Marlo Morgan: Literalmente nos habían despo...


Literalmente nos habían despojado de todo cuanto llevábamos excepto de los trapos con que nos cubríamos el cuerpo. Los pequeños regalos recibidos, que me hubiera llevado a los Estados Unidos y legado a mis nietos, habían sido destruidos. Tenía ante mi una elección: reaccionar con lamentaciones o con resignación. ¿Era un intercambio justo, mis únicas posesiones materiales a cambio de una lección inmediata sobre el desapego? Me dijeron que probablemente me hubieran permitido conservar los recuerdos barridos por el agua pero que, por la energía de la Divina Unidad, al parecer seguía otorgándoles demasiada importancia. ¿Había aprendido por fin a valorar la experiencia y no el objeto?

Marlo Morgan


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