Refrán milagro ( 2 )
Refrán milagro. Encuentra docenas de refrán milagro con fotos para copiar y compartir.
No sé que tiene de milagro que Alonso gane un gran premio nocturno. Todos sabemos que cuando más corren los españoles es por la noche.
José Miguel Monzón Navarro
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo. Ojalá que la luna pueda salir sin ti. Ojalá que la tierra no te bese los pasos
Silvio RodrÃguez
El mundo nos aconseja el agnosticismo, pensar que somos demasiado pequeños, que nuestra razón es demasiado frágil para creer en Dios. En cambio, millones de personas siguen creyendo. Este es el milagro. El signo de que Dios obra en medio de nosotros.
Benedicto XVI
Enumerando todas las dificultades que se me ocurrían, me desanimaba y me pasaba los días sin hacer nada. Fue entonces, lo recuerdo muy bien, cuando él vino como un milagro caído del cielo.
Banana Yoshimoto
Feliz mil veces quien la ve y la siente; al nacerle el alma al punto empieza todo humilde pensar, toda dulzura, y no sabe, admirarla sonriente, si en ella se excedió naturaleza, o el milagro gentil tanta hermosura
Dante Alighieri
El frote de dos parcelas de carne no define el fenómeno del amor así como la cuerda rozada por el dedo no explica el milagro infinito de los sonidos
Marguerite Yourcenar
Cuando nos vemos al borde del abismo y parece que Dios nos ha abandonado, ya no vacilamos en esperar de él un milagro.
Marcel Proust
La perfección de Dios se prueba más con la imposibilidad del milagro que con su posibilidad.
Clarice Lispector
Ningún testimonio es suficiente para establecer un milagro, salvo que su falsedad fuese más milagrosa que el hecho que se trata de establecer.
David Hume
A veces el fuego por el que pasamos es el agente que nos purifica y permite que el milagro que Dios tenía programado para nosotros abrace nuestros corazones y nos renueve.
Marianne Williamson
Es un milagro que no me haya pegado nunca. Cuando le servía el té a las 5 tenía miedo de que las galletas no fueran frescas porque entonces me insultaba. Me puse enferma y debo curarme.
Cary Grant
A orillas del lago de Texcoco floreció el milagro. Pinceles que no eran de aquí abajo, dejaban pintada una imagen dulcísima, que la labor corrosiva de los siglos respetaría maravillosamente.
PÃo XII
A Zetapé lo de la nación española le parece un concepto discutido y discutible. Lo de la nación catalana, no. A partir de ahí, y de su entrega a la ETA y a Mojamé, todo lo que no sea una catástrofe será un milagro.
Federico Jiménez Losantos
Pues el milagro militar ha hecho muchos más ricos a muy pocos ricos, y ha hecho mucho más pobres al resto de los chilenos.
Gabriel GarcÃa Márquez
Me siento inclinado a decir que la expresión lingüística correcta del milagro de la existencia del mundo -a pesar de no ser una proposiciónel lenguaje- es la existencia del lenguaje mismo
Ludwig Wittgenstein
Mi mujer se enfrentaría a todo el mundo por mí. Saber aquello era como un milagro. Cuando nadie más estaba dispuesto a luchar por mí, había conseguido encontrar a la única
persona que lo haría.
persona que lo haría.
Sylvia Day
Señor, danos el milagro de cada día. Que cuando nuestras piernas estén cansadas, podamos caminar con la fuerza nuestro corazón.
Paulo Coelho
A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.
Julio Cortázar
Podemos creer que todo lo que la vida nos ofrecerá mañana es repetir lo que hicimos ayer y hoy. Pero, si prestamos atención, percibiremos que ningún día es igual a otro. Cada mañana trae una bendición escondida; una bendición que solo sirve para este día y que no puede guardarse o desaprovecharse. Si no usamos este milagro hoy, se perderá. Este milagro esta en los detalles de lo cotidiano; es preciso vivir cada minuto porque allí encontramos la salida de nuestras confusiones, la alegría de nuestros buenos momentos, la pista correcta para la decisión que ha de ser tomada. No podemos dejar nunca que cada día parezca igual al anterior porque todos los días son diferentes. Presta atención a todos los momentos, porque la oportunidad, el "instante mágico", esta a nuestro alcance.
Paulo Coelho
¡Un hijo! Tú sabes, tú sientes que es eso: ver nacer la vida del fondo de un beso por un inefable milagro de amor.
