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Arena del desierto

Arena del desierto. Encuentra docenas de arena del desierto con fotos para copiar y compartir.


Las reglas de los Juegos del Hambre son sencillas: en castigo por la rebelión, cada uno de los doce distritos debe entregar a un chico y una chica, llamados tributos, para que participen. Los veinticuatro tributos se encierran en una enorme arena al aire libre en la que puede haber cualquier cosa, desde un desierto abrasador hasta un páramo helado. Una vez dentro, los competidores tienen que luchar a muerte durante un periodo de varias semanas; el que quede vivo, gana.


Suzanne Collins


Que la vida es inmortal mientras se vive, mientras se está con vida. Que la inmortalidad no es una cuestión de más o menos tiempo, que no es una cuestión de inmortalidad, que es una cuestión de otra cosa que permanece ignorada. Que es tan falso decir que carece de principio y de fin como decir que empieza y termina en la vida del alma desde el momento en que participa del alma y de la prosecución del viento. Mirad las arenas muertas del desierto, el cuerpo muerto de los niños: la inmortalidad no pasa por ahí, se detiene y los esquiva.


Marguerite Duras




Unidos Por La Luz

Bajo una misma luz
están nuestras cabezas.

Tu corazón y el mío
cantan sobre las piedras
cuando la noche oculta
los rugidos de fieras.

¿Tu corazón y el mío eran solo de arena?

Por el desierto arrastran los camellos sus penas
y llevan en sus ojos oasis de palmeras.

¿Tú corazón y el mío
eran solo de arena?

Por el desierto arrastran
los camellos sus penas
y llevan en sus ojos
oasis de palmeras.

¿Tu corazón y el mío
eran solo de arena?

Nuestras sombras unidas
florecen en la tierra.


José María Hinojosa


Desierto Sájara

Sí. Yo tuve un mar sobre mi arena.
Un mar grande sin límites, compacto.
La tierra de oro que abrasa soledades
estuvo henchida augusta del mar que ya no soy.

Picaban gaviotas mi cuerpo remeciente,
movíanse las naves arriba de mis olas.
Pues yo era el mar que hervía sobre la arena rubia,
la arena saturada que hoy clama por su agua.

¡Oh el mar aquí fantasma, el mar que finge el viento,
desmelenando dunas, al aventar mi arena!
¡Ay mar del agua espesa, la que corpórea y dura
ansían caminantes de mi desierto blando!

¿Qué arcángeles de fuego evaporar pudieron
tanto mar que hube, llevándolo a un abismo?
Es mi arena abrasada la más sedienta boca
que clama por un agua que le bebieron dioses.

Los hombres me caminan, soñándome poblado
de aquel mar que fue mío, el mar sobre el desierto.
Yo les mullo mi carne, les recibe mi arena
y se quejan de sed junto a mi sede sin huelgo.

¡Ay mar de mi génesis, el mar que me escurrieron
a una zanja de llamas: cuánto pesa la arena!


Carmen Conde


Lo bello del desierto es que en algún lugar esconde un pozo.


Antoine de Saint-Exupéry


Cada uno somos un desierto.


François Mauriac




Me dejaron de pronto en medio de un desierto poblada de signos invisibles.


Delia Quiñonez


El que no quiera vivir sino entre justos, viva en el desierto.


Séneca


Dios creó el desierto para que el hombre pudiera sonreir al ver las palmeras.


Paulo Coelho




Sin la amistad, el mundo es un desierto.


Sir Francis Bacon


Casida Del Sediento

Arena del desierto
soy, desierto de sed.
Oasis es tu boca
donde no he de beber.

Boca: Oasis abierto
a todas las arenas del desierto.

Húmedo punto en medio
de un mundo abrasador
el de tu cuerpo, el tuyo,
que nunca es de los dos.

Cuerpo: pozo cerrado
a quien la sed y el sol han calcinado.


Miguel Hernández


La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio.


Proverbio Persa


Y Después Fue El Olvido...

(Ante la casa de don Francisco de Quevedo)

Y después fue el olvido. Fue la espiga
mártir del sol, esclava de la avena.
Fue enterrada en el polvo la azucena,
mancillada su casa por la ortiga.

Después fue ya el olvido -No castiga
la muerte más que aquello que condena
a ser sombra-. La miel de la colmena
se hizo veneno, pócima enemiga.

Todo lo que pujaba como un canto,
como un himno glorioso, fue transido
de soledad, de arena de desierto.

Y aquello que fue vida sintió espanto
de ser humo. Después vino este olvido
a decirme que el suefio estaba muerto.


Ángel García López




Normalmente siguen la vida sin pensar, miran siempre adelante. Quizá sea tiempo de despertar y mirar el coche que sigue en la ruta.
Normalmente en un instante ya antes determinado, caen al suelo, sienten tocar sus manos, la arena del desierto, o el viento que bajó la más alta montaña, o hasta sienten tocar sus dedos, la luz y el calor del fuego que se encendió en el oscuro… Suelen solo sentir.
Normalmente miran detrás del cerro, y suelen ver apenas una gran ciudad y el niño que buscando qué comer, cruza la avenida, llena de gente atrasada para el trabajo o la escuela.
Normalmente ven la planta en un desierto y luego la cogen, olvidan que era casi imposible encontrarla allí. Hacen lo que pega. Hacen lo que quieren. Y por más que piensen mucho en que hacer y como hacer, pasan un largo tiempo cuidándola. Pero por más que la cuides, siempre va a pasar algo, o una hormiga, o una lluvia.


