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Sonido

Sonido. Encuentra docenas de sonido con fotos para copiar y compartir.


Hoy en día la fidelidad solo se ve en los equipos de sonido.


woody


El corazón es centro, porque es lo único que de nuestro ser da sonido.


María Edgeworth




Ningún sonido concentra tanta perversidad y malicia en un volumen muy pequeño, como el zumbido del mosquito.


Elspeth Huxley


Al oír un eco muchos creen que el sonido proviene de él.


Ernest Hemingway


"UNICORNIOS"

Ensalzo amaneceres
cuando la serpiente asimila
el linaje de los ingenuos.

Sería bueno capturar unicornios
y devolverle la vida al sonido
que perdió la paz estando en manos
de la mortífera guerra.

Estaría bien idealizar cuerpos ávidos
de karma visual,
y arrastrarse entre las brumas de la insensatez,
allí donde habita la negrura
de lo ajeno.


Alexander Vórtice


¡Viva la intensidad!

?¡No os durmáis, espabilad, acelerad, pisotead, lanzaos!? Como expresa tan poéticamente esta canción de rap, la exhortación ?¡vivid intensamente!? se ha convertido en el leitmotiv del hombre moderno. Una hiperactividad compulsiva en la que no debe haber el menor ?blanco?, el menor vacío, por miedo a encontrarse con uno mismo. El sentido es lo de menos, con tal de que haya intensidad. De ahí el gusto y la fascinación por la violencia, las proezas, la excitación máxima de los sentidos, los deportes de riesgo. Hay que bajar las cataratas del Niágara dentro de un barril, abrir el paracaídas a unos metros escasos del suelo, bucear sin oxígeno a una profundidad de cien metros. Hay que exponerse a morir por algo que no vale la pena ser vivido, acelerar para no ir a ningún sitio, cruzar la barrera del sonido de lo inútil y poner de relieve el vacío. Así que pongamos a todo volumen cinco radios y diez televisores al mismo tiempo, démonos cabezazos contra la pared y revolquémonos en la grasa. ¡Eso es vivir plenamente!.


Matthieu Ricard




La armonía más dulce es el sonido de la voz de la mujer que se ama


Jean de la Bruyere


-Yo soy la Oscuridad Que Convoca. -No era en realidad un sonido, pero si lo hubiera sido, habría sido un siseo-. ¿Quién es usted?


Terry Pratchett


Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy.


Clarice Lispector




Toda vida tiende hacia el lenguaje, en la voz y en el número, en el color, la línea y el sonido y alza un trono cada vez más alto a los sentidos.


Hermann Hesse


El nombre de una persona es para ella el sonido más dulce e importante que pueda escuchar.


Dale Carnegie


La flor muere entregando sus perfumes al céfiro; a la vida y al sol, éstos son mis adioses; ahora muero y mi alma cuando expiro se exhala como un triste sonido lleno de melodía.


Alphonse de Lamartine


La armonía más dulce de escuchar es el sonido de la voz del ser amado


Jean de la Bruyere




México tiene un lugar para los extranjeros, tiene un canto extraño. Decir México es decir dulce, dulce México. La palabra México, No Argentina, no Brasil, no. Es México la palabra divina, la palabra mágica, la palabra sabia. Es su sonido y es el color que aparece en el cerebro cuando la decimos; es su aroma. México


Chavela Vargas


Probablemente el último sonido antes de que el Universo se repliegue sobre sí mismo, será alguien diciendo: ¿Qué ocurre si aprieto esto?.


Terry Pratchett


El hablar de estas cosas y el tratar de comprender su naturaleza y, una vez comprendida, el tratar lentamente, humildemente, constantemente de expresar, de exprimir de nuevo, de la tierra grosera o de lo que la tierra produce, de la forma, del sonido y del color (que son las puertas de la cárcel del alma) una imagen de la belleza que hemos llegado a comprender: eso es el arte.


James Joyce


Hasta la luz y el sonido tienen límite de velocidad.


Chuck Palahniuk


Desgraciadamente el sonido que hace una bolsa con monedas es el idioma que todo el mundo entiende.


Xhelazz


El espacio celeste, una gota de sonido que se rompe. Nubes de pájaros. Colores. Paisajes a la deriva. Signo sobre signo en un rostro. Escritura de la vida.


Halfdan Rasmussen


Todo lo que hice lo saqué. No tengo cajas de trabajo sin realizar. No hay nada en el archivo. No puedo guardar nada a no ser que no me guste el sonido o vea que no funciona. Si se lo puedo cantar a un ingeniero, se lo puedo cantar a cualquiera.


John Lennon


Recuerda que para cualquier persona, su nombre es el sonido más dulce e importante en cualquier idioma.


Dale Carnegie


Un sonido nunca debe acudir en auxilio de una imagen, ni una imagen en auxilio del sonido (...) La imagen y el sonido no tienen que prestarse ayuda, sino que han de trabajar cada uno a su vez por una suerte de relevo.


