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Refranes sobre decepcion ( 6 )

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Sobre la palabra que gira alrededor del sol las cosas tambalean, oscurecen o tornan en destello el cuerpo.


José Barroeta


¡qué bello oficio el de ser un hombre sobre la tierra!.


Maximo Gorki




El cansancio ronca sobre los guijarros; en tanto que la pereza halla dura la almohada de pluma.


William Shakespeare


La necesidad es un obstáculo indestructible; todo lo que sobre ella se lanza se estrella.


Gustave Flaubert


La libertad de buscar y decir la verdad es un elemento esencial de la comunicación humana, no solo en relación con los hechos y la información, sino también y especialmente sobre la naturaleza y destino de la persona humana, respecto a la sociedad y el bien común, respecto a nuestra relación con Dios.


Juan Pablo II


La civilización es la victoria de la persuasión sobre la fuerza.


Platón




Diálogo Con Un Retrato

Surges amarga, pensativa,
profunda tal un mar amurallado;
reposas como imagen hecha hielo
en el cristal que te aprisiona
y te adivino en duelo,
sostenida bajo un mortal cansancio
o bajo un sueño en sombra, congelada.
En vano te defiendes
cuando tus ojos alzas y me miras
a través de un desierto de ceniza,
porque de ti nada existe que delate
si por tu cuerpo corre luz
o un efluvio de rosas,
sino temor y sombra, la caída
de una ola transformada
en un simple rocío sobre el cuerpo.
Y es verdad: a pesar de ti desciendes
y no existe recuerdo que al mundo te devuelva,
ni quien escuche el lánguido sonar de tus latidos.
Eres como una imagen sin espejo
flotando prisionera de ti misma,
crecida en las tinieblas de una interminable noche,
y te deslíes en suspiros, en humedad y lágrimas
y en un soñar ternuras y silencio.

Solo mi corazón te precipita
como el viento a la flor o la mirada,
reduciéndote a voz aún no erigida,
disuelta entre la lengua y el deseo.
De allí has de brotar hecha ceniza,
hecha amargura y pensamiento,
creada nuevamente de tus ruinas,
de tu temor y espanto.
Y desde allí dirás que amor te crea,
que crece con terror de ejércitos luchando,
como un espejo donde el tiempo muere
convertido en estatua y en vacío.
Porque ¿quién eres tú sino la imagen
de todo lo que nutre mi silencio,
y mi temor de ser solo una imagen?


Alí Chumacero


Nuestras acciones hablan sobre nosotros tanto como nosotros sobre ellas.


George Eliot


Hay algo absolutamente tranquilizador sobre la televisión: lo peor está siempre por venir.


Jack Gould




La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.


Miguel de Cervantes


Carta de Roma

Te escribo, amor, desde la primavera.

Crucé la mar para poder decirte
que, bajo el cielo de la tarde, Roma
tiene otro cielo de golondrinas,
y entre los dos un ángel de oro pasa
danzando.

La cascada de piedra que desciende
por Trinitá dei Monti hasta la plaza,
se detuvo de pronto y ahora suben
azaleas rosadas por su cuerpo.

Los árboles repiten siete veces
la música del viento en las colinas,
y el húmedo llamado de las fuentes
guía mis pasos.

Más bella que en el aire
una rota columna hallé en el césped,
caída en el abrazo de una rosa.

Cuando fluye la luz,
cuando se para
el tiempo,
asomada a los puentes Roma busca
su imagen sobre el Tevere,
y en vez del nombre suyo ve que tiembla
tu nombre, amor, en el rodante espejo.


Meira Delmar


Ciencia es todo aquello sobre lo cual siempre cabe discusión.


José Ortega y Gasset


La duda, esa vaga nubecilla que, a veces, habita los cerebros, también puede entenderse como un regalo. Y no es -lo que queda dicho- una aseveración, ya que, sobre ella, tengo también mis dudas.


Camilo José Cela




Leo Lo Que Escribí de Ti Y de Mí...

