Roces
Roces. Encuentra docenas de roces con fotos para copiar y compartir.
Existo. Es algo tan dulce, tan dulce, tan lento. Y leve; como si se mantuviera solo en el aire. Se mueve. Por todas partes, roces que caen y se desvanecen. Muy suave, muy suave.
Jean Paul Sartre
Noche Del Amor
Ay, qué podré decirte, dulce amada,
joven virgen feliz que no conoces
en un cielo cerrado, suaves roces,
el peso del amor, noche entregada.
Desde este corazón, isla olvidada,
-oye del mar sus clamorosas voces-,
me elevaré hasta ti que desconoces
la flecha que en lo oscuro está clavada.
Los cuerpos se revuelven tan certeros,
guiados del amor, como esos astros
que, arriba, solo ven tus ojos puros.
Órbita de pasión y verdaderos,
resplandecientes e infalibles rastros.
Celestes nuestros cuerpos aunque oscuros.
Ay, qué podré decirte, dulce amada,
joven virgen feliz que no conoces
en un cielo cerrado, suaves roces,
el peso del amor, noche entregada.
Desde este corazón, isla olvidada,
-oye del mar sus clamorosas voces-,
me elevaré hasta ti que desconoces
la flecha que en lo oscuro está clavada.
Los cuerpos se revuelven tan certeros,
guiados del amor, como esos astros
que, arriba, solo ven tus ojos puros.
Órbita de pasión y verdaderos,
resplandecientes e infalibles rastros.
Celestes nuestros cuerpos aunque oscuros.
Vicente Gaos
Agua
Nubes, helechos rumorosos, piedras,
mi cuerpo anticipándose a los goces
en la colcha mullida de la hiedra;
la siesta me sazona con sus roces
y un tumulto de pájaros rehúye
el vasto territorio del desvelo;
extrañamente de mis dedos fluye
un manantial que sorbe el desconsuelo.
Mis piernas, los anhelos, mis caderas
en torrentes se fueron escurriendo;
era absurdo que tú los detuvieras
apenas desatados y muriendo.
Yo bien sé que me pierdo en lechos de agua
sin vislumbrar la lumbre de tu fragua.
1993
Nubes, helechos rumorosos, piedras,
mi cuerpo anticipándose a los goces
en la colcha mullida de la hiedra;
la siesta me sazona con sus roces
y un tumulto de pájaros rehúye
el vasto territorio del desvelo;
extrañamente de mis dedos fluye
un manantial que sorbe el desconsuelo.
Mis piernas, los anhelos, mis caderas
en torrentes se fueron escurriendo;
era absurdo que tú los detuvieras
apenas desatados y muriendo.
Yo bien sé que me pierdo en lechos de agua
sin vislumbrar la lumbre de tu fragua.
1993
Renée Ferrer
Como periodista, me cubrí y tenía alrededor de un buen número de escenas de crímenes que involucran menores delincuentes, y pocas cosas me molestó más que escuchar a sus padres. Llorando, despotricar, proclamando lo bien que sus hijos estaban a pesar de ser expulsado de la escuela o de roces con la ley anterior.
LZ Granderson
Ahora, si usted es como yo - si usted es como casi nadie en América - entonces es probable que mantenga algunas opiniones negativas sobre los franceses, basados ??en películas, rumores, titulares recientes, roces desafortunados con camareros parisinos, o... Sabías que... todo lo desagradable que rodea el régimen de Vichy.
Elizabeth Gilbert