Quinceañeros de estrellas ( 3 )
Quinceañeros de estrellas. Encuentra docenas de quinceañeros de estrellas con fotos para copiar y compartir.
Oh, pero si tuviera las estrellas de la noche más oscura y los diamantes del océano más profundo, renunciaría a ello a cambio de tu dulce beso, porque eso es todo lo que quiero poseer.
Bob Dylan
Los átomos construyeron la vida en la Tierra... Cuando miro hacia el cielo, sé que sí, que formamos parte de este Universo, que estamos en este Universo... pero quizás aún más importante que este hecho es que el Universo está en nosotros. Cuando reflexiono sobre ello, miro hacia arriba... muchas personas se sienten pequeñas, simplemente porque ellos son pequeños y el Universo grande, pero yo me siento grande... porque mis átomos vinieron de las estrellas...
Neil DeGrasse Tyson
Soledad es igual que independencia,la había deseado y conquistado en el transcurso de largos años. Resultaba fría, ¡oh sí!, pero también quieta, maravillosamente quieta y grande como el espacio frío y silencioso en el que giran las estrellas. ? El lobo estepario
Hermann Hesse
Por encima de todo está la bondad afectuosa. Así como la luz de la luna ilumina sesenta veces más que la de las estrellas, la bondad afectuosa libera al corazón de una forma sesenta veces más efectiva que todos los demás logros religiosos juntos.
Buda
LA MARIONETA
Si por un instante Dios se olvidara
de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón,
escribiría mi odio sobre hielo,
y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh
sobre las estrellas un poema de Benedetti,
y una canción de Serrat sería la serenata
que les ofrecería a la luna.
Regaría con lágrimas las rosas,
para sentir el dolor de sus espinas,
y el encarnado beso de sus pétalo...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día
sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos
y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están,
al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen,
sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas,
pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte
no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres
He aprendido que todo el mundo quiere vivir
en la cima de la montaña,
Sin saber que la verdadera felicidad está
en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido
aprieta con su pequeño puño,
por vez primera, el dedo de su padre,
lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre
solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes,
pero realmente de mucho no habrán de servir,
porque cuando me guarden dentro de esa maleta,
infelizmente me estaré muriendo.
Si por un instante Dios se olvidara
de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón,
escribiría mi odio sobre hielo,
y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh
sobre las estrellas un poema de Benedetti,
y una canción de Serrat sería la serenata
que les ofrecería a la luna.
Regaría con lágrimas las rosas,
para sentir el dolor de sus espinas,
y el encarnado beso de sus pétalo...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...
No dejaría pasar un solo día
sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos
y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están,
al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen,
sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas,
pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte
no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres
He aprendido que todo el mundo quiere vivir
en la cima de la montaña,
Sin saber que la verdadera felicidad está
en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido
aprieta con su pequeño puño,
por vez primera, el dedo de su padre,
lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre
solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes,
pero realmente de mucho no habrán de servir,
porque cuando me guarden dentro de esa maleta,
infelizmente me estaré muriendo.
Gabriel GarcÃa Márquez
Nueva Presencia
Venías de tan lejos como de algún recuerdo.
Nada dijiste. Nada. Me miraste a los ojos.
y algo en mí, sin olvido, te fue reconociendo.
Desde una azul distancia me caminó las venas
una antigua memoria de palabras y besos,
y del fondo de un vago país entre la niebla
retornaron canciones oídas en el sueño.
Mi corazón, temblando, te llamó por tu nombre.
Tú dijiste mi nombre... Y se detuvo el tiempo.
La tarde reclinaba su frente pensativa
en las trémulas manos de los lirios abiertos,
y a través de las nubes los pájaros errantes
abrían sobre el campo la página del vuelo.
Con los hombres cargados de frutos y palomas
interminablemente pasaba el mismo viento,
Y en el instante claro de los bronces mi alma,
llena de ángelus, era como un sitios del cielo.
Una vez, antes, antes, yo te había perdido.
En la noche de estrellas, o en el alma de un verso.
Una vez. No sé donde... Y el amor fue tan solo
encontrarte de nuevo.