Leo lo que escribí de ti y de mí
en esos días de tanta lluvia,
con Bach y los naranjos
de contertulios ante el fuego
y los catarros, las pupas,
las mutuas manías,
advirtiéndonos de aquella bomba colgada
del tiesto de las glicinas
que oscilaba sobre nuestras cabezas
sin llegar a caer,
contenida por el Atlante de la risa
y el lujo inaudito
de poder ignorarnos,
de tener tiempos muertos,
de no abundar en preguntas y respuestas
cuando había tanto que disfrutar del silencio.

Desde entonces hasta ahora
los atlantes se nos han vuelto anémicos
y quién sabe si ésos fueron y serán nuestros últimos días de lluvia,
pero,
de todas formas,
me sigue gustando leer lo que escribí de ti y de mí,
en especial lo de tu imagen con bufanda
volviendo de comprar la leche y el pan,
y la mía con sonrisa y pijama de osos pandas
saludándote desde el balcón.


Almudena Guzmán


Una buena novela nos dice la verdad sobre su protagonista; pero una mala nos dice la verdad sobre su autor.


Gilbert Keith Chesterton


La Muchacha Que No Ha Visto El Mar

Rosa, la pobre Rosa, no ha visto nunca el mar.

Echa a volar su sueño en el campo vecino,
a la alondra demanda el secreto del trino
cuando lanza a los vientos su canción matinal;
sabe de dónde nace la fuente rumorosa,
distingue con su nombre a cada mariposa
y oye correr el agua y se pone a soñar...

Yo le pregunto: Rosa,
¿no has visto nunca el mar?

En infantil asombro menea dulcemente
la cabecita rubia ; sobre la blanca frente
cruza por vez primera una sombra fugaz,
y se sacian sus ojos en el breve horizonte
que a dos pasos limitan la verdura del monte,
el arroyo de plata y el tupido juncal.
Oye hablar a la selva, cuya voz escondida
guarda aun su misterio... ¡Es tan corta la vida
para saberlo todo...! Siente la inmensidad
de lo breve y humilde en el ritmo diverso
que palpita en el alma de su pobre universo,
y ante lo ignoto siente un ansia de llorar.
Del instante que pasa, la virtud milagrosa
le revela el espíritu que vive en cada cosa
y su blanca inocencia pugna por alcanzar
un recóndito enigma...
Y yo pienso que Rosa
no ha visto nunca el mar...


Enrique González Martínez


A La Orilla Del Sueño

A la orilla del sueño algo de mí despierta
Brasas que miran la otra parte que
como siempre
duerme

Hay una barca que se abre ante el mar como una espera
Hay una vertical sombra sin rostro que me invita a subir
A irme de viaje por estas aguas turbias
en estas horas que alzan su ramazón
su tallo oscuro
en el tiempo que crece antes del alba

Hora de gallos asustados
que concentran pavor bajo sus alas
Estancias tibias en donde irrumpe el frío
como un silbido de cristal

Alza su pecho gris la incertidumbre
Entra mi pie en la barca
Despierta la otra parte de mí
que siempre duerme
y unta un frío sudor sobre mi frente

Enciendo luz
Salto fuera del sueño

Tiemblo.

"Música solar" 1984


Efraín Bartolomé


Sobre Unos Lirios

(APUNTES)

I
Mancebos como príncipes,
os habéis alejado del jardín
y crecéis en mi alma,
en algún oculto declive.

Morados y blancos, malvas y amarillos
son los colores de vuestras vestiduras,
y espolvoreados de plata
desafiais al tiempo.

Cuando sopla la brisa
de mi corazón enamorado,
sonreís lentamente
como si recordarais.

II
Os llevaba conmigo,
como un manojo de príncipes
que rodean al maestro
en el ejercicio de la mañana.

Luego engalanabais
mi mísera vivienda,
pero vuestros verdes espadines
me recordaban nuestra distancia.

III
Os amo,
flores lejanas,
jóvenes reyes
del monte misterioso.

Comprendo que hayáis huido
del jardín y su gente;
nada atrae allí
a vuestra altiva sencillez.

Entre estas cuatro paredes,
¿os resultaré un triste inoportuno?
Y sin embargo vuestro dulce aroma
me llega como la respiración de un amigo.

