La felicidad es como los encefalogramas: se trata de exponerse a estar muy bajo para llegar más tarde al pico. El que apueste por la meseta nunca lo consigue.
Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, ¿sabes? Pero hay que ser todavía más valiente para aceptarla.
Fue en aquel momento, a pesar de lo extravagante de la situación, cuando mi amor por Pablo dejó de ser una cosa vaga y cómoda, fue entonces cuando comencé a tener esperanzas, y a sufrir. Sus palab...
He vivido casi medio siglo, he pasado por tragos mucho peores, y he aprendido que sólo cuentan dos cosas. Una, y esto es lo más importante ?se inclinó hacia delante y tomó mis manos para apretarla...
Es de los demás de los que hay que tener miedo, de los que te dejan adivinar hacia qué lado están mirando. Ésos son los que siempre miran en la dirección contraria a la que tú te imaginas.
Como es verdad que, al final de la segunda guerra mundial, los aliados volvieron a traicionar de una manera vergonzosa, por segunda y definitiva vez, a la democracia española en general y, en particu...
si fuera más joven no estaría tan preocupada, porque para crisis, las que he tenido que chuparme yo, hijo mío. Pero nosotros podíamos, nosotros éramos fuertes, estábamos acostumbrados a sufrir, ...
Quiero que me prometas algo ?su voz se había vuelto repentinamente grave.
Asentí con la cabeza?.
?Quiero que me prometas que, pase lo que pase, recordarás siempre dos cosas. Dime que ...