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Poemas de ignacio manuel altamirano ( 2 )

Poemas de ignacio manuel altamirano. Encuentra docenas de poemas de ignacio manuel altamirano con fotos para copiar y compartir.


El que comete un exceso, ebrio de vino, tiene el recurso de disculparse con el vino; pero quien lo comete ebrio de cólera, no tiene más recurso que la humillación


Ignacio Manuel Altamirano


La coquetería no excluye la virtud, así como el exterior grave y solemne no excluye el vicio


Ignacio Manuel Altamirano




El corazón que despierta tarde cree que despierta a tiempo, y por eso las mujeres que aman de viejas, aman como jóvenes


Ignacio Manuel Altamirano


Por más hablador que sea un hombre, siempre, siempre se calla las nueve décimas partes de lo que piensa


Ignacio Manuel Altamirano


Aunque un tirano no debiera temer más que la pluma de un Tácito, esto sería suficiente para hacerle temblar


Ignacio Manuel Altamirano


Para echar abajo a un león basta herirlo con una bala o con un dardo; pero una vez que un reptil se ha enredado a la punta de una roca o al tronco de un árbol, hay que arrancarlo a pedazos. En la política es lo mismo; los ministros orgullosos caen al primer tiro; culebras se pegan mucho


Ignacio Manuel Altamirano




La única ternura inalterable es la que siente el perro hacia su amo. Todavía el hijo suele irritarse contra el padre; todavía el padre suele maldecir a su hijo. Solo el perro sufre una paliza de su amo, y llora de amor por él.


Ignacio Manuel Altamirano


Si veis a un hombre que se enfurece contra todo el mundo, abordadle sin cuidado, es un ser inofensivo


Ignacio Manuel Altamirano


Para algunos hombres que hacen gala de ser demócratas, la democracia es una camisa de fuerza


Ignacio Manuel Altamirano




Solo el amor criminal es más fuerte que el amor maternal, puesto que la adúltera abandona a sus hijos


Ignacio Manuel Altamirano


Nada hay que dé tanto valor como la justicia. La fuerza solo da un valor artificial


Ignacio Manuel Altamirano


Contra el salteador, el cuatrero y el ratero hay la acción criminal. Contra el ladrón literario no hay nada y, además, el robado costea el precio de la magnesia para pagar la bilis que produce el despojo


Ignacio Manuel Altamirano


Y no disculparse del exceso cometido en la embriaguez de la cólera, es más insensato aún que cometerlo. Es el orgullo sosteniendo la estupidez


Ignacio Manuel Altamirano




El mayor castigo que puede imponerse a la envidia es el desprecio. Hacerle caso es permitirle saborear un síntoma de victoria


Ignacio Manuel Altamirano


El que una sociedad civilizada, crea en los dogmas inventados por la humanidad en su infancia es tan sensato como el que una mujer de edad madura llore y ría con las muñecas que creyó vivas cuando estaba mamando


Ignacio Manuel Altamirano


Nadie tiene más mal corazón que las viejas devotas. Y es que con rezar, creen que desquitan todo el mal que hacen. Miradlas: destrozan una reputación, odian a la juventud, [y a la belleza, dudan de la virtud] arrastran a las mujeres a la prostitución por sólo el placer de manchar la pureza y tras de cada exclamación religiosa lanzan una blasfemia o una calumnia. En su corazón no se anida más que el fanatismo. La caridad, la indulgencia y el amor son sentimientos desconocidos para ellas.


Ignacio Manuel Altamirano


Fin de Un Amor

No sé si es que cumplió ya su destino,
si alcanzó perfección o si acabado
este amor a su límite ha llegado
sin dar un paso más en su camino.

Aún le miro subir, de donde vino,
a la alta cumbre donde ha terminado
su penosa ascensión. Tal ha quedado
estático un amor tan peregrino.

No me resigno a dar la despedida
a tal altivo y firme sentimiento
que tanto impulso y luz diera a mi vida.

