Autores

Populares

Recientes

Temáticas


Frases para Facebook

frases de amor

frases romanticas

frases cortas de amor

frases de desamor

te extraño

frases de despedida

poemas de desamor

frases para enamorar

frases tristes

frases de reflexion

frases de agradecimiento

frases lindas

frases de amistad

frases de aliento

frases para pensar

Rio del llanto porque tu lagrima porchia ( 2 )

Rio del llanto porque tu lagrima porchia. Encuentra docenas de rio del llanto porque tu lagrima porchia con fotos para copiar y compartir.


Cuando me conformo con nada es cuando me conformo de todo.


Antonio Porchia


Cuando tú y la verdad me hablan, no escucho a la verdad. Te escucho a ti.


Antonio Porchia




Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.


Antonio Porchia


Estar en compañía no es estar con alguien, sino estar en alguien.


Antonio Porchia


Sí, ya he oído todo. Ahora solo me falta callarme.


Antonio Porchia


Mis ojos, por haber sido puentes, son abismos.


Antonio Porchia




Quien perdona todo ha debido perdonarse todo.


Antonio Porchia


Cuando me encuentro con alguna idea que no es de este mundo, siento como si se ensanchara este mundo.


Antonio Porchia


Saber morir cuesta la vida.


Antonio Porchia




Quien conserva su cabeza de niño, conserva su cabeza.


Antonio Porchia


Algunas cosas se hacen tan nuestras que las olvidamos.


Antonio Porchia


Aun pido enseñanza; pero ya no al hombre, sino a quien no recibe enseñanza del hombre.


Antonio Porchia


El hombre habla de todo y habla de todo como si el conocimiento de todo estuviese todo en él.


Antonio Porchia




Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la que me protege.


Antonio Porchia


Dios mío, casi no he creído nunca en tí, pero siempre te he amado.


Antonio Porchia


Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.


Antonio Porchia


Quieren que me haga diferente. Y sin ellos hacerse diferentes y sin nada hacerse diferente.¿Y de qué me haría diferente?.


Antonio Porchia


Una cosa sana no respira.


Antonio Porchia


Sí, eso es el bien: perdonar el mal. No hay otro bien.


Antonio Porchia


No me hables. Quiero estar contigo.


Antonio Porchia


Lo que hay fuera de mí es una imitación mal hecha de lo que hay dentro de mí.


Antonio Porchia


El amor que no es todo dolor, no es todo amor.


Antonio Porchia


Toda persona anónima es perfecta.


Antonio Porchia


Sí, esto está mal. Pero estuvo bien. Y ahora no comprendo cómo pudo estar bien. Y ahora no comprendo cómo puede estar mal.


Antonio Porchia


Vengo de morirme, no de haber nacido. De haber nacido me voy.


Antonio Porchia


Sí, es entrando en todo como voy saliendo de todo.


Antonio Porchia




Quien se queda mucho consigo mismo, se envilece.


Antonio Porchia


La confesión de uno humilla a todos.


Antonio Porchia


No tienes nada y me darías un mundo. Te debo un mundo.


Antonio Porchia


Si cada vez que pienso en ti se apagara una estrella, el universo quedaría vacío.
Cuando estas entre mis brazos es como tener el mundo entre ellos.
Tus ojos, como de un relámpago me deslumbran, de su radiante belleza.
Si tus ojos solo vieran el fuego de este planeta, difícil que en mi te fijes hasta que la ceniza encienda y de negro te tizne.
El amor es como una abeja, primero te pica y luego te deja.
Si te tengo que regalar algo, te regalaría un espejo porque lo más bonito después de ti, es tu reflejo.
Si fueras una lágrima no lloraría, por miedo a perderte.
Te quiero y no te quiero son dos palabras iguales, te quiero, para ti y no te quiero, para nadie.
Si paso por tu lado y no te saludo no lo tomes como enojo que los amores que se quieren se saludan con los ojos.
Me gusta tu sonrisa, me gusta tu mirada, me gusta reconocer, que de mí estas enamorada.
La noche que voy a verte siempre voy con alegría, porque voy con la esperanza que tú tienes que ser mía.
Le pregunte a un ángel cual es el peor castigo y él respondió: amar y no ser correspondido.


Pacoyo


Porque ninguna lágrima rescata nunca el mundo que se pierde ni el sueño que se desvanece.


