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Todo vicio ( 2 )

Todo vicio. Encuentra docenas de todo vicio con fotos para copiar y compartir.


Todo está dicho, pero como nadie escucha...


André Gide


Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas.


Miguel de Cervantes




Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño.


Mark Twain


La tristeza. Es un vicio, que cuando se tiene jamás se puede dejar…


alonsoteamo


Dedicada: Elia Arguelles Arrazila amada mia :


Tu sabes transformar lo sublime en sencillez,
Hacerme sentir feliz y hallar el anís del estrés,
Eres nostálgica, mágica como la niñez,
*Aqui me ves amandote hasta la idolatria,
Haciendote mia en cada renglon de mi poesia,
Tu solo sigue dandole ritmo a mis fantasias y
sacando de mi pecho la fria melancolia,
*El día que me muera no faltes a mi entierro,
Que puede que no pueda escucharte en mi oscuro encierro
pero voy a estar en cada lagrima de quien me quiso,
Implorando que también seas dios haya en el paraiso,
*Eres un vicio que se apodero de mi,
Ni terapias, Ni psicologos me alejaran de ti,
Porque si,
Yo te pudiera tocar me encerraria contigo en una urna de Cristal,
Para bailar y bailar hasta desfayecer,
*Y deter el tiempo en la cuspide del placer,
No te podemos perder,
El mundo te nesecita,
El día que tu no estes,
Hasta las flores se marchitan...
*DO-minados por tu esencia y tu belleza,
RE-clamamos con mas fuerza tu pureza,
MI-tologica esclavizada princesa,
FAsinante deslumbrante amante intensa,
SOL del del del creador del estandarte
LA-promiscua qe no traiciono a su amante,
SI- la ves dile que la amo por amor al arte
*y que no se que haria el día que me falte.

Se que solo no eres mia,
Eres de el eres de aquel
pero nadie como yo y el aire besarian tu piel,
Eres como una golondrina echa de papel
que no tiene un rumbo fijo,
Ni destino fiel.
*Vierte tu miel sobre mi cuerpo es todo tuyo,
Toca con tus labios el filo de mi orgullo,
Que entre tu y yo,
No hacen falta copas,
Pues ya yo me he embriagado con el sabor de tus notas
*!¿Ohh no lo notas?!
Que solo tu me dominas y
que mi vida es perfecta si cerca de mi caminas ,
iluminas mi sendero si la luz del cielo no me alcanza,
Te has convertido en el faro de mi esperanza.
*Mi añoranza,
Es siempre protegerte,
Y cuidarte de que no te violente
Los que no pueden tenerte,
*Eres el baston de mi imaginacion "Amada mia" yo
te debia esta cancion,
Esta persona siempre te estara agradecida.
*Que mis versos te honren y
Que el coro te vendiga.
*eres mi luz,
mi oscuridad,
mi pase y
mi escape del mundo,
En lo profundo de tu interior,
*Llaves, de mi inspiracion,
Seras mia pues siempre te amare
hasta que el mundo acabe,
hasta que el silencio nos separe,
hasta que pare el corazon.
No dejare de desearte,
Amarte
*te amooo mi amor


Daniel Jhonatan Espiritu


Dedicada a Elia Arguelles Arrazola amada mia:



Tu sabes transformar lo sublime en sencillez,
Hacerme sentir feliz y hallar el anís del estrés,
Eres nostálgica, mágica como la niñez,
*Aqui me ves amandote hasta la idolatria,
Haciendote mia en cada renglon de mi poesia,
Tu solo sigue dandole ritmo a mis fantasias y
sacando de mi pecho la fria melancolia,
*El día que me muera no faltes a mi entierro,
Que puede que no pueda escucharte en mi oscuro encierro
pero voy a estar en cada lagrima de quien me quiso,
Implorando que también seas dios haya en el paraiso,
*Eres un vicio que se apodero de mi,
Ni terapias, Ni psicologos me alejaran de ti,
Porque si,
Yo te pudiera tocar me encerraria contigo en una urna de Cristal,
Para bailar y bailar hasta desfayecer,
*Y deter el tiempo en la cuspide del placer,
No te podemos perder,
El mundo te nesecita,
El día que tu no estes,
Hasta las flores se marchitan...
*DO-minados por tu esencia y tu belleza,
RE-clamamos con mas fuerza tu pureza,
MI-tologica esclavizada princesa,
FAsinante deslumbrante amante intensa,
SOL del del del creador del estandarte
LA-promiscua qe no traiciono a su amante,
SI- la ves dile que la amo por amor al arte
*y que no se que haria el día que me falte.