IV
Desde muchos años,
nadie había sabido acompañarme
con esta gentileza
que me cautiva.

Cautivadores sois,
inexpresables,
y vuestra presencia ha sido en estos días
como el sueño de mi juventud.

Cuando la pálida púrpura
del capullo se aje,
¿qué imagen entristecedora
os llevaréis de mí?

V
Os puse junto al recuerdo
de una jovencilla desaparecida,
porque me gusta rodearme
de seres que no dañan al amor.

Quizás entre ella y vosotros
hay un diálogo inefable
que yo nunca entendería,
porque soy un hombre.

De "Las iusiones"


Juan Gil-Albert


Ascensión

Coronada la escoba de laurel, mirto, rosa,
es el héroe entre aquellos que afrontan la basura.
Para librar del polvo sin vuelo cada cosa
bajó, porque era palma y azul, desde la altura.

Su ardor de espada joven y alegre no reposa.
Delgada de ansiedad, pureza, sol, bravura,
azucena que barre sobre la misma fosa,
es cada vez más alta, más cálida, más pura.

¡Nunca! La escoba nunca será crucificada
porque la juventud propaga su esqueleto
que es una sola flauta, muda, pero sonora.

Es una sola lengua, sublime y acordada.
Y ante su aliento raudo se ausenta el polvo quieto,
y asciende una palmera, columna hacia la aurora.


Miguel Hernández


La experiencia del mundo no consiste en el número de cosas que se han visto, sino en el número de cosas sobre las que se ha reflexionado con fruto.


Gottfried Wilhelm Leibniz


Retornos Del Amor En Una Azotea

Poblado estoy de muchas azoteas.
Sobre la mar se tienden las más blancas,
dispuestas a zarpar al sol, llevando
como velas las sábanas tendidas.
Otras dan a los campos, pero hay una
que solo da al amor, cara a los montes.
Y es la que siempre vuelve.

Allí el amor peinaba sus geranios,
conducía las rosas y jazmines
por las barandas y en la ardiente noche
se deshacía en una fresca lluvia.

Lejos, las cumbres, soportando el peso
de las grandes estrellas, lo velaban.
¿Cuándo el amor vivió más venturoso
ni cuándo entre las flores
recién regadas fuera
con más alma en la sangre poseído?

Subía el silbo de los trenes. Tiemblos
de farolillos de verbena y músicas
de los quioscos y encendidos árboles
remontaban y súbitos diluvios
de cometas veloces que vertían
en sus ojos fugaces resplandores.

Fue la más bella edad del corazón. Retorna
hoy tan distante en que la estoy soñando
sobre este viejo tronco, en un camino
que no me lleva ya a ninguna parte.


Rafael Alberti


Mitla

Señoras del presente y del olvido
las hormigas recorren
los espacios del silencio
arrastrando grumos de vida
hacia el mundo de las sombras

Como vampiros con las alas abiertas
en el horizonte borroso
los escuálidos señores de la muerte
sin proyectar sombra sobre el suelo arenoso
sin ser tocados por el viento o la hora

Entre peñascos rotos que un día acabarán
sobre el sabino antiguo que un día caerá
sin la memoria mínima de los dioses extintos
ni del Bigaña estricto que se volvió humedad
miro el sol que se muere

Bajan las sombras lentas
por los caminos ralos de Monte Albán
y dirigiéndose al otro mundo
atraviesan cuerpos y muros
con su temblor y frío

En el patio ruinosos al borde de una tumba
un sacerdote enjuto con camisas de grecas
arroja su espectro sobre el polvo
y traza con dedo descarnado
la forma de las constelaciones deshechas


Homero Aridjis


Contemplo Entre Las Aguas de Tu Cuerpo...

Contemplo entre las aguas de tu cuerpo
la celeste blancura del pantano
desnudo bajo el campo con relieves
y circundado por el verde fuego.

No muy lejos el mar y las estrellas
en las arenas grises de las nubes.
Manos entre las piedras con las olas
y tus ojos azules en las hierbas.

Las alas se aproximan. Descomponen,
perdidas en las páginas del bosque,
Bronwyn, mi corazón, y cenicienta
sobre la tierra negra y en los cielos.


