Autores

Populares

Recientes

Temáticas


Frases para Facebook

frases de amor

frases romanticas

frases cortas de amor

frases de desamor

te extraño

frases de despedida

poemas de desamor

frases para enamorar

frases tristes

frases de reflexion

frases de agradecimiento

frases lindas

frases de amistad

frases de aliento

frases para pensar

Poema de francisco zarco

Poema de francisco zarco. Encuentra docenas de poema de francisco zarco con fotos para copiar y compartir.


La prensa no solo es el arma mas poderosa contra la tirania y el despotismo, sino el instrumento mas eficaz y mas activo del progreso y de la civilizacion.


Francisco Zarco


´´La Inquietud de mi Mente hace Fluir mis Preocupaciones de Futuro.´´
Francisco


Francisco Comaposada




Los pobres, los pobres, pensé, e inmediatamente me acordé de Francisco de Asís


Papa Francisco


Pensé en las guerras y en que Francisco es el hombre de la paz, además de los pobres, y así me vino el nombre


Papa Francisco


Llévame Contigo

¿No me ves sumergida en el silencio,
y amordazada en soledad y olvido?
Al pasar por la sombra de mi vida,
dame la mano y llévame contigo.

Te esperé tantos años sin saberlo,
perdida dentro de mi laberinto…
ahora que me has abierto la salida,
dame la mano y llévame contigo.

No quiero abrir el libro del pasado,
porque detesto cuanto en él he escrito;
uno en blanco abriré para tu pluma;
dame la mano y llévame contigo.

Llena mis hojas de apretada letra,
yo no quiero escribir, hazlo tú mismo,
enrojeciéndome de sangre y fuego;
dame la mano y llévame contigo.

Dondequiera que vayas, te acompaño,
porque haré tu camino mi camino;
déjame despertar en tus mañanas;
dame la mano y llévame contigo.

No he de mirar atrás, solo adelante;
perdí el pasado, y el futuro es mío;
no te quiero perder; dame la mano,
dame la mano y llévame contigo.


Francisco Alvarez


Soneto Ii

Firme en la majestad y en la armonía
de su maravillosa arquitectura,
cuya seguridad serena y pura
es más fuerte que el tiempo y su porfía,

tu casi celestial topografía
alza la claridad de su estructura,
dando cuerpo de paz y de dulzura
al alma de la eterna poesía.

Y hace que, confundidos y abrazados,
la letra y el espíritu inflamados
unan su voluntad y su poder,

para vivir en el espacio frío
y en el tiempo dramático y sombrío
con la luz y el calor de un solo ser.


Francisco Luis Bernárdez




La Primera Mujer Que Recorrió Mi Cuerpo...

La primera mujer que recorrió mi cuerpo
tenía labios de maga: labios verdes y azules,
con sabor a fruto silvestre,
con señales indescifrables como la miel o el aire.
Muchas veces incendió mis cabellos con siete granos y
siete aguas, con ensalmos que sonaban a campanillas
de barro, con nubes de copal que se mezclaban al embrión
que recorría mi frente coronada por ramos de albahaca.
Toda la noche ardía la pócima bajo mi cama.
Al día siguiente, un niño nacido después de mellizos
la arrojaba al río, de espaldas, para no ver el sitio
donde caía ni el vuelo repentino de los zopilotes.
Entre tanto, mi madre me contaba
lo que Colmillo Blanco no sabía de la nieve
y el recuerdo del mar era un espejismo bajo la sábanas.


Francisco Hernández


En Mis Rodillas

Sentada en mis rodillas y a mi cuello abrazada,
se ha detenido el tiempo, la palabra dormita,
el pensamiento inmóvil no se ocupa de nada,
e ignoran los oídos a quien murmura o grita.

Qué lejanas las sombras que las nubes proyectan,
y las dudas qué absurdas y qué insignificantes,
que aún estando en el fondo del alma, no la infectan,
y aún hiriendo sus teclas no suenan discordantes.