Venías de tan lejos como de algún recuerdo.
Nada dijiste. Nada. Me miraste a los ojos.
y algo en mí, sin olvido, te fue reconociendo.
Desde una azul distancia me caminó las venas
una antigua memoria de palabras y besos,
y del fondo de un vago país entre la niebla
retornaron canciones oídas en el sueño.
Mi corazón, temblando, te llamó por tu nombre.
Tú dijiste mi nombre... Y se detuvo el tiempo.
La tarde reclinaba su frente pensativa
en las trémulas manos de los lirios abiertos,
y a través de las nubes los pájaros errantes
abrían sobre el campo la página del vuelo.
Con los hombres cargados de frutos y palomas
interminablemente pasaba el mismo viento,
Y en el instante claro de los bronces mi alma,
llena de ángelus, era como un sitios del cielo.
Una vez, antes, antes, yo te había perdido.
En la noche de estrellas, o en el alma de un verso.
Una vez. No sé donde... Y el amor fue tan solo
encontrarte de nuevo.
Meira Delmar
Volveré temprano. Te traeré la aurora y, para tu espalda, polvo de mariposa. Si nadan estrellas hoy bajo tu ropa, allí estaré yo. Y si te despiertas antes de que salga el sol y algo se enreda en tu pecho, ese seré yo.
Ismael Serrano
Ella
Ella daba dos pasos hacia adelante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo
Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza
Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla
Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma
Tenía una boca de acero
Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos
de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas.
Ella daba dos pasos hacia adelante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo
Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza
Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla
Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma
Tenía una boca de acero
Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos
de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas.
Vicente Huidobro
Cuando Fuimos Uno Con Otro
Cuando fuimos uno con otro
contamos numerosas estrellas
Cuando hacíamos el amor
las noches se detenían en la nuestra
Cuando de toda palabra nos recibíamos
escribíamos un libro
Los dioses no han sido derrocados
y su poder nos asignó varios caminos
Cuando nos separamos
todo retornó al futuro y al vacío
Habíamos recobrado nuestra contingencia
y el pasado habitaba en la memoria.
Cuando fuimos uno con otro
contamos numerosas estrellas
Cuando hacíamos el amor
las noches se detenían en la nuestra
Cuando de toda palabra nos recibíamos
escribíamos un libro
Los dioses no han sido derrocados
y su poder nos asignó varios caminos
Cuando nos separamos
todo retornó al futuro y al vacío
Habíamos recobrado nuestra contingencia
y el pasado habitaba en la memoria.
Harold Alvarado Tenorio
Seguirá Siendo El Sol...
Seguirá siendo el sol, cuando amanece,
hermosamente bello y cada día
la vida será buena todavía
cuando en cada rosal Mayo florece,
Seguirá el mar sereno cuando ofrece
a su virginidad la poesía
de la luna que al cielo desafía
cuando sobre las olas aparece.
Todo seguirá igual que cuando ella
con su callada vocación de estrella
inauguraba todo lo que existe.
Y todo estará igual; el sol, la rosa,
las estrellas, el mar, la luna hermosa;
solo yo, para siempre, estaré triste...
Seguirá siendo el sol, cuando amanece,
hermosamente bello y cada día
la vida será buena todavía
cuando en cada rosal Mayo florece,
Seguirá el mar sereno cuando ofrece
a su virginidad la poesía
de la luna que al cielo desafía
cuando sobre las olas aparece.
Todo seguirá igual que cuando ella
con su callada vocación de estrella
inauguraba todo lo que existe.
Y todo estará igual; el sol, la rosa,
las estrellas, el mar, la luna hermosa;
solo yo, para siempre, estaré triste...
Luis López Anglada
La luz de las estrellas que se han extinguido hace años todavía nos alcanza. Igual que los hombres ilustres que han muerto hace siglos, que nos alcanzan con las radiaciones de su personalidad.
Khalil Gibran
Me cuesta bajar el poema del aire, allí donde me hundo con el plumaje vertical de las palabras. Rozando el infierno y el invierno el poema es un dios de pies ligeros apaleado por las estrellas.