Juana de Ibarbourou


Ahora

Me has enseñado a respirar
Juan Gelman

Porque ahora paso mi mano sobe el envés de las hojas y sé leer su alfabeto
y si cierro los ojos oigo correr un río y es tu voz que despierta

porque mi cuerpo comienza ahora en ti y acaba más allá de la lluvia
donde alcanzan tus brazos y el miedo acuartelado no vigila

y sé llamar las cosas
de modo que éstas salten se desnuden
y todo sea reciente
para mis ojos que aman en tus ojos

porque en mi llanto crecen blandas plantas carnívoras
y mi sangre palpita como una iguana abierta

porque ahora mi cuerpo recupera sus partes
y nace una piel nueva que derrota el verano

porque me has enseñado a respirar.


Piedad Bonnett


Letanía Del Ciego

Soy como un ciego...
Rubén Darío

Y tú que tanto amas, tanto ríes,
tanto adivinas y conoces tanto,
¿dónde el escudo para que te fíes,
dónde el pañuelo de enjugar tu llanto?

¿Dónde el camino que no veo ahora?
Dímelo o llora y el mirar suprime.
¿Es ya la noche que no tiene aurora?
Dímelo, dime.

Y sin embargo tu vivir empaña
mi vivir con un vaho que es ternura,
que es caliente rumor que me acompaña
la noche oscura.

Y sin embargo con tu mano guías
y a tientas toco lo que apenas veo
y digo acaso para que sonrías
lo que no creo.

Y toco apenas y tu bulto aprendo
y torpe sigo lo que tú me indicas.
Lo que no miro, lo que no comprendo,
tú multiplicas.

Tú multiplicas, o quizás es tu invento
porque lo vea aunque quizá no exista.
Entre la noche de mi pensamiento
dulce es tu vista.

Dulce es tu vista, tu mirar risueño
que mira un llano donde estaba un monte
y que a mi alma de temblor pequeño
llamó horizonte.

Dulce es tu vista que miró aquel lago
y lo llamaba alegre mar bravío.
Tu generoso corazón es mago.
¡Lo fuese el mío!

De "Noche del sentido" 1957


Carlos Bousoño


Antífona Del Amor Inmutable

Siempre habré de quererte como ahora:
¡Amor de luces blancas!...
¡Fuego de sol que me calienta el pecho
y no levanta llama!

Con esta misma música recóndita,
tan profunda y tan vaga
como el rumor inmenso que recoge
el caracol de nácar.

Con el íntimo verso que revienta
en sencillas palabras
y queriendo expresar todo lo bello,
casi no dice nada.

Con el goce callado de sentirte
en la raíz del alma:
savia celeste que mi anhelo yergue
hasta las nubes altas.

Con el ensueño renovado y fresco
y esta ternura clara
que apenas cuaja en la caricia leve,
como el roce de un ala.

...Siempre habré de quererte como ahora,
aunque después me vaya
errante y sola, con el llanto mudo,
y la emoción ahogada.

He de llevar en el oído fino
tu suave voz lejana
y en el pequeño corazón rebelde
tu misteriosa marca

Porque me amarra a ti nudo de siglos,
y saltando distancias
fui persiguiendo en encontrados rumbos
la huella de tu planta.

Porque llegué de la negrura densa:
una sombra agachada...
y en tus brazos de amparo se encendía
el resplandor del alba.

Porque el sollozo, retorcido y hondo,
colmando mi garganta,
soltó en la cuenca de tu mano tibia
su amargura salada.

Porque anclé mi inquietud en el remanso
de tu pureza intacta
y meció tu silencio transparente
mi vela desgarrada.

Porque encontraste la verdad oculta
bajo mi forma vana.
¡Y el mismo Dios, con su pupila eterna
me mira en tu mirada!


Claudia Lars


Poema Del No

Me decías que no. Por tu mirada
pasaban barcos lentamente. Había
gaviotas en tus ojos, en tus blandos,
oscuros ojos grandes,
donde iba cayendo la amargura
como un anochecer de altas sirenas
en los puertos del Sur.
Me decías que no serenamente.
Era un no original, que ya existía
antes que tú, que hablaba por sí mismo
mientras que tú, impotente, absorta, fijos
en mí tus ojos, lo sentías vivo,
palpabas su raíz por tus adentros.
Era un no adivinado,
mudo, pesadamente silencioso.
Tu duro cuerpo tibio
me decía que no, sin causas, iba
replegándose, como
si volviese a la infancia. Tú no eras.
Me decías que no, y en tu mirada
cabalgaba un dolor que yo diría
maternal. Un dolor implorando
comprensión. Un no de contenida
pesadumbre, pero total, abierto,
levemente asomado
a las playas del llanto.
Me decías que no lejana, sola,
terriblemente sola, maniatada,
sin un porqué donde apoyarte, pero
era no, era no, sin gritos, no...