Flota la mente ausente en exótico nirvana,
el sentimiento fluye profundo pero lento,
y en la quietud serena ni el sentido se afana,
ni la ansiedad destruye la magia del momento.

La cabeza en el hombro resuelve los dilemas,
evade los conflictos y el horizonte amplía;
susurraré a tu oído uno de mis poemas,
y te amaré esta noche que es joven todavía.


Francisco Alvarez


Despedida Al Pie de Un Rosal

Si no hay conocimientos en las cenizas
dejémoslas caer en la belleza frágil
de este rosal que tiembla en el otoño.

¿Amar, qué significa, si nada significa?
Huésped del tiempo esquivo, desnudo ya de mí,
retener el raído esplendor de la existencia
que una vez creí mía,
antes que, apresurado,
me ciegue en el reverso de esta luz.
Y aguardar esta espera sin alguna esperanza,
sentir la fe de nada, pues soplé en las cenizas
y nada hay fuera de ellas:
tan solo amar, sin pensamiento alguno,
el declinar pausado del Engaño.

Arde extraña la vida, como si contemplase
en mi extinción la ajena,
y no puedo apartar los ojos de su fuego.

Canta en el aire un pájaro,
el pájaro invisible de mi infancia,
el que entonces cantaba ya sin vida.

Arde una brasa aún al pie de este rosal
y no quema mi mano.
Cuánto olor en el aire, y el aire se lo lleva.


Francisco Brines




Dime que soy un loco y te dare las gracias por acordarte de mi en cambio sino me dices nada estare en un lago de incertidumbre preguntandome si aun me recuerdas (por Francisco cohelo)


Francisco vzz


No hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay.


Francisco de La Rochefoucauld


El Destello

Aunque el cielo no tenga ni una estrella
y en la tierra no quede casi nada,
si un destello fugaz queda de aquella
que fue maravillosa llamarada,

me bastará el fervor con que destella,
a pesar de su luz medio apagada,
para encontrar la suspirada huella
que conduce a la vida suspirada.

Guiado por la luz que inmortaliza,
desandaré mi noche y mi ceniza
por el camino que una vez perdí,

hasta volver a ser, en este mundo
devuelto al corazón en un segundo,
el fuego que soñé, la luz que fui.


Francisco Luis Bernárdez


La Última Costa

Había una barcaza, con personajes torvos,
en la orilla dispuesta. La noche de la tierra,
sepultada.
Y más allá aquel barco, de luces mortecinas,
en donde se apiñaba, con fervor, aunque triste,
un gentío enlutado.
Enfrente, aquella bruma
cerrada bajo un cielo sin firmamento ya.
Y una barca esperando, y otras varadas.

Llegábamos exhaustos, con la carne tirante, algo seca.
Un aire inmóvil, con flecos de humedad,
flotaba en el lugar.
Todo estaba dispuesto.
La niebla, aún más cerrada,
exigía partir. Yo tenía los ojos velados por las lágrimas.
Dispusimos los remos desgastados
y como esclavos, mudos,
empujamos aquellas aguas negras.

Mi madre me miraba, muy fija, desde el barco
en el viaje aquel de todos a la niebla.


Francisco Brines




Quietud

Sentada a media luz en mi rodilla,
y una sonrisa tenue y luminosa
como las alas de una mariposa,
me reclinó en el hombro la mejilla
y abandonóse inmóvil, silenciosa.

Se me quedó dormida entre los brazos,
niña interior, aunque mujer externa,
un tiempo apasionada, luego tierna,
frágil hoy con el alma hecha pedazos,
mañana con impulsos de galerna.

No me quise mover por no alterarla,
y dejé transcurrir el tiempo lento,
con el temor de que hasta el pensamiento
pudiera, al agitarse, despertarla,
destruyendo la magia del momento.

Y así quedó, colgada de mi cuello,
dormida en mí, sin dudas y sin prisa,
y hasta su soplo refrenó la brisa;
y al fin, acariciando su cabello,
hice anidar mi beso en su sonrisa.