José Angel Buesa
Fuensanta, Dulce Amiga...
Fuensanta, dulce amiga,
Blanca y leve mujer,
Dueña ideal de mi primer suspiro
Y mis copiosas lágrimas de ayer;
Enlutada que un día de entusiasmo
Soñé condecorar,
Prendiendo, en la alborada de las nupcias,
En el negro mobiliario de tu pecho
Una fecunda rama de azahar.
Dime ¿es verdad que ha muerto mi quimera,
El idólatra de tu palidez
No volverá a soñar con el milagro
De la diáfana rosa de tu tez?
(Así interrogo en la profunda noche
mientras las nubes van
cual pesadillas lóbregas, y gimen,
a distancia, unos huérfanos sin pan.)
De las cercanas torres
bajo el fúnebre son
de un toque de difuntos, y Fuensanta
clama en un gesto de desolación:
"¿No escuchas las esquilas agoreras?
¡Tocan a muerto por nuestra ilusión!
Me duele ser el cruel
y quitar de tus labios
la última gota de la vieja miel.
"Mas el cadáver del amor con alas
con que en horas de infancia me quitaste,
yo lo he de estrechar
contra mi pecho fiel, y en una urna
presidirá los lutos de mi hogar."
Hemos callado porque nuestras almas
Están bien enclavadas en su cruz.
Me despido... Ella guía,
Llevando, en un trasunto de Evangelio,
En las frágiles manos una luz.
Pero apenas llegados al umbral,
Suspiro de alma en pena
O soplo del Espíritu del mal,
Un golpe de aire marea la bujía...
Aúlla un perro en la calma sepulcral...
Fue así como Fuensanta y el idólatra
Nos dijimos adiós en las tinieblas
De la noche fatal.
Fuensanta, dulce amiga,
Blanca y leve mujer,
Dueña ideal de mi primer suspiro
Y mis copiosas lágrimas de ayer;
Enlutada que un día de entusiasmo
Soñé condecorar,
Prendiendo, en la alborada de las nupcias,
En el negro mobiliario de tu pecho
Una fecunda rama de azahar.
Dime ¿es verdad que ha muerto mi quimera,
El idólatra de tu palidez
No volverá a soñar con el milagro
De la diáfana rosa de tu tez?
(Así interrogo en la profunda noche
mientras las nubes van
cual pesadillas lóbregas, y gimen,
a distancia, unos huérfanos sin pan.)
De las cercanas torres
bajo el fúnebre son
de un toque de difuntos, y Fuensanta
clama en un gesto de desolación:
"¿No escuchas las esquilas agoreras?
¡Tocan a muerto por nuestra ilusión!
Me duele ser el cruel
y quitar de tus labios
la última gota de la vieja miel.
"Mas el cadáver del amor con alas
con que en horas de infancia me quitaste,
yo lo he de estrechar
contra mi pecho fiel, y en una urna
presidirá los lutos de mi hogar."
Hemos callado porque nuestras almas
Están bien enclavadas en su cruz.
Me despido... Ella guía,
Llevando, en un trasunto de Evangelio,
En las frágiles manos una luz.
Pero apenas llegados al umbral,
Suspiro de alma en pena
O soplo del Espíritu del mal,
Un golpe de aire marea la bujía...
Aúlla un perro en la calma sepulcral...
Fue así como Fuensanta y el idólatra
Nos dijimos adiós en las tinieblas
De la noche fatal.
Ramón López Velarde
El Diamante
Hoy, en una mano burda instintiva, deforme, he visto el diamante más bello que pueda encender el Milagro... Parecía vivo y doloroso como un espíritu desolado... Vi fluir de su luz una sombra tan triste, que he llorado por él y por todos los bellos diamantes extraviados en manos deformes...
Hoy, en una mano burda instintiva, deforme, he visto el diamante más bello que pueda encender el Milagro... Parecía vivo y doloroso como un espíritu desolado... Vi fluir de su luz una sombra tan triste, que he llorado por él y por todos los bellos diamantes extraviados en manos deformes...
Delmira Agustini
Sábados
Afuera hay un ocaso, alhaja oscura
engastada en el tiempo,
y una honda ciudad ciega
de hombres que no te vieron.
la tarde calla o canta.
Alguien descrucifica los anhelos
clavados en el piano.
Siempre, la multitud de tu hermosura.
A despecho de tu desamor
tu hermosura
prodiga su milagro por el tiempo.