Maria José del Sol


Miren, traidores y contemplen, asómbrense y quédense alelados, porque yo voy a realizar en su época una hazaña tan extraordinaria, que si no se la hubieran contado no la creerían. Pues yo soy quien empuja a los caldeos, pueblo terrible y arrollador, que recorre enormes distancias para apoderarse de países ajenos. Sus caballos son más rápidos que las panteras, más veloces que los lobos de la estepa; sus jinetes galopan y vienen desde lejos, vuelan como el águila que se precipita sobre su presa. Cuando se lanzan todos al asalto, sus caras están ardientes como el viento del desierto, amontonan los cautivos como arena. Ese pueblo se burla de los reyes, se ríe de los soberanos; no le importan las ciudades fortificadas, pues levanta terraplenes y se apodera de ellas. ¡Y así pasa y se va como el viento...! ¡Su fuerza es su Dios!


Sagradas Escrituras


Si usted pone el gobierno federal a cargo del desierto del Sáhara, en 5 años que habría una escasez de arena.


Milton Friedman


La Guía del autoestopista galáctico tiene varias cosas que decir respecto a las toallas. Dice que una toalla es el objeto de mayor utilidad que puede poseer un autoestopista interestelar. En parte, tiene un gran valor práctico: uno puede envolverse en ella para calentarse mientras viaja por las lunas frías de jaglan Beta; se puede tumbar uno en ella en las refulgentes playas de arena marmórea de Santraginus V, mientras aspira los vapores del mar embriagador; se puede uno tapar con ella mientras duerme bajo las estrellas que arrojan un brillo tan purpúreo sobre el desierto de Kakrafun; se puede usar como vela en una balsa diminuta para navegar por el profundo y lento río Moth; mojada, se puede emplear en la lucha cuerpo a cuerpo; envuelta alrededor de la cabeza, sirve para protegerse de las emanaciones nocivas o para evitar la mirada de la Voraz Bestia Bugblatter de Traal (animal sorprendentemente estúpido, supone que si uno no puede verlo, él tampoco lo ve a uno; es tonto como un cepillo, pero voraz, muy voraz); se puede agitar la toalla en situaciones de peligro como señal de emergencia, y, por supuesto, se puede secar uno con ella si es que aún está lo suficientemente limpia.


Douglas Adams


Una multitud es como un vasto desierto de hombres.


René de Chateaubriand


Buscar el yo en el poderío del oro es edificar sobre arena.


Henrik Johan Ibsen


Soy agua que arrasa los caminos, turbulencia de duna en el desierto.


Lina Zerón


La omnipotencia ha hecho del león un animal del desierto.


Valeriu Butulescu


Escribe en la arena las faltas de tu amigo.


Pitágoras


Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua.


Antoine de Saint-Exupéry


La vida está compuesta de insignificancias; el año de instantes y las montañas de granos de arena. Por lo tanto no subestimes nada, por pequeño que te parezca.


Lin Yutang


El desierto no tiene moral. Por eso, nada de lo que te ha enseñado la sociedad te sirve cuando te enfrentas a él.


Alberto Vázquez-Figueroa


Dígame si no es hermoso, compañera, demostrar que muchos granos de arena pueden contener al mar.


Ángel Parra




A la rapiña, el asesinato y el robo los llaman por mal nombre gobernar y dónde crean un desierto, lo llaman paz


Tácito


Donde no está el hombre, la naturaleza es un desierto.


William Blake


Es solo un trabajo. La hierba crece, los pájaros vuelan, las olas golpean la arena. Yo golpeo a la gente.


Muhammad Alí


Que un hombre se levantó y dijo: He aquí, ésta es la verdad, y al instante percibo un gato de arena hurtando un trozo de pescado en el fondo. Mira, te has olvidado el gato, digo yo.


Virginia Woolf


A orillas del amor, del mar, de la mañana, en la arena caliente, temblante de blancura, cada uno es un fruto madurando su muerte.


Idea Vilariño


¿Cuántos caminos tiene que andar un hombre antes de que le llaméis hombre? ¿Cuántos mares tiene que surcar la paloma blanca antes de poder descansar en la arena?


Bob Dylan


Hemos construido catedrales inmovibles en la arena.


André Gide


La desgracia crea en ciertas almas un vasto desierto en el que resuena la voz de Dios.


Honoré de Balzac


Fue a la vera del mar, a medianoche. Supe que estaba Dios, y que la arena y tú y el mar y yo y la luna éramos Dios. Y lo adoré


Antonio Gala


Ni el libro ni la arena tienen ni principio ni fin.


Jorge Luis Borges


Ríos, montes y bosques, soledades amadas, solo un ser está ausente y todo es un desierto.


Alphonse de Lamartine


Ella dice que deberían llegar a vivir como lo hacen, con el cuerpo cansado en un desierto; en el espíritu, el recuerdo de un solo beso, de una sola palabra, de una sola mirada para todo un amor


Marguerite Duras


Lo que da belleza al desierto es que esconde un pozo de agua en alguna parte.


Antoine de Saint-Exupéry


No sé si se entenderá el término caer por su propio peso; imaginen una estatua hecha de mierda que se hunde lentamente en el desierto: bueno, eso es caer por su propio peso.


Roberto Bolaño