Francisco Alvarez


Solo Tenemos Un Beso

Beso indeleble, beso insuficiente,
compendio de inseguras realidades
y perspectivas de fugacidades,
entre ayer y mañana estrecho puente.

A tu vida amarrada, dependiente
de tan inciertas eventualidades,
y víctima de mis perplejidades,
por no hacerme en tu vida permanente.

Hacia ti van mis aguas encauzadas,
con fuerza torrencial, o sosegadas,
pero siempre abocando a lo imposible.

Cómo duele en el alma esta distancia,
cómo me duele ser tu circunstancia,
amor de lejanía, inasequible.


Francisco Alvarez


Alocución Pagana

¿Es que, acaso, estimáis que por creer
en la inmortalidad,
os tendrá que ser dada?
Es obra de la fe, del egoísmo
o la desolación.
Y si existe, no importa no haber creído en ella:
respuestas ignorantes son todas las humanas
si a la muerte interroga.

Seguid con vuestros ritos fastuosos, ofrendas a los dioses,
o grandes monumentos funerarios,
las cálidas plegarias, vuestra esperanza ciega.
O aceptad el vacío que vendrá,
en donde ni siquiera soplará un viento estéril.
Lo que habrá de venir será de todos,
pues no hay merecimiento en el nacer
y nada justifica nuestra muerte.

"Aún no" 1971


Francisco Brines


El Viento

Vino primero tenue y acarició su pelo,
nube de mariposas rozando sus mejillas;
era el beso de un ángel flotando en las orillas
de sus ojos azules con reflejos de cielo.

Y se agitó en ligeros y suaves remolinos
trepando dulce y ágil en torno a su figura,
cubriendo en un abrazo la flor de su cintura,
llevando su perfume por todos los caminos.

Llegó por las esquinas borracho y pendenciero,
y sacudió su blusa con empuje atrevido.
Era intenso y robusto, rebelde y encendido,
y la apretó con fuertes tentáculos de acero.

Se transformó en violento ciclón desesperado,
arrancando la falda con sus múltiples manos,
invadiendo los fondos recónditos y arcanos,
y arrebatando el fuego de su cuerpo azotado.

Gentil soplo de viento crecido sin medida,
tierno beso de amigo transformado en amante,
leve caricia alzada en pasión dominante,
sueños nunca vividos de una ocasión perdida.


Francisco Alvarez


Las Gastadas Palabras de Siempre

Déjame recordarte las gastadas palabras de siempre,
los armarios que encierran la humedad de los puertos
y el sabor a betel que dejas en mis labios
cuando desapareces en el aire.
Déjame tender tu cabello a la sombra
para que la penumbra madure como el día.
Déjame ser una ciudad inmensa, un bote de cerveza
o el fruto desollado ante la espiga.
Déjame recordarte dónde me ahogué de niño
y por qué hace brillar mi sangre la tristeza.
O déjame tirado en la banqueta, cubierto de periódicos,
mientras la nave de los locos zarpa
hacia las islas griegas.


Francisco Hernández


Virginal

Te vi en el vórtice del remolino
de luz, ceñido en torno a tus caderas,
la túnica arrancada por el viento,
sobre fondo de estrellas,
rebaños de centauros
chapoteando en juego en la ribera.
Protegías los senos descubiertos
con ambas manos, y la cabellera
larga, sedosa,
flotaba al aire suelta.
Qué contraste de labios y mirada,
sedientos y sensuales, con la entera
actitud de tu cuerpo,
de virgen indefensa.
Te vi como surgiendo de las olas,
aunque los pies se anclaban en la tierra,
y desaté el deseo en mis entrañas,
y le envié a enroscarse entre tus piernas,
sin advertir que en torno a los tobillos
arqueaba su lomo la pantera.
Y me quedé perdido en mi distancia,
y tú quedaste en permanente ofrenda.