Está en ti la ventura
como la primavera en el hoja nueva.
Ya casi no soy nadie,
soy tan solo ese anhelo
que se pierde en la tarde.
En ti está la delicia
como está la crueldad en las espadas.
Afuera hay un ocaso, alhaja oscura
engastada en el tiempo,
y una honda ciudad ciega
de hombres que no te vieron.
la tarde calla o canta.
Alguien descrucifica los anhelos
clavados en el piano.
Siempre, la multitud de tu hermosura.
A despecho de tu desamor
tu hermosura
prodiga su milagro por el tiempo.
Está en ti la ventura
como la primavera en el hoja nueva.
Ya casi no soy nadie,
soy tan solo ese anhelo
que se pierde en la tarde.
En ti está la delicia
como está la crueldad en las espadas.
Jorge Luis Borges
Toda Tú
Toda tú eres santuario,
toda blanca;
se ha llenado tu cuerpo de designios.
Tienes la santidad de la esperanza
y la paz
generosa
de los lirios.
Toda tú eres milagro,
das tu lecho
de altas arenas
al naciente río;
enciendes en tu sangre
el claro fuego
y con tu carne pueblas el vacío.
Toda tu,
fervorosa,
temerosa,
frente a tu propio territorio vivo,
junto a los ventanales de tu alma,
bajo la blanca sombra de tu espíritu.
Toda tú,
niña,
blanca,
inmaculada,
santificada en el minuto limpio;
más mujer que la tierra,
más fecunda,
innumerable y grave
como un libro.
Cimiento de las horas,
silenciosa;
vértice de mi amor,
toda camino,
toda
inmanchable altura,
toda tiempo,
inflamada de vida,
toda
río.
Toda tú eres santuario,
toda blanca;
se ha llenado tu cuerpo de designios.
Tienes la santidad de la esperanza
y la paz
generosa
de los lirios.
Toda tú eres milagro,
das tu lecho
de altas arenas
al naciente río;
enciendes en tu sangre
el claro fuego
y con tu carne pueblas el vacío.
Toda tu,
fervorosa,
temerosa,
frente a tu propio territorio vivo,
junto a los ventanales de tu alma,
bajo la blanca sombra de tu espíritu.
Toda tú,
niña,
blanca,
inmaculada,
santificada en el minuto limpio;
más mujer que la tierra,
más fecunda,
innumerable y grave
como un libro.
Cimiento de las horas,
silenciosa;
vértice de mi amor,
toda camino,
toda
inmanchable altura,
toda tiempo,
inflamada de vida,
toda
río.
Manuel José Arce
Final Del Año
Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.
Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.
Jorge Luis Borges
PRIMAVERA SOBRE LA TIERRA
Camino tras la luz, como el girasol
lo hace tras el sol...
Huyeron las brumas,
se alejaron las lluvias
y una radiante mañana...
El sol, en el azul,
brilló con sus destellos de oro
el mundo bañó;
la alondra, de nuevo, feliz y dichosa
la tierra sobrevoló gozosa,
su dulce canto entonó y lo hizo,
al arroyo cristalino emulando,
y los mil un murmullos del bosque, a coro,
le secundaron,
cientos de florecillas del valle prendidas del talle,
felices danzaron sus vestiduras de varios colores
exhibieron,
saludando gozosas a la radiante Primavera que al fin,
como en un milagro de renovación, brotó sobre la tierra, y la colmó de esperanza e ilusión...
Camino tras la luz, como el girasol
lo hace tras el sol...
Huyeron las brumas,
se alejaron las lluvias
y una radiante mañana...
El sol, en el azul,
brilló con sus destellos de oro
el mundo bañó;
la alondra, de nuevo, feliz y dichosa
la tierra sobrevoló gozosa,
su dulce canto entonó y lo hizo,
al arroyo cristalino emulando,
y los mil un murmullos del bosque, a coro,
le secundaron,
cientos de florecillas del valle prendidas del talle,
felices danzaron sus vestiduras de varios colores
exhibieron,
saludando gozosas a la radiante Primavera que al fin,
como en un milagro de renovación, brotó sobre la tierra, y la colmó de esperanza e ilusión...
Jackselins Arteaga
La vida NO es un problema por resolver, sino un milagro de Dios por descubrir y disfrutarlo.