No es su culminación lo que lamento,
su culminar no causa la partida,
la causará, tal vez, su acabamiento.


Manuel Altolaguirre


Para Entonces

Quiero morir cuando decline el día,
en alta mar y con la cara al cielo,
donde parezca sueño la agonía,
y el alma, un ave que remonta el vuelo.

No escuchar los últimos instantes,
ya con el cielo y con el mar a solas,
más voces ni plegarias sollozantes
que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz, triste, retira
sus áureas redes de la onda verde,
y ser como ese sol que lento expira:
algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven: antes que destruya
el tiempo aleve la gentil corona;
cuando la vida dice aún: soy tuya,
aunque sepamos bien que nos traiciona.


Manuel Gutiérrez Nájera


Espera

Y tú me dices
que tienes los pechos vencidos de esperarme,
que te duelen los ojos de tenerlos vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de golpear mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en besos
desde la ausencia en la que tú me gritas
que me estás esperando.

Y tú me lo dices que estás tan hecha
a este deshabitado ocio de mi carne
que apenas sí tu sombra se delata,
que apenas sí eres cierta
en esta oscuridad que la distancia pone
entre tu cuerpo y el mío.


José Manuel Caballero Bonald


Toda Tú

Toda tú eres santuario,
toda blanca;
se ha llenado tu cuerpo de designios.
Tienes la santidad de la esperanza
y la paz
generosa
de los lirios.
Toda tú eres milagro,
das tu lecho
de altas arenas
al naciente río;
enciendes en tu sangre
el claro fuego
y con tu carne pueblas el vacío.
Toda tu,
fervorosa,
temerosa,
frente a tu propio territorio vivo,
junto a los ventanales de tu alma,
bajo la blanca sombra de tu espíritu.
Toda tú,
niña,
blanca,
inmaculada,
santificada en el minuto limpio;
más mujer que la tierra,
más fecunda,
innumerable y grave
como un libro.

Cimiento de las horas,
silenciosa;
vértice de mi amor,
toda camino,
toda
inmanchable altura,
toda tiempo,
inflamada de vida,
toda
río.


Manuel José Arce


Paisaje

Igual que las antenas de los televisores
tiendo a veces mis brazos para captar tu imagen.
Frío árbol de aluminio,
Y voy por la ciudad buscándote,
llamándote,
auscultando uno a uno los canales del viento.
Se me llenan los ojos de anuncios y señales,
de violencias ajenas, de misterios vulgares.
Pero tú no apareces.
Igual que las antenas de los televisores
tiendo mis fríos brazos de aluminio
en todas direcciones
para ver si te encuentro.
Abro mi pecho acústico para oír tus palabras
que lleguen por mis brazos
al corazón sonoro.
Pero tu voz no llega.
¿Dónde estás?
¿Por dónde pasa el río tembloroso de tu imagen?
¿Dónde estás?
No te encuentro. No capto
tu huella de luciérnagas.
Y me quedo en la noche
igual que las antenas de los televisores,
con mis rígidos brazos como árbol de aluminio.


Manuel José Arce




Ellos

Ellos no tienen lecho,
pero sus manos
son las que hicieron nuestras casas.

Ellos comen cuando pueden
pero por ellos comemos cuando queremos.

Ellos
son zapateros pero están descalzos.

Ellos nos visten pero están desnudos.

Ellos
son los dueños del aire cuando manejan alas,
mas son los limosneros del aire de la tierra.

Ellos no hablan,
tienen palabras vírgenes... Hacen nuevo lo viejo...

La mañana lo sabe y los espera...


Por Eso

Porque eres buena, inocente
como un sueño de doncella,
porque eres cándida y bella
como un nectario naciente.

Porque en tus ojos asoma
con un dulcísimo encanto,
todo lo hermoso y lo santo
del alma de una paloma.

