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Prejuicios ( 2 )

Prejuicios. Encuentra docenas de prejuicios con fotos para copiar y compartir.


Cuando se presenta a la cultura científica, el espíritu no es nunca joven. Es incluso muy viejo, pues tiene la edad de sus prejuicios.


Gastón Bachelard


Abrigamos una multitud de prejuicios si no nos decidimos a dudar, alguna vez, de todas las cosas en que encontremos la menor sospecha de incertidumbre.


René Descartes




El que no sale nunca de su tierra está lleno de prejuicios.


Carlo Goldoni


Los prejuicios son la razón de los tontos.


Voltaire


La Buena Nueva no se queda en palabras, sino que trae un cambio: en adelante, no habrá más personas marginadas.
Para entrar en la família de Dios, hay que emplear unos medios que tal vez cuesten, pero que están fácilmente a nuestro alcance. El primero es liberarnos de los prejuicios de clase. Dejemos de dividir a los hombres entre buenos y malos; entre los que se puede saludar, y los que no; entre los que se debe amar y ayudar, y los que no. Aprendamos que Dios no odia ni a los ricos, ni a los mal educados, ni a los de izquierda, ni a los de derecha, y que su plan misericordioso contempla la salvación de todos.


Sagradas Escrituras


A pesar de la distancia has sabido llenar mi vida de amor y de esperanza, tus besos son el motivo de mis alegrias, tus caricias propician el palpitar de mi corazon. No logro entender como puede una pareja llegar a amarse tanto a varios kilometros de distancia... Sin embargo no quiero comprenderlo, simplemente me dejo llevar por tu amor y le doy carta abierta a mi corazòn para que abra las puertas sin prejuicios y te deje entrar sin necesidad de llave, porque esa llave es tu mirada, la mirada que emana todo el sentimiento que tienes hacia mì...


Diely Gòmez




No hables con esa lengia de serpiente que melodia ya no te sale. Mejor ve ha hablar de tus defectos tan perfectos, para que no lastimes esta vida que dejo de ser mia.

Que los prejuicios sin juicios te coman de miedo, que la prisa te robe la vida, sin que sepas que me me dejo una herida por decir lo que decias.


mariana jaimes perez


Muchas personas buscan un amor donde no lo hay y guiados por sus prejuicios, convicciones y deseos deciden amar a la persona equivocada y mantener algo cuando todo cae por su propia falsedad; se engañan a sí mismo y a los demás porque nunca será una relación plena, genuina, real y fructosa


Jonathan Colina


PARA ARISTÓTELES la amistad era "lo más necesario para la vida", y nosotros, cuando oímos decir que "un amigo es un tesoro" o que "donde está tu amigo está tu tesoro", nos damos cuenta de que esas palabras resuenan como un aldabonazo en nuestro interior. No nos dejan indiferentes, porque todos sabemos o intuimos qué clase de tesoro puede llegar a ser una amistad.

A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".

Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.

LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".

Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.

La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.

La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.

Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.

Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).

Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.

MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.

Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.

Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.

Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.

En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.

La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.

La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.

A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".

Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".

Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.

LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.

Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.

Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).

Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.

Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.

Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.


Diego Torrente




Nos proponemos hacer un compendio de todo aquello en lo que los indagadores mantienen discrepancias, sin que en esta senda nos dejemos llevar por los prejuicios, el antojo, el hábito ni por los senderos y costumbres habituales.


Avicena


Mis momentos de inteligencia ocurren cuando escucho sin prejuicios a los demás.


Jorge González Moore


Un gran número de personas piensan que están pensando cuando no hacen más que reordenar sus prejuicios


William James


Cada vez que escribo acerca de la salud mental y terapias integrales, se me acusa de tener prejuicios contra los productos farmacéuticos. Así que permítanme ser claro - medicina integrativa es la juiciosa aplicación de las terapias naturales convencionales y basadas en la evidencia.


Andrew Weil




Abrigamos muchos prejuicios si no dudamos, alguna vez, de todo en lo que hallemos la menor sospecha de incertidumbre.


René Descartes


Tengo un medio hermano que es muy, muy, muy gay, muchos primos, mejores amigos que son todos los miembros de la comunidad LGBT, y para mí no dije nada sería hipócrita. Hay un montón de prejuicios. La gente cree que es anormal. No, es solo otro normal.


Lea Salonga


Siempre que vea un hombre que da la corrupción de otra persona, los prejuicios de otra persona como una razón para no tomar medidas a sí mismo, se ve una pieza de la maquinaria que nos gobierna.


John Jay Chapman


El liberalismo, por encima de todo, significa la emancipación - la emancipación de los propios miedos, sus insuficiencias, de los prejuicios, la discriminación, de la pobreza.