Felix Campoverde Velez
Una mujer que pasa en bicicleta a las dos de la mañana, hermosas piernas morenas bombeando los pedales mientras la brisa le alza el vestido y revela un perfecto milagro de carne femenina en movimiento. Nuestros ojos se cruzan un momento y ya se ha ido. Son cosas como ésa las que te hacen darte cuenta de lo poco que realmente sabes de nada.
Roger Wolfe
El milagro del amor humano, es que, sobre un instinto muy simple, el deseo, se construyen edificios de los más complejos a los más delicados sentimientos.
André Maurois
Juan Gert
Mi sueño se hizo dulcemente cal.
La bóveda perfecta de tu cráneo
enclavada en la mariposa de mis huesos
es frágil tulipán
coronando las alas abiertas de la pelvis.
Sacas el molde al mundo
en mi cintura breve;
recogido y devoto como un rezo,
hilas con mi sangre el Universo,
hijo mío.
Creces dentro de mí
como en vaso ritual.
Por ti conozco
la humildad de ser la tierra fértil,
por ti el orgullo del vital milagro;
por ti soy urna bíblica,
por ti soy comunión y penitencia.
Por ti la muerte en su medalla acuna
perfil de piedra en querubín de niebla.
El vivo tulipán de tu cabeza
saca de nuevo el molde al Universo.
Mi sueño se hizo dulcemente cal.
La bóveda perfecta de tu cráneo
enclavada en la mariposa de mis huesos
es frágil tulipán
coronando las alas abiertas de la pelvis.
Sacas el molde al mundo
en mi cintura breve;
recogido y devoto como un rezo,
hilas con mi sangre el Universo,
hijo mío.
Creces dentro de mí
como en vaso ritual.
Por ti conozco
la humildad de ser la tierra fértil,
por ti el orgullo del vital milagro;
por ti soy urna bíblica,
por ti soy comunión y penitencia.
Por ti la muerte en su medalla acuna
perfil de piedra en querubín de niebla.
El vivo tulipán de tu cabeza
saca de nuevo el molde al Universo.
Yolanda Bedregal
En Tus Ojos
¡Ojos a toda luz y a toda sombra!
Heliotropos del Sueño! Plenos ojos
que encandiló el Milagro y que no asombra
jamás la vida... Eléctricos cerrojos
de profundas estancias; claros broches,
broches oscuros, húmedos, temblantes,
para un collar de días y de noches...
Bocas de abismo en labios centelleantes;
natas de amargas mares nunca vistas;
claras medallas; tétricos blasones;
capullos de dos noches imprevistas
y madreperlas de constelaciones...
¿Sabes todas las cosas palpitantes,
inanimadas, claras, tenebrosas,
dulces, horrendas, juntas o distantes,
que pueden ser tus ojos?... ¡Tantas cosas
que se nombraran infinitamente!...
Maravilladas veladoras mías
que en fuego bordan visionariamente
la trama de mis noches y mis días!...
Lagos que son también una corriente...
¡Jardines de los iris! devorados
por dos fuentes que eclipsan los tesoros
sombríos más sombríos, más preciados..
Firmamentos en flor de meteoros;
fondos marinos, cristalinas grutas
donde se encastilló la Maravilla;
faros que apuntan misteriosas rutas...
Caminos temblorosos de una orilla
desconocida; lámparas votivas
que se nutren de espíritus humanos
y que el milagro enciende; gemas vivas
y hoy por gracia divina, ¡siemprevivas!
y en el azur del Arte, ¡astros hermanos!
¡Ojos a toda luz y a toda sombra!
Heliotropos del Sueño! Plenos ojos
que encandiló el Milagro y que no asombra
jamás la vida... Eléctricos cerrojos
de profundas estancias; claros broches,
broches oscuros, húmedos, temblantes,
para un collar de días y de noches...
Bocas de abismo en labios centelleantes;
natas de amargas mares nunca vistas;
claras medallas; tétricos blasones;
capullos de dos noches imprevistas
y madreperlas de constelaciones...
¿Sabes todas las cosas palpitantes,
inanimadas, claras, tenebrosas,
dulces, horrendas, juntas o distantes,
que pueden ser tus ojos?... ¡Tantas cosas
que se nombraran infinitamente!...
Maravilladas veladoras mías
que en fuego bordan visionariamente
la trama de mis noches y mis días!...
Lagos que son también una corriente...
¡Jardines de los iris! devorados
por dos fuentes que eclipsan los tesoros
sombríos más sombríos, más preciados..
