Quisiera ser ( 2 )
Quisiera ser. Encuentra docenas de quisiera ser con fotos para copiar y compartir.
Quisiera darte todo lo que nunca hubieras tenido, y ni así sabrías la maravilla que es poder quererte
Frida Kahlo
Pero seria hipócrita el decir que yo soy el Presidente de todos los chilenos. No, hasta hay gente que quisiera que estuviese frito en aceite y soy chileno
Salvador Allende
No quisiera pensar si no pensara que, privado que fui de tu hermosura, me olvidara de mí si te olvidara
Antonio Gala
Tal vez si quisiera ser comprendido o comprender podría engatusarme a mí mismo con la fe, pero soy un reportero y Dios existe solo para los editorialistas.
Graham Greene
Me sentiría como un prisionero total y absoluto en este mundo si yo supiese que no podría quitarme la vida cuando quisiera.
Hunter S. Thompson
Suele decirse que los reyes tienen las manos largas; yo quisiera que tuvieran igualmente largas las orejas
Jonathan Swift
A veces conviene ir hacia el mundo y frecuentar los hombres pues uno se siente allí obligado y llamado, pero el que prefiere permanecer solo y tranquilamente en la obra y solo quisiera tener muy pocos amigos, es el que circula con más seguridad entre los hombres y el mundo.
Vincent van Gogh
Sofía.- Mucho trabajo tienes, Mercurio, si quieres contarme todos estos pormenores de la disposición que fectúa el padre Júpiter; al querer hacerme escuchar todos estos decretos particulares uno por uno me recuerdas a alguien que quisiera llevar la cuenta de los granos de arena de la tierra.
Giordano Bruno
A veces siento como si la gente quisiera que me muriera para que así se cumpliera la clásica historia del rock
Kurt Cobain
Quisiera preguntárselo todo, pero no puedo, no sé cómo hacerlo, qué es ese misterio de lo que quiero de ti, qué es el hombre o la mujer, el amor, qué quiero decir con amor; por qué debo insistir y preguntar, y por qué me voy y te dejo
Jack Kerouac
También es el filósofo, digámoslo de pasada, el hombre que no quisiera dar nunca en el blanco sobre el cual dispara y para ello lo pone más allá del alcance de toda escopeta.
Antonio Machado
Cuando eras pequeño, solías correr a mí en busca de protección. Ahora, en estos momentos de debilidad, quisiera esconder mi cabeza entre tus rodillas para que tú, inteligente y fuerte, me defendieras, me protegieras.
Vasili Grossman
Amo a mi país, ¡Por los arenques que lo amo! Quisiera que ver pudierais las lágrimas que sollozo al pensar en el barco, en el tren de los emigrantes.
James Joyce
¿Qué ama en nosotros el que nos quisiera distintos de los que somos? El amigo que sabe llegar al fondo de nuestro corazón, ése, como tú, ni aconseja ni recrimina; ama y calla.
Jacinto Benavente
Maestro quisiera saber como viven los peces en el mar. -Como los hombres en la tierra: los grandes se comen a los pequeños.
William Shakespeare
Yo procuraré siempre ser una buena mujer para ti, con lo cual quiero decir todo lo que en mí quepa de útil para ti, para ayudarte a ser valiente, para no ser una carga y para empujarte siempre para arriba en todo lo que alcancen nuestras almas. Quiero que te refugies en mí contra toda desilusión y contra lo mediocre y mezquino de la vida. Quisiera poder siempre tener brillante esa alma de tu ex libris. Juanito mío, ¿Seré todo lo que quiero ser para ti? Y tú por tu lado, te ruego, no tengas celos. Es una cosa que siento que me rebaja.
Zenobia Camprubà Aymar
En este momento siento que callar es un pecado capital, en la capital del pecado me quieren decapitar, y aunque quisiera criar a mis hijos en un cuento de hadas, sé que el mundo se acaba y no les quedará nada
Nach
Si me fuera a reencarnar, quisiera volver al mundo como un buitre: nadie lo odia, ni lo envidia, ni lo desea, ni lo necesita; jamás lo molestan y nunca está en peligro; además, le mete el diente a cualquier cosa.
William Faulkner
Mariposa
Quisiera
hacer un verso que tuviera
ritmo de Primavera;
que fuera
como una fina mariposa rara,
como una mariposa que volara
sobre tu vida, y cándida y ligera
revolara
sobre tu cuerpo cálido de cálida palmera
y al fin su vuelo absurdo reposara
--tal como en una roca azul de la pradera--
sobre la linda rosa de tu cara...
Quisiera
hacer un verso que tuviera
toda la fragancia de la Primavera
y que cual una mariposa rara
revolara
sobre tu vida, sobre tu cuerpo, sobre tu cara.
Quisiera
hacer un verso que tuviera
ritmo de Primavera;
que fuera
como una fina mariposa rara,
como una mariposa que volara
sobre tu vida, y cándida y ligera
revolara
sobre tu cuerpo cálido de cálida palmera
y al fin su vuelo absurdo reposara
--tal como en una roca azul de la pradera--
sobre la linda rosa de tu cara...
Quisiera
hacer un verso que tuviera
toda la fragancia de la Primavera
y que cual una mariposa rara
revolara
sobre tu vida, sobre tu cuerpo, sobre tu cara.
Nicolás Guillén
Un Día
Este cielo nublado
de tempestad oculta
y lluvia presentida
me pesa;
este aire denso y quieto,
que ni siquiera mueve
la hoja leve
del jazmín florecido,
me ahoga;
esta espera
de algo que no llega
me cansa.
Quisiera estar lejos,
donde nadie
me conociera:
nueva
como la yerba fresca,
ligera,
sin el peso
de los días muertos
y libre
ir por caminos ignorados
hacia un cielo abierto.