Se que solo no eres mia,
Eres de el eres de aquel
pero nadie como yo y el aire besarian tu piel,
Eres como una golondrina echa de papel
que no tiene un rumbo fijo,
Ni destino fiel.
*Vierte tu miel sobre mi cuerpo es todo tuyo,
Toca con tus labios el filo de mi orgullo,
Que entre tu y yo,
No hacen falta copas,
Pues ya yo me he embriagado con el sabor de tus notas
*!¿Ohh no lo notas?!
Que solo tu me dominas y
que mi vida es perfecta si cerca de mi caminas ,
iluminas mi sendero si la luz del cielo no me alcanza,
Te has convertido en el faro de mi esperanza.
*Mi añoranza,
Es siempre protegerte,
Y cuidarte de que no te violente
Los que no pueden tenerte,
*Eres el baston de mi imaginacion "Amada mia" yo
te debia esta cancion,
Esta persona siempre te estara agradecida.
*Que mis versos te honren y
Que el coro te vendiga.
*eres mi luz,
mi oscuridad,
mi pase y
mi escape del mundo,
En lo profundo de tu interior,
*Llaves, de mi inspiracion,
Seras mia pues siempre te amare
hasta que el mundo acabe,
hasta que el silencio nos separe,
hasta que pare el corazon.
No dejare de desearte,
Amarte
*te amooo mi amor


Daniel Jhonatan Espiritu




Cada día al despertar miro hacia el cileo para encontrar algo que este mas aya me dirigo al school sintiendome mal mis animos andan por el suelo no pude hacer un pacto con el tiempo y vi como las agujas del reloj, lentamente atrvezavan mi corazon me e inentado refuguiar en el vicio del cigarro pero hay veces que yo mismo me pregunto no puede ser e caido en algo en que no estava metido empiezo a sentir una depresion muy grande mas unos me caonsegan que hacer ahora que intento de dar lo mejor de mi se me va de las manos yo cada vez me pongo a pensar

me pregunté mas de una vez si yo podría haberlo evitado y no encontré el motivo ni el momento en que todo se perdió.

Tampoco recuerdo su última mirada esa en la que solía perderme entera.

Hubiese eternizado su último aliento, la última huella de su risa si hubiese sentido que jamás regresaría

Hoy veo desde lejos la inquietud agitada de su espíritu y puedo oler el perfume de su distancia.

Vuelvo a mirar mis manos todavía siento su piel.

Saboreo mis labios y su boca tibia regresa

Sus pasos se siguen escuchando al lado de los míos será tal vez mis ganas de creer que aun sigo su camino.

Una vez más vuelvo a preguntarme y vuelvo a castigarme

En qué momento de esta historia de amor llegué a perderlo todo



Cuando se me fue todo de las manos Cual fue el día en que dejó de reír junto a mi y en que yo dege de reir



Acaso era yo esa persona valiente que temeroso le confesó su amor y intente demostrar estando asu lado pero avia veces que llegava a sentirme deprimido con una triztesa que haveces de demostraserlo me hacia hacia a un lado



!Donde quedó mi fuerza¡ donde quedó mi coraje para amarla tanto escucho varios consegos y intento buscar el correcto pero creo que no lo e logrado solo me queda en escucharme ami mismo



Se que no importa que me derrumben, solo importa es que me vuelva a levantarme ahora me uqeda por

Acariciar mi llanto y velar en mi cansancio



Yo tenía su brillo en mis manos y en mis ojos

Hoy escucho su voz a lo lejos y a veces me cuesta entender.

Sé que ya está lejos de acá Sé que ya no piensa en mí

Volveré entonces a esa esquina la que fue solo mía por un día

ahora comprendo que todo el daño que hise antes alas personas se regresa ami solo por intentar cambiar pero ahora no me importa mi orgullo a regresado me a hecho fuerte pero también me a destruido por dentro por no desaogarme el dolor me hace mas fuerte y me hace aprender algo nuevo que no devo de olvidarme en esta vida



.


jose manuel meza hernandez


La guerra era un espejo que reflejaba el hombre es toda virtud y todo vicio, y si uno mira de cerca, como un artista en sus dibujos, que apareció tanto con una claridad inusual.


