La oración es el encuentro de la sed de dios y de la sed del hombre.
San Agustín
Deja llenarme de tu desnudez para vestirme por dentro.
Quién lo diría, los débiles de veras nunca se rinden
Es tan fea la envidia que siempre anda por el mundo disfrazada, y nunca más odiosa que cuando pretende disfrazarse de justicia.
En la pelea, se conoce al soldado; solo en la victoria, se conoce al caballero.