José Barroeta
Lo admirable no es que existan las estrellas sino que el hombre haya podido dar cuenta de su existencia.
Anatole France
Los países son como las estrellas: pueden resplandecer y brillar siglos enteros después de su extinción.
Jean Giraudoux
Estrellas Fijas En Un Cielo Blanco
Estrellas fijas en un cielo blanco,
son los bellos sonetos pues no giran
en torno de orbe alguno
ni han rotado sus densas masas de catorce cifras
No reflejan la luz del sol tampoco
pero irradian su propia luz de adentro
Y en el albor parecen en reposo
o muertos cuyas tumbas son sus cuerpos
Y sin embargo las estrellas fijas
a veces bienhechoras o malignas
siempre de harta energía están cargadas
Y aunque hace miles de años extinguidas
su fulgor todavía nos alcanza
sea por vista o por astrología
Estrellas fijas en un cielo blanco,
son los bellos sonetos pues no giran
en torno de orbe alguno
ni han rotado sus densas masas de catorce cifras
No reflejan la luz del sol tampoco
pero irradian su propia luz de adentro
Y en el albor parecen en reposo
o muertos cuyas tumbas son sus cuerpos
Y sin embargo las estrellas fijas
a veces bienhechoras o malignas
siempre de harta energía están cargadas
Y aunque hace miles de años extinguidas
su fulgor todavía nos alcanza
sea por vista o por astrología
Oscar Hahn
Noviembre
A mi padre
Me acodé en el balcón:
las estrellas giraban,
musicales y suaves, como los crisantemos
de las huertas perdidas.
Toda la noche tiene manos inmaculadas
que pasar por las sienes que el cansancio golpea,
húmedos labios trémulos para tantas mejillas,
corazones acordes al par de sus silencios.
Me acordaba de ti,
del que no fueras nunca,
casi flor, casi germen, casi voz, casi todo
lo que nombra un deseo.
Aquél que hundió en la tierra su planta generosa,
los olivos que ceden su fruto a las escarchas;
el que alzaba su mano como si fuera un grito
poderoso y maduro sobre el marchito júbilo.
Me acordaba de ti,
como en noches pasadas,
tanto amor que se logra pero no se consuma
por no sé qué misterio,
y el corazón, tan lleno de flor y flor perenne,
de estrella y lunas fijas, de campo y campo abierto,
abría sus balcones hacia un paisaje oscuro
de paciencia y de adiós, de clemencia y de olvido.
A mi padre
Me acodé en el balcón:
las estrellas giraban,
musicales y suaves, como los crisantemos
de las huertas perdidas.
Toda la noche tiene manos inmaculadas
que pasar por las sienes que el cansancio golpea,
húmedos labios trémulos para tantas mejillas,
corazones acordes al par de sus silencios.
Me acordaba de ti,
del que no fueras nunca,
casi flor, casi germen, casi voz, casi todo
lo que nombra un deseo.
Aquél que hundió en la tierra su planta generosa,
los olivos que ceden su fruto a las escarchas;
el que alzaba su mano como si fuera un grito
poderoso y maduro sobre el marchito júbilo.
Me acordaba de ti,
como en noches pasadas,
tanto amor que se logra pero no se consuma
por no sé qué misterio,
y el corazón, tan lleno de flor y flor perenne,
de estrella y lunas fijas, de campo y campo abierto,
abría sus balcones hacia un paisaje oscuro
de paciencia y de adiós, de clemencia y de olvido.
Antonio Carvajal
Busca En Todas Las Cosas...
Busca en todas las cosas un alma y un sentido
oculto; no te ciñas a la apariencia vana;
husmea, sigue el rastro de la verdad arcana,
escudriñante el ojo y aguzado el oído.
No seas como el necio, que al mirar la virgínea
imperfección del mármol que la arcilla aprisiona,
queda sordo a la entraña de la piedra, que entona
en recóndito ritmo la canción de la línea.
Ama todo lo grácil de la vida, la calma
de la flor que se mece, el color, el paisaje.
Ya sabrás poco a poco descifrar su lenguaje...