Hubert H. Humphrey


'Creyentes' mayoría de los cristianos tienden a hacerse eco de los prejuicios culturales y visiones del mundo del grupo dominante en el país, y solo una minoría revelar la verdadera transformación de las actitudes o la conciencia. Ha sido el caso de la esclavitud y el racismo, el clasismo y el consumismo y los problemas de la inmigración y la atención sanitaria para los pobres.


Richard Rohr


El Holocausto ilustra las consecuencias de los prejuicios, el racismo y los estereotipos en una sociedad. Esto nos obliga a examinar las responsabilidades de la ciudadanía y enfrentar las consecuencias de gran alcance de la indiferencia y la inacción.


Tim Holden


Uno puede no más vivir en el mundo sin necesidad de levantar los prejuicios morales del mundo que uno va a ser capaz de ir al infierno sin sudar.


H. L. Mencken


Escucho música todos los días por motivos de estudio, y confieso que tengo muy poco conocimiento de lo que está pasando en las listas de éxitos de todo el mundo. No tengo prejuicios de cualquier tipo de género musical, y escucho con agrado a muchas canciones en la radio que a mis hijos ya saben de de memoria, mientras que los oigo prácticamente por primera vez.


Andrea Bocelli


Creo que, como está escrito, 'Asesinos' simplemente reconoce la necesidad muy humana de ser reconocido. Como director, tengo que dejar de lado los sesgos o prejuicios particulares que, como ser humano moral, esto no es una manera adecuada o aceptable para conseguir lo que desea.


Joe Mantello


Sharpe es mi papel favorito de todos los que he jugado. Es un personaje muy complejo. Él sabe que él es un buen soldado, pero siempre tendrá que luchar contra los prejuicios de oficiales aristocráticos por su áspera educación de la clase trabajadora. En el campo de batalla, lleno de confianza - pero fuera de él, que no está seguro, un poco tímido e incómodo.


Sean Bean


Tengo un montón de puntos de vista políticos y un montón de prejuicios sociales y personales. No obstante, valora.


Howard Barker


Lamento cualquier acción que niega el talento artístico la oportunidad de expresarse a causa de los prejuicios contra la raza de origen.


Bess Truman


Sé que es un hecho de que - es solo la forma en que nuestros prejuicios trabajan ahora en la industria de la literatura, pero sin duda una colección de cuentos no recibe el mismo tipo de atención como una novela.


Junot Diaz




La enemistad de este partido hacia el socialismo no significa que los miembros solo tienen prejuicios contra él porque no lo saben, sino que significa que están poseídos de las ideas burguesas, y el deseo de determinar su política en consecuencia.


Karl Radek


El verdadero bárbaro es el que piensa que todo bárbaro, pero sus propios gustos y prejuicios.


William Hazlitt


Parece que es en la naturaleza de la religión a tener prejuicios contra los que son diferentes.


John Shelby Spong


Cuando abres tus ojos al patriotismo, no hay lugar para los prejuicios.


Donald Trump


Religión y política golpean los nervios. Hay una gran cantidad de ira de un montón de cosas. No es fácil de resolver. Supongo que eso es lo que las guerras están a punto. Las guerras son acerca de los prejuicios y el miedo. Golpear primero antes de que te golpee. Créeme, lo sé.


Mel Gibson


Creo que todos los estadounidenses que creen en la libertad, la tolerancia y los derechos humanos tienen la obligación de oponerse a la intolerancia y los prejuicios basados ??en la orientación sexual.


Coretta Scott King


Nunca he sido un fan de los consejeros que el desorden de una pieza con todo tipo de prejuicios o ideas locas extraños.


Dan Stevens


Los prejuicios son lo engaña el uso de la razón.


Voltaire


Lectores ordinarios, perdonad mis paradojas: uno tiene que hacerlas cuando uno reflexiona; y aunque digas cualquier cosa, prefiero ser un hombre de paradojas que un hombre de prejuicios.


Jean-Jacques Rousseau


La gente es generalmente orgullosos de sus alimentos. La voluntad de comer y beber con la gente sin miedo y los prejuicios... se abren a usted de manera que alguien visita que es impulsado por una historia que no se puede conseguir.


Anthony Bourdain


Al igual que en política lo que en la acción literaria un hombre gana amigos para él su mayor parte por la pasión de sus prejuicios y la estrechez de su visión coherente.


Joseph Conrad


Pero la necesidad de conflicto para exponer los prejuicios y el razonamiento claro, que está profundamente arraigado en mi filosofía de la ciencia, tiene su origen en estos debates.


Robert B. Laughlin


Casi todas las sectas del cristianismo es una perversión de su esencia, para dar cabida a los prejuicios del mundo.


William Hazlitt


Siempre es triste para escribir acerca de los prejuicios, pero a veces, cuando vemos que se está reproduciendo en la vida de los personajes de ficción, se puede reconocer que en nuestras propias vidas.


Katherine Paterson