Francisco Alvarez


HOSPITAL

Es lo desconocido,
la pérdida de lo íntimo
y la duda del futuro.
Pero también, poco a poco,
conoces sus ruidos y silencios,
la costumbre de sus horas,
su lado oscuro y luminoso.
Amas a tu enfermera,
encuentras en un compañero
de habitación una historia insólita;
los pasillos parecen calles
y las habitaciones sus casas;
a diario saludas, preguntas,
conoces otras vidas, no eres único.
Y cuando llega la hora de partir
un tiempo entrañable permanece,
alguna emoción te llevas,
y el mismo amor y muerte de las cosas.


De "Asuntos internos" (2006)




PERSPECTIVAS, ESTA LUZ
Alois Alzheimer

Solo es desorden,
abandono de lo vivido,
dejar de nombrar
lo que fue
y tocamos, saber
qué cosas, qué ruido.
No es fácil, sólo
lo percibimos, así.

De "Asuntos internos" (2006)


Francisco Gálvez


A Estas Palabras Menudas...

-A estas palabras menudas se las va a llevar
la trampa, me aseguras.
Y añades en voz baja:
-Ojo con el hoyo hirviente
de las bellas bailarinas tramposas.


Francisco Hernández


Soneto

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.


Francisco Luis Bernárdez


En Ti

Quisiera ser tu propio pensamiento,
la inseparable sombra que te siga
si no ya como amante, como amiga,
en sol, en luna, en luz de apartamento.

Quisiera ser el vaho de tu aliento,
la inquietud afectiva que te intriga,
de tu edificio columnata y viga,
de tus heridas oloroso ungüento.

Tanto quiero ser tuya, hacerte mío,
que dejaré mi espíritu vacío
para que lo satures de tu esencia.

Remolca mi silueta en tu sendero,
sombra adherida a tu vagar ligero,
y absórbeme en tu piel y en tu existencia.


Francisco Alvarez


Tu Sombra

Sin vacilar, tu sombra fugitiva
desliza imperceptible su figura
bajo mi puerta, cada noche oscura,
abrazándose a mí, tensa y lasciva.

Indiferentemente insensitiva
al sueño de mi esposa, me procura
el raudal de placeres de locura
de esta pasión fatal que me cautiva.

¡Qué deliciosa, ardiente mensajera,
vibrante cual redoble de campana,
yaciendo junto a mí la noche entera!

¡Qué plenitud de sentimientos mana
de esta sombra gentil, al irse afuera
con el primer albor de la mañana!


Francisco Alvarez


Desnudo

Desnuda al pie de la vetusta encina
alza los brazos en ofrecimiento,
y el arroyo se acerca, claro y lento,
roba sus formas y se arremolina.

Desierto está el paisaje. En la colina
rompe el amanecer, y en un momento
invisibles tentáculos de viento
la envuelven en espira clandestina.

Oh, libertad del cuerpo despojado
de vestimenta inútil, que ha logrado
revestirse de luz y de color.

Belleza de los senos descubiertos,
de temblorosos muslos entreabiertos,
y en los ojos azules el candor.


Francisco Alvarez


Juntos

Por cauce horizontal y paralelo,
mi mano, cabalgando en tu figura,
baja de la cadera a la cintura,
ronda los senos y ensortija el pelo.

Tu intimidad sensual levanta el vuelo
descubriendo vibrante una estructura
con ansiedad de entrega y de aventura
y la agresión de una leona en celo.

He de hacer de tu cuerpo una mordaza,
y formarán tus labios un camino
de humedad, arrastrándose en mi piel.

Verás mi círculo de amor que abraza
tu temblor en furioso torbellino,
y plantaré mi flor en tu vergel.


Francisco Alvarez




Soneto de La Encarnación

Para que el alma viva en armonía,
con la materia consuetudinaria
y, pagando la deuda originaria,
la noche humana se convierta en día;

para que a la pobreza tuya y mía
suceda una riqueza extraordinaria
y para que la muerte necesaria
se vuelva sempiterna lozanía

lo que no tiene iniciación empieza,
lo que no tiene espacio se limita,
el día se transforma en noche oscura,

se convierte en pobreza la riqueza,
el modelo de todo nos imita,
el Creador se vuelve criatura.