¡Oh divino coloquio de las cosas y el alma!
Hay en todos los seres una blanda sonrisa,
un dolor inefable o un misterio sombrío.
¿Sabes tú si son lágrimas las gotas de rocío?
¿Sabes tú qué secreto va contando la brisa?
Atan hebras sutiles a las cosas distantes;
al acento lejano corresponde otro acento.
¿Sabes tú donde lleva los suspiros el viento?
¿Sabes tú si son almas las estrellas errantes?
No desdeñes al pájaro de argentina garganta
que se queja en la tarde, que salmodia a la aurora.
Es un alma que canta y es un alma que llora...
¡Y sabrá por qué llora, y sabrá por qué canta!
Busca en todas las cosas el oculto sentido;
lo hallarás cuando logres comprender su lenguaje;
cuando sientas el alma colosal del paisaje
y los ayes lanzados por el árbol herido...
Busca en todas las cosas un alma y un sentido
oculto; no te ciñas a la apariencia vana;
husmea, sigue el rastro de la verdad arcana,
escudriñante el ojo y aguzado el oído.
No seas como el necio, que al mirar la virgínea
imperfección del mármol que la arcilla aprisiona,
queda sordo a la entraña de la piedra, que entona
en recóndito ritmo la canción de la línea.
Ama todo lo grácil de la vida, la calma
de la flor que se mece, el color, el paisaje.
Ya sabrás poco a poco descifrar su lenguaje...
¡Oh divino coloquio de las cosas y el alma!
Hay en todos los seres una blanda sonrisa,
un dolor inefable o un misterio sombrío.
¿Sabes tú si son lágrimas las gotas de rocío?
¿Sabes tú qué secreto va contando la brisa?
Atan hebras sutiles a las cosas distantes;
al acento lejano corresponde otro acento.
¿Sabes tú donde lleva los suspiros el viento?
¿Sabes tú si son almas las estrellas errantes?
No desdeñes al pájaro de argentina garganta
que se queja en la tarde, que salmodia a la aurora.
Es un alma que canta y es un alma que llora...
¡Y sabrá por qué llora, y sabrá por qué canta!
Busca en todas las cosas el oculto sentido;
lo hallarás cuando logres comprender su lenguaje;
cuando sientas el alma colosal del paisaje
y los ayes lanzados por el árbol herido...
Enrique González MartÃnez
Crepuscular
Como vientre rajado sangra el ocaso,
manchando con sus chorros de sangre humeante
de la celeste bóveda el azul raso,
de la mar estañada la onda espejeante.
Alzan sus moles húmedas los arrecifes
donde el chirrido agudo de las gaviotas,
mezclado a los crujidos de los esquifes,
agujerea el aire de extrañas notas.
Va la sombra extendiendo sus pabellones,
rodea el horizonte cinta de plata,
y, dejando las brumas hechas jirones,
parece cada faro flor escarlata.
Como ramos que ornaron senos de ondinas
y que surgen nadando de infecto lodo,
vagan sobre las ondas algas marinas
impregnadas de espumas, salitre y yodo.
Ábrense las estrellas como pupilas,
imitan los celajes negruzcas focas
y, extinguiendo las voces de las esquilas,
pasa el viento ladrando sobre las rocas.
Como vientre rajado sangra el ocaso,
manchando con sus chorros de sangre humeante
de la celeste bóveda el azul raso,
de la mar estañada la onda espejeante.
Alzan sus moles húmedas los arrecifes
donde el chirrido agudo de las gaviotas,
mezclado a los crujidos de los esquifes,
agujerea el aire de extrañas notas.
Va la sombra extendiendo sus pabellones,
rodea el horizonte cinta de plata,
y, dejando las brumas hechas jirones,
parece cada faro flor escarlata.
Como ramos que ornaron senos de ondinas
y que surgen nadando de infecto lodo,
vagan sobre las ondas algas marinas
impregnadas de espumas, salitre y yodo.
Ábrense las estrellas como pupilas,
imitan los celajes negruzcas focas
y, extinguiendo las voces de las esquilas,
pasa el viento ladrando sobre las rocas.