Los puertos, las sirenas,
los barcos en la noche, todo iba
perdiéndose, alejándose.
Yo, delante de ti, triste, abatido.


Rafael Guillén


Quizá

Percibo tu presencia sin estar a mi lado,
y oigo tu breve paso hallándote tan lejos;
siento tu escalofrío sin haberte tocado,
y aún cerrando los ojos me ciegan tus reflejos.

Veo pasar las sombras y en ellas te adivino;
cuando me roza el aire sé que son tus cabellos;
si me azota la lluvia, tus besos imagino,
y por ti son mis sueños inmensamente bellos.

Pero no reconozco tu risa entre las risas,
porque amarga tristeza te cubre con su manto;
y en el tropel de gentes ruidosas y con prisas
no estás, porque te encuentras en soledad y llanto.

Un aura te rodea solemne y misteriosa
que fascina mis ojos aunque nunca te han visto;
es quizá la nostalgia gentil y silenciosa
que permea tu vida y en que yo mismo existo.

No obstante, ambos sabemos que ha de llegar el día
en que la luz disipe la sombra en que vivimos;
y al resurgir pujante nuestra innata alegría,
hemos de ser de nuevo como otro tiempo fuimos.

Tú encontrarás un hombre que te bese y te cante,
y no habrá en vuestra entrega ni exigencia ni ruego;
yo volveré a mis sueños, inventando una amante
y escribiéndola versos, sentado junto al fuego.

Y al mirar al pasado desde el nuevo presente
de ilusiones azules y de esperanzas verdes,
una estrella en el cielo y una luz en tu mente
musitarás mi nombre… y quizá me recuerdes.


Francisco Alvarez


La Lágrima Infinita

¡Esa!... La que en el alma llevo oculta;
la que no salta afuera ni se expande
en la pupila; la que a nadie insulta
en un alarde de dolor: la grande,

la infinita, la muda, la sombría,
la terca, la traidora, la doliente
lágrima de dolor, lágrima mía,
que está clavada en mí profundamente!

La que no da una tregua ni un consuelo
de dulce sollozar. La que me hiere,
y me punza, y me obsede, y pone un velo
turbio en mis ojos; la que nunca muere

ni nace a flor de rostro; la que nunca
refrena su latir; la que no intenta
asomarse a la faz y queda trunca,
y hace la pena interminable y lenta...

Cántaros secos, áridos, mis ojos;
páramos sin frescura ni rocío;
febricitantes de escrutar los rojos
límites, del espacio y del vacío...

¡Esa!... La que no llega, ni ha llegado,
ni llegará a los ojos nunca... ¡nunca!...
Mi lágrima tenaz que no ha mojado
el Sahara estéril de mi vida trunca,

¡Ésa... no la verás, porque en la calma
de mis angustias, se ha trocado en perla!
Para verla hace falta tener alma;
y tú, ¡no tienes alma para verla!...


Hilarión Cabrisas


Cada vez que te veo, abordando un autobús, cruzando alguna calle, hablando por algún telefono publico, o simplemente en mi imaginación, cierro los ojos, aprieto mis puños, tenso todo mi cuerpo, se me eriza la piel, pero después de una dura lucha instantanea, logro controlar la lagrima que amenazaba con escapar de mis ojos. Pienso, “¿Por qué no puedo olvidarla?” tus ojos me visitan cada noche, tus labios, tus mejillas, todos los recuerdos de ti se entierran en mi pecho y luchar por hacerme caer en llanto. Algunas veces lo consiguen, otras no. Recuerdo las primeras palabras, las invitaciones a la iglesia, a los grupos de jóvenes, a las posadas, a las prosesiones, a tus entrenos de futbol, a tus presentaciones en las obras religiosas. Recuerdo las platicas en la banqueta color verde que solias visitar día con dia. Recuerdo mi cobardia constante y desesperante al momento de una insinuación tuya. Recuerdo el día que te enamoraste de el, recuerdo cuando usabas braquets, el pelo descompuesto, tu inocencia se veia a flor de piel, tu belleza era como la de una niña, esa ropa floja que te caracterizaba en medio de todas tus amigas, que al contrario de ti, buscaban verse cada vez mas bellas, atractivas, seducir chavos. Tu no, tu eras diferente, eras especial. No te pasabas horas en el espejo, no te depilabas día a dia, no te bañabas en perfume. Pero a pesar de todo eso, tu belleza resaltaba, tu atractivo era mas que evidente, tu carisma te hacia cada día mas inolvidable.