George Grosz


Como todos los estudiantes de Filosofía 101 aprende, nada puede obligarme a creer que nadie excepto yo es consciente. Este poder negar que otras personas tienen sentimientos no es solo un ejercicio académico, sino un vicio todo-demasiado-común, como podemos ver en la larga historia de la crueldad humana.


Steven Pinker




Llegando a ser anarquistas, le declaramos la guerra al amontonamiento de mentiras, astucia, explotación, depravación, vicio. La declaramos a esa manera de pensar, obrar. El gobernado, el engañado, el explotado, la prostituta lastiman, ante todo, nuestros sentimientos de igualdad. En nombre de esa igualdad, no queremos ni prostitutas, ni explotados, ni engañados, ni gobernados


Piotr Kropotkin


No hay duda de que la lectura es el más egoísta de los vicios. Un vicio solitario de gente que no quiere nada con la demás gente y se encierra con su libro en su rincón a disfrutar calladamente y a olvidarse de todo lo que lo rodea. (...) Alguien ha dicho que la lectura es un crimen impune. ¿Es usted cómplice del crimen? ¡Oh!, perdone. Resulta desproporcionado ¿verdad?, llamar crimen a la lectura en una época como ésta de guerra general, en la que, en toda la redondez de la tierra, los hombres no se ocupan de otra cosa que de asesinarse los unos a los otros. El mundo entero huele a carnicería, a hospital y a cementerio. El pobre lector con su libro pertenece a una época casi desaparecida o casi a punto de desaparecer. Debe usted saberlo.


Arturo Uslar Pietri


Milly o la tierra natal

¿Por qué, pues, pronunciar ese nombre de patria?
En su exilio brillante se estremece mi pecho
y resuena de lejos en el alma afligida
como lo hacen los pasos o la voz de un amigo.

¡Oh montañas veladas por la niebla de otoño,
valles que entapizaban las escarchas del alba,
sauces cuya corona deshojaba la poda,
viejas torres doradas por el sol de la tarde,

muros negros del tiempo, lomas, cuestas abruptas,
manantial donde van a beber los pastores,
gota a gota esperando aguas raras y límpidas,
con sus urnas dispuestas mientras hablan del día!

Choza que hace brillar el fulgor de la lumbre
y que amaba el viajero por humear a lo lejos,
sólo objetos, ¿o acaso tenéis alma también
que se pega a nuestra alma y a la fuerza de amar?

Yo vi cielos azules cuya noche es sin brumas,
toda de oro hasta el alba bajo un brillo de estrellas
que en su curva infinita redondeaban la cúpula
de cristal que jamás ha empañado algún viento.

Y vi montes cargados de limones y olivas
reflejar en las aguas sus inquietos perfiles;
y en sus valles profundos al impulso del céfiro
balancearse la espiga y la cepa madura;

en los mares que apenas son un leve murmullo
vi del agua luciente la ondulante cintura
apretando y soltando en sus pliegues azules
de sus riscos mellados los contornos inciertos

extenderse en el golfo como mantos de luz,
y blanqueando el escollo con sus flores de espuma
llevar hasta lo lejos de un poniente rojizo
islas» que eran el lecho como de oro del sol;

allí abriéndose a mí me mostraban sin límite
todo un mar infinito donde habita el misterio;
vi las cumbres altivas, cual del aire pirámides,
donde estío fundía el abrigo invernal,

descendiendo en peldaños hasta el fondo de valles
con laderas pobladas por aldeas y frondas,
con picachos y rocas que se yerguen, bajando
en pendientes de hierba para huir deslizándose,

mientras curvas humeantes, con un ruido de trueno
sus torrentes de espuma y sus ríos en polvo,
en sus flancos que son ya de luz ya de sombra,
con oleadas oscuras y con islas radiantes,

se ven valles profundos caros al soñador,
ascendiendo, bajando y ascendiendo otra vez,
y allí desde la raíz de sus amplias murallas,
entre abetos y robles por la tierra esparcidos,

en los lagos o espejos que a su sombra dormitan
dar sus verdes reflejos o su imagen oscura,
y en el tibio azul claro de estas límpidas aguas
ser la nieve un temblor y algo fluido los cerros.