Julián del Casal
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía y te recorro entero, sendero tras sendero, descalzando mi amor, desnudando mi miedo.
Gioconda Belli
¿Esa estrella es amargura entre estrellas de amor? ¿Este carguero lleva a la eternidad? ¿Adónde vamos? Vida sálvanos a todos.
Malcolm Lowry
Mudanza
Ayer, el cielo azul, la mar en calma
y el sol ignipotente y cremesino,
y muchas ilusiones en mi alma
y flores por doquier en mi camino.
Mi vida toda júbilos y encantos,
mi pecho rebosando de pureza,
mi carmen pleno de perfume y cantos
y muy lejos, muy lejos, la tristeza.
Ayer, la inspiración rica y galana
llenando mi cerebro de fulgores;
y tú, sonriente y dulce en tu ventana,
hablándome de dichas y de amores.
Ayer, cuanto era luz y poesía,
las albas puras y las tardes bellas
henchidas de sutil melancolía,
y las noches pletóricas de estrellas...
Y hoy... la sombra y el ansia y el desierto,
perdida la esperanza, y la creencia,
y el amor en tu espíritu ya muerto,
y sembrada de espinas la existencia.
Ayer, el cielo azul, la mar en calma
y el sol ignipotente y cremesino,
y muchas ilusiones en mi alma
y flores por doquier en mi camino.
Mi vida toda júbilos y encantos,
mi pecho rebosando de pureza,
mi carmen pleno de perfume y cantos
y muy lejos, muy lejos, la tristeza.
Ayer, la inspiración rica y galana
llenando mi cerebro de fulgores;
y tú, sonriente y dulce en tu ventana,
hablándome de dichas y de amores.
Ayer, cuanto era luz y poesía,
las albas puras y las tardes bellas
henchidas de sutil melancolía,
y las noches pletóricas de estrellas...
Y hoy... la sombra y el ansia y el desierto,
perdida la esperanza, y la creencia,
y el amor en tu espíritu ya muerto,
y sembrada de espinas la existencia.
Salvador DÃaz Mirón
Ahora Sí Que Tú Y Yo...
Ahora sí que tú y yo estamos más lejos uno del otro
que dos estrellas de diferentes galaxias.
Ningún astrónomo logrará tenernos juntos
en su vertiginoso campo visual
ni el fotógrafo de Cartagena ante su Polaroid
así fue hace la infinidad de siete años
el resto de las imágenes son nubes de la memoria
y de aquélla y de todas se ha retirado la vida.
Ahora sí que tú y yo estamos más lejos uno del otro
que dos estrellas de diferentes galaxias.
Ningún astrónomo logrará tenernos juntos
en su vertiginoso campo visual
ni el fotógrafo de Cartagena ante su Polaroid
así fue hace la infinidad de siete años
el resto de las imágenes son nubes de la memoria
y de aquélla y de todas se ha retirado la vida.
Enrique Lihn
El Don Juan del conocimiento: ningún filósofo ni poeta lo ha descubierto todavía. Es un hombre que no siente amor por las cosas que conoce, pero que tiene ingenio, ganas y gusto por la caza e intrigas del conocimiento -¡hasta subir a las más altas y lejanas estrellas de éste!-, hasta que por fin ya no queda nada que cazar. excepto lo absolutamente doloroso del conocimiento, como le ocurre al bebedor, que a la postre bebe ajenjo y aguardiente. Así que al final el Don Juan del conocimiento se encapricha del infierno - es el último conocimiento que lo seduce.¡Es posible que también el infierno lo decepcione, como toda cosa conocida! ¡Y entonces tendría que permanecer inmóvil por toda la eternidad, sólidamente clavado a la decepción, convertido él mismo en convidado de piedra, y con grandes ganas de una cena del conocimiento, que nunca le sirve! -pues este entero mundo de las cosas no tiene ya ningÚn bocado que ofrecer a ese hambriento.
Friedrich Nietzsche
Acaso no haya nada tan considerable en la historia de los cristianos como Rancé rezando a la luz de las estrellas, apoyado en los acueductos de los césares, a la puerta de las catacumbas: el agua se lanzaba con fragor por encima de las murallas de la Ciudad Eterna, mientras la muerte, abajo, entraba silenciosamente en la tumba.