Cristian Argueta


Siento un gran vacío en mi, pues me hace falta el aire para respirar, me haces falta tu, como le hace falta el agua a los peces para vivir, como le hace falta tierra y agua a la flor para crecer, como le hace falta la luna y las estrellas a la noche para existir, como le hace falta un árbol a un pájaro para posar, como le hace falta el sol a cada día que transcurre y en donde dejo atrás todos esos bellos recuerdos que quedarán por siempre grabados en mi alma! Esta alma destrozada, que necesita consuelo y que solo tus caricias, tu ternura y tus besos la pueden sanar!
A veces me pregunto por qué se atravesaron nuestros destinos, si cada quien tiene marcado su propio camino, un rumbo completamente diferente, erróneo tal vez pero destino al fin. Solo Dios sabe por qué suceden estas cosas, me pregunto, a caso es una señal para recordar que aun sigo estando vivo?, que siento que puedo llorar, reír, gritar y cantar y que la vida es tan corta como para malgastarla o tal vez para valorar lo que aun me queda!
De lo que si estoy seguro es de que en todo momento estas en mi pensamiento……, cuando veo la imagen de un niño que llora por su juguete favorito, cuando escucho una canción que habla de amor, cuando veo una rosa en mi jardín, cuando una abeja posa en una flor, cuando veo el atardecer desde mi balcón, cuando cierro mis ojos , ahí estas tu, con esa sonrisa cautivadora, con esos labios tan deseados, pero inalcanzables, como cuando se quiere atrapar una estrella en una noche iluminada y guardarla en el buro, como cuando se quiere atrapar una nube desde el cielo y tenerla como almohada en esa noche tibia, como cuando se quiere atrapar el más hermoso arcoíris en un día de lluvia y sol, como cuando sientes ganas de cobijarte con la noche.
¿Qué hago para dejar de pensar en ti? Te necesito tanto que con solo escuchar tu voz, mirar tu foto, estrechar tu mano, contemplarte a lo lejos, borraría de mi por un momento este sufrimiento y dejaría liberar una lagrima, solo una, conmovido por la felicidad!
Estas líneas sirven para desahogar mis penas, estos pensamientos necios que se aferran y se doblegan ante el corazón, que aunque se les ordene lo contario no se detienen y me traicionan haciéndome vibrar cuando recuerdo el sabor a ti y me hacen percibir tu aroma, que recorre todas mis venas, y este amor que siento por ti es tan fuerte que este corazón, fuente interminable de sensaciones, poco apoco y pesadamente deja de latir por no tenerte, se niega a dar más, resignado a querer ser solo un órgano mas, necesario para existir!

Porque cada suspiro en ti, es un latido en mi………..

Atentamente!
Un ser que anhela tus besos. IMZ


Israel Marin


Si pudieramos controlar el enamorarnos por alguién especifico, todo sería fácil,
Si pudieramos controlar esa magia que nos envuelve y que hace que nuestra alma se estremece,
Si pudieramos controlar el destino, el futuro o el presente, o la mente de la gente, todo sería deferente.
Somos energía y el amor es mágico y mueve al corazon y nos ignotiza, por seres que son para nosotros especiales, pero que no necesariamente nosotros lo somos para ellos, eso es triste, que a veces no son sonrisas sino lagrimas de amor lo que encontramos en la vida, y porqué será? que no podemos sentir eso por alguién que lo sienta por nosotros, creo que eso es la razón y el origen de la poesia, letras que buscan un desahogo, letras que no todos entienden o sienten, pero que alguna vez en ellas nos hacen entender que no hay lágrima en vano, y que con ellas podemos también aprender.


cisne