Visité esas orillas y ese albergue divino
que la sombra del vate eligió como tumba,
esos campos que pudo la Sibila-" mostrarle,
y el Elíseo y Cumas; y a pesar de todo eso
no está allí el corazón...

Pero existe también una estéril montaña
que no tiene ni bosques ni hontanares, con una
cumbre humilde minada por la acción de los años,
que por su propio peso día a día se inclina

y que pierde su tierra derramada en barrancos
conservando un boj seco de raíz descarnada,
con roquedos a punto de caer si los pisa
con su pata ligera algún chivo nervioso.

Con el tiempo esos restos al caer han formado
como un cerro que mengua y que va escalonándose
hasta muros que sirven de pared protectora
a unos campos avaros que ha regado el sudor;

unas cepas con brazos que no encuentran sus arces
por la tierra serpean o en la arena se arrastran,
y hay zarzales en donde el zagal de la aldea
coge un fruto olvidado que disputa a los pájaros;

allí ovejas escuálidas de las chozas vecinas
ramonean dejando entre espinos su lana.
Lugar donde la música de las aguas de estío
o el temblor del follaje que sacuden las brisas

o los himnos que entrega el ruiseñor a los aires,
no conmueven el pecho ni el oído seducen,
sino que bajo un cielo que es de bronce perpetuo
la cigarra ensordece con su grito escondido.

Hay en estos desiertos una rústica casa
que recibe tan sólo de este monte la sombra,
con paredes golpeadas por la lluvia y los vientos,
con los musgos antiguos ocultando su edad.

En su umbral pueden verse tres peldaños de piedra
y allí puso el azar de una yedra las raíces
que mezclando cien veces sus enredos de nudos
con sus brazos esconde las injurias del tiempo,

y curvando en un arco sus volutas agrestes
es el único adorno de aquel rústico porche.
Un jardín que desciende por el flanco de un cerro
muestra cara al poniente un sediento arenal.

No sujeta, la piedra que el invierno ha tiznado
es el triste jalón del recinto minúsculo.
Esa tierra que hieren las azadas exhibe
sus entrañas desnudas de la hierba y la sombra;

ni esmaltadas alfombras ni el verdor hecho bóveda,
ni un arroyo en los bosques, ni frescor ni murmullo;
solamente seis tilos que el arado olvidó,
con un poco de hierba extendida a sus pies

dan en tiempo de otoño sombra tibia y escasa,
que es más grata a la frente bajo un cielo tan duro;
árboles que en sus frondas, en mi infancia feliz,
albergaron los sueños más hermosos que tuve.

En aquellos lugares que suspiran por agua
hay un pozo en la roca que el frescor nos esconde,
y allí el viejo, después, de muy largos esfuerzos,
mientras gime descansa su urna sobre el brocal;

la era donde el mayal sobre tierra pisada
bate rítmicamente las dispersas gavillas,
y la blanca paloma y el humilde gorrión
se disputan la espiga que el rastrillo olvidó;

y esparcidas por tierra, herramientas del campo,
yugos rotos y carros que duermen bajo porches,
ejes ya sin los rayos que quebró la rodada,
y la reja inservible que embotaron los surcos.

Nada alivia la vista de su estéril prisión,
ni las cúpulas áureas de soberbias ciudades,
ni la senda de polvo, ni a lo lejos un no,
ni los blancos tejados a la luz de la aurora.

Solamente esparcidos de distancia en distancia
los refugios agrestes que los pobres habitan,
junto a sendas estrechas que dispuso el desorden,
con tejados de bálago y paredes ahumadas,

se ven donde el anciano que se sienta a la puerta,
en su cuna de juncos duerme al niño que llora.
¡Una tierra sin sombra, sin colores los cielos,
unos valles sin agua! ¡Y allí está el corazón!

Éstos son los lugares, los sagrados parajes
de los cuales el alma rememora la imagen,
y que forjan de noche mis ensueños más bellos
hechizando los ojos con antiguas visiones.