Porque eres toda una esencia
de castidad y consuelo,
porque tu alma es todo un cielo
de ternura y de inocencia.

Porque al sol de tus virtudes
se mira en ti realizado
el ideal vago y soñado
de todas las juventudes;

por eso, niña hechicera,
te adoro en mi loco exceso;
por eso te amo, y por eso
te he dado mi vida entera.

Por eso a tu luz se inspira
la fe de mi amor sublime;
¡por eso solloza y gime
como un corazón mi lira!

Por eso cuando te evoca
mi afán en tus embelesos,
siento que un mundo de besos
palpita sobre mi boca.

Y por eso entre la calma
de mi existencia sombría,
mi amor no anhela más día
que el que una mi alma con tu alma.


Manuel Acuña


Estoy Perdido

Profeta de mis fines no dudaba
del mundo que pintó mi fantasía
en los grandes desiertos invisibles.

Reconcentrado y penetrante, solo,
mudo, predestinado, esclarecido,
mi aislamiento profundo, mi hondo centro,
mi sueño errante y soledad hundida,
se dilataban por lo inexistente,
hasta que vacilé cuando la duda
oscureció por dentro mi ceguera.

Un tacto oscuro entre mi ser y el mundo,
entre las dos tinieblas, definía
una ignorada juventud ardiente.
Encuéntrame en la noche. Estoy perdido.


Manuel Altolaguirre


Soneto

Porque dejaste el mundo de dolores
buscando en otro cielo la alegría
que aquí, si nace, solo dura un día
y eso entre sombras, dudas y temores.

Porque en pos de otro mundo y de otras flores
abandonaste esta región sombría,
donde tu alma gigante se sentía
condenada a continuos sinsabores.

Yo vengo a decir mi enhorabuena
al mandarte la eterna despedida
que de dolor el corazón me llena;

Que aunque cruel y muy triste tu partida,
si la vida a los goces es ajena,
mejor es el sepulcro que la vida.


Manuel Acuña


Un Beso Nada Más

Bésame con el beso de tu boca,
cariñosa mitad del alma mía:
un solo beso el corazón invoca,
que la dicha de dos... me mataría.

¡Un beso nada más! Ya su perfume
en mi alma derramándose la embriaga
y mi alma por tu beso se consume
y por mis labios impaciente vaga.

¡Júntese con la tuya! Ya no puedo
lejos tenerla de tus labios rojos...
¡Pronto... dame tus labios! ¡Tengo miedo
de ver tan cerca tus divinos ojos!
Hay un cielo, mujer en tus abrazos,
siento de dicha el corazón opreso...
¡Oh! ¡Sosténme en la vida de tus brazos
para que no me mates con tu beso!


Manuel María Flores




Hola

Tú, que vienes caminando
desde el fondo de mi vida;
que traes como bandera
la música de tu risa;
tú que en tus ojos escondes
lo que mi alma necesita;
tú, que en mi pecho has vivido
por años como dormida
y hoy me despiertas de golpe
hasta que no da cabida
mi pequeño corazón
para esta explosión de dicha.
Eres el río al que quise
ponerle diques un día.
Hoy que subió tu corriente
ya no hay diques que resistan.
En la casa de mi pecho,
en mi sueño y mi vigilia,
en las calles de mis manos,
en la ciudad de mis días,
en la patria de mis pasos
y en el país de mi vida
ven, entra y manda: es tu reino,
tu victoria, tu conquista.


Manuel José Arce


La Brisa

A mi querido amigo J.C. Fernández

Aliento de la mañana
que vas robando en tu vuelo
la esencia pura y temprana
que la violeta lozana
despide en vapor al cielo.

Dime, soplo de la aurora,
brisa inconstante y ligera,
¿vas por ventura a esta hora
al valle que te enamora
y que gimiendo te espera?

¿O vas acaso a los nidos
de los jilgueros cantores
que en la espesura escondidos
te aguardan medio adormidos
sobre sus lechos de flores?

