Las olas del corazón no estallarían en tan bellas espumas ni se convertirían en espíritu si no chocaran con el destino,esa vieja roca muda.
No hay nada que pueda crecer y perecer tan profundamente como el hombre.
Allí donde está el dolor, está también lo que lo salva.
El lenguaje es el bien más precioso y a la vez el más peligroso que se ha dado al hombre.
El hombre es un dios cuando sueña; un pordiosero cuando reflexiona.