Primavera al cerezo ( 2 )
Primavera al cerezo. Encuentra docenas de primavera al cerezo con fotos para copiar y compartir.
Lo nuestro es bonito! porque desde un principio lo fue...
Nació como una primavera que irrumpe en flores y fragancias por doquier...
Así de ese mismo modo, lo nuestro fue un renacer de esperanza e ilusiones, que en principio no se ven...
Pero que se van tejiendo al compás de un proceder...
Que lleva por una senda... al mas hermoso vergel!!
Nació como una primavera que irrumpe en flores y fragancias por doquier...
Así de ese mismo modo, lo nuestro fue un renacer de esperanza e ilusiones, que en principio no se ven...
Pero que se van tejiendo al compás de un proceder...
Que lleva por una senda... al mas hermoso vergel!!
Jackselins Arteaga
La primavera limeña del 2010, se presenta con altibajos.
En setiembre , primera quincena parecía hermosa.
En la segunda quincena de setiembre parecía que volvía a Invierno.
En los primeros doce días de Octubre un día sí, un día nó.
Una semana fría, y ésta que empezó el lunes ll de Octubre coincidiendo con el cuarto creciente lunar, nuevamente se entibia y se torna realmente primaveral.
En setiembre , primera quincena parecía hermosa.
En la segunda quincena de setiembre parecía que volvía a Invierno.
En los primeros doce días de Octubre un día sí, un día nó.
Una semana fría, y ésta que empezó el lunes ll de Octubre coincidiendo con el cuarto creciente lunar, nuevamente se entibia y se torna realmente primaveral.
dochanlu
La claridad aparece a hora más temprana, el frío y la humedad parecen alejarse mientras que el sol brilla en cada vez más días de la primavera de Lima, Perú.
Si Octubre, primer mes pimaveral tuvo sus fríos, este noviembre del 2010 mucho mejor que el año pasado, que más parecía invierno que primavera.
Son los primeros días de Noviembre del 2010.
Si Octubre, primer mes pimaveral tuvo sus fríos, este noviembre del 2010 mucho mejor que el año pasado, que más parecía invierno que primavera.
Son los primeros días de Noviembre del 2010.
Dochanlu
Cual la generación de las hojas, así la de los hombres. Esparce el viento las hojas por el suelo, y la selva, reverdeciendo, produce otras al llegar la primavera: de igual suerte, una generación humana nace y otra perece.
Homero
El amor es una planta de primavera que todo lo perfuma con su esperanza, incluso las ruinas por donde trepa.
Gustave Flaubert
¿Quién dijo que en nuestra vida no vuelve la primavera? Vuelven amorosamente sobre nosotros innumerables primaveras. Nos renovamos siempre; vivir es renovarse. Olvidemos los fantasmas; esperemos en lo único que existe: en el porvenir.
Rafael Barrett
Si no fuera por ti, el invierno no tendría primavera, no podría oír cantar al petirrojo, no tendría idea de nada y, en cualquier caso, nada sería verdad, si no fuera por ti.
Bob Dylan
Los árboles parecían cubiertos por flores de rocío. Era la sutil floración de la lluvia de primavera; una floración que casi todos pasaban por alto.
Yasunari Kawabata
En la primavera de la vida, hasta las espinas florecen y hasta las penas tienen un sabor de felicidad.
Ignacio Manuel Altamirano
Primavera árabe, seguimos diciendo aquí. Cuando lo que viene es el invierno más negro.
Arturo Pérez-Reverte
Tengo llena de verde la pupila: verde de campo, de tus ojos, verde de mar y de esperanza, en el que pinta rosas de amor tu hermana primavera...
AgustÃn Acosta
¡Corazón! ¡Ponte en pie! Cierra tu herida. Seca tu llanto, alegra tu mansión, olvida tu dolor, tu pena olvida, cubre de flores, tu sutil guarida y hoy que la primavera te convida, ¡Corazón, ponte en pie, cierra tu herida toma el tricornio y canta, Corazón!
Abraham Valdelomar
Cuando las lluvias frías persistían y mataban la primavera, era como si una persona joven muriera sin razón.
Ernest Hemingway
Los días, que en un matrimonio por conveniencia solo traen consigo espinas, hubieran dejado que se abrieran rosas de primavera. Cómo hubiese recogido esos días que ahora aborrezco.
Marqués de Sade
Algo parecido a la Primavera de Vivaldi silbada por Jack el Destripador en plena faena. En tono bajito, casi íntimo.
Arturo Pérez-Reverte
Mis padres me pegaron muy poco. De hecho, me parece que solo lo hicieron una vez durante toda mi infancia: empezaron el 23 de diciembre de 1942 y acabaron en la primavera de 1944.
Woody Allen
Se va la juventud año tras año; los días de primavera son fugaces y las frágiles flores mueren pronto. El sabio nos advierte que la vida es tan solo una gota de rocío en una hoja de loto
Rabindranath Tagore
¡Luego vendrá la primavera y el hermoso cielo azul! Quizá podamos viajar entonces. ¡Volver a ver el mar! ¡Oh! ¡Qué felicidad vivir y estar contentos!
Henrik Ibsen
Volar, volar, volar, como es Alberto volar al más allá... Tira, la soga de tu cuello tira, la soga de mi cuello tira y esto es verdad; y eran los tiempos de la primavera, dejaste tu sonrisa en ella y esto es verdad y la vida como viene va, no hay merienda si no hay capitán.
Fito Páez
Érase el mejor de los tiempos y el más detestable de los tiempos;... la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos y nada poseíamos
Charles Dickens
Realmente, perder de vista la lucha de clases evidencia la más burda incomprensión del marxismo. (Escrito durante la primavera y el verano de 1894).
