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Refran en boca cerrada no entran moscas ( 14 )

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Las mujeres no siempre tienen que mantener la boca cerrada y sus vientres abiertos.


Emma Goldman


Aprendiste las dos cosas más grandes en la vida, nunca delates a tus amigos, y siempre mantén la boca cerrada.


Robert de Niro




Realmente no sé de la tradición judía de la comedia, solo la tradición judía de no mantener la boca cerrada. Quejarse de todo lo que es dura, injusta o ridículo en la vida, que tiene fuertes sentimientos, y no ser capaz de suprimirlos. Eso, para mí, es judío.


Fred Melamed


Es mejor mantener tu boca cerrada y dejar que la gente piense que eres tonto que abrirla y despejar toda duda.


Mark Twain


Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.

A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.

De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.

Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.

Tú estás aquí. Ah tú no huyes.
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.

Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.

Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.

Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.

Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.



Pablo Neruda


Ahora tengo treinta años, y mis sienes jaspea
la ceniza precoz de la muerte. En mis días,
como la lluvia eterna de los polos, gotea
la amargura con lágrimas lentas, salobre y fría.

Mientras arde la llama del pino, sosegada,
mirando a mis entrañas pienso qué hubiera sido
un hijo mío, infante con mi boca cansada,
mi amargo corazón y mi voz de vencido.

Y con tu corazón, el fruto de veneno,
y tus labios que hubieran otra vez renegado.
Cuarenta lunas él no durmiera en mi seno,
que sólo por ser tuyo me hubiese abandonado.

Y en qué huertas en flor, junto a qué aguas corrientes
lavara, en primavera, su sangre de mi pena,
si fui triste en las landas y en las tierras clementes,
y en toda tarde mística hablaría en sus venas.

Y el horror de que un día, con la boca quemante
de rencor, me dijera lo que dije a mi padre:
«¿Por qué ha sido fecunda tu carne sollozante
y se henchieron de néctar los pechos de mi madre?»

Siento el amargo goce de que duermas abajo
en tu lecho de tierra, y un hijo no meciera
mi mano, por dormir yo también sin trabajos
y sin remordimientos, bajo una zarza fiera.

Porque yo no cerrara los párpados, y loca
escuchase a través de la muerte, y me hincara,
deshechas las rodillas, retorcida la boca,
si lo viera pasar con mi fiebre en su cara.

Y la tregua de Dios a mí no descendiera:
en la carne inocente me hirieran los malvados,
y por la eternidad mis venas exprimieran
sobre mis hijos de ojos y de frente extasiados.

¡Bendito pecho mío en que a mis gentes hundo
y bendito mi vientre en que mi raza muere!
¡La cara de mi madre ya no irá por el mundo
ni su voz sobre el viento, trocada en miserere!

La selva hecha cenizas retoñará cien veces
y caerá cien veces, bajo el hacha, madura.
Caeré para no alzarme en el mes de las mieses;
conmigo entran los míos a la noche que dura.

Y como si pagara la deuda de una raza,
taladran los dolores mi pecho cual colmena.
Vivo una vida entera en cada hora que pasa;
como el río hacia el mar, van amargas mis venas.

Mis pobres muertos miran el sol y los ponientes
con un ansia tremenda, porque ya en mí se ciegan.
Se me cansan los labios de las preces fervientes
que antes que yo enmudezca por mi canción entregan.

No sembré por mi troje, no enseñé para hacerme
un brazo con amor para la hora postrera,
cuando mi cuello roto no pueda sostenerme
y mi mano tantee la sábana ligera.

Apacenté los hijos ajenos, colmé el troje
con los trigos divinos, y sólo a Ti espero,
¡Padre nuestro que estás en los cielos!, recoge
mi cabeza mendiga, si en esta noche muero.


Gabriela Mistral




El que mucho se despide, pocas ganas tiene de irse.


Refrán


Amistad que acaba, no fue nunca amistad.


Refrán


Amor grande, vence mil dificultades.


Refrán




Sus ojos me hablaron de cosas eternas, su boca me hizo conocer el sabor de la vida.


Alfonso Orantes


El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de las angustias.


Salomón


Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que solo le falta abrir la boca para caer en ella.


Séneca


Amo tu boca, floración de otoño, que mece en mi jardín de primavera su veleidosa tentación de llama.


Laura Victoria




Cuánto temple en el gesto, cuánto enigma, cuánto fuego rodeándole las manos, los ojos y la boca, cuánta palpitación votiva.


Francisco Morales Santos


El verdadero paraíso no esta en el cielo, sino en la boca de la mujer amada.


Teófilo Gautier


Y los ojos prometen mientras la boca aguarda.


Jorge Guillén


La puerta mejor cerrada es aquélla que puede dejarse abierta.


Proverbio Chino


No me entienden; yo no soy la boca que sepa llegar a esos oídos.


Friedrich Nietzsche


¡Ah! recibe mil besos, más de mil en la boca.


Paul Geraldy


Si me das de tu boca, de tu boca bebo a sorbitos agua del cielo.


Rosana


El beso que no te di se me ha vuelto estrella dentro... ¡Quién lo pudiera tornar -y en tu boca...- otra vez beso!.


Dulce María Loynaz


Eh! dame tu boca, eh! mi fresa bonita!, el alba ha llenado de fresas nuestro horizonte.


George Brassens


Las leyes son como las telas de araña, a través de las cuales pasan libremente las moscas grandes y quedan enredadas las pequeñas.


Honoré de Balzac


Es una enorme desgracia no tener talento para hablar bien, ni la sabiduría necesaria para cerrar la boca.


Jean de la Bruyere


Para hacerse oír, a veces hay que cerrar la boca.


Stanislaw Jerzy Lec


La mujer es embellecida por el beso que ponéis sobre su boca.


Anatole France




En la boca del viejo todo lo bueno fue, y todo lo malo es.


Baltasar Gracián


Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas.


Miguel de Cervantes


Son distintas la aguas que cubren a los que entran al mismo río.


Heráclito


El corazón del loco está en la boca; pero la boca del sabio está en el corazón.


Benjamin Franklin


Aqui yace boca arriba uno que cayó de bruces muchas veces en la vida.


Antonio Espina


La ley es una telaraña que detiene a las moscas y deja pasar a los pájaros.


Anacarsis


Los higos exigen el canastillo trenzado. Las cerezas, el cuenco de la mano. Las uvas la boca entreabierta.


Baldomero Fernández Moreno


Nada hay en la tierra mas difícil de sostener que la boca.


Edward Balser


Solo hay una cosa en el mundo peor que estar en boca de los demás, y es no estar en boca de nadie.


Oscar Wilde


Las arañas atrapan a las moscas y dejan huir a las avispas.


Plutarco


Salen errados nuestros cálculos siempre que entran en ellos el temor o la esperanza.


Molière


La mejor forma que he encontrado para decirte te amo ha sido sin palabras pero con mi boca pegada a la tuya


ingridz


El pensamiento no nace en la boca, Nace en el corazón del corazón


Nicanor Parra


Recordad que la naturaleza nos ha dado dos oídos y una sola boca para enseñarnos que más vale oír que hablar


Zenón