François René De Chateaubriand
En Mi Jardín
Sobre el césped los árboles me hablan
del divino poema del silencio.
La noche me sorprende sin sonrisas,
revolviendo en mi alma los recuerdos.
* * *
¡Viento! ¡oye!
¡espera! ¡no te vayas!
¿De parte de quién es? ¿Quién dijo eso?
Besos que yo esperé, tú me has dejado
en el ala dorada de mi pelo.
¡No te vayas! ¡alegra más mis flores!
Y sé, tú, viento amigo mensajero;
contéstale diciendo que me viste,
con el libro de siempre entre los dedos.
Al marcharte, enciende las estrellas,
se han llevado la luz, y apenas veo,
y sé, viento, enfermo de mi alma;
y llévale esta «cita» en raudo vuelo.
...Y el viento me acaricia dulcemente,
y se marcha insensible a mi deseo...
Sobre el césped los árboles me hablan
del divino poema del silencio.
La noche me sorprende sin sonrisas,
revolviendo en mi alma los recuerdos.
* * *
¡Viento! ¡oye!
¡espera! ¡no te vayas!
¿De parte de quién es? ¿Quién dijo eso?
Besos que yo esperé, tú me has dejado
en el ala dorada de mi pelo.
¡No te vayas! ¡alegra más mis flores!
Y sé, tú, viento amigo mensajero;
contéstale diciendo que me viste,
con el libro de siempre entre los dedos.
Al marcharte, enciende las estrellas,
se han llevado la luz, y apenas veo,
y sé, viento, enfermo de mi alma;
y llévale esta «cita» en raudo vuelo.
...Y el viento me acaricia dulcemente,
y se marcha insensible a mi deseo...
Gloria Fuertes
Oigo pegando mis oídos al mapa vivo de tu suelo que llevo aquí, aquí en las manos, repicar todas tus campanas, parpadear todas tus estrellas.
Miguel Ãngel Asturias
Si eres tú misma el rosal y las rosas, la noche de mi verso y sus estrellas, ¿a quién dedicaré este breve cielo, este arbusto, esta fuente, este desvelo?.
Gerardo Diego
Y tantas mariposas distraídas han fallecido en tu mirada que las estrellas ya no alumbran nada.
Gerardo Diego
Amor
El amor es fragante como un ramo de rosas.
Amando, se poseen todas las primaveras.
Eros trae en su aljaba las flores olorosas
de todas las umbrías y todas las praderas.
Cuando viene a mi lecho trae aroma de esteros,
de salvajes corolas y tréboles jugosos.
¡Efluvios ardorosos de nidos de jilgueros,
ocultos en los gajos de los ceibos frondosos!
¡Toda mi joven carne se impregna de esa esencia!
Perfume de floridas y agrestes primaveras
queda en mi piel morena de ardiente transparencia
perfumes de retamas, de lirios y glicinas.
Amor llega a mi lecho cruzando largas eras
y unge mi piel de frescas esencias campesinas.
El amor es fragante como un ramo de rosas.
Amando, se poseen todas las primaveras.
Eros trae en su aljaba las flores olorosas
de todas las umbrías y todas las praderas.
Cuando viene a mi lecho trae aroma de esteros,
de salvajes corolas y tréboles jugosos.
¡Efluvios ardorosos de nidos de jilgueros,
ocultos en los gajos de los ceibos frondosos!
¡Toda mi joven carne se impregna de esa esencia!
Perfume de floridas y agrestes primaveras
queda en mi piel morena de ardiente transparencia
perfumes de retamas, de lirios y glicinas.
Amor llega a mi lecho cruzando largas eras
y unge mi piel de frescas esencias campesinas.
Juana de Ibarbourou
Madrigales
I
Déjame ya ocultarme en tu recuerdo inmenso,
que me toca y me ciñe como una niebla amante;
y que la tibia tierra de tu carne me añore,
oh isla de alas rosadas, plegadas dulcemente.
