por unos cartoncillos, que además con suerte un día hay un envenenamiento masivo y baja el paro?, ¿acaso se va a crear una coalición internacional made in Gadafi para lanzar un misil tierra-aire mesilla de noche-cenicero para fastidiarte el pitillito?, ¿van a detener a los colegas/contrabandistas, que van a tener más ayuda por parte de los fumadores que un testigo protegido?
Venga ya, que aquí no conocemos todos, que presionarán algo por aparentar porque el negocio de todo esto, el auténtico negocio lo manejan los de siempre, no el del bar o el del chiringuito de la playa, ultramarinos Marimar… Esto del tabaco es un detallito, que a estos lo que les va es el petróleo, ese es el punto, destruir países, naciones y nociones y si pudieran civilizaciones, con tal de que no se toquen los paraísos fiscales, sus paraísos… bueno hombre, van a discutir ahora por unos cigarrillitos, mientras tengan su dinerillo, también de contrabando, a buen recaudo… Ellos los euros, nosotros el winston ¿no?. La verdad que a veces hay noticias que levantan el ánimo, pero mucho mucho.
Manuel Guisande
Y el alchol recorre mi cuerpo
dejandome poco a poco sin pensamiento
corriendo el tiempo
y yo esperando sentada tu llegada
yo tratando de no ser yo
sabiendo que lo mejor esta a mi alrededor
sabiendo q todo sera mejor
si tan solo tuviera un trago mas de alcohol
quiero envenenar mi alma
surgiendo lo que mas odio
y lo que mas aman
soñando sin esperar nada
tirada en un cuarto vacio
y con las luces apagadas
es el trauma de mi infacia
es que sigo esperando tu llegada
y es que me hace daño tu mirada
me lastima tu salida de mi vida
siempre seguido de una entrada
y solo para despedirte siempre como amiga
como si no había pasado nada
que no entiendes el daño que me haces?
que no vez lo que me dañas
si eso es lo que pobocas
que deje mi vida a un lado
y vea mi vida atravez de un vaSO
colmado de alcohol
y con lagriams que empañan mi mirada
como mentirte te extraño
como no recordar tus besos
si todavia escucho la playa
si todavia siento la arena envenenado mi garganta
y siento la sal de tus labios
si aun te siento en mi interior
si aun te amo
dejandome poco a poco sin pensamiento
corriendo el tiempo
y yo esperando sentada tu llegada
yo tratando de no ser yo
sabiendo que lo mejor esta a mi alrededor
sabiendo q todo sera mejor
si tan solo tuviera un trago mas de alcohol
quiero envenenar mi alma
surgiendo lo que mas odio
y lo que mas aman
soñando sin esperar nada
tirada en un cuarto vacio
y con las luces apagadas
es el trauma de mi infacia
es que sigo esperando tu llegada
y es que me hace daño tu mirada
me lastima tu salida de mi vida
siempre seguido de una entrada
y solo para despedirte siempre como amiga
como si no había pasado nada
que no entiendes el daño que me haces?
que no vez lo que me dañas
si eso es lo que pobocas
que deje mi vida a un lado
y vea mi vida atravez de un vaSO
colmado de alcohol
y con lagriams que empañan mi mirada
como mentirte te extraño
como no recordar tus besos
si todavia escucho la playa
si todavia siento la arena envenenado mi garganta
y siento la sal de tus labios
si aun te siento en mi interior
si aun te amo
fyaal
Los gansos silvestres avanzan gradualmente a la playa. El hijo más joven tiene problemas, y se murmura de él. No hay error. Aproximarse a la playa significa dejar atrás el peligro del mar abierto en favor de la seguridad. Al joven lo critican sin razón, ya que sigue el rumbo debido.
I CHING
Estavamos sentados
en la blanca arena
en la playa de
la paradisíaca isla del amor.
Tu tenias mis manos en las tuyas
mientras mi cabeza descansaba
en las nubes de tus pechos
y escuchaba la voz de tu corazon
que me decia:
Tu eres mio, yo soy tuya
De repente perdi la visión
de tus lindos ojos,
tu dulce sonrisa
y el sabor de tus dulces
labios de fresa
Y mira tu pelo negro
volando en las
ondas del viento
diciendome adios
Yo desperte...era solo un sueño de amor.
en la blanca arena
en la playa de
la paradisíaca isla del amor.