Allí cada momento, cada aspecto del monte,
cada ruido que se alza por la noche en los campos,
cada mes que retorna como un paso del tiempo,
y hace verdes o mustia esos bosques y prados,

y la luna que mengua o que crece en la sombra,
y la estrella que asciende por la oscura colina,
los rebaños del monte que la escarcha ha expulsado
y que vuelven al valle con su andar vacilante,

viento, espino florido, hierba verde o marchita,
y la reja en el surco y en los prados el agua,
todo me habla una lengua que resuena aquí dentro,
con palabras que entienden los sentidos y el alma:

resonancias, perfumes, tempestades y rayos,
y peñascos, torrentes, y esas dulces imágenes
y esos viejos recuerdos que en nosotros dormitan,
que un lugar nos conservan y devuelven más dulce.

Allí está el corazón que se vuelve a encontrar;
todo allí me recuerda, me conoce y me ama.
Allí abundan amigos en todo este horizonte,
en cada árbol releo una historia pasada

y también cada piedra tiene un nombre que es suyo;
«¿qué más da que este nombre, como Palmira o Tebas,»
no recuerde los fastos de un imperio grandioso
ni la sangre vertida a la voz de un tirano

o esos grandes que el hombre llama azotes de Dios?
El lugar cuya trama nos cautiva la mente,
que aún rebosa de fastos que no olvida nuestra alma,
me parece tan grande como el campo glorioso

que fue cuna o sepulcro de un imperio inseguro.
¡Nada es vil! ¡Nada es grande! Todo el alma lo mide.
Al nombrar una choza puede un pecho agitarse,
y sobre monumentos de los héroes y dioses
el pastor pasa y silba y desvía los ojos.

He aquí el banco rústico que servía a mi padre,
y la sala que oyó su voz fuerte y severa,
cuando aquí los pastores, en sus rejas sentados,
le contaban los surcos hechos en cada hora;

o tal vez palpitante de sus días de gloria
nos contaba la historia de los regios cadalsos;
y aún viviendo el combate en que había luchado,
al contarnos su vida la virtud enseñaba.

Y el vacío lugar en que siempre mi madre,
al suspiro más leve de su casa salía
para hacernos llevar o la lana o el pan,
y vestir la indigencia o dar vida al hambriento;

y aquí están las cabañas donde su mano amante
las heridas curaba con aceite y con miel,
y muy cerca del lecho del anciano expirante
no dejaba de abrir ese libro que da

todavía esperanza al que deja la vida,
recogiendo suspiros que eran casi estertores
y llevando hacia Dios su postrera ansiedad,
y cogiendo la mano del menor de nosotros,

a la viuda y al niño, de rodillas ante ella,
les decía enjugando de sus ojos las lágrimas:
«Os doy un poco de oro, devolvedlo en plegarias.»
Y el umbral a la sombra donde nos acunaba,

y la rama de higuera que curvaba su mano,
y el estrecho sendero que cuando las campanas
en el templo lejano atronaban el alba,
tras sus pasos subíamos al altar del Señor

con el fin de ofrecerle dos inciensos muy puros
que eran nuestra inocencia junto con nuestra dicha.
Y su voz aquí mismo, muy piadosa y solemne,
nos hablaba de un Dios que en la madre sentíamos,

señalando la espiga encerrada en su germen,
el racimo que daba su brebaje aromático,
la ternera" trocando plantas verdes en leche,
y la peña agrietada por manar de las fuentes,

y la lana de oveja que a las zarzas se roba
para así tapizar dulces nidos de pájaros,
y aquel sol siempre exacto en sus doce mansiones
repartiendo en su entorno estaciones y horas,

y esos astros nocturnos salvo a Dios incontables,
mundos que el pensamiento casi no osa escalar,
enseñaba la fe hija de agradecidos,
y hacía admirar a nuestra simple infancia

que el insecto invisible a los ojos y el astro
en los cielos tenían padre igual que nosotros.
Esos brezos y campos, esos prados y viñas
tienen muchos recuerdos y sus sombras amadas.

