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Poemas de amor de isabel allende ( 4 )

Poemas de amor de isabel allende. Encuentra docenas de poemas de amor de isabel allende con fotos para copiar y compartir.


Mis pesadillas son un viaje a ciegas hacia las umbrosas cavernas donde duermen mis recuerdos mas antiguos, bloqueados en los estratos profundos de la conciencia.


Isabel Allende


? con sus ahorros le pagó veinte pesos a un cura para que le enseñara a leer y escribir y con los tres que le sobraron se compró un diccionario. Lo revisó desde la A hasta la Z y luego lo lanzó al mar, porque no era su intención estafar a los clientes con palabras envasadas.


Isabel Allende




Francisco encontró en esos sencillos elementos un profundo sentido estético y decidió que más tarde tomaría algunas fotografías para su colección. Nunca pudo hacerlo


Isabel Allende


el Viejo Pascuero nunca existió, eran los padres quienes compraban los regalos de Navidad.


Isabel Allende


La curiosidad es la madre de todos los pecados, pero también de todas las ciencias.


Isabel Allende


A veces, para exorcizar los demonios de un recuerdo es necesario contarlo como un cuento


Isabel Allende




Casi todas las vidas se parecen y pueden contarse en el tono con que se lee la guía de teléfonos, a menos que uno decida ponerle énfasis y color.


Isabel Allende


Estoy preparado para morir por mi patria, dijo, pero no sabía lo difícil que es matar por ella.


Isabel Allende


La riqueza envilece el alma, complica la existencia y engendra infelicidad, sostenía.


Isabel Allende




La realidad no es solo como se percibe en la superficie, también tiene una dimensión mágica y, si a uno se le antoja, es legítimo exagerarla y ponerle color para que el tránsito por esta vida no resulte tan aburrido.


Isabel Allende


¿Para qué he vivido, Lucía? Antes de morir tengo que averiguar para qué estoy en este mundo. Es verdad lo que dices, he estado tanto tiempo anestesiado, que no sabría por dónde comenzar a vivir de nuevo.
? Si me dejas, te puedo ayudar.
? ¿Cómo?
? Se empieza con el cuerpo. Te propongo que juntemos los sacos y durmamos abrazados. (...)


Isabel Allende


Barrabás llegó a la familia por vía marítima, anotó la niña Clara con su delicada caligrafía. Ya entonces tenía el hábito de escribir las cosas importantes (?) sin sospechar que cincuenta años después, sus cuadernos me servirían para rescatar la memoria del pasado y para sobrevivir a mi propio espanto.


Isabel Allende


Con estas fotografías y estas páginas mantengo vivos los recuerdos; ellas son mi asidero a una verdad fugitiva, pero verdad de todos modos, ellas prueban que estos eventos sucedieron y estos personajes pasaron por mi destino.


Isabel Allende




no hay sabiduría sin espiritualidad y la verdadera espiritualidad incluye siempre el servicio


Isabel Allende


Los médicos vencidos se habían retirado y las enfermeras se preparaban para desconectar los tubos y cubrirte con una sábana, cuando una de las pantallas mágicas dio un suspiro y la caprichosa línea verde empezó a ondular señalando tu retorno a la vida. ¡Paula! te llamamos mi madre y yo en una sola voz y las enfermeras repitieron el grito y la sala se llenó con tu nombre.


Isabel Allende


En la actitud de los amantes reconoció el abandono propio de quienes se conocen de muy largo tiempo. Aquello no tenía el aspecto de una aventura erótica de verano, como había supuesto, sino más bien de un matrimonio de la carne y el espíritu.


Isabel Allende


... un estropicio de obreros haciendo hoyos en el pavimento, quitando árboles para pones postes, quitando postes para poner edificios, quitando edificios para plantar árboles.


Isabel Allende


Se consideraba un transeúnte en este mundo, un viajero de paso que no se detenía a profundizar en nada excepto el arte, que le ofrecía permanencia.


Isabel Allende


no podía imaginar el coraje que se requiere para envejecer sin asustarse demasiado;


Isabel Allende


Entonces se deslizó hasta su cama, sintiendo por dentro todo el silencio del mundo. El silencio la ocupó enteramente y no volvió a hablar hasta nueve años después, cuando sacó la voz para anunciar que se iba a casar.


Isabel Allende


Hay mucha gente buena, Irina, pero es discreta. Los malos, en cambio, hacen mucho ruido, por eso se notan más.


Isabel Allende


El pasado y el futuro eran parte de la misma cosa y la realidad del presente era un caleidoscopio de espejos desordenados, donde todo podía ocurrir.


Isabel Allende


Aprendió a masticar sus penas sola y con dignidad, convencida de que a nadie le importan los problemas ajenos y que los dolores callados acaban por diluirse.


