Los oídos no sirven de nada a un cerebro ciego.
Proverbio árabe
La oración es el encuentro de la sed de dios y de la sed del hombre.
Deja llenarme de tu desnudez para vestirme por dentro.
Quién lo diría, los débiles de veras nunca se rinden
Es tan fea la envidia que siempre anda por el mundo disfrazada, y nunca más odiosa que cuando pretende disfrazarse de justicia.