Lenin
Toro en la primavera más toro que otras veces, en España más toro, toro, que en otras partes. Más cálido que nunca, más volcánico, toro, que irradias, que iluminas al fuego, yérguete
Miguel Hernández
Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas; Mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista; Mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías. Mientras haya en el mundo primavera,¡Habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bécquer
Mi abuelo siempre decía que el otoño es la estación idónea para arrancar de raíz cualquier cosa que no quieras que vuelva a molestarte. -Kote imitó la temblorosa voz de un anciano-. En los meses de primavera todo está demasiado lleno de vida. En verano, está demasiado fuerte y no hay manera de soltarlo. El otoño... -Miró alrededor; las hojas de los árboles estaban cambiando de color-. El otoño es el momento idóneo. En otoño todo está cansado y más dispuesto a morir.
Patrick Rothfuss
DESPEDIDA DE UN PAISAJE
No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.
Comprendo que mi tristeza
no frenara la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.
No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.
Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.
No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.
Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
están sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.
Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.
Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.
Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
De veras los deseo
que lo oigan.
No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero no obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.
Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.
No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.
Comprendo que mi tristeza
no frenara la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.
No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.
Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.
No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.
Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
están sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.
Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.
Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.
Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
De veras los deseo
que lo oigan.
No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero no obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.
Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.
WisÅawa Szymborska
VINO color de día,
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
vino,
estrellado hijo
de la tierra,
vino, liso
como una espada de oro,
suave
como un desordenado terciopelo,
vino encaracolado
y suspendido,
amoroso,
marino,
nunca has cabido en una copa,
en un canto, en un hombre,
coral, gregario eres,
y cuando menos, mutuo.
A veces
te nutres de recuerdos
mortales,
en tu ola
vamos de tumba en tumba,
picapedrero de sepulcro helado,
y lloramos
lágrimas transitorias,
pero
tu hermoso
traje de primavera
es diferente,
el corazón sube a las ramas,
el viento mueve el día,
nada queda
dentro de tu alma inmóvil.
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
vino,
estrellado hijo
de la tierra,
vino, liso
como una espada de oro,
suave
como un desordenado terciopelo,
vino encaracolado
y suspendido,
amoroso,
marino,
nunca has cabido en una copa,
en un canto, en un hombre,
coral, gregario eres,
y cuando menos, mutuo.
A veces
te nutres de recuerdos
mortales,
en tu ola
vamos de tumba en tumba,
picapedrero de sepulcro helado,
y lloramos
lágrimas transitorias,
pero
tu hermoso
traje de primavera
es diferente,
el corazón sube a las ramas,
el viento mueve el día,
nada queda
dentro de tu alma inmóvil.
Pablo Neruda
La primavera pasada, por estas fechas, soñaba, Catherine, con tenerte bajo este techo; ahora, en cambio, quisiera verte dos o tres kilómetros más arriba, en aquellas colinas. El aire es allí tan puro, que estoy seguro que te curaría.
-Solo iré allí una vez -dijo la enferma-; tú me llevarás y yo me quedaré allí para siempre. La primavera próxima volverás a soñar con tenerme bajo este techo, y, al mirar atrás, te parecerá que ahora eras feliz.
-Solo iré allí una vez -dijo la enferma-; tú me llevarás y yo me quedaré allí para siempre. La primavera próxima volverás a soñar con tenerme bajo este techo, y, al mirar atrás, te parecerá que ahora eras feliz.
Emily Brontë
Se esfuerza en sonreírme, pero percibo que su rostro lleva el peso de las terribles impresiones que en él ha grabado la reflexión, constantemente inclinada sobre las esfinges que desconciertan, con sesgada mirada, las
grandes angustias de la inteligencia de los mortales.
Viendo la inutilidad de sus manejos, aparta los ojos, tasca su freno terrestre con la baba de la rabia, y mira el horizonte que huye cuando nos acercamos. A mi vez, me esfuerzo por recordarle su dorada juventud, que sólo pide entrar, como una reina, en los palacios de los placeres, pero advierte que mis palabras brotan con dificultad de mi demacrada boca y que los años de mi propia primavera pasaron, tristes y glaciales, como un sueño implacable que pasea, por las mesas de los banquetes y los lechos de raso, donde dormita la pálida sacerdotisa del amor, pagada con la reverberación del oro, las amargas voluptuosidades del desencanto, las pestilentes arrugas de la vejez, los terrores de la soledad y las antorchas del dolor. Viendo la inutilidad de mis manejos, no me
asombra no poder hacerle feliz; el Todopoderoso se
me aparece revestido con sus instrumentos de tortura,
en toda la resplandeciente aureola de su horror.
grandes angustias de la inteligencia de los mortales.
Viendo la inutilidad de sus manejos, aparta los ojos, tasca su freno terrestre con la baba de la rabia, y mira el horizonte que huye cuando nos acercamos. A mi vez, me esfuerzo por recordarle su dorada juventud, que sólo pide entrar, como una reina, en los palacios de los placeres, pero advierte que mis palabras brotan con dificultad de mi demacrada boca y que los años de mi propia primavera pasaron, tristes y glaciales, como un sueño implacable que pasea, por las mesas de los banquetes y los lechos de raso, donde dormita la pálida sacerdotisa del amor, pagada con la reverberación del oro, las amargas voluptuosidades del desencanto, las pestilentes arrugas de la vejez, los terrores de la soledad y las antorchas del dolor. Viendo la inutilidad de mis manejos, no me
asombra no poder hacerle feliz; el Todopoderoso se
me aparece revestido con sus instrumentos de tortura,
en toda la resplandeciente aureola de su horror.
Conde de Lautréamont