Aquí mismo jugaban mis hermanas, y el viento
las seguía jugando con sus rubios cabellos;
allí con los pastores en la cumbre del cerro
encendía fogatas con ramaje y espinos,

y mis ojos, pendientes de las llamas del fuego
las veían ondear horas y horas enteras.
Allí contra el furor del temible aquilón
este sauce vacío nos prestaba su tronco,

y yo oía silbar en su fronda ya muerta
brisas que aún rememora como música el alma.
Y aquí el álamo está, inclinado al abismo,
que en el tiempo de nidos nos mecía en su copa,

y el arroyo en los prados cuyas aguas dormidas
lentamente inundaban nuestras barcas de caña,
y la encina, la peña, el molino monótono,
y aquel muro que al sol, en los días de otoño,

me veía sentado, cerca de los ancianos,
contemplando el crepúsculo con atenta mirada.
Todo aún sigue en pie y en su sitio renace;
aún seguimos las huellas de mi andar por la arena;

sólo un corazón falta que lo pueda gozar.
¡Ay de mí! Que la luz disminuye y se pierde.
Como espigas en la era, dispersó la existencia
lejos de la paterna heredad a los hijos,

y a la madre también, y ese hogar tan amado
se parece a los nidos de los cuales ha huido
la veloz golondrina en los largos inviernos.
Ya la hierba que crece en las losas antiguas

borra en torno a los muros los senderos domésticos,
y la hiedra, flotando como un manto de luto,
cubre a medias la puerta y hasta invade el umbral.
Tal vez pronto... ¡Oh Dios mío, oh presagio funesto!,

tal vez pronto un extraño al que nadie conoce,
con el oro en la mano del lugar se hará dueño,
oh lugares que habitan, según nuestra memoria,
tantas sombras queridas, familiares, y entonces

todos nuestros recuerdos de las cunas y tumbas,
huirán a su voz igual que las palomas
echarán a volar de su nido en el árbol
de los bosques que el hacha abatió para siempre,

y que ya no sabrán donde van a posarse.
¡No permitas, Señor, tanto llanto y ofensa!
No toleres, Dios mío, que nuestra humilde herencia
pase de mano en mano a vil precio comprada,

como el techo de gentes que vivieron del vicio,
arruinados, o el campo que fue de unos proscritos.
Que un extraño avariento venga con paso altivo
y que pise el humilde surco que años atrás

fue también nuestra cuna sobre un campo de hierba,
a expoliar a los huérfanos, a contar sus monedas
donde sólo tenía la pobreza un tesoro,
blasfemando tu nombre aquí bajo estos pórticos

donde antaño mi madre enseñaba a la voz
de sus hijos los cánticos que exaltaban tu gloria.
Ah, prefiero cien veces que entregada a los vientos
penda roto el tejado sobre el muro decrépito;

que las flores mortuorias, los espinos, las malvas,
broten entre las ruinas de los atrios deshechos.
Que el lagarto dormido allí al sol se caliente,
que en las horas del sueño Filomela allí cante,

que el humilde gorrión y las fieles palomas
allí junten en paz bajo el ala a sus crías,
y que el ave del cielo tenga allí su nidada
donde antaño durmió la inocencia en su lecho.

Ah, si el número escrito por los altos destinos
alcanzara la edad de los blancos cabellos,
ojalá, feliz viejo, allí mengüen mis días
entre tales recuerdos de mis simples amores.

Y ojalá cuando sean los benditos tejados
y estos tristes escombros para mí solamente
todo un pueblo de sombras, ojalá pueda entonces
reencontrar en los nombres, en los mismos lugares,

tantos seres amados que los ojos no ven.
Y vosotros que acaso viviréis cuando yo
sea helada ceniza, si queréis dedicarme
algo grato al recuerdo, elevadme algún día...

Pero no, no elevéis nada que me recuerde;
sólo cerca del sitio donde duerme la humilde
esperanza de aquellos que llamamos cristianos,
en los campos cavadme ese lecho que quiero,

como el último surco donde va a germinar
otra vida. Extended sobre mí un lecho herboso
que el cordero del pueblo ramonee en primavera,
donde todos los pájaros que años ha mis hermanas

consiguieron que fueran del lugar habitantes,
aquí acudan a amar y también a cantar
en mis noches tranquilas. Y para señalar
mi lugar de reposo, que despeñen rodando

de las altas montañas un fragmento de roca;
sobre todo que no haya un cincel que lo talle
ni que borre ese musgo de los días antiguos
que oscurece su cara, y que al paso de inviernos,