Juan Eduardo Cirlot


En La Agonía Romántica

En el mismo escenario
donde hasta avanzado el siglo
los enamorados todavía se buscaban
y estrechaban por lo idílico,
posándose
"cada día sobre la ramita
que puede morir",
elevóse gradualmente un marco
de gustos crepusculares,
por las prostitutas de lujo
titilante rococó,
baudelaireanas correspondencias,

y allí acechaban
las Lou Andreas Salomé, Alma Malher,
proponiendo que a partir de sus romances,

exaltación de luminarias en ciernes
(el casto Nietzsche, Rilke el joven,
atraídos hacia la órbita de un texto
diáfano ya la vez temible),
caducarían todos los estereotipos
femeninos hasta entonces conocidos,

y en trance ya de esfumarse
para siempre hasta el más leve
rastro del bíblico infundio
que asegura que la mujer no tiene
potestad sobre su cuerpo.

De "Obra poética IV"


Alberto Girri


Para ser feliz hace falta, sobre todo, estar conforme con uno mismo.


Pacoyo


No creo que haya que lamentarse sobre el propio destino, pero a veces es muy duro.


Svetlana Stalin




En el mundo hay gentes que, incapaces de elevarse una pulgada, miran de alzarse sobre las ruinas de los demas.


G Giusti


Si puedes bromear sobre algo muy importante, has alcanzado la libertad.


Mateo Alemán


Violonchelo

Divina calma del mar
donde la luna dilata
largo reguero de plata
que induce a peregrinar.

En la pureza infinita
en que se ha abismado el cielo,
un ilusorio pañuelo
tus adioses solicita.

y ante la excelsa quietud,
cuando en mis brazos te estrecho
es tu alma, sobre mi pecho,
melancólico laúd.


Leopoldo Lugones


El progreso celebra victorias pirricas sobre la Naturaleza.-


Karl Kraus


Mientras Yo Te Besaba...

Mientras yo te besaba
te dormiste en mis brazos.
No lo olvidaré nunca.
Asomaban tus dientes
entre los labios:
fríos, distantes, otros.
Ya te habías ido.
Debajo de mi cuerpo seguía el tuyo,
y tu boca debajo de mi boca.
Pero tu navegabas
por mares silenciosos en los que yo no estaba.
Inmóvil y en silencio
nadabas alejándote
acaso para siempre....
Te abandoné en la orilla de tu sueños.
Con mi carne aún caliente
volví a mi sitio:
también yo mío ya, distante, otro.
Recuperé el disfraz sobre la arena.
"Adiós", te dije,
y entré en mi propio sueño,
mi propio sueño,
en el que tú no habitas.


Antonio Gala


Niego que una cosa tan inútil como el sufrimiento pueda dar derechos a lo que sea, al que sea, sobre lo que sea.


Boris Vian


Cuestiones Fúnebres

¿Quién regará mis huesos con su llanto?
¿Quién tocará mi pelo, seco y rubio?
¿ Quién irá a ver caer las paletadas
sobre mi caja de tercera?
¿Quién de vosotros cantará mis líneas?
¿Quién por la noche me arderá una vela?
Quién pudiera saber con adelanto,
quién coserá mis senos entre tanto.


Gloria Fuertes


Madre Naturaleza

Madre, madre, cansado y soñoliento
quiero pronto volver a tu regazo;
besar tu seno, respirar tu aliento
y sentir la indolencia de tu abrazo.

Tú no cambias, ni mudas, ni envejeces;
en ti se encuentra la virtud perdida,
y tentadora y joven apareces
en las grandes tristezas de la vida.

Con ansia inmensa que mi ser consume
quiero apoyar las sienes en tu pecho,
tal como el niño que la nieve entume
busca el calor de su mullido lecho.

!Aire! ¡más luz, una planicie verde
y un horizonte azul que la limite,
sombra para llorar cuando recuerde,
cielo para creer cuando medite!

Abre, por fin, hospedadora muda,
tus vastas y tranquilas soledades,
y deja que mi espíritu sacuda
el tedio abrumador de las ciudades.

