La desconfianza es la madre de la seguridad.
Los hombres sabios aprenden mucho de sus enemigos.
Educar a los hombres no es como llenar un vaso, es como encender un fuego.
Lo único en el mundo peor que una mujer es otra.
El hombre, aunque tenga los cabellos grises, siempre puede conseguir una esposa; pero la mujer dispone de corto tiempo.
¡Quieran los dioses que cada uno desempeñe el oficio que conoce!
Permitidle a cada humano el practicar el arte que domina.
El guiar al pueblo no es cosa de un hombre culto ni de buenos principios, sino de un ignorante y bellaco" (Los caballeros, 424 aC)
Aún de un enemigo puede el humano aprender sabiduría.