Y estos versos fugaces que tal vez fueron besos,
y polen de florestas en futuros sin tiempo,
ya son como reflejos de lunas y de olvidos,
estos versos que digo, sin decir, a tu oído.
II
Llámame en la hondonada de tus sueños más dulces,
llámame con tus cielos, con tus nocturnos firmamentos,
llámame con tus noches desgarradas al fondo
por esa ala inmensa de imposible blancura.
Llámame en el collado, llámame en la llanura
y en el viento y la nieve, la aurora y el poniente,
llámame con tu voz, que es esa flor que sube
mientras a tierra caen llorándola sus pétalos.
III
No es para ti que, al fin, estas líneas escribo
en la página azul de este cielo nostálgico
como el viejo lamento del viento en el postigo
del día más floral entre los días idos.
Una palabra vuelve, pero no es tu palabra,
aunque fuera tu aliento que repite mi nombre,
sino mi boca húmeda de tus besos perdidos,
sino tus labios vivos en los míos, furtivos.
Y vuelve, cada siempre, entre el follaje alterno
de días y de noches, de soles y sombrías
estrellas repetidas, vuelve como el celaje
y su bandada quieta, veloz y sin fatiga.
No es para ti este canto que fulge de tus lágrimas,
no para ti este verso de melodías oscuras,
sino que entre mis manos tu temblor aún persiste
y en él, el fuego eterno de nuestras horas
I
Déjame ya ocultarme en tu recuerdo inmenso,
que me toca y me ciñe como una niebla amante;
y que la tibia tierra de tu carne me añore,
oh isla de alas rosadas, plegadas dulcemente.
Y estos versos fugaces que tal vez fueron besos,
y polen de florestas en futuros sin tiempo,
ya son como reflejos de lunas y de olvidos,
estos versos que digo, sin decir, a tu oído.
II
Llámame en la hondonada de tus sueños más dulces,
llámame con tus cielos, con tus nocturnos firmamentos,
llámame con tus noches desgarradas al fondo
por esa ala inmensa de imposible blancura.
Llámame en el collado, llámame en la llanura
y en el viento y la nieve, la aurora y el poniente,
llámame con tu voz, que es esa flor que sube
mientras a tierra caen llorándola sus pétalos.
III
No es para ti que, al fin, estas líneas escribo
en la página azul de este cielo nostálgico
como el viejo lamento del viento en el postigo
del día más floral entre los días idos.
Una palabra vuelve, pero no es tu palabra,
aunque fuera tu aliento que repite mi nombre,
sino mi boca húmeda de tus besos perdidos,
sino tus labios vivos en los míos, furtivos.
Y vuelve, cada siempre, entre el follaje alterno
de días y de noches, de soles y sombrías
estrellas repetidas, vuelve como el celaje
y su bandada quieta, veloz y sin fatiga.
No es para ti este canto que fulge de tus lágrimas,
no para ti este verso de melodías oscuras,
sino que entre mis manos tu temblor aún persiste
y en él, el fuego eterno de nuestras horas
Aurelio Arturo
Contemplo Entre Las Aguas de Tu Cuerpo...
Contemplo entre las aguas de tu cuerpo
la celeste blancura del pantano
desnudo bajo el campo con relieves
y circundado por el verde fuego.
No muy lejos el mar y las estrellas
en las arenas grises de las nubes.
Manos entre las piedras con las olas
y tus ojos azules en las hierbas.
Las alas se aproximan. Descomponen,
perdidas en las páginas del bosque,
Bronwyn, mi corazón, y cenicienta
sobre la tierra negra y en los cielos.
Contemplo entre las aguas de tu cuerpo
la celeste blancura del pantano
desnudo bajo el campo con relieves
y circundado por el verde fuego.
No muy lejos el mar y las estrellas
en las arenas grises de las nubes.
Manos entre las piedras con las olas
y tus ojos azules en las hierbas.
Las alas se aproximan. Descomponen,
perdidas en las páginas del bosque,
Bronwyn, mi corazón, y cenicienta
sobre la tierra negra y en los cielos.
Juan Eduardo Cirlot