No más continuo batallar: ya brota
sangre humeante de mi abierta herida,
y quedo inerme, con la espada rota,
en la terrible lucha por la vida.

¡Acude madre, y antes que perezca
y bajo el peso, del dolor sucumba;
o abre tus senos, y que el musgo crezca
sobre la humilde tierra de mi tumba!


Manuel Gutiérrez Nájera


Toda guerra termina en que: sobre el cuerpo del vencido cae exhausto el cuerpo del vencedor.


Juan de la Bruyere


Fatiga

Marcho día y noche
como un parque desolado.
Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos;
miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;
miro el campo herido a grandes gritos,
y el sol en medio del viento.

Acaricio mi sombrero lleno de luz especial;
paso la mano sobre el lomo del viento;
los vientos, que pasan como las semanas;
los vientos y las luces con gestos de fruta y sed de sangre;
las luces, que pasan como los meses;
cuando la noche se apoya sobre las casas,
y el perfume de los claveles gira en torno de su eje.

Tomo asiento, como el canto de los pájaros;
es la fatiga lejana y la neblina;
caigo como el viento sobre la luz.

Caigo sobre mi alma.
He ahí el pájaro de los milagros;
he ahí los tatuajes de mi castillo;
he ahí mis plumas sobre el mar, que grita adiós.

Caigo de mi alma.
Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno;
caigo del viento sobre la luz;
caigo de la paloma sobre el viento.


Vicente Huidobro


La Que Hoy Pasó Muy Agitada

¡Qué tarde regresas!... ¿Serán las benditas
locuaces amigas que te han detenido?
Vas tan agitada!... ¿Te habrán sorprendido
dejando, hace un rato, las casas de citas?

¡Adiós, morochita!... Ya verás, muchacha,
cuando andes en todas las charlas caseras:
sospecho las risas de tus compañeras
diciendo que pronto mostraste la hilacha...

Y si esto ha ocurrido, que en verdad no es poco,
si diste el mal paso, si no me equivoco
y encontré el secreto de esa agitación...

¿Quién sabrá si llevas en este momento
una duda amarga sobre el pensamiento
y un ensueño muerto sobre el corazón?


Evaristo Carriego


Eterna Huella

Quedarás como huella sobre mi brazo,
como marca sobre mi corazón.
Cantar de los cantares

No pasarás en vano por mi vida,
ni encontrarnos fue obra del acaso;
que por tu abrazo quedará en mi brazo
la fuerte huella que el amor no olvida.

La llama que de ti quedó encendida
arde sin consumirse en mi regazo.
Amor que más juntaste con el lazo
terrible de la sangre y de la herida.

En mí no fuiste gozo pasajero
sino la esencia de la tierra pura
floreciendo en el árbol verdadero.

Y para siempre brillará tu estrella,
porque de amor dejaste en hermosura
sobre mi corazón eterna huella.


Dora Castellanos


Otra Estirpe

Eros, yo quiero guiarte, Padre ciego...
pido a tus manos todopoderosas,
su cuerpo excelso derramado en fuego
sobre mi cuerpo desmayado en rosas!

La eléctrica corola que hoy despliego
brinda el nectario de un jardín de Esposas;
para sus buitres en mi carne entrego
todo un enjambre de palomas rosas!

Da a las dos sierpes de su abrazo, crueles,
mi gran tallo febril... Absintio, mieles,
viérteme de sus venas, de su boca...

¡Así tendida, soy un surco ardiente,
donde puede nutrirse la simiente,
de otra Estirpe, sublimemente loca!


Delmira Agustini


Tríbada Falsaria

Que torpemente, Lesbia,
ofenderme procuras.

Considera, por caso, el venenoso infundio
que sobre mí propala tu tierna sobrinilla,
esa nauseabunda literata en vernáculo
que languidece -es obvio- por mi eterno desdén.

Sé que de ti procede, pero no ha de ayudarte
mi inmerecida fama de catador de virgos,
pues desoíste antes el consejo del Griego.

En materia de fábulas, se debe preferir
lo verosímil imposible
a lo posible inverosímil.

"Suma de varia intención" 1987


Jon Juaristi