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El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos.
En los ojos del joven arde la llama. En los del viejo, brilla la luz.
Cuando era más joven podía recordar todo, hubiera sucedido o no.
La juventud es la edad de los sacrificios desinteresados, de la ausencia de egoísmo, de los excesos superfluos.
El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza.
Se tiene la edad que se quiere tener, y también la edad del dinero que se tiene.
El presente es la viviente suma total del pasado.
Si no piensas en tu porvenir, no lo tendrás.
Si no quieres repetir el pasado, estúdialo.
El tic tac de los relojes parece un ratón que roe el tiempo.
La única función del tiempo es consumirse: arde sin dejar cenizas.
Que ni una palabra ni una mirada obscena manchen la casa en donde haya un niño.
El que no es bello a los veinte, ni fuerte a los treinta, ni rico a los cuarenta, ni sabio a los cincuenta, nunca será ni bello, ni fuerte, ni rico, ni sabio.
La vejez no mejora el corazón: lo endurece.
La vida humana representa, la mayor parte de las veces, una ecuación entre el pasado y el futuro.
A los viejos les gusta dar buenos consejos, para consolarse de no poder dar malos ejemplos.
No hay presente: todos los caminos son recuerdos o preguntas.
Lo que pongas en los primeros años de tu vida quedará en ella hasta más allá de la muerte.
No comprimas con mucha fuerza y vigor la mano de un niño tierno.
Los jóvenes de hoy no parecen tener respeto alguno por el pasado ni esperanza ninguna para lo porvenir .
El tiempo es el mejor antologista, o el único, tal vez.
El futuro está oculto detrás de los hombres que lo hacen.
Un buen remedio contra la enfermedad del yuppie: invierte más tiempo en tu trabajo que trabajo en tu tiempo.
El tiempo no es sino la corriente en la que estoy pescando.
Es preferible ser viejo menos tiempo que serlo antes de la vejez.
Sin el tiempo, esa invención de Satanás, el mundo perdería la angustia de la espera y el consuelo de la esperanza.
Un cura joven hace los mejores sermones.
Mañana es solo un adverbio de tiempo.
Muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta.
El tiempo descubre la verdad.
Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá.
Los viejos lo creen todo; los adultos todo lo sospechan; mientras que los jóvenes todo lo saben.
El anciano es un hombre que ya ha comido y observa cómo comen los demás.
Si quieres ser viejo mucho tiempo, hazte viejo pronto.
Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar.
Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.
Cuanto más felices son los tiempos más pronto pasan.
El ardimiento juvenil en sus comienzos es fogoso, pero languidece fácilmente y no dura; es el humo de una fogata liviana.
La juventud es inmoderada en sus deseos.
El mejor olor, el del pan; el mejor sabor, el de la sal; el mejor amor, el de los niños.