Fuiste como un cáncer que ya un lejano día se instaló, no sé cuándo, ni cómo, ni por qué, en un rincón perdido de mi cuerpo, y allí te dedicaste a crecer, sin pausa ni medida, sin lógica apa...
El desierto no tiene moral. Por eso, nada de lo que te ha enseñado la sociedad te sirve cuando te enfrentas a él.
Un escritor no debe hablar sino escribir; el lector lee lo que ha escrito y punto; lo que ni has puesto en el libro no vale la pena decirlo de palabra.
En la antigüedad los sabios conducían a los tontos por los senderos de la paz. Ahora, los tontos arreaban a bastonazos a los sabios hacia el abismo de la guerra.