Robert Bresson


Tenias que vivir dado por sentado que escuchaban hasta el ultimo sonido que hacias y que, observaban todos tus movimientos


George Orwell


Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos [... ] oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una inmensa emoción.


Laura Esquivel


Burzum no suena exactamente de una forma brutal, pero crea el sonido de la niebla y de la depresión, el mal de fondo puede ser también muy importante.


Øystein Aarseth


Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo
y por las calles voy sin nutrirme, callado,
no me sostiene el pan, el alba me desquicia,
busco el sonido líquido de tus pies en el día.

Estoy hambriento de tu risa resbalada,
de tus manos color de furioso granero,
tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,
quiero comer tu piel como una intacta almendra.

Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,
la nariz soberana del arrogante rostro,
quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas

y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo
buscándote, buscando tu corazón caliente
como un puma en la soledad de Quitratúe


Pablo Neruda




Nunca antes había recordado aquel momento", pensó. "Y sin emitir sonido alguno murmuró, "¡Madre! ¡Madre!


Gillian Rubinstein


Una mano pequeña y fría me acarició la mejilla.
?No pasa nada ?dijo Auri en voz baja?. Ven aquí.
Empecé a llorar en silencio, y ella deshizo con cuidado el apretado nudo de mi cuerpo hasta que mi cabeza reposó en su regazo. Empezó a murmurar, apartándome el cabello de la frente; yo notaba el frío de sus manos contra la ardiente piel de mi cara.
?Ya lo sé ?dijo con tristeza?. A veces es muy duro, ¿verdad?
Me acarició el cabello con ternura, y mi llanto se intensificó. No recordaba la última vez que alguien me había tocado con cariño.
?Ya lo sé ?repitió?. Tienes una piedra en el corazón, y hay días en que pesa tanto que no se puede hacer nada. Pero no deberías pasarlo solo. Deberías haberme avisado. Yo lo entiendo.
Contraje todo el cuerpo y de pronto volví a notar aquel sabor a ciruela.
?La echo de menos ?dije sin darme cuenta. Antes de que pudiera agregar algo más, apreté los dientes y sacudí la cabeza con furia, como un caballo que intenta liberarse de las riendas.
?Puedes decirlo ?dijo Auri con ternura.
Volví a sacudir la cabeza, noté sabor a ciruela, y de pronto las palabras empezaron a brotar de mis labios.
?Decía que aprendí a cantar antes que a hablar. Decía que cuando yo era un crío ella tarareaba mientras me tenía en brazos. No me cantaba una canción; solo era una tercera descendente. Un sonido tranquilizador. Y un día me estaba paseando alrededor del campamento y oyó que yo le devolvía el eco. Dos octavas más arriba. Una tercera aguda y diminuta. Decía que aquella fue mi primera canción.
?Nos la cantábamos el uno al otro. Durante años. ?Se me hizo un nudo en la garganta y apreté los dientes.
?Puedes decirlo ?dijo Auri en voz baja?. No pasa nada si lo dices.
?Nunca volveré a verla ?conseguí decir. Y me puse a llorar a lágrima viva.
?No pasa nada ?dijo Auri?. Estoy aquí. Estás a salvo.


Patrick Rothfuss


Esboza una sonrisa. Angela sonríe a su vez, más tranquila. El viento aúlla. Ambos escuchan y sus sonrisas se desvanecen. Escuchamos débilmente el sonido de las batientes olas.


Stephen King


Hay ocasiones en las que uno tarda una fracción de segundo en aceptar la brusca ausencia de todo lo que le ha pertenecido: igual que la luz es más veloz que el sonido, la conciencia es más rápida que el dolor, y nos deslumbra como un relámpago que sucede en silencio. Por eso aquella noche Biralbo no sentía nada contemplando a Lucrecia ni comprendía del todo lo que significaban sus palabras ni la expresión de su rostro. El verdadero dolor llegó varias horas más tarde, y fue entonces cuando quiso recordar una por una las palabras que los dos habían dicho y no pudo lograrlo. Supo que la ausencia era esa neutra sensación de vacío.


Antonio Muñoz Molina


..., que sólo quienes, como él, son sensibles a la alquimia del sonido y los sentidos, son capaces de transformar la realidad negativa de la vida en las formas substanciales y significativas del arte. Sólo quienes pueden admitir la luz en sus entrañas pueden expresar lo que hay en el corazón.


Henry Miller


Hace mucho tiempo, el hombre oía extrañado el sonido de un golpeteo dentro de su pecho y no tenía idea de su origen. El cuerpo era una jaula y dentro de ella había algo que miraba, escuchaba, temía, pensaba y se extrañaba; ese algo, ese resto que quedaba al sustraerle el cuerpo, ese algo era el alma. La cara no es más que una especie de tablero de instrumentos en el que desembocan todos los mecanismos del cuerpo.


Milan Kundera


El poder de Alá: sin sonido, sin forma; pero cuando se manifiesta, nadie puede resistírsele.