¿O vas anunciando acaso,
sopla del alba naciente,
al murmurar de tu paso,
que el muerto sol del ocaso
se alza un niño en Oriente?

Recoge tus leves alas,
brisa pura del Estío,
que los perfumes que exhalas
vas robando entre las galas
de las violetas del río.

Detén tu fugaz carrera
sobre las risueñas flores
de la loma y la pradera,
y ve a despertar ligera
al ángel de mis amores.

Y dile, brisa aromada,
con tu murmullo sonoro,
que ella es mi ilusión dorada,
y que en mi pecho grabada
como a mi vida la adoro.


Manuel Acuña


No me resigno a dar la despedida a tal altivo y firme sentimiento que tanto impulso y luz diera a mi vida.


Manuel Altolaguirre


AMOR INCANDESCENTE.

Quiero destrozar mi corazón
si no te puedo olvidar
te amo con toda mi razón
y….nunca te dejaré de amar.

Te quiero con la fuerza
de la sangre de mis venas
con la fuerza de mi alma
y con tus penas
con el fuego de la lumbre
de mi sangre tropical.

tus miradas son hogueras
que me incendian y calcinan
y tus labios son dos llamas
que al juntarse con los míos
me electrizan.


Son tus brazos dos tenazas
que al cerrarse tras mi cuerpo
me convierten en hierro derretido
e incandescente
porque mi alma, mi razón, y mis sentidos
serán tuyos para siempre.



Milagros Villegas Orozco.
7 de Febrero de 1951.


Ignacio Rivas Castro


AMOR INMORTAL.

Eres como esa infancia: ¡Inmortal!
Suave y apacible pero que despierta en mi alma
Tormentos desconocidos, es tu fantasma, el recuerdo tuyo que no me deja vivir en paz.

Es una lucha descomunal y a muerte entre tu recuerdo que es mi pasado y mi presente nuevo y maravilloso, pero que tu con tu sombra me ocultas.

No te podré olvidar nunca, ni aun después de muerta. Mi amor por ti, no muere, no cambia, es u será siempre igual.


Milagros Villegas Orozco.
Enero 25 1950.


Ignacio Rivas Castro


El amor es un sentimiento sin significado,
se da sin pensar,se toma con agradecimiento,
pero se pierde de igual manera, sin pensar.


manuel


Soledad Sin Olvido

¡Qué pena ésta de hoy!
Haberlo dicho todo,
volcando por completo
lo que pesaba tanto,
y ver luego que todo
se queda siempre dentro,
que las palabras fueron
espejos engañosos,
cristales habitados
por fantasmas sin vida;
que todo queda dentro
con sus negras presencias,
insistentes, doliendo.


Manuel Altolaguirre


Beso

¡Qué sola estabas por dentro!

Cuando me asomé a tus labios
un rojo túnel de sangre,
oscuro y triste, se hundía
hasta el final de tu alma.

Cuando penetró mi beso,
su calor y su luz daban
temblores y sobresaltos
a tu carne sorprendida.

Desde entonces los caminos
que conducen a tu alma
no quieres que estén desiertos.

¡Cuántas flechas, peces, pájaros,
cuántas caricias y besos!


Manuel Altolaguirre


Mi Sangretantos Ríos Que Soltaronbajo Mi Piel. Mas No Sépor Qué Lo Que Me Golpeasiendo Agua Tiene Se

Viajero que dentro el pechooigo que quieres beber...¿Para qué, si eres la fuente,para qué corres con sed?

Tú galopas aquí adentrocomo queriendo llegar...¿Pero a dónde vas, viajero,si eres tú la eternidad?


Manuel del Cabral


A Un Arroyo

A mi hermano Juan de Dios Peza

Cuando todo era flores tu camino,
cuando todo era pájaros tu ambiente,
cediendo de tu curso a la pendiente
todo era en tí fugaz y repentino.

