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Refranes de miguel angel cornejo ( 4 )

Refranes de miguel angel cornejo. Encuentra docenas de refranes de miguel angel cornejo con fotos para copiar y compartir.


La ingratitud es hija de la soberbia.


Miguel de Cervantes


Siempre los ricos que dan en liberales hallan quien canonice sus desafueros y califique por buenos sus malos gustos.


Miguel de Cervantes




En las cortesías antes se ha de pecar por carta de más que de menos.


Miguel de Cervantes


La vida no es sueño. El más vigoroso tacto espiritual es la necesidad de persistencia en una forma u otra. El anhelo de extenderse en tiempo y en espacio.


Miguel de Unamuno


Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles.


Miguel de Cervantes


La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.


Miguel de Cervantes




El retirarse no es huir, ni el esperar es cordura cuando el peligro sobrepuja a la esperanza.


Miguel de Cervantes


Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.


Miguel de Cervantes


Los delitos llevan a las espaldas el castigo.


Miguel de Cervantes




El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.


Miguel de Cervantes


Dos Mujeres

Agua amarga de un mar cuya ribera
era el párpado azul. Qué cielo ido
de ese mar a otro mar, entristecido
de lágrimas también y azul ojera.

Yo las amé a las dos. La una era
triste y frágil y pálida de olvido.
Y la otra... ¿la otra?... hubiera sido
-si sido hubiese- igual a la primera.

¿Qué misterio de amor será este vano
ambicionar el fruto no caído,
cuando se tiene el fruto entre la mano?

Y soñar en un cielo descendido,
soñándolo lejano, y tan cercano
de una mar a otra mar el cielo ido.


Alberto Angel Montoya


Quise

A Susana Rivera

Quise mirar el mundo con tus ojos
ilusionados, nuevos,
verdes en su fondo
como la primavera.
Entré en tu cuerpo lleno de esperanza
para admirar tanto prodigio desde
el claro mirador de tus pupilas.
Y fuiste tú la que acabaste viendo
el fracaso del mundo con las mías.


Ángel González


El que quiere todo lo que sucede, consigue que suceda cuanto quiere. ¡Omnipotencia humana por resignación!. A esta resignación solo por la gracia se llega.


Miguel de Unamuno




Sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo.


Miguel de Cervantes


Cuanta más comprensión demos, menos necesitaremos.


Luis Miguel


Ascensión

Coronada la escoba de laurel, mirto, rosa,
es el héroe entre aquellos que afrontan la basura.
Para librar del polvo sin vuelo cada cosa
bajó, porque era palma y azul, desde la altura.

Su ardor de espada joven y alegre no reposa.
Delgada de ansiedad, pureza, sol, bravura,
azucena que barre sobre la misma fosa,
es cada vez más alta, más cálida, más pura.

¡Nunca! La escoba nunca será crucificada
porque la juventud propaga su esqueleto
que es una sola flauta, muda, pero sonora.

Es una sola lengua, sublime y acordada.
Y ante su aliento raudo se ausenta el polvo quieto,
y asciende una palmera, columna hacia la aurora.


Miguel Hernández


El andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos.


Miguel de Cervantes


El escritor solo puede interesar a la humanidad cuando en sus obras se interesa por la humanidad.


Miguel de Unamuno


El rico no es el que posee oro y plata, sino el que se contenta con poco.


Miguel de Unamuno


Lo sabe todo, absolutamente todo. Figúrense lo tonto que será.


Miguel de Unamuno


Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.


Miguel de Cervantes


Tu Pie

Nardo y rosa, tu pie guarda una clave
de voluptuosidad que me estremece,
cuando en la alfombra silenciosa y suave,
bajo tu bata, al caminar, florece.
Si en las manos lo tomo, me parece,
transido al roce de mi tacto, un ave
que al sentirse cautiva, desfallece:
tan pequeño es que entre mi mano cabe.
Ni en la húmeda curva de tu labio,
ni en tu seno rotundo, ni en el sabio
giro sensual mi esclavitud persiste.
Ese pie, nardo y rosa, diminuto,
en el espasmo breve de un minuto
tornó mi beso eternamente triste.


Alberto Angel Montoya


La abundancia de las cosas, aunque no sean buenas, hacen que no se estimen.


Miguel de Cervantes


No hay carga más pesada que una mujer liviana.


Miguel de Cervantes


Cada cual es como Dios le ha hecho, pero llega a ser como él mismo se hace.


Miguel Servet


Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener.


Miguel de Cervantes




Pocas o ninguna vez se cumple con la ambición que no sea con daño de tercero.


Miguel de Cervantes


Lo que para uno es derroche para otros es virtuosa inversión.


Amando de Miguel


Lo bonito de la vida no es la vida misma, si no como la vives.


Miguel Gamboa


No huye el que se retira.


Miguel de Cervantes


El científico trata de satisfacer sus propias ansiedades humanas.


Angel Jordán Goñi


No pienses en un gran mañana, si dejas al presente pequeño.


