Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación.
Cuatro cosas hay que nunca vuelven más: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una ocasión desaprovechada.
Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.
Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría.
La humildad es el hilo con el que se encadena la gloria.
La primera vez que me engañes la culpa será tuya; la segunda vez, la culpa será mía.
Castiga a los que te envidian haciéndoles el bien.
La sabiduría es como una mujer legítima, no permite otra mujer en su casa.
El hombre que sabe y sabe lo que sabe, es un sabio, ¡síguelo!. El hombre que no sabe y sabe que no sabe, es simple, ¡enséñale!. El hombre que sabe y no sabe que sabe, está dormido, ¡despiértal...
Solo triunfa en la lucha por la vida aquél que tiene la paciencia en sus buenos propósitos e intenciones.
El amor está oculto como el fuego en la piedra.
Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas.
La crueldad es la fuerza de los cobardes.
No abras los labios si no estás seguro de lo que vas a decir, es más hermoso el silencio.
No hables si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio.
Un caballero no puede pegarle a una mujer ni siquiera con una flor.
Los oídos no sirven de nada a un cerebro ciego.
La verdadera mezquita es la que se construye en el fondo del alma.
Si tienes un amigo, visítalo con frecuencia pues las malas hierbas y las espinas invaden el camino por donde nadie pasa.
Toma consejo de uno que sea superior a ti y de otro que sea inferior a ti y luego forma tu opinión.