Tu tenias mis manos en las tuyas
mientras mi cabeza descansaba
en las nubes de tus pechos
y escuchaba la voz de tu corazon
que me decia:
Tu eres mio, yo soy tuya
De repente perdi la visión
de tus lindos ojos,
tu dulce sonrisa
y el sabor de tus dulces
labios de fresa
Y mira tu pelo negro
volando en las
ondas del viento
diciendome adios
Yo desperte...era solo un sueño de amor.
Omar Rubio
Quedó solo,
sin esperanza de amar,
en un mar silencioso,
como ahogado
varado en una playa.
sin esperanza de amar,
en un mar silencioso,
como ahogado
varado en una playa.
Miguel Visurraga Sosa
Sin esperanza de amar
Quedó solo,
sin esperanza de amar,
en un mar silencioso
como ahogado
que luego en una playa desierta varó.
Quedó solo,
sin esperanza de amar,
en un mar silencioso
como ahogado
que luego en una playa desierta varó.
Miguel Visurraga Sosa
Los rayos de la luna,iluminan este amor,en el silencio de la playa,juntos con besos sin rubor,en acompañamiento del silencio en soledad.
Miguel Visurraga Sosa
UN DIA QUEDAMOS IR A LA PLAYA A LAS7:00 AM PERO YA ERA A LAS 8:30 Y EL NO LLEGABA, ESTABA POR MARCHARME LLEGO SU AMIGO, SE HACERCO Y ME EMPESO HABLAR SABIA QUE ALBO MALO ESTABA PASANDO Y QUE ME HIGA HACER MUCHO DAÑO Y YO LE PREGUNTE QUE ME DIJERA AUNQUE LE COSTARA TRABAJO Y EL ME DIJO CON SIMPLES PALABRAS, MARCHATE DE AQUI EL NO VA A LLEGAR TUVO UN ACCIDENTE Y ACABA DE MORIR.........
ERMELINDA
Y no me equivocaré,y no te dejaré,cuando mañana anclaremos en la playa del amor eterno.
Miguel Visurraga Sosa
AMOR AL ALBA
“Si aquesto no es amor, no sé que sea.”
María de Zayas
Hundirme en tu piel es hundirme en la mar
honda y pura de las limpias auroras.
Oír tu voz, oír tu voz, arrullo de las olas,
es mágico murmullo de ocultas caracolas.
Rompiente de tus besos perderme en tus caricias
y ser como esas dunas que el viento va meciendo
y ser la extensa arena de una playa desierta
donde tú te arrojaras como desde un naufragio
es lo que yo deseo.
AMOR AL ALBA
“Si aquesto no es amor, no sé que sea.”
María de Zayas
Hundirme en tu piel es hundirme en la mar
honda y pura de las limpias auroras.
Oír tu voz, oír tu voz, arrullo de las olas,
es mágico murmullo de ocultas caracolas.
Rompiente de tus besos perderme en tus caricias
y ser como esas dunas que el viento va meciendo
y ser la extensa arena de una playa desierta
donde tú te arrojaras como desde un naufragio
es lo que yo deseo.
Y yo posiblemente,me moriré de vieja,
repitiendo tu nombre como una letanía.
“Si aquesto no es amor, no sé que sea.”
María de Zayas
Hundirme en tu piel es hundirme en la mar
honda y pura de las limpias auroras.
Oír tu voz, oír tu voz, arrullo de las olas,
es mágico murmullo de ocultas caracolas.
Rompiente de tus besos perderme en tus caricias
y ser como esas dunas que el viento va meciendo
y ser la extensa arena de una playa desierta
donde tú te arrojaras como desde un naufragio
es lo que yo deseo.
AMOR AL ALBA
“Si aquesto no es amor, no sé que sea.”
María de Zayas
Hundirme en tu piel es hundirme en la mar
honda y pura de las limpias auroras.
Oír tu voz, oír tu voz, arrullo de las olas,
es mágico murmullo de ocultas caracolas.
Rompiente de tus besos perderme en tus caricias
y ser como esas dunas que el viento va meciendo
y ser la extensa arena de una playa desierta
donde tú te arrojaras como desde un naufragio
es lo que yo deseo.
Y yo posiblemente,me moriré de vieja,
repitiendo tu nombre como una letanía.
Pura López Cortés