Francisco Luis Bernárdez


Ve mas alla de donde tus pies te lo permitan,
mira mas alla de lo que puedan ver tus ojos,
Siente mas alla de lo que tu ser puede sentir,
Pero sobre todo, se mas feliz de lo que puedes ser.


Francisco Vzz


En Las Trampas de Los Ojos...

En las trampas de los ojos
el paisaje y su escritura verde,
la tierra y su amor calizo,
la luz y sus remolinos amarillos.

El tránsito hacia los escalofríos,
hacia el vestido recto de la noche,
hacia el agua embriagante de la cercanía.

La plenitud de tu flor abierta
en el espejo, de tu cintura encerrada entre mis manos,
de tus labios en el lugar común
de mi nombre completo.


Francisco Hernández


Oh preciosa mujer!
El vaiven de tu cuerpo con el mio es un momento sublime de deseo y pasión, un instante en que solo tu y yo expresamos la mas sublime expresión del corporeo...
Oh preciosa mujer!
Tu pasión desbordada sobre mi hace extremeser todo mi cuerpo y pide a gritos de tu cuerpo, de tus besos con mis besos, de tus caricias con mis caricias, de mi excitación con tu excitación...
Oh preciosa mujer!
Extremeses mi pasión por ti, el solo hecho de pensar en tu cuerpo excitado con el mio me hace despertar mas deseo por ti, quiero extremeser tu cuerpo tal y como lo haces con el mio...te besare, te acariciare, te hare el amor como se fuera la primera vez, con un deseo incontrolabe por ti...
Oh preciosa mujer!
Te deseo, te deseo en mi silencio, te deseo en mi soledad y te deseo en lo mas sublime y puro sentimiento por ti.


Francisco Brenes Morales choco


El verdadero amor es como los fantasmas,

que todo el mundo habla y pocos han visto.


Francisco de La Rochefoucauld



Si no temo perder lo que poseo,
ni deseo tener lo que no gozo,
poco de la Fortuna en mí el destrozo
valdrá, cuando me elija actor o reo.

Ya su familia reformó el deseo;
no palidez al susto, o risa al gozo
le debe de mi edad el postrer trozo,
ni anhelar a la Parca su rodeo.

Sólo ya el no querer es lo que quiero;
prendas de la alma son las prendas mías;
cobre el puesto la muerte, y el dinero.

A las promesas miro como a espías;
morir al paso de la edad espero:
pues me trujeron, llévenme los días.


Francisco de Quevedo


¿Cuándo seré infeliz sin mi gemido?
¿Cuándo sin el ajeno fortunado?
El desprecio me sigue desdeñado;
la invidia, en dignidad constituido.

U del bien u del mal vivo ofendido;
y es ya tan insolente mi pecado,
que, por no confesarme castigado,
acusa a Dios con llanto inadvertido.

Temo la muerte, que mi miedo afea;
amo la vida, con saber es muerte:
tan ciega noche el seso me rodea.

Si el hombre es flaco y la ambición es fuerte,
caudal que en desengaños no se emplea,
cuanto se aumenta, Caridón, se vierte.


Francisco de Quevedo


Definición del amor

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!


Francisco de Quevedo


A un hombre de gran nariz
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.


Francisco de Quevedo


El verdadero amor es como los espíritus: todos hablan de ellos, pero pocos los han visto.


Francisco de La Rochefoucauld


Los celos son el mayor de los males, y el que menos mueve a compasión a la persona que los causa.


Francisco de La Rochefoucauld


¿Es la luna que canta al darte un beso, o el ruiseñor que estremecido trina al recibir los besos de la luna?.


Francisco Villaespesa


Igual que en un sepulcro me he encerrado en tu eterno recuerdo, y en él vivo, la frente entre las manos, pensativo, evocando las glorias del pasado.


Francisco Villaespesa


Con frecuencia el hombre cree estar conduciéndose a sí mismo cuando es conducido, y mientras con su mente tiende a una meta, su corazón le arrastra insensiblemente hacia otra.


Francisco de La Rochefoucauld