Isabel Allende


Todos nacemos felices. Por el camino se nos ensucia la vida, pero podemos limpiarla. La felicidad no es exuberante ni bulliciosa, como el placer o la alegría. Es silenciosa, tranquila, suave, es un estado interno de satisfacción que empieza por amarse a sí mismo. Tú deberías quererte como te quiero yo y como te quieren todos los que te conocen


Isabel Allende


La humanidad debe vivir en un mundo unido, donde se mezclen las razas, lenguas, costumbres y sueños de todos los hombres. El nacionalismo repugna a la razón. En nada beneficia a los pueblos. Sólo sirve para que en su nombre se cometan los peores abusos.


Isabel Allende


El ardor de ese beso no los abandonó en muchos días y llenó de fantasmas delicados sus noches, dejando su recuerdo en la piel, como una quemadura. La alegría de ese encuentro los transportaba levitando por la calle, los impulsaba a reír sin causa aparente, los despertaba sobresaltados en la mitad de un sueño. Se tocaban los labios con las puntas de los dedos y evocaban exactamente la forma de la boca del otro.


Isabel Allende




Te quitabas la faja de la cintura, te arrancabas las sandalias, tirabas a un rincón tu amplia falda, de algodón, me parece, y te soltabas el nudo que te retenía el pelo en una cola. Tenías la piel erizada y te reías. Estábamos tan próximos que no podíamos vernos, ambos absortos en este rito urgente, envueltos en el calor y el olor que hacíamos juntos. Me abría paso por tus caminos, mis manos en tu cintura encabritada y las tuyas impacientes. Te deslizabas, me recorrías, me trepabas, me envolvías con tus piernas invencibles, me decías mil veces ven con los labios sobre los míos


Isabel Allende


Para tí el lenguaje es un hilo inagotable que tejes como si la vida se hiciera al contarla.


Isabel Allende


Los hijos, como los libros, son viajes al interior de una misma en los cuales el cuerpo, la mente y el alma cambian de direccion, se vuelven hacia el centro mismo de la existencia.


Isabel Allende


El que es un miserable no se vuelve generoso con los años... se vuelve más miserable.


Isabel Allende


El afecto es como la luz del mediodía y no necesita la presencia del otro para manifestarse. La separación entre los seres también es ilusoria, puesto que todo está unido en el universo.


Isabel Allende


Entonces llamaba a su nieta con una campanilla de plata que siempre llevaba
consigo y Alba acudía corriendo, la abrazaba y la curaba con susurros de consuelo,
pues ambas sabían, por experiencia, que lo único que quita el asma es el abrazo
prolongado de un ser querido.


Isabel Allende


(...) Lucía comprendió que la muerte no era un final, no era ausencia de vida, sino una poderosa ola oceánica, agua fresca y luminosa, que se la llevaba a otra dimensión.


Isabel Allende


¿Cómo surgieron de pronto tantos delatores, colaboradores, torturadores y asesinos? Tal vez estuvieron siempre allí y no supimos verlos.


Isabel Allende


Ese era el peligro del terrorismo: la astucia de un solo individuo camuflado en la multitud contra la fuerza titánica de la nación más poderosa del mundo.


Isabel Allende


Ni su pueblo ni su familia, que tanto lo amaban, lloraron su muerte, porque creían que el llanto obliga el espíritu a quedarse en el mundo para consolar a los vivos. Lo correcto era demostrar alegría para que el espíritu se fuera contento a cumplir otro ciclos en la rueda de la reencarnación, evolucionado en cada vida hasta alcanzar finalmente la iluminación y el cielo, o Nirvana


Isabel Allende


Comenzaban por hacer una fogata en el patio con leña y carbón. Encima se colgaba de un trípode una olla de hierro negra por el uso, donde se echaban los ingredientes, en proporción de cuatro tazas de leche por una de azúcar, se aromatizaba con dos palitos de vainilla y la cáscara de un limón, se hervía pacientemente durante horas, revolviendo de vez en cuando con una larguísima cuchara de madera.


Isabel Allende


Blanca sostenía que había que dosificar la
lectura, porque había cosas que no eran apropiadas para su edad, pero su tío Jaime
opinaba que la gente no lee lo que no le interesa, y si le interesa es que ya tiene
madurez para hacerlo. Tenía la misma teoría para el baño y la comida. Decía que si la
niña no tenía ganas de bañarse, era porque no lo necesitaba y que había que darle de
comer lo que quisiera a las horas que tuviera hambre, porque el organismo conoce
mejor que nadie sus propias urgencias.


Isabel Allende


Hijo mío, la Santa Madre Iglesia está a la derecha, pero Jesucristo siempre estuvo a la izquierda?le decía


Isabel Allende


La vida está llena de ironías, mejor gozar lo que se tiene ahora, sin pensar en un mañana hipotético


Isabel Allende