Firmamentos en flor de meteoros;
fondos marinos, cristalinas grutas
donde se encastilló la Maravilla;
faros que apuntan misteriosas rutas...
Caminos temblorosos de una orilla
desconocida; lámparas votivas
que se nutren de espíritus humanos
y que el milagro enciende; gemas vivas
y hoy por gracia divina, ¡siemprevivas!
y en el azur del Arte, ¡astros hermanos!
Delmira Agustini
Quiero Apenas
Presto cesó la nieve, como música.
Pájaros y verdes cruzan por el frío.
Vas a morir, me dicen. Tu enfermedad
es incurable. Solo puede salvarte
el milagro que niegas.
Mas quiero apenas
arder como un sol rojo en tu cuerpo blanco.
Presto cesó la nieve, como música.
Pájaros y verdes cruzan por el frío.
Vas a morir, me dicen. Tu enfermedad
es incurable. Solo puede salvarte
el milagro que niegas.
Mas quiero apenas
arder como un sol rojo en tu cuerpo blanco.
Jorge Gaitán Durán
Séptimo
Tus nobles manos buenas.
Tus manos dulces sobre mi veneno.
Qué llamas tibias, compañera,
entre agujas de invierno.
Qué dos brasas serenas.
En ellas el milagro que solo mi alma y yo sabemos.
El cielo limpio en ellas.
Pósalas, compañera, como dos alas médicas
sobre el turbio hemisferio
de mi cabeza.
Sobre el dolor que tengo
de no ser Dios y sobre mis tormentas,
posa tus manos dulces de silencio,
quietas de amor, grávidas y eternas.
Siembra la fe en mi frente igual que un trigo bueno
con tus manos morenas.
Puerto de paz tus manos en mi pecho.
Como dos puertos son, como dos puertas
luminosas al cielo
que siempre están abiertas.
Soy el marino loco, ebrio de viento.
Vengo del mar oscuro, compañera.
a sal me sabe el sueño.
Traigo las manos viejas.
Soy tu marino amargo que vuelvo de los mares de los muertos
con la proa encendida y encendidas las velas
tras apagar los fuegos de San Telmo.
Vengo a tus manos plenas,
a tu profundo pecho
terrestre y generosa, compañera.
Vengo
al puerto de tus manos que es la tierra
firme en que tengo
hijo y cosecha,
amor, fuego
de hogar, semilla plena,
jubiloso arado, pecho tranquilo y fuerte, raíz, suelo,
agua clara y noble sal para mi mesa.
Y limpio, casto don para mi lecho.
¡Qué llamas tibias, qué brasas serenas,
qué dulces alas de sereno vuelo
tus manos en mi alma, compañera!
Queda mi arboladura en este suelo.
Mi ancla en esta tierra.
Tus nobles manos buenas.
Tus manos dulces sobre mi veneno.
Qué llamas tibias, compañera,
entre agujas de invierno.
Qué dos brasas serenas.
En ellas el milagro que solo mi alma y yo sabemos.
El cielo limpio en ellas.
Pósalas, compañera, como dos alas médicas
sobre el turbio hemisferio
de mi cabeza.
Sobre el dolor que tengo
de no ser Dios y sobre mis tormentas,
posa tus manos dulces de silencio,
quietas de amor, grávidas y eternas.
Siembra la fe en mi frente igual que un trigo bueno
con tus manos morenas.
Puerto de paz tus manos en mi pecho.
Como dos puertos son, como dos puertas
luminosas al cielo
que siempre están abiertas.
Soy el marino loco, ebrio de viento.
Vengo del mar oscuro, compañera.
a sal me sabe el sueño.
Traigo las manos viejas.
Soy tu marino amargo que vuelvo de los mares de los muertos
con la proa encendida y encendidas las velas
tras apagar los fuegos de San Telmo.
Vengo a tus manos plenas,
a tu profundo pecho
terrestre y generosa, compañera.
Vengo
al puerto de tus manos que es la tierra
firme en que tengo
hijo y cosecha,
amor, fuego
de hogar, semilla plena,
jubiloso arado, pecho tranquilo y fuerte, raíz, suelo,
agua clara y noble sal para mi mesa.
Y limpio, casto don para mi lecho.
¡Qué llamas tibias, qué brasas serenas,
qué dulces alas de sereno vuelo
tus manos en mi alma, compañera!
Queda mi arboladura en este suelo.
Mi ancla en esta tierra.
Manuel José Arce