Idries Shah


Permaneced junto a mí, hermosas estrellas -rogué-, y no permitáis que trate de descifrar esta fusión de luz y sonido, haced que me rinda a él de forma plena e incondicional.


Anne Rice


Nada existía a su alrededor. Solo el sonido dentro de su cabeza, la mente suspensa en el tiempo. Cuando muriese, no seria su fin. Seria el fin del mundo.


Don DeLillo


Nieva sobre Edimburgo el 16 de abril de 1874. Un frío gélido azota la ciudad. Los viejos especulan que podría tratarse del día más frío de la historia. Diríase que el sol ha desaparecido para siempre. El viento es cortante; los copos de nieve son más ligeros que el aire.
¡Blanco! ¡Blanco! ¡Blanco!
Explosión sorda. No se ve más que eso. Las casas parecen locomotoras de vapor, sus chimeneas desprenden un humo grisáceo que hace crepitar el cielo de acero. Las pequeñas callejuelas de Edimburgo se metamorfosean. Las fuentes se transforman en jarrones helados que sujetan ramilletes de hielo. El viejo río se ha disfrazado de lago de azúcar glaseado y se extiende hasta el mar. Las olas resuenan como cristales rotos. La escarcha cae cubriendo de lentejuelas a los gatos. Los árboles parecen grandes hadas que visten camisón blanco, estiran sus ramas, bostezan a la luna y observan cómo derrapan los coches de caballos sobre los adoquines. El frío es tan intenso que los pájaros se congelan en pleno vuelo antes de caer estrellados contra el suelo. El sonido que emiten al fallecer es dulce, a pesar de que se trata del ruido de la muerte. Es el día más frío de la historia. Y hoy es el día de mi nacimiento. [?]
Fuera nieva con auténtica ferocidad. La hiedra plateada trepa hasta esconderse bajo los tejados. Las rosas translúcidas se inclinan hacia las ventanas, sonrojando las avenidas, los gatos se transforman en gárgolas, con las garras afiladas. En el río, los peces se detienen con una mueca de sorpresa. Todo el mundo está encantado por la mano de un soplador de vidrio que congela la ciudad, expirando un frío que mordisquea las orejas. En escasos segundos, los pocos valientes que salen al exterior se encuentran paralizados, como si un dios cualquiera acabara de tomarles una foto. Los transeúntes, llevados por el impulso de su trote, se deslizan por el hielo a modo de baile. Son figuras hermosas, cada una en su estilo, ángeles retorcidos con bufandas suspendidas en el aire, bailarinas de caja de música en sus compases finales, perdiendo velocidad al ritmo de su ultimísimo suspiro.
Por todas partes, paseantes congelados o en proceso de estarlo se quedan atrapados. Solo los relojes siguen haciendo batir el corazón de la ciudad como si nada ocurriera.


Mathias Malzieu


Como ve, todos tenemos en nuestro interior los elementos necesarios para producir fósforo. Es más, déjeme decirle algo que a nadie le he confiado. Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos como en el experimento, oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre la energía al alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo


Laura Esquivel


Ya no puedo estar sin su presencia; el olor de su piel, el sonido de su voz, las pequeñas maneras de representar a la muchacha más fuerte y a la más frágil del mundo. Su manía de no ponerse gafas para ver el mundo tras el cristal ahumado de su visión lastimada; su forma de protegerse. Ver sin ver de verdad y, sobre todo, sin hacerse notar.
Descubro la extraña mecánica de su corazón. Funciona con un sistema de concha autoprotectora ligada a la falta de confianza que la habita. Una ausencia de autoestima peleándose con una determinación fuera de lo común. Aun no he descubierto qué engranaje tiene roto.
El código de acceso a su corazón cambia todas las noches. A veces, la concha es dura como la piedra. Por mucho que pruebe con mil combinaciones en formas de caricias y palabras de apoyo, apenas consigo quedarme en las puertas de su misterio. Sin embargo, ¡Me gusta tanto hacer crujir su concha! Escuchar ese pequeño ruido que produce al desactivarse, ver los hoyuelos que se marcan en la comisura de sus labios y que parece decir "¡Sopla!". El sistema de protección volando en dulces pedazos".


Mathias Malzieu


Nadie controla la música, señor Rastrero, ya lo sabe. Aparece cuando la gente se harta, sin más. Nadie sabe dónde empieza. La gente mira a su alrededor y cruza la mirada con alguien, y los demás se dan cuenta. Otra gente cruza la mirada con ellos y así, muy despacio, empieza la música cuando alguien coge una cuchara y hace sonar un plato, y entonces otro da golpes en la mesa con su jarra, y las botas empiezan a aporrear el suelo, cada vez más fuerte. Es el sonido de la ira, el sonido de personas que no aguantan más. ¿Quiere enfrentarse a la música?


Terry Pratchett


Y aunque a pares tengo ojos, tengo oídos, sin ti pierden sentido el sonido y el color


Amaia Montero