Vino el invierno con sus nieblas vino
el hielo que hoy estanca tu corriente,
y en situación tan triste y diferente
ni aún un pálido sol te da el destino.

Y así en la vida el incesante vuelo
mientras que todo es ilusión, avanza
en solo una hora cuanto mide un cielo;

Y cuando el duelo asoma en lontananza
entonces como tú cambiada en hielo
no puede reflejar ni la esperanza.


Manuel Acuña


El Huésped de Piedra

Recordando el tatuaje ritual de los marinos,
los náufragos de ojos redondos como el miedo,
firman con arañazos en mis carnes su nombre.
Pero un náufrago terco
de mar equivocado por mi sangre
arañazos me hace tan secretos
que me llena de hondas escrituras de clave.
Huésped mío,
¿qué buscas?
¿qué quieres,
que a fuerza de ser mudo me golpeas
como un odio sin puertas?
¿Qué más quieres?
¿No oíste?
¿No me oyes?
¿Son tan hondos tus ruidos?
¿Qué cincel hace tiempo le da golpes azules
a esta piedra triste tirada aquí...
mi cráneo?
Ahora tú, tú sola.

¡Oh muerte que me pones ya tan joven!


Manuel del Cabral


A Un Triste

¿Por qué de amor la barca voladora
con ágil mano detener no quieres
y esquivo menosprecias los placeres
de Venus, la impasible vencedora?

A no volver los años juveniles
huyen como saetas disparadas
por mano de invisible Sagitario;
triste vejez, como ladrón nocturno,
sorpréndenos sin guarda ni defensa,
y con la extremidad de su arma inmensa,
la copa del placer vuelca Saturno.

¡Aprovecha el minuto y el instante!
Hoy te ofrece rendida la hermosura
de sus hechizos el gentil tesoro,
y llamándote ufana en la espesura,
suelta Pomona sus cabellos de oro.

En la popa del barco empavesado
que navega veloz rumbo a Citeres,
de los amigos el clamor te nombra,
mientras, tendidas en la egipcia alfombra,
sus crótalos agitan las mujeres.

¡Deja, por fin, la solitaria playa,
y coronado de fragantes flores,
descansa en la barquilla de las diosas!
¿Qué importa lo fugaz de los amores?
¡También expiran jóvenes las rosas!


Manuel Gutiérrez Nájera


Este Jueves

Este jueves depende de tu boca.
Debes cuidarlo igual que un parque a un niño,
como cuida el otoño cada hoja
y le procura el aire necesario
para que se reúna con las otras.

Mira este jueves. No lo sabe. Míralo
acercarse a nosotros entre sombras.
y ocupar la ciudad como un ejército
que no pensara nunca en su derrota.
Será jueves en todo. Está de paso
pero quiere vivir de luces propias.
Entrará en la oficina de mañana,
a mediodía contará sus horas
y se quedará al norte de las cartas
que desde que se escriben son remotas.
Mira cómo se acerca hasta nosotros:
viste de azul y herencias sigilosas,
establece su número y su luna
¡el tiempo siendo jueves en las cosas!

Cuídalo tú que puedes, no le dejes
que tal día haga un año en la memoria.
Mira cómo se acerca a la ventana
sin saber que depende de tu boca.

Para pasar un día con nosotros
ha salido este jueves de sus sombras.


Manuel Alcántara


Contigo

No estás tan sola sin mí.
Mi soledad te acompaña.
Yo desterrado, tú ausente.
¿Quién de los dos tiene patria?

Nos une el cielo y el mar.
El pensamiento y las lágrimas.
Islas y nubes de olvido
a ti y a mí nos separan.

¿Mi luz aleja tu noche?
¿Tu noche apaga mis ansias?
¿Tu voz penetra en mi muerte?
¿Mi muerte se fue y te alcanza?

En mis labios los recuerdos.
En tus ojos la esperanza.
No estoy tan solo sin ti.
Tu soledad me acompaña.


Manuel Altolaguirre