Este cielo nublado
de tempestad oculta
y lluvia presentida
me pesa;
este aire denso y quieto,
que ni siquiera mueve
la hoja leve
del jazmín florecido,
me ahoga;
esta espera
de algo que no llega
me cansa.
Quisiera estar lejos,
donde nadie
me conociera:
nueva
como la yerba fresca,
ligera,
sin el peso
de los días muertos
y libre
ir por caminos ignorados
hacia un cielo abierto.
AlaÃde Foppa
Mujer En Camisa
Te amo así, sentada,
con los senos cortados y clavados en el filo,
como una transparencia,
del espaldar de la butaca rosa,
con media cara en ángulo,
el cabello entubado de colores,
la camisa caída
bajo el atornillado botón saliente del ombligo,
y las piernas,
las piernas confundidas con las patas
que sostienen tu cuerpo
en apariencia dislocado,
adherido al journal que espera la lectura.
Divinamente ancha, precisa, aunque dispersa,
la belleza real
que uno quisiera componer cada noche.
Te amo así, sentada,
con los senos cortados y clavados en el filo,
como una transparencia,
del espaldar de la butaca rosa,
con media cara en ángulo,
el cabello entubado de colores,
la camisa caída
bajo el atornillado botón saliente del ombligo,
y las piernas,
las piernas confundidas con las patas
que sostienen tu cuerpo
en apariencia dislocado,
adherido al journal que espera la lectura.
Divinamente ancha, precisa, aunque dispersa,
la belleza real
que uno quisiera componer cada noche.
Rafael Alberti
Nocturno
Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos.
Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas.
Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo,
y cuál será la intención de los papeles
que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras,
y en que las cañerías tienen gritos estrangulados,
como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa,
al dar vuelta la llave de la electricidad,
en el espanto que sentirán las sombras,
y quisiéramos avisarles
para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones.
Y a veces las cruces de los postes telefónicos,
sobre las azoteas,
tienen algo de siniestro
y uno quisiera rozarse a las paredes,
como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos
que nos pasaran la mano por el lomo,
y en las que súbitamente se comprende
que no hay ternura comparable
a la de acariciar algo que duerme.
Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos.
Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas.
Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo,
y cuál será la intención de los papeles
que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras,
y en que las cañerías tienen gritos estrangulados,
como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa,
al dar vuelta la llave de la electricidad,
en el espanto que sentirán las sombras,
y quisiéramos avisarles
para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones.
Y a veces las cruces de los postes telefónicos,
sobre las azoteas,
tienen algo de siniestro
y uno quisiera rozarse a las paredes,
como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos
que nos pasaran la mano por el lomo,
y en las que súbitamente se comprende
que no hay ternura comparable
a la de acariciar algo que duerme.
Oliverio Girondo
A fin de cuentas, un héroe es alguien que quisiera discutir con los dioses, y así debilita a los demonios para combatir su visión.
Norman Mailer
Yo fui también, antaño, un columpiador de árboles; muy a menudo sueño en que volveré a serlo, cuando me hallo cansado de mis meditaciones, y la vida parece un bosque sin caminos donde, al vagar por él, sentirnos en la cara ardiente el cosquilleo de rotas telarañas, y un ojo lagrimea a causa de una brizna, y quisiera alejarme de la tierra algún tiempo, para luego volver y empezar otra vez.
Robert Frost
Si quisiera hablar con vuestro vocabulario, diría que el único mandamiento moral que tiene el hombre es: Pensarás. Pero un "mandamiento moral" es una contradicción en los términos. Lo moral es lo escogido, no lo forzado; lo comprendido, no lo obedecido. Lo moral es lo racional, y la Razón no acepta mandamientos.
Ayn Rand
La Cour Carrée
Oh rápida, te amo.
Oh zorra apresurada al borde del vestido
y límite afilado de la bota injuriante,
rodilla de Artemisa fugaz entre la piedra,
os amo,
sombra huidiza en la escalera noble,
espalda entre trompetas por el puente.
Oh vagas, os envidio,
imágenes parejas en los grises
vahos de las cristaleras entornadas,
impacientes
-que llegan a las citas con retraso-
nervios de los que habitan (el descuido
seguro y arrogante de la puerta entreabierta
y el gesto ordenador de las cosas que miran).
Lo quiero casi todo:
la puerta del palacio con armas y figuras,
el nombre de los reyes y el latón de República.
Quiero tus ojos de extranjera ingenua
y la facilidad sin alma del copista.
Quiero esta luz de ahora. Es mi deseo
estar abierto, atento, hasta que parta.
Y quisiera que alguien me dijera
adiós,
contenida, riendo entre lágrimas.
Extranjero en las puertas, no estás solo,
mi apurada tristeza te acompaña.
Oh rápida, te amo.
Oh zorra apresurada al borde del vestido
y límite afilado de la bota injuriante,
rodilla de Artemisa fugaz entre la piedra,
os amo,
sombra huidiza en la escalera noble,
espalda entre trompetas por el puente.
Oh vagas, os envidio,
imágenes parejas en los grises
vahos de las cristaleras entornadas,
impacientes
-que llegan a las citas con retraso-
nervios de los que habitan (el descuido
seguro y arrogante de la puerta entreabierta
y el gesto ordenador de las cosas que miran).
Lo quiero casi todo:
la puerta del palacio con armas y figuras,
el nombre de los reyes y el latón de República.
Quiero tus ojos de extranjera ingenua
y la facilidad sin alma del copista.
Quiero esta luz de ahora. Es mi deseo
estar abierto, atento, hasta que parta.
Y quisiera que alguien me dijera
adiós,
contenida, riendo entre lágrimas.
Extranjero en las puertas, no estás solo,
mi apurada tristeza te acompaña.
Carlos Barral