Angel Salvatierra Lorenzo


Nadie tienda más la pierna que cuanto fuere de larga la sábana.


Miguel de Cervantes


El Día Se Ha Ido

Ahora andará por otras tierras,
llevando lejos luces y esperanzas,
aventando bandadas de pájaros remotos,
y rumores, y voces, y campanas,
-ruidoso perro que menea la cola
y ladra ante las puertas entornadas.

(Entretanto, la noche, como un gato
sigiloso, entró por la ventana,
vio unos restos de luz pálida y fría, y
se bebió la última taza.)

Sí;
definitivamente el día se ha ido.
Mucho no se llevó (no trajo nada);
sólo un poco de tiempo entre los dientes,
un menguado rebaño de luces fatigadas.
Tampoco lo lloréis. Puntual e inquieto,
sin duda alguna, volverá mañana.
Ahuyentará a ese gato negro.
Ladrará hasta sacarme de la cama.

Pero no será igual. Será otro día.

Será otro perro de la misma raza.


Ángel González


Sobre un buen cimiento se puede levantar un buen edificio, y el mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero.


Miguel de Cervantes


Rouge

De un solo beso desteñir provoca
tu boca en corazón recién pintada.
Fruta y flor a la vez; copa colmada
de vino y miel para la sed más loca.
Ella en sus vivos múrices evoca
el símbolo sensual de la granada,
y pienso al verla sonreír, que nada
en el mundo es más rojo que tu boca.
Cuando presos, al fin, por mis arrojos,
ceden tus labios y después me ofrecen
aún más amor que el que al besar me dieron,
tan húmedos están y son tan rojos,
que solo las palabras que dijeron
más rojas que tus labios me parecen.


Alberto Angel Montoya


Esperanza

Esperanza,
araña negra del atardecer.
Tu paras
no lejos de mi cuerpo
abandonado, andas
en torno a mí,
tejiendo, rápida,
inconsistentes hilos invisibles,
te acercas, obstinada,
y me acaricias casi con tu sombra
pesada
y leve a un tiempo.
Agazapada
bajo las piedras y las horas,
esperaste, paciente, la llegada
de esta tarde
en la que nada
es ya posible...
Mi corazón:
tu nido.
Muerde en él, esperanza.


Ángel González


¿recuerdas Aquel Cuello, Haces Memoria??

¿Recuerdas aquel cuello, haces memoria
del privilegio aquel, de aquel aquello
que era, almenadamente blanco y bello,
una almena de nata giratoria?

Recuerdo y no recuerdo aquella historia
de marfil expirado en un cabello,
donde aprendió a ceñir el cisne cuello
y a vocear la nieve transitoria.

Recuerdo y no recuerdo aquel cogollo
de estrangulable hielo femenino
como una lacteada y breve vía.

Y recuerdo aquel beso sin apoyo
que quedó entre mi boca y el camino
de aquel cuello, aquel beso y aquel día.


Miguel Hernández


El Alba Inútil

A los labios del hombre taciturno, la aurora
trajo un ebrio recuerdo de olvidados cantares.
El alba en las pupilas noctámbulas había
sorprendido la angustia de las viejas saudades.
En los círculos hondos de las mustias ojeras
se azulaba un exceso de veladas sensuales.
Vertió el vino de Francia
en la copa vibrante.
-La noche prolongaban
los grises cortinajes-.
Miró la flor marchita
de su frac un instante,
y evocó vagamente:
Casi estaba desnuda
en la fiebre del baile.
El breve seno apenas
velaban los encajes.
Oprimía la espalda
la caricia insinuante
que vagaba furtiva
de deseos. El talle
cedía entre su brazo
como un junco ondulante.
Después... aun más desnuda
la tuvo que en el vals,
y pensó vagamente:
Flor y mujer, vosotras
sólo duráis un baile.
-En la mano brillaba la heráldica sortija
herencia antigua y noble de un tiempo inmemorable.
Trémula entre los dedos fatigados, la copa
despertó una añoranza de mujeres fugaces-.


* * *


Las lámparas habían develado la alcoba.
El alba subrayaba de luz los ventanales.
Las severas efigies de los antepasados
miraban desde el fondo de remotas edades.
Con un grito argentado de dagas, la panoplia
al nieto recordaba las glorias ancestrales.
Dejó la copa exhausta
sobre la mesa grave.
Descorrió silencioso
los grises cortinajes,
y pensó vagamente:
¿Y de todo qué resta
tras el sensual alarde?
Solo una flor marchita
en la seda del traje.
-En las manos del hombre taciturno, la aurora
palideció una huella de victorias cobardes-.


Alberto Angel Montoya


Momento Melodioso

Eres sobre mi vida
una suave canción de ojos azules.
Nunca sabrás que soy como una llama
que besa agudamente tus cabellos.

En mi silencio quedarás dormida,
clara y azul como un jazmín de oro.
Aquietaré todo rumor del mundo
para que tengas el perfil sereno
sobre el espejo turbio de mi vida.

¡Pasarás como un canto
que va en puntillas para no morir!


Ángel Cruchaga