incrustado en la piedra, dé en sus letras vivientes
una fecha a sus años; y que no haya ni cifras
ni mi nombre grabado en tal página agreste.
Ante la eternidad toda edad se confunde,

y Aquel que con su voz a los muertos despierta,
aunque falte mi nombre sé que no va a olvidarme.
Allí bajo mis cielos, al pie de las colinas
que cubrieron antaño con sus sombras mi cuna,

junto al suelo natal, junto al aire y al sol,
con un sueño muy leve esperaré el despertar.
Mi ceniza mezclada con la tierra que me ama
volverá a tener vida incluso antes que el alma,

será verde en los prados y color en las flores,
en las noches de estío beberá los perfumes
y los llantos del aire; y al llegar de aquel día
que no tiene crepúsculo la primera centella

que podrá despertarme a la aurora sin fin,
cuando se abran los ojos volveré a ver lugares
que en mi vida adoré y que vi tantas veces,
nuestra aldea y sus piedras con el fiel campanario,

la montaña y el cauce seco de este torrente,
y los campos resecos; y juntando ante mí
con la nueva mirada tantos seres queridos,
cuya sombra dormía aquí cerca entre escombros,

mis hermanas, un padre y una madre que es alma,
no dejando cenizas que conserve la tierra,
igual que el viajero desembarca y dirige
al navío miradas en las que hay gratitud,

nuestras voces dirán al unísono entonces
a todo este lugar que rebosa delicias
nuestro único adiós ya sin mezcla de lágrimas.


Alphonse de Lamartine


En ninguno puede haber vicio, sino en el que puede haber virtud.


Séneca




Todo lo que estimula nuestra vida, trayéndonos calor, frío, tristezas, es breve y es saludable. ¡Sopórtalo, entonces, como lo hace el sabio!


Mahabharata


Las mujeres son muy útiles, sobre todo por la noche y, con frecuencia, durante el día.


Groucho Marx


La ambición es un vicio, pero puede ser madre de la virtud.


Marco Aurelio


La rapidez que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa.


Gregorio Marañón


La sangre se hereda, el vicio se apega.


Mateo Alemán


Vicio grande en el deudor hacer de su acreedor ofensa.


Séneca


Menos camino hay de la virtud al vicio, que de los vicios a la virtud.


Séneca


Me avergüenzo de esos filósofos que no quieren desterrar ningún vicio si no está castigado por el juez.


Cicerón


La razón no vence por sí a cada vicio, mas juntamente a todos.


Séneca


Si todos los años extirparamos un solo vicio, pronto llegaríamos a ser hombres perfectos.


Thomas De Kempis


El conocimiento del vicio es principio de virtud.


Séneca


El ateísmo es el vicio de unas pocas personas inteligentes.


Voltaire


Cada uno muere de su vicio.


Refrán




Ningún vicio hay que no tenga disculpa alguna.


Séneca


Virtud da la vida, y el vicio la quita.


Refrán


Contra el vicio de pedir hay la virtud de no dar.


Refrán


Por el vicio ajeno enmienda el sabio el suyo.


Séneca


El ocio es un vicio que arrastra consigo a muchos otros vicios.


Don Bosco


El vicio rara vez se insinuó oponiéndose a la honradez; casi siempre toma el disfraz de ésta.


Jean-Jacques Rousseau


En algunos la castidad es una virtud, en muchos es casi un vicio.


Friedrich Nietzsche


La virtud no consiste en abstenerse del vicio, sino en no desearlo.


George Bernard Shaw


No conozco mayor enemigo del hombre que el que es amigo de todo el mundo.


Jean-Jacques Rousseau


Todo lo que se desarrolla comienza por ser pequeño. Es al alimentarse gradualmente como, con constantes progresos, llega a hacerse grande.


Ruy Perez Tamayo


Cuidado con la tristeza. Es un vicio.


Gustave Flaubert


En la boca del viejo todo lo bueno fue, y todo lo malo es.


Baltasar Gracián


El dinero no lo es todo... a veces, ni siquiera es suficiente.




Nada ocurre porque si. Todo en la vida es una sucesión de hechos que, bajo la lupa del análisis, responden perfectamente a causa y efecto.


Richard Feynman