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Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.
Algunas personas son tan falsas que ya no son conscientes de que piensan justamente lo contrario de lo que dicen.
Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios.
Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescin...
No se sale adelante celebrando éxitos sino superando fracasos.
La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.
Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tu compañía!
Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan solo encantadora o aburrida.
La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.
Cuatro cosas hay que nunca vuelven más: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una ocasión desaprovechada.
El zapato que va bien a una persona es estrecho para otra: no hay receta de la vida que vaya bien para todos.
La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo.
La timidez es una condición ajena al corazón, una categoría, una dimensión que desemboca en la soledad.
La traición la emplean únicamente aquellos que no han llegado a comprender el gran tesoro que se posee siendo dueño de una conciencia honrada y pura.
El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia.
Sonríe aunque solo sea una sonrisa triste, porque más triste que la sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír.
Para todo problema humano hay siempre una solución fácil, clara, plausible y equivocada.
Perseverar en el cumplimiento del deber y guardar silencio es la mejor respuesta a la calumnia.
El delito de los que nos engañan no está en el engaño, sino en que ya no nos dejan soñar que no nos engañarán nunca.
Lo que se hace con precipitación nunca se hace bien; obrar siempre con tranquilidad y calma.
La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo.
La reflexión calmada y tranquila desenreda todos los nudos.
Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.
Pocos hombres tienen la fuerza de carácter suficiente para alegrase del éxito de un amigo sin sentir cierta envidia.
Tratar de olvidar a alguien es querer recordarlo para siempre.
La primera vez que me engañes la culpa será tuya; la segunda vez, la culpa será mía.
La lucha siempre merece la pena si el fin vale la pena y los medios son honestos.
Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía.
La magia es un puente que te permite ir del mundo visible hacia el invisible. Y aprender las lecciones de ambos mundos.
En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle.
Sepan que olvidar lo malo también es tener memoria.
Con ciertas personas vale más ser traicionado que desconfiar.
No camines delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina junto a mí y sé mi amigo.
Meter mucho ruido a propósito de una ofensa recibida no disminuye el dolor, sino que acrecienta la vergüenza.
La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.
Si nosotros somos tan dados a juzgar a los demás, es debido a que temblamos por nosotros mismos.
Una de las ventajas de las buenas acciones es la de elevar el alma y disponerla a hacer otras mejores.
Las personas no son ridículas sino cuando quieren parecer o ser lo que no son.
No hay mayor dolor que recordar los tiempos felices desde la miseria.
Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.