Refran el buen juez por su casa empieza ( 3 )
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El buen juez no ha de torcer las leyes a su condición, sino torcer su condición conforme a las leyes.
Fray Antonio de Guevara
Me encantaría saber qué pasaría si un día llegase del cielo la noticia de que el buen Dios se dispone a enviar una comisión de ángeles con plenos poderes para viajar por Europa, como los jueces en Inglaterra, y poner fin a los grandes procesos que, en el mundo, no tienen otro juez que el derecho del más fuerte.
Georg Christoph Lichtenberg
En casa soy un buen tipo: pero no quiero que el mundo lo sepa. La gente humilde he visto que no llegará muy lejos.
Muhammad AlÃ
Con la mitad de un periódico hice un buque de papel y en la fuente de mi casa va navegando muy bien. Mi hermana con su abanico sopla que sopla sobre él. ¡Muy buen viaje, muy buen viaje, buquecito de papel!
Amado Nervo
Doy la cara al enemigo, la espalda al buen comentario, porque el que acepta un halago empieza a ser dominado; el hombre le hace caricias al caballo pa' montarlo...
Facundo Cabral
Era usted un buen fotógrafo porque fotografiar es encuadrar, y encuadrar es elegir y excluir. Salvar unas cosas y condenar otras. No todo el mundo puede hacer eso: erguirse juez de cuanto pasa alrededor. Nadie que ame de verdad puede dictar esa clase de sentencias.
Arturo Pérez-Reverte
El único negocio es que prefiero perder un poco de guita con el perfume que llenarme los bolsillos con el olor a bosta. Ahora bien, ¿cómo no vas a disfrutar de un buen vino más que de uno malo, de una caricia más que de una patada en el orto? Lo que me arruinaría sería tener que ser un miserable para poder disfrutar del confort. Pero yo no he tenido guita para pagar el alquiler, y sin embargo en mi casa había champagne. Sí, yo tomé champagne toda mi vida, porque para mí es mucho más importante que tener un Peugeot. Me gustan más esos vicios que ir sacando el brazo por la ventanilla del mejor auto.
Indio Solari
Tendríamos que ser como Luis, no ya seguirlo, sino ser como él, dejar atrás inapelablemente el odio y la venganza, mirar al enemigo como lo mira Luis, con una implacable magnamidad que tantas veces ha suscitado en mi memoria (pero esto, ¿cómo decírselo a nadie?) una imagen de pantocrátor, un juez que empieza por ser el acusado y el testigo y que no juzga, que simplemente separa las tierras de las aguas para que al fin, alguna vez, nazca una patria de hombres en un amanecer tembloroso, a orillas de un tiempo más limpio.
Julio Cortázar
Le dije que me gustaba la comida picante. No sé por qué tuve que afirmar semejante idiotez si es mentira. Voy poniendo cucharada tras cucharada de yogur en la comida. No hay nada que hacer. Cada vez me pasa igual: las papilas gustativas se me achicharran y se mueren; el rostro se me pone rojo como una remolacha; mi cabeza se me antoja una casa en llamas y el tracto digestivo empieza a retorcerse y quejarse de dolor como una boa constrictor que se acaba de tragar un cortacésped.
Yann Martel
se prohibe hablar se prohibe mirar para los lados se prohibe fumar se prohibe pensar sólo se permiten la soledad la tristeza y el vacío el buen trabajador mortal trabaja y muere no es otra su misión tampoco tiene más misión que apretar la tuerca que ve delante de sus ojos durante cinco segundos se prohíbe saber que hay árboles y pájaros la luna las nubes las olas una hoja de color dorado a la que lleva el viento una mujer a la que se le estremecen de amorosa forma casi imperceptible las aletas de la nariz el tiempo es oro y la sociedad precisa que no se dilapide el oro vete siempre mirando para el suelo llega a tu casa cansado y con el desierto habitándote la cabeza nadie te espera si no es para descargar sobre tus espaldas su malhumor debes acostumbrarte a sentirte orgulloso de que el hombre haya llegado a la luna y de que el dolor pueda transmitirse vía satélite nadie quiere decir que la rebelión de la máquina ha esclavizado al hombre
Camilo José Cela
Empiezo a recuperar la concentración cuando Caesar le pregunta si tiene una novia en casa.
Peeta vacila y después sacude la cabeza, aunque no muy convencido.
?¿Un chico guapo como tú? Tiene que haber una chica especial. Venga, ¿cómo se llama?
?Bueno, hay una chica ?responde él, suspirando?. Llevo enamorado de ella desde que tengo uso de razón, pero estoy seguro de que ella no sabía nada de mí hasta la cosecha.
La multitud expresa su simpatía: comprenden lo que es un amor no correspondido.
?¿Tiene otro?
?No lo sé, aunque les gusta a muchos chicos.
?Entonces te diré lo que tienes que hacer: gana y vuelve a casa. Así no podrá rechazarte, ¿eh? ?lo anima Caesar.
?Creo que no funcionaría. Ganar? no ayudará en mi caso.
?¿Por qué no? ?pregunta Caesar, perplejo.
?Porque? ?empieza a balbucear Peeta, ruborizándose?. Porque? ella esta aquí conmigo.
Peeta vacila y después sacude la cabeza, aunque no muy convencido.
?¿Un chico guapo como tú? Tiene que haber una chica especial. Venga, ¿cómo se llama?
?Bueno, hay una chica ?responde él, suspirando?. Llevo enamorado de ella desde que tengo uso de razón, pero estoy seguro de que ella no sabía nada de mí hasta la cosecha.
La multitud expresa su simpatía: comprenden lo que es un amor no correspondido.
?¿Tiene otro?
?No lo sé, aunque les gusta a muchos chicos.
?Entonces te diré lo que tienes que hacer: gana y vuelve a casa. Así no podrá rechazarte, ¿eh? ?lo anima Caesar.
?Creo que no funcionaría. Ganar? no ayudará en mi caso.
?¿Por qué no? ?pregunta Caesar, perplejo.
?Porque? ?empieza a balbucear Peeta, ruborizándose?. Porque? ella